Guion: marrón.
Comentario del blog: azul.
MISA COMPLETA, GUION Y COMENTARIO
El «misterio del Templo» alcanzó su perfección en Cristo Jesús (cf. Jn 2, 19-22), en quien «habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad» (Col 2, 9). En la Sagrada Escritura también la Iglesia es llamada «templo santo» o «consagrado»: «Sois conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor» (Ef 2, 19-21). Y también cada uno de los fieles, por la inhabitación de Dios en sus corazones, es «templo de Dios»: «¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? ( ... ) porque el templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros» (1 Co 3, 16-17).
También la Santísima Virgen es, a título especial, «templo santo»:
- por haber llevado en sus entrañas inmaculadas al mismo Hijo de Dios, se convirtió en templo verdadero del Dios verdadero;
- por haber conservado la Palabra de Dios en su corazón (cf. Lc 2, 51), por haber amado intensamente a Cristo y haber guardado fielmente sus palabras, el Hijo y el Padre, según la promesa del Señor, vinieron a ella e hicieron morada en ella (cf. Jn 14, 23).
Esta Misa, por tanto, bajo la imagen del «templo», celebra la maternidad divina de la Santísima Virgen María y su santidad de vida.
Santa María es llamada «templo santo» edificado de modo inefable por Dios para su Hijo (cf. Oración colecta); «templo» de la gloria de Dios «por el misterio de la Encarnación, / y por su fe obediente» (Prefacio); «templo de justicia, / templo de piedad para nosotros, pecadores, / ... templo lleno del Espíritu Santo» (Aleluya).
También se emplean otras imágenes, tomadas de la Sagrada Escritura, para significar a la Santísima Virgen, imágenes que significan casi lo mismo que la imagen del «templo»: morada que tiene a Dios en medio y que no vacila (Antífona de comunión, cf. Sal 45 [46], 5-6; cf. Antífona de entrada, Ap 21, 3); casa del Señor que Dios ha llenado con su presencia (cf. 1ª Lectura, IR 8, 11; Salmo responsorial, Sal 83 [84], 11); casa de oro «adornada por el Espíritu Santo con toda clase de virtudes» (Prefacio); palacio real «resplandeciente por el fulgor de la Verdad» (Prefacio), en el que habitó el Rey de reyes; ciudad santa «que alegran los ríos de la gracia» (Prefacio, cf. Sal 45 [46], 5); arca de la Alianza «que contiene al Autor de la nueva Ley» (Prefacio).
Introducción
El templo material en el que nos congregamos para celebrar la Misa, hace presente a la Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica, esparcida a lo largo y a lo ancho del Planeta. La gloriosa Virgen María, por su parte, es a la vez, Madre de esa Iglesia y Templo Viviente en que se dignó habitar el Hijo del Eterno Padre.
En cada celebración litúrgica está presente la Madre del Señor, pues se trata de un acto de la Iglesia de la que María es el miembro más eminente.
Participemos pues, junto a María, del Sacrificio pascual de su Hijo, que se actualiza en cada altar de la Tierra.
Antífona de entrada Ap 21, 3
Escuché una voz potente que decía desde el trono: «Ésta es la morada de Dios con los hombres: acampará entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios.»
Oración colecta
La idea de María como "Templo" que Dios ha edificado para Sí, tópico de la siguiente colecta retomado en el Prefacio, deja entrever la relación íntima del Creador con María, la más perfecta de sus criaturas en la que Él se complace habitar más que en nadie.
Oh, Dios, que de modo inefable has edificado un templo santo para tu Hijo en el seno virginal de santa María, concédenos adorarte en el Espíritu Santo y en la verdad, siguiendo fielmente la gracia del bautismo, para merecer convertimos nosotros también en templos vivos de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura
El Arca del Señor, en la que resplandecía la gloria del Todopoderoso, es imagen de María, Arca de la Nueva Alianza, en la que el mismo Dios, al encarnarse, quiso establecer un trono más glorioso que su solio celeste.
La nube llenó el templo
Lectura del primer libro de los Reyes 8, 1. 3-7. 9-11
En aquellos días, Salomón convocó a palacio, en Jerusalén, a los ancianos de Israel, a los jefes de tribu y a los cabezas de familia de los israelitas, para trasladar el Arca de la Alianza del Señor desde la Ciudad de David (o sea Sión). Cuando llegaron los ancianos de Israel, los sacerdotes cargaron con el Arca del Señor, y los sacerdotes levitas llevaron la Tienda del Encuentro, más los utensilios del culto que había en la tienda.
El rey Salomón, acompañado de toda la asamblea de Israel reunida con él ante el Arca, sacrificaba una cantidad incalculable de ovejas y bueyes.
Los sacerdotes llevaron el Arca de la Alianza del Señor a su sitio, el camarín del templo, al Santísimo, bajo las alas de los querubines, pues los querubines extendían las alas sobre el sitio del Arca y cubrían el Arca y los varales por encima. En el arca sólo había las dos Tablas de piedra que colocó allí Moisés en el Horeb, cuando el Señor pactó con los israelitas al salir del país de Egipto, y allí se conservan actualmente.
Cuando los sacerdotes salieron del Santo, la nube llenó el templo, de forma que los sacerdotes no podían seguir oficiando a causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba el templo.
Palabra de Dios.
"Arca de la Nueva Alianza" es una invocación de las letanías lauretanas.
O bien:
María, Palacio sagrado del Rey de reyes, es anticipo y prenda de la nueva Jerusalén.
Ésta es la morada de Dios con los hombres
Lectura del libro del Apocalipsis 21, 1-5a.
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva,
porque el primer cielo y la primera tierra han pasado,
y el mar ya no existe.
Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén,
que descendía del cielo, enviada por Dios,
arreglada como una novia que se adorna para su esposo.
Y escuché una voz potente que decía desde el trono:
— Ésta es la morada de Dios con los hombres:
acampará entre ellos.
Ellos serán su pueblo
y Dios estará con ellos.
Enjugará las lágrimas de sus ojos.
Ya no habrá muerte, ni luto,
ni llanto, ni dolor.
Porque el primer mundo ha pasado.
Y el que estaba sentado en el trono dijo:
«Ahora hago el universo nuevo.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 83, 3. 4. 5 y 10 (R.: Ap 21, 3b)
R. Ésta es la morada de Dios con los hombres.
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R.
Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Fíjate, oh Dios, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido. R.
Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados. R.
Aleluya
Dios te salve, santa María, templo de justicia, templo de piedad para nosotros, pecadores. Dios te salve, templo lleno del Espíritu Santo, que el Padre eligió para el Hijo.
Evangelio
Cuando María responde afirmativamente al mensajero celeste, se convierte en el Templo más agradable que Dios pueda habitar en la Tierra y en el Cielo.
Aquí está la esclava del Señor
+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando a su presencia, dijo:
— Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres.
Ella se turbó ante estas palabras, y se preguntaba qué saludo Cera aquél.
El ángel le dijo:
— No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
Y María dijo al ángel:
— ¿Cómo será eso, pues no conozco varón?
El ángel le contestó:
— El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.
María contestó:
— Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.
Y la dejó el ángel.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
R. Señor, dígnate habitar en nuestro corazón.
-Para que a ejemplo de María, guía y refugio de todas las generaciones de cristianos, se acreciente nuestro amor filial y nuestra fidelidad a la Iglesia, y en particular, al Sucesor de Pedro. R.
-Para que, a ejemplo de María, amante de las cosas de Dios, fervorosa creyente de Israel y fiel cumplidora de la Ley del Señor, profesemos auténtica reverencia a los lugares y a los objetos santos, pero sin olvidar que nada hay más sagrado que nuestros hermanos redimidos por la Sangre preciosa de Cristo. R.
-Para que, a ejemplo de María, Casa de oro, la vida de los ministros sagrados resplandezca a causa de la humildad y la solicitud por el rebaño del Señor. R.
"Casa de oro" (Domus aurea) es otra de las invocaciones de las letanías lauretanas.
-Para que, a ejemplo de María, Morada del Altísimo, los cristianos aprendamos a adorar al Señor en el sagrario de nuestro corazón. R.
-Para que, a ejemplo de María, Madre y refugio de los afligidos, ofrezcamos sufragios por las benditas Almas del Purgatorio. R.
Ofertorio
Congregados espiritualmente en el regazo materno de María, Templo privilegiado del encuentro con el Señor, presentamos los dones para el Sacrificio que reafirma nuestra filiación divina.
Oración sobre las ofrendas
Las expresiones "memoria" o "conmemoración" suelen usarse indistintamente en estas Misas votivas, aunque sea más propia la segunda.
Recibe, Señor, los dones que te presentamos con alegría en la memoria de santa María Virgen, cuya vida es para nosotros modelo de oración y de alabanza, y concédenos vivir como ella para ofrecerte un sacrificio verdadero. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
Santa María, Templo singular de la gloria de Dios
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Porque te has preparado una morada en nosotros,
purificada e iluminada por el Espíritu Santo
y santificada con tu presencia.
La Virgen María,
por el misterio de la encarnación,
y por su fe obediente,
se convirtió en templo singular de tu gloria,
casa de oro
adornada por el Espíritu con toda clase de virtudes,
palacio real resplandeciente por el fulgor de la Verdad,
ciudad santa que alegran los ríos de la gracia,
arca de la nueva Alianza que contiene al Autor de la nueva ley,
Jesucristo, Señor nuestro.
Por él,
los ángeles y los arcángeles
te adoran eternamente,
gozosos en tu presencia.
Permítenos unirnos a sus voces
cantando tu alabanza:
Santo, Santo, Santo.
Comunión
Que nuestro corazón sea un templo, como el de María, para que acojamos con amor y adoremos con gratitud a Dios Eucaristía que quiere morar en nosotros.
Antífona de comunión Cf. Sal 45 (46), 5-6
Dichosa eres, Virgen María, morada consagrada del Altísimo; teniendo a Dios en medio, no vacilas.
Oración después de la comunión
Alimentados con esta eucaristía, haz, Señor, que te sirvamos con una conducta libre de pecado y, siguiendo el ejemplo de la Virgen María, te veneremos presente en nuestros hermanos y proclamemos con ella tu grandeza, alabándote sinceramente. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Despedida
La Virgen Inmaculada, Templo del Señor, sea nuestro refugio en tiempos de tempestad. y el faro luminoso que no permita que nos extraviemos del Camino que es Cristo.
8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.
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