La Orden de la Bienaventurada Virgen María
del Monte Carmelo, cada 16 de julio, celebra la "solemnidad" de la
Santísima Virgen bajo esta misma advocación, y ha compuesto para la Liturgia de las Horas los siguientes himnos:
Blanca flor del Carmelo,
vid en racimo,
celeste claridad,
puro prodigio
al ser, a una,
Madre de Dios y Virgen:
¡Virgen fecunda!
vid en racimo,
celeste claridad,
puro prodigio
al ser, a una,
Madre de Dios y Virgen:
¡Virgen fecunda!
Madre, que florecida
del Enmanuel,
atesoras intacta
la doncellez;
Estrella, guía
de los rumbos del mar,
senos propicia.
del Enmanuel,
atesoras intacta
la doncellez;
Estrella, guía
de los rumbos del mar,
senos propicia.
Vástago de Jesé,
vara profética
que el Hijo del Altísimo
das en cosecha;
Madre, consiente
que vivamos contigo
ahora y siempre.
vara profética
que el Hijo del Altísimo
das en cosecha;
Madre, consiente
que vivamos contigo
ahora y siempre.
Azucena que brotas
inmaculada
y te yergues señera
entre las zarzas;
devuelve, Virgen,
nuestra frágil arcilla
a su alto origen.
inmaculada
y te yergues señera
entre las zarzas;
devuelve, Virgen,
nuestra frágil arcilla
a su alto origen.
Ponnos, nueva Judit,
para la lucha,
tu santo Escapulario
como armadura;
con tu vestido
cantaremos victoria
del enemigo.
para la lucha,
tu santo Escapulario
como armadura;
con tu vestido
cantaremos victoria
del enemigo.
Bajo noches oscuras
navega el alma;
enciende tú los rayos
de la esperanza,
y sé el lucero
que lleve nuestra nave,
segura al puerto.
navega el alma;
enciende tú los rayos
de la esperanza,
y sé el lucero
que lleve nuestra nave,
segura al puerto.
Señora, desde siempre
los carmelitas
nos tenemos por hijos
de tu familia,
y confiamos
que un día nos acojas
en tu regazo.
los carmelitas
nos tenemos por hijos
de tu familia,
y confiamos
que un día nos acojas
en tu regazo.
María, puerta y llave
del paraíso,
queremos desatarnos
y estar con Cristo;
si tú nos abres,
reinaremos allí
con tu Hijo, ¡Madre! Amén.
del paraíso,
queremos desatarnos
y estar con Cristo;
si tú nos abres,
reinaremos allí
con tu Hijo, ¡Madre! Amén.
Oficio de lectura
Virgen alta, en los arcos del céfiro estrellada,
dilatando tus haces al fondo del estuario,
el escollo y la noche presos en tu mirada
y abierto entre tus brazos el santo Escapulario.
Te vio Elías furtiva salir de entre las ondas
y te alabó en la huella que sin ruido subía.
Te vio crecer en ramas de tempestad y en frondas
y en frutos milagrosos de tenue lejanía.
¡Oh, Reina de los mares! ¡Oh, del valle caído
lucero y esperanza contra el batir del viento!
Ábrenos donde sube sin fin nuestro gemido.
Rómpenos los cristales del alto firmamento.
Nos hiere el infinito con su potente lanza,
en el mar derramamos lágrimas y cantares.
No nos dejes, ¡oh, tú!, por quien la Luz se alcanza,
y guíanos al puerto, ¡oh, Reina de los mares! Amén.
dilatando tus haces al fondo del estuario,
el escollo y la noche presos en tu mirada
y abierto entre tus brazos el santo Escapulario.
Te vio Elías furtiva salir de entre las ondas
y te alabó en la huella que sin ruido subía.
Te vio crecer en ramas de tempestad y en frondas
y en frutos milagrosos de tenue lejanía.
¡Oh, Reina de los mares! ¡Oh, del valle caído
lucero y esperanza contra el batir del viento!
Ábrenos donde sube sin fin nuestro gemido.
Rómpenos los cristales del alto firmamento.
Nos hiere el infinito con su potente lanza,
en el mar derramamos lágrimas y cantares.
No nos dejes, ¡oh, tú!, por quien la Luz se alcanza,
y guíanos al puerto, ¡oh, Reina de los mares! Amén.
Laudes
El barco del Carmelo reza y canta,
al hacerse a la mar del nuevo día,
y en su mástil por vela se levanta
el santo Escapulario de María.
Corre, copo de lana bien tejido.
Vete al ancho camino de las gentes.
Ilumina la noche del olvido
y recoge el cansancio de las frentes.
Toca el pecho de acero de los barcos.
Cruza el recto camino de las balas.
Sube al negro confín y abre los arcos
de la gracia divina con tus alas.
Estamos en la ruta; la esperanza
tiñéndonos los ojos va delante,
el corazón cantando lo que alcanza,
y la noche ha perdido su semblante. Amén.
al hacerse a la mar del nuevo día,
y en su mástil por vela se levanta
el santo Escapulario de María.
Corre, copo de lana bien tejido.
Vete al ancho camino de las gentes.
Ilumina la noche del olvido
y recoge el cansancio de las frentes.
Toca el pecho de acero de los barcos.
Cruza el recto camino de las balas.
Sube al negro confín y abre los arcos
de la gracia divina con tus alas.
Estamos en la ruta; la esperanza
tiñéndonos los ojos va delante,
el corazón cantando lo que alcanza,
y la noche ha perdido su semblante. Amén.
II Vísperas
Oh, Madre de la Luz, Señora de los mares,
Estrella a quien invoca nuestro esfuerzo rendido,
puebla tú nuestros ojos de luces y cantares,
acalla nuestro grito en tu amor redimido.
Lluvia dulce y fecunda de nubes de promesa
transfigurando savias y trigos de sequía,
mantén entre tus manos nuestra esperanza ilesa
y enjuga nuestro llanto, vid en flor, oh, María.
Privilegia a tus hijos con tu limpia mirada,
y alcancen nuestros ojos tu distancia de vuelo.
Estrella de los mares, lumbre intacta, empapada
de llanto y sal amargos, ¡Señora del Carmelo! Amén.
Estrella a quien invoca nuestro esfuerzo rendido,
puebla tú nuestros ojos de luces y cantares,
acalla nuestro grito en tu amor redimido.
Lluvia dulce y fecunda de nubes de promesa
transfigurando savias y trigos de sequía,
mantén entre tus manos nuestra esperanza ilesa
y enjuga nuestro llanto, vid en flor, oh, María.
Privilegia a tus hijos con tu limpia mirada,
y alcancen nuestros ojos tu distancia de vuelo.
Estrella de los mares, lumbre intacta, empapada
de llanto y sal amargos, ¡Señora del Carmelo! Amén.
16 de julio de 2017, domingo XV "durante el año".
Para la Orden carmelita, solemnidad de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo. Entrada dedicada a ella.
Para la Orden carmelita, solemnidad de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo. Entrada dedicada a ella.
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