Quienes el 31 de diciembre, en una iglesia u oratorio, se unan al canto solemne del Te Deum, en acción de gracias al Señor por los beneficios recibidos durante el año civil que concluye, y el 1° de enero, al del Veni Creator, solicitando el auxilio divino para el que comienza, pueden obtener una indulgencia plenaria, con las condiciones acostumbradas. (Enchiridion indulgentiarum, concessio 26. 1. 1, 2).
Formulario de Misa: ver aquí.
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Para cuando esta solemnidad (y la de Navidad) ocurren en sábado, domingo o lunes, consultar aquí y aquí.
Introducción
(Lo que está entre paréntesis, por razones de brevedad, puede omitirse).
Hermanos, en la celebración de hoy convergen diversas temáticas que, a lo largo de los tiempos, han ido enriqueciendo la liturgia de este día, a la vez que consolidando su forma actual:
Es la Octava de Navidad. De hecho, el gran misterio del Nacimiento de Cristo, por su relevancia en la historia de la salvación, se celebra jubilosamente durante ocho días como si fuera un único “gran día” (1). Luego, aunque con carácter menos festivo, se prolonga durante casi dos semanas más, en lo que la liturgia llama el "Tiempo de Navidad", que se extiende hasta la Fiesta del Bautismo del Señor, inclusive (2).
Una antigua tradición de la Iglesia, reserva este día para honrar a María como Madre de Dios (es el título de la solemnidad de hoy, día en que también fue circuncidado Jesús y en que se Le impuso su santísimo Nombre). El Eterno Padre ha cultivado en el jardín de toda virtud a una Rosa escogida, María, la más bella de la creación, la cual ofrece a la humanidad el Fruto precioso de su seno virginal, Jesucristo, Salvador del mundo.
También se celebra hoy la Jornada Mundial de la paz, instituida por san Pablo VI, con el objetivo de pedir a Dios “el primer bien al que aspira y por el que debe trabajar toda la humanidad” (3).
(Aquí se puede aludir brevemente al lema y al Mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Paz del año en curso).
(Aquí se puede aludir brevemente al lema y al Mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Paz del año en curso).
(El Papa Emérito Benedicto XVI, al referirse a la liturgia de este día, habla de “la riqueza y la belleza de sus coincidencias” Y afirma: “…el inicio del año civil se encuentra con el culmen de la Octava de Navidad, en el que se celebra la Maternidad Divina de María, y el encuentro de ambos, tiene una feliz síntesis en la Jornada Mundial de la paz” (4)).
Como podemos apreciar, la Iglesia nos ofrece la posibilidad de “cristianizar” el comienzo del año civil, y de hacer votos para que en él contemos con la gracia y la paz de Jesucristo, y con la inapreciable protección de su Santísima Madre, que es también Madre nuestra. Imitemos pues, la fe y la actiud orante de ella, y unámonos a la gran Ofrenda del Cordero que llevó en su seno inmaculado.
Acto penitencial (liturgia papal, 1°/1/24):
En medio de la alegría de las festividades natalicias, dirijamos hoy la mirada a la que es "Bendita entre las mujeres" a causa del Fruto también bendito de su seno. La Santa Madre de Dios, que custodiaba y meditaba en su Corazón las maravillas del Amor divino, nos enseñe a celebrar dignamente los sagrados Misterios.
Con este espíritu, reconozcámonos pecadores, invoquemos la misericordia del Señor y perdonémonos unos a otros desde lo profundo del corazón.
Gloria in excelsis
Gloria in excelsis
Hermanos, con los cristianos de todos los tiempos, “…confesamos a la Santa Virgen como Madre de Dios, por haberse encarnado y hecho hombre en ella el Verbo de Dios…” (5). Y ésta, nuestra confesión, se hace alabanza al único Dios, excelso y soberano.
(Al comienzo de la Misa nos hemos referido al múltiple matiz festivo de la liturgia de hoy. Apreciémoslo a la luz de las lecturas prescriptas para esta solemnidad).
Primera lectura: Núm. 6, 22-27
La primera lectura nos asegura que la Bendición del Señor viene siempre acompañada del don de la paz celestial, que pedimos de modo particular en esta Jornada Mundial.
O bien:
Según la antigua tradición judía, el Nombre sagrado del Señor se invoca tres veces sobre los fieles, como auspicio de gracia y de paz (6).
Salmo: 67 (66), 2-3. 5-6. 8
El Salmo retoma el tópico de la Bendición divina, presentándola como consecuencia de “la misericordia que el Señor tiene de nosotros” (7). (Nos invita, además, a que nuestra respuesta sea un cántico de gratitud y alabanza a Dios, Juez Justo que gobierna sobre todas las naciones) (8).
Segunda lectura: Gál. 4, 4-7
Por ser Hijo del Altísimo, Jesús es Dios como su Padre. Por haber “nacido de mujer” (9), es hombre como nosotros. Y la Virgen que Lo engendró, ciertamente puede y debe ser llamada “Madre de Dios” (pues doble es la naturaleza de Jesús, divina y humana, pero Él es una sola Persona).
Evangelio: Lc. 2, 16-21
“Al cumplirse los ocho días” (10). Esta expresión, alude al día en que, de acuerdo con la Ley de Moisés, el Señor es circuncidado y recibe el Nombre de Jesús, integrándose oficialmente al pueblo de Israel.
Oración de los fieles
Los títulos marianos usados a partir de ahora y destacados en cursiva, están tomados de la liturgia etíope:
R. Padre, escúchanos; María ora con nosotros
-Por la fecundidad de la labor misionera de la Iglesia y por las intenciones de nuestro amado Papa N, oremos con María, Lámpara del universo…
-Por los “amigos de la paz”, (como llama san Pablo VI a quienes trabajan por ella), oremos con María, que es ella misma Doctrina de paz…
-Por las madres que albergan en su seno el fruto de la vida humana, don sagrado de Dios, oremos con María, Templo perpetuo…
-Por los que han dejado este mundo, oremos con María, Puerta del Paraíso…
-Por nosotros, al comenzar el nuevo año civil, oremos con María, Reina del amor…
O bien, más breve: (del formulario de la Misa de Apertura de la Puerta Santa de la Basílica de Santa María la Mayor, presidida por el Papa Francisco el 1° de enero de 2016, con motivo del Jubileo de la Misericordia)
Hermanos queridos, por intercesión de María, Madre de la Misericordia, oremos a Jesús, nuestra Paz, que es la Puerta que nos introduce en la Misericordia del Padre:
R. Kyrie eleison
-Santifica a la Iglesia en la verdad y la caridad. R.
-Conduce la historia en la justicia y la paz. R.
-Da a los gobernantes sabiduría y discernimiento. R.
-Libera a cuantos son prisioneros del odio y del pecado. R.
-Suscita nuevos misioneros del Evangelio y del perdón. R.
-Reaviva en las familias el amor y la fidelidad. R.
-Guía a los jóvenes al don de sí y a la santidad. R.
-Inclínate hacia los pobres con ternura y providencia. R.
-Acoge a nuestros difuntos en tu Reino de luz y gloria. R.
Oración conclusiva
"Señor Jesús, Príncipe de la paz y Fuente de misericordia, custodia nuestros días y cólmalos de tu presencia. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén".
O bien: (de la Santa Misa de la solemnidad de la Maternidad Divina de María, presidida por el Papa Francisco en la Basílica Vaticana, el 1° de enero de 2016)
Hermanos, en el transcurso de los siglos, tenemos la certeza de la proximidad misericordiosa de Dios. A Él, pues, confiados, Le presentamos nuestras súplicas:
R. Escúchanos, Señor.
-Oremos por la Santa Iglesia de Dios.
+El Verbo de Dios hecho carne en el seno de María la custodie en la verdadera fe, la edifique en la caridad, y haga de ella instrumento eficaz de santidad y de gracia. R.
-Oremos por la paz entre los pueblos.
+El Príncipe de la paz confunda los proyectos de guerra, rompa los planes de odio y bendiga los esfuerzos de los hombres de buena voluntad. R.
-Oremos por los cristianos perseguidos.
+El Testigo veraz del amor del Padre reavive su fe, los sostenga en la hora de la prueba, y convierta el corazón de los persecutores. R.
-Oremos por las vocaciones sacerdotales.
+El Sumo y Eterno Sacerdote de los bienes futuros, disponga el corazón de los niños y de los jóvenes para dar la vida por la salvación de los hermanos. R.
-Oremos por los hermanos que peregrinan a los lugares sagrados vinculados a nuestra fe.
+El Niño de Belén que nos ha visitado en una nueva Navidad los guíe en la búsqueda del Rostro de Dios, y transfigure con el perdón la vida de ellos. R.
Oración conclusiva
"Oh, Padre, admirados por las maravillas que has hecho en María y en nosotros, debido a su Divina Maternidad, te pedimos que hoy renueves los beneficios de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".
O bien: (de la Santa Misa de la solemnidad de la Maternidad Divina de María, presidida por el Papa Francisco en la Basílica Vaticana, el 1° de enero de 2019)
En el paso del tiempo y de la historia, presentamos al Señor las necesidades de toda la humanidad y confiamos en su amor paternal.
- Oremos por la Santa Iglesia de Dios.
+Que el Padre de la gracia, siempre nutra a la Iglesia con los sacramentos, la haga Madre fecunda de numerosos hijos y la libre de los ataques del Maligno. R.
-Oremos por los gobernantes.
+Que el Señor de la historia haga resplandecer ante ellos la verdad, los haga valientes en la búsqueda de la paz y los sostenga en la lucha contra la codicia y el egoísmo. R.
-Oremos por todos los padres.
+El Padre de Jesucristo done a las mamás la dócil obediencia de María Virgen, a los papás la dulce fortaleza de san José, y a todos la alegría de ver crecer a los hijos en la santidad. R.
-Oremos por las personas consagradas.
+Que el Santo Omnipotente plasme sus vidas con la fuerza del Espíritu Santo, les dé una mirada contemplativa y los oriente hacia la auténtica caridad. R.
-Oremos por las personas solas y angustiadas.
+Que el Padre de todo consuelo les conceda la alegría de conocer a Jesús, de experimentar su tierna compañía y de esforzarse por vivir en perfecta comunión de amor con Él. R.
Oración conclusiva
"Oh, Padre, que en la Divina Maternidad de María, has dado al mundo la Vida nueva, haznos verdaderos hijos tuyos, para que crezcamos a imagen de Jesús, tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén."
O bien: (de la Santa Misa de la solemnidad de la Maternidad Divina de María, presidida por el Papa Francisco en la Basílica Vaticana, el 1° de enero de 2020)
Queridos hermanos, ensalcemos la Divina Maternidad de María, y por su intercesión, dirijamos al Padre nuestra plegaria filial:
R. Te rogamos, óyenos.
-Oremos por el Sumo Pontífice y por todos los obispos.
+Señor, por intercesión de María, Reina de los apóstoles, ilumina, sostén y santifica al Papa y a los obispos: que guíen a sus hermanos con fe cierta y caridad heroica. R.
-Oremos por los gobernantes.
+Señor, por intercesión de María, Reina de la paz, extingue las guerras y desbarata las tramas de odio: que gobernantes y pueblos experimenten la justicia y la fraternidad. R.
-Oremos por las madres.
+Señor, por intercesión de María, Madre de Dios, bendice y consuela a toda mamá: que la vida que ha engendrado resplandezca con tu luz. R.
-Oremos por los pecadores e incrédulos.
+Señor, por intercesión de María, Refugio de los pecadores, reconduce a la perfecta comunión contigo a todos tus hijos dispersos: que todo hombre experimente la belleza de tu perdón. R.
-Oremos por las personas consagradas.
+Señor, por intercesión de María, la "Toda bella", reviste de santidad a las personas consagradas: que su vida sea un llamado universal a la alegría del Evangelio. R.
Oración conclusiva
"Padre, en María, que ha dado al mundo a Jesús, has hecho resplandecer el poder de tu gracia; acoge nuestra oración y haznos partícipes de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".
O bien: (de la Santa Misa de la solemnidad de la Maternidad Divina de María, presidida por el Papa Francisco en la Basílica Vaticana, el 1° de enero de 2023):
En la celebración de la Divina Maternidad de María, ascienda nuestra súplica confiada al Dios de la paz, que mediante la acción fecunda de su Santo Espíritu, colma el universo de su Amor misericordioso:
R. Te rogamos, óyenos
-Acuérdate, Señor, de la Iglesia: llena del Espíritu Santo y bajo el ejemplo de María, sea dócil en la escucha de la Palabra y alegre en anunciarla al mundo. R.
-Acuérdate, Señor, del Papa N y de todos los pastores: iluminados por la luz de Belén, sean testigos creíbles de tu Rostro de misericordia, para la edificación de una comunidad cristiana fundada en el amor. R.
-Acuérdate, Señor, de la humanidad que Tú amas: todo hombre busque con coraje la paz, luchando contra el egoísmo y venciendo el odio con la caridad y el perdón. R.
-Acuérdate, Señor, de los pobres, de los migrantes y de los refugiados; que cada uno de estos hermanos nuestros pueda encontrar en nuestra solidaridad un corazón acogedor y un signo de tu providencia. R.
-Acuérdate, Señor, de nosotros, que participamos de esta Eucaristía: configurados cada vez más a Cristo, y hechos tus hijos de adopción en la gracia, podamos vivir el don de tu paz en la comunidad fraterna. R.
Oración conclusiva
"Oh, Padre infinitamente Bueno, acoge las súplicas que la Iglesia te eleva y haz que contemplemos con alegría las maravillas de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor".
O bien: (de la Santa Misa de la solemnidad de la Maternidad Divina de María, presidida por el Papa Francisco en la Basílica Vaticana, el 1° de enero de 2024):
Animados por el ejemplo de Santa María, Virgen orante, supliquemos con confianza a Dios, nuestro Padre, que nos ha hecho hijos en el Hijo y herederos de su Reino, en el que resplandece la plenitud de la paz:
R. Escucha, Señor, nuestras súplicas
-Oremos por la Santa Iglesia de Dios.
+El Padre de todo bien, que en su Hijo, nacido de la Virgen, ha redimido al mundo, conceda a la Iglesia peregrina en el tiempo, testimoniar la victoria del bien sobre el mal. R.
-Oremos por nuestro Sumo Pontífice N.
+El Padre de nuestro Salvador Jesucristo conceda al Papa custodiar con el amor del Buen Pastor al santo pueblo confiado a su Ministerio Apostólico. R.
.
-Oremos por los gobernantes.
+El Padre de todos, que nada desprecia de cuanto ha creado, conceda a los jefes de las naciones, cooperar fraternalmente en la promoción de la concordia entre los pueblos. R.
-Oremos por los que trabajan por la paz.
+El Padre de toda sabiduría conceda a cuantos trabajan en el campo de la inteligencia artificial, luz y ciencia para que el desarrollo tecnológico contribuya a la justicia y la paz en el mundo. R.
-Oremos por los que sufren en el cuerpo o el espíritu.
+El Padre de toda consolación, que no abandona la obra de sus manos, conceda a quienes sufren encontrar alivio y ayuda en nuestra solidaridad fraterna. R
.
Oración conclusiva
"Escucha, Padre, nuestra plegaria, y por la intercesión de la Madre de tu Hijo, Primogénito de muchos hermanos, haz que caminemos con confianza en el tiempo presente, iluminados por las enseñanzas del Evangelio. Por Cristo, nuestro Señor".
A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:
"Padre Bueno, que en María, Virgen y Madre, bendita entre todas las mujeres, has establecido entre nosotros la morada de tu Verbo hecho hombre, danos tu Espíritu para que toda nuestra vida, en el signo de tu bendición, se vuelva disponible para acoger tu don. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén."
"Padre Bueno, que en María, Virgen y Madre, bendita entre todas las mujeres, has establecido entre nosotros la morada de tu Verbo hecho hombre, danos tu Espíritu para que toda nuestra vida, en el signo de tu bendición, se vuelva disponible para acoger tu don. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén."
Ofertorio
Porque nuestra tierra fue bendecida por el Señor, ha producido el pan y el vino que presentaremos, para ofrecer juntos el Sacrificio de paz y perdón, en comunión con María, que es Vino de dulces uvas.
De usarse incienso, el título mariano anterior puede reemplazarse por el siguiente: Incensario viviente de oro.
Se emplea el Prefacio I de la Santísima Virgen María (se dice: "en la Maternidad").
Comunión
Dios nos ha dado a conocer su Rostro y su poder (11) en el parto de María, Madre de Cristo, el Sol glorioso que nos alimenta y nos da calor.
Comunión espiritual
“Oh, bendito Jesús, haz que mi alma se aquiete en Ti. Permite que tu poderosa calma reine en mí. Gobiérname, oh, Rey de la calma, Rey de la paz” (12). Amén.
Oración por la paz
Luego de la acción de gracias personal y de la Oración después de la Comunión, el sacerdote y los fieles pueden orar de un modo especial por la paz en el mundo. Sirva como modelo la siguiente oración, precedida por una introducción:
Hermanos, en esta Jornada Mundial de la paz, instituida por el santo Papa Pablo VI, recordemos las palabras de este gran Pontífice, y oremos para que la paz del Señor se derrame como rocío celestial en toda la Tierra:
Decía el Papa:
“Nos dirigimos a todos los hombres de buena voluntad para exhortarlos a celebrar el `Día de la paz’ en todo el mundo, el primer día del año civil. Sería nuestro deseo que después, cada año, esta celebración se repitiese como presagio y como promesa, al principio del calendario que mide y describe el camino de la vida en el tiempo, de que sea la paz, con su justo y benévolo equilibrio, la que domine el desarrollo de la historia futura” (13).
A continuación, puede rezarse la siguiente oración, compuesta por san Juan Pablo II:
A continuación, puede rezarse la siguiente oración, compuesta por san Juan Pablo II:
“Oh, Dios, Creador del universo,
que extiendes tu preocupación paternal sobre cada criatura,
y que guías los eventos de la historia a la meta de la salvación;
reconocemos tu amor paternal, ya que a pesar de la resistencia
de la humanidad, y en un mundo dividido por la disputa y la discordia,
Tú nos haces preparar para la reconciliación.
Renueva en nosotros las maravillas de tu misericordia;
envía tu Espíritu Santo sobre nosotros, para que Él
pueda obrar en la intimidad de nuestros corazones,
para que los enemigos puedan empezar a dialogar,
para que los adversarios puedan estrecharse las manos,
para que las personas puedan encontrar entre sí la armonía,
para que todos puedan comprometerse
en la búsqueda sincera de la verdadera paz,
para que se eliminen todas las disputas,
para que la caridad supere al odio,
y para que el perdón venza al deseo de venganza”. Amén (14).
O bien, más extensa: (plegaria de S.S. Francisco en Georgia, 30/09/16)
"Señor Jesús, adoramos tu Cruz que nos libera del pecado que es origen de toda división y todo mal; anunciamos tu Resurrección, que rescata al hombre de la esclavitud del fracaso y de la muerte; aguardamos tu Venida en gloria, que llevará a cumplimiento tu Reino de justicia, alegría y paz.
Señor Jesús, por tu gloriosa Pasión, vence la dureza de los corazones, prisioneros del odio y del egoísmo. Por el poder de tu Resurrección, rescata de su condición a las víctimas de la justicia y de la opresión; por la fidelidad de tu Venida, confunde la cultura de la muerte y haz resplandecer el triunfo de la vida.
Señor Jesús, asocia a tu Cruz el sufrimiento de tantas víctimas inocentes: niños, ancianos, cristianos perseguidos; envuelve con la luz de la Pascua a quienes han sido heridos en lo profundo: las personas abusadas, las que han sido privadas de la libertad y de la dignidad; haz experimentar la estabilidad de tu Reino a quienes viven en la incertidumbre: los exiliados, los prófugos y los que han perdido el sentido de su vida.
Señor Jesús, extiende el resplandor de tu Cruz sobre los pueblos en guerra: que emprendan el camino de la reconciliación, del diálogo y del perdón; haz gustar la alegría de tu Resurrección a los pueblos que escuchan el estruendo de las bombas; reúne bajo tu dulce Realeza a los hijos dispersos; sostén a los cristianos de la diáspora y dales la unidad de la fe y del amor.
Virgen María, Reina de la paz, que has permanecido de pie junto a la Cruz, alcánzanos de tu Hijo el perdón de nuestros pecados; tú que jamás dudaste en la victoria de la Resurrección, sostén nuestra fe y nuestra esperanza. Tú que eres la Reina de la gloria, enséñanos la realeza del servicio y la gloria del amor. Amén".
Conviene impartir la Bendición Solemne de la Santísima Virgen María propia del Tiempo de Navidad, o la propia del Comienzo del año civil.
Despedida
Agradecidos por los dones recibidos en esta primera Eucaristía del año civil, nos retiramos alabando al Señor e invocando la protección de María, Columna elegida.
Notas
1. Normas generales sobre el calendario, Tiempo de Navidad.
2. Ídem.
3. Mensaje de Su Santidad Pablo VI para la celebración del “Día de la paz”, 1º de enero de 1968.
4. Benedicto XVI, homilía en la Misa de la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, el 1º de enero de 2009.
5. Cf. “Fórmula de unión entre Cirilo de Alejandría y los obispos de la Iglesia de Antioquia, primavera del 433”. En El Magisterio de la Iglesia. Enchiridion symbolorum definitionum et declarationum de rebus fidei et morum. Heinrich Denzinger, Peter Hünermann. Herder. Barcelona, España, 1999. Página 152.
6. Ídem n. 4.
7. Cf. Sal. 67 (66), 2.
8. Cf. Sal. 67 (66), 4. 5.
9. Gál. 4, 4.
10. Lc. 2, 21. Retomemos el concepto litúrgico de Octava, recordando algo que hemos dicho en una entrada anterior: Nótese cómo, al ser “siete” los días de la semana, hablar de un “octavo día” es también referirse al primero. De ahí que las lecturas de los Evangelios correspondientes a las únicas dos “Octavas” que conserva la liturgia (la de Pascua y la de Navidad), relaten lo ocurrido el día propio de las Solemnidades mencionadas, y también lo que acaeció “ocho días después”. Cf. Jn. 20, 19-31; Lc. 2, 16-21.
11. Cf. Sal. 67 (66), 2. 3.
12. Oración de San Juan de la Cruz.
13. Ídem n. 3.
14. Juan Pablo II, Oración por la paz, en la Jornada homónima de 2002.
28 de diciembre de 2012, fiesta de los santos Inocentes, mártires.
Entrada dedicada a ellos.
Fuente principal: Jesucristo y el Don de Sí mismo. "Guiones litúrgicos para las celebraciones". Adaptación.
(Última actualización de la entrada: 31/12/23).
28 de diciembre de 2012, fiesta de los santos Inocentes, mártires.
Entrada dedicada a ellos.
Fuente principal: Jesucristo y el Don de Sí mismo. "Guiones litúrgicos para las celebraciones". Adaptación.
(Última actualización de la entrada: 31/12/23).
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