
Cada 22 de febrero la Iglesia universal celebra la "fiesta" de la Cátedra de San Pedro, apóstol. A continuación, se publican los himnos
propios de la versión en latín de la Liturgia de las Horas, traducidos
al español (A). Le siguen otros aprobados por la Santa Sede para algunas
Conferencias Episcopales hispanohablantes (B):
A)
Oficio de lectura: Iam, bone Pastor
Dichoso Pedro, fiel pastor, recibe
las preces nuestras; rompe las cadenas
de nuestras culpas, tú que recibiste
poder de abrir los cielos y la tierra.
Al Uno y Trino sempiterna gloria,
honor, poder y jubilosos himnos,
porque Él mantiene en unidad al mundo,
por todo el curso de incontables siglos. Amén.
Dichoso Pedro, fiel pastor, recibe
las preces nuestras; rompe las cadenas
de nuestras culpas, tú que recibiste
poder de abrir los cielos y la tierra.
Al Uno y Trino sempiterna gloria,
honor, poder y jubilosos himnos,
porque Él mantiene en unidad al mundo,
por todo el curso de incontables siglos. Amén.
Laudes: Petrus beatus
El bienaventurado Pedro, siguiendo el mandato del Señor,
rompió
admirablemente las cadenas del pecado;
hecho custodio del rebaño y
doctor de la Iglesia,
aleja la rabia furiosa de los lobos,
como buen
pastor de la grey, que guarda a sus ovejas.
y lo que con tu arbitrio, desatares en la tierra, será desatado en las alturas;
y, al final de los tiempos, juzgarás al mundo.
Gloria al Padre por toda la eternidad, el honor el poder también al Hijo,
la virtud y la honra al Espíritu Santo;
a Ti, Trinidad indivisa, la alabanza por los siglos de los siglos. Amén.
Vísperas: Divina vox
Te eligió la voz de Dios, y, ahora, con las llaves del Cielo,
en lugar de los remos, y las redes,
¡qué gran esplendor el de tu gloria, pescador!
Al confesar tu querer con tan dulce y tenaz testimonio,
recibes la potestad de guiar a las ovejas,
una vez purificadas por el Amor.
Si caíste, te yergue ahora la fuerza de Dios,
para ser la Piedra de la Iglesia, que resplandece ante el mundo,
sin que poder alguno la haga sucumbir.
Habiendo merecido de los labios de Cristo
ser maestro para el mundo,
no dejas de anunciar palabras de vida eterna,
y confirmar así a tus hermanos.
Dígnate reunir a tu grey y acrecienta su mérito para el Cielo,
de modo que, libre de las asechanzas del Enemigo,
la conduzcas hacia los pastos de la Luz.
Para Ti, Señor, toda la gloria,
que nos concedes penetrar en los gozos eternos,
a través de Pedro, la puerta de la Mansión celeste. Amén.
B)
Oficio de lectura: ut supra
Laudes
Cristo te llama, Pedro, y tú le sigues;
dejas tu barca, pescador de hombres;
roca y cimiento de la Santa Iglesia
Cristo te hace.
Él te pregunta: "¿Me amas más que éstos?";
tú le respondes: "Sabes que te quiero."
Él te encomienda todo su rebaño;
tú lo apacientas.
Tienes las llaves, atas y desatas;
fiel al Maestro, amas más que niegas;
llegas a Roma, con tu magisterio;
mueres por Cristo.
Desde tu cielo, mira a nuestra tierra,
guía los pasos de tus Sucesores
que en el Primado del amor, sirviendo,
rigen la Iglesia.
Gloria a Dios Padre, Creador del mundo,
gloria a Dios Hijo, Redentor de todos,
gloria al Espíritu, que nos santifica:
Dios Uno y Trino. Amén.
Vísperas
Tu barca de pescador,
que llegó de Roma al puerto,
va siguiendo el rumbo cierto
que le trazara el Señor.
La va llevando el amor
siempre a nuevas singladuras.
En las borrascas oscuras,
para que a Cristo sea fiel,
Simón Pedro, el timonel,
vela desde las alturas.
Si toda la Iglesia oraba
por ti, ahora tú por ella,
que eres su roca y su estrella.
Cuando se tambaleaba
tu fe, sobre el mar te daba
Cristo fuerza con sus Manos.
Boga mar adentro, y danos
—a la Iglesia, que te implora—
tu presencia guiadora
y confirma a tus hermanos.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
O bien:
Lo que en la tierra Pedro quiera atar
será con fuerza atado allá, en el Cielo;
lo que en la tierra mande desatar
será soltado en el celeste Reino.
Al fin del tiempo, al mundo juzgará.
Al Padre, gloria eterna por los siglos,
al Hijo, el Unigénito, alabanzas,
honor también al celestial Espíritu;
a Ti, Dios Uno y Trino, nuestras almas
te alaben por los siglos infinitos. Amén.
22 de febrero de 2019, fiesta de la Cátedra del apóstol san Pedro en Roma.
Cristo te llama, Pedro, y tú le sigues;
dejas tu barca, pescador de hombres;
roca y cimiento de la Santa Iglesia
Cristo te hace.
Él te pregunta: "¿Me amas más que éstos?";
tú le respondes: "Sabes que te quiero."
Él te encomienda todo su rebaño;
tú lo apacientas.
Tienes las llaves, atas y desatas;
fiel al Maestro, amas más que niegas;
llegas a Roma, con tu magisterio;
mueres por Cristo.
Desde tu cielo, mira a nuestra tierra,
guía los pasos de tus Sucesores
que en el Primado del amor, sirviendo,
rigen la Iglesia.
Gloria a Dios Padre, Creador del mundo,
gloria a Dios Hijo, Redentor de todos,
gloria al Espíritu, que nos santifica:
Dios Uno y Trino. Amén.
Vísperas
Tu barca de pescador,
que llegó de Roma al puerto,
va siguiendo el rumbo cierto
que le trazara el Señor.
La va llevando el amor
siempre a nuevas singladuras.
En las borrascas oscuras,
para que a Cristo sea fiel,
Simón Pedro, el timonel,
vela desde las alturas.
Si toda la Iglesia oraba
por ti, ahora tú por ella,
que eres su roca y su estrella.
Cuando se tambaleaba
tu fe, sobre el mar te daba
Cristo fuerza con sus Manos.
Boga mar adentro, y danos
—a la Iglesia, que te implora—
tu presencia guiadora
y confirma a tus hermanos.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
O bien:
Lo que en la tierra Pedro quiera atar
será con fuerza atado allá, en el Cielo;
lo que en la tierra mande desatar
será soltado en el celeste Reino.
Al fin del tiempo, al mundo juzgará.
Al Padre, gloria eterna por los siglos,
al Hijo, el Unigénito, alabanzas,
honor también al celestial Espíritu;
a Ti, Dios Uno y Trino, nuestras almas
te alaben por los siglos infinitos. Amén.
22 de febrero de 2019, fiesta de la Cátedra del apóstol san Pedro en Roma.
Entrada dedicada al Príncipe de los apóstoles y al Papa reinante, Sucesor suyo.