Oficio de lectura
Oh, Fuente de amor y de gracia,
de Ti fluyen ríos eternos,
por Ti surge un hombre elegido:
Santiago, tu fiel instrumento.
La noche que une dos siglos
se enciende al mediar su carrera;
con luz meridiana ilumina
la búsqueda fiel de Alberione.
Y llega la duda en la noche,
mas se oye una voz luminosa:
«Soy Yo, no temáis; convertíos;
mirad, Yo estaré con vosotros».
Mirando confiado a María,
formado a la escuela de Pablo,
nos muestra al Pastor y Maestro,
que es Vida, Verdad y Camino.
Con fe recibimos tu «Pacto»,
la luz de la Hostia acogemos;
la fuerza del Verbo nos hace
heraldos de luz y Evangelio.
La gloria a Dios Padre por siempre
y a Cristo, Pastor y Maestro,
la gloria al Espíritu Santo
ahora y por siglos eternos. Amén.
Laudes
El Señor te plantó como un árbol
regado con trabajo y oración.
El Señor te eligió como a Pablo,
y la inquietud de Pablo
sembró en tu corazón.
Todo lo haces por amor al Evangelio.
Todo lo puedes en Aquel que te conforta.
Es el amor de Dios la fuerza que te mueve.
Y el hombre, hijo de Dios, lo que te importa.
Eres humilde porque piensas siempre en grande.
Igual que Pablo, tú no sabes de fronteras.
Porque conoces bien los signos de los tiempos,
tu púlpito será la tierra entera.
Para la acción naciste tú; por eso oras.
Para el amor naciste tú; por eso amas.
De todo tú te sirves por llegar a todos.
A Ti, Dios te llamó y Tú a todos llamas. Amén.
Vísperas
Los signos de los tiempos
leíste como nadie.
Todo el afán de Pablo
vibró en tu corazón.
Tu parroquia fue el mundo;
tu púlpito, los medios
de comunicación.
Como Pablo miraste a lo alto
y alzaste tu vuelo.
Como Pablo en el diario trabajo,
buscaste el sustento.
Como Pablo tú abriste caminos
llegando a otros pueblos.
Como Pablo desprecio sufriste
por el Evangelio.
Como Pablo a su tiempo le hablaba,
le hablaste a tu tiempo.
Como Pablo, le diste a tu mundo
noticia del Reino.
Aquel fuego que a Pablo abrasaba
fue tu mismo fuego,
y el empeño y amor con que amaba
fue tu amor y empeño. Amén.
Los signos de los tiempos
leíste como nadie.
Todo el afán de Pablo
vibró en tu corazón.
Tu parroquia fue el mundo;
tu púlpito, los medios
de comunicación.
Como Pablo miraste a lo alto
y alzaste tu vuelo.
Como Pablo en el diario trabajo,
buscaste el sustento.
Como Pablo tú abriste caminos
llegando a otros pueblos.
Como Pablo desprecio sufriste
por el Evangelio.
Como Pablo a su tiempo le hablaba,
le hablaste a tu tiempo.
Como Pablo, le diste a tu mundo
noticia del Reino.
Aquel fuego que a Pablo abrasaba
fue tu mismo fuego,
y el empeño y amor con que amaba
fue tu amor y empeño. Amén.
26 de noviembre de 2017, solemnidad de nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo. Entrada dedicada a Él y al beato Santiago Alberione.
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