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viernes, 22 de febrero de 2019

Cátedra de San Pedro: himnos litúrgicos


                           










Cada 22 de febrero la Iglesia universal celebra la "fiesta" de la Cátedra de San Pedro, apóstol. A continuación, se publican los himnos propios de la versión en latín de la Liturgia de las Horas, traducidos al español (A). Le siguen otros aprobados por la Santa Sede para algunas Conferencias Episcopales hispanohablantes (B):

  
A)

Oficio de lectura: Iam, bone Pastor

Dichoso Pedro, fiel pastor, recibe
las preces nuestras; rompe las cadenas
de nuestras culpas, tú que recibiste
poder de abrir los cielos y la tierra.

Al Uno y Trino sempiterna gloria,
honor, poder y jubilosos himnos,
porque Él mantiene en unidad al mundo,
por todo el curso de incontables siglos. Amén.


Laudes: Petrus beatus
 
El bienaventurado Pedro, siguiendo el mandato del Señor, 
rompió admirablemente las cadenas del pecado; 
hecho custodio del rebaño y doctor de la Iglesia, 
aleja la rabia furiosa de los lobos, 
como buen pastor de la grey, que guarda a sus ovejas. 

Todo lo que atares en la tierra, será también atado reciamente en el Cielo, 
y lo que con tu arbitrio, desatares en la tierra, será desatado en las alturas; 
y, al final de los tiempos, juzgarás al mundo.

Gloria al Padre por toda la eternidad, el honor el poder también al Hijo, 
la virtud y la honra al Espíritu Santo; 
a Ti, Trinidad indivisa, la alabanza por los siglos de los siglos. Amén.


Vísperas: Divina vox

Te eligió la voz de Dios, y, ahora, con las llaves del Cielo, 
en lugar de los remos, y las redes, 
¡qué gran esplendor el de tu gloria, pescador!
 
Al confesar tu querer con tan dulce y tenaz testimonio, 
recibes la potestad de guiar a las ovejas, 
una vez purificadas por el Amor.

Si caíste, te yergue ahora la fuerza de Dios, 
para ser la Piedra de la Iglesia, que resplandece ante el mundo, 
sin que poder alguno la haga sucumbir.

Habiendo merecido de los labios de Cristo 
ser maestro para el mundo, 
no dejas de anunciar palabras de vida eterna, 
y confirmar así a tus hermanos.

Dígnate reunir a tu grey y acrecienta su mérito para el Cielo, 
de modo que, libre de las asechanzas del Enemigo, 
la conduzcas hacia los pastos de la Luz.

Para Ti, Señor, toda la gloria, 
que nos concedes penetrar en los gozos eternos, 
a través de Pedro, la puerta de la Mansión celeste. Amén.


B)

Oficio de lectura: ut supra

Laudes

Cristo te llama, Pedro, y tú le sigues;
dejas tu barca, pescador de hombres;
roca y cimiento de la Santa Iglesia
Cristo te hace.

Él te pregunta: "¿Me amas más que éstos?";
tú le respondes: "Sabes que te quiero."
Él te encomienda todo su rebaño;
tú lo apacientas.

Tienes las llaves, atas y desatas;
fiel al Maestro, amas más que niegas;
llegas a Roma, con tu magisterio;
mueres por Cristo.

Desde tu cielo, mira a nuestra tierra,
guía los pasos de tus Sucesores
que en el Primado del amor, sirviendo,
rigen la Iglesia.

Gloria a Dios Padre, Creador del mundo,
gloria a Dios Hijo, Redentor de todos,
gloria al Espíritu, que nos santifica:
Dios Uno y Trino. Amén.


Vísperas

Tu barca de pescador,
que llegó de Roma al puerto,
va siguiendo el rumbo cierto
que le trazara el Señor.

La va llevando el amor
siempre a nuevas singladuras.
En las borrascas oscuras,
para que a Cristo sea fiel,
Simón Pedro, el timonel,
vela desde las alturas.

Si toda la Iglesia oraba
por ti, ahora tú por ella,
que eres su roca y su estrella.

Cuando se tambaleaba
tu fe, sobre el mar te daba
Cristo fuerza con sus Manos.
Boga mar adentro, y danos
—a la Iglesia, que te implora—
tu presencia guiadora
y confirma a tus hermanos.

Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

O bien:

Lo que en la tierra Pedro quiera atar
será con fuerza atado allá, en el Cielo;
lo que en la tierra mande desatar
será soltado en el celeste Reino.
Al fin del tiempo, al mundo juzgará.

Al Padre, gloria eterna por los siglos,
al Hijo, el Unigénito, alabanzas,
honor también al celestial Espíritu;
a Ti, Dios Uno y Trino, nuestras almas
te alaben por los siglos infinitos. Amén.


22 de febrero de 2019, fiesta de la Cátedra del apóstol san Pedro en Roma.
Entrada dedicada al Príncipe de los apóstoles y al Papa reinante, Sucesor suyo.

sábado, 9 de febrero de 2019

San Leopoldo de Alpandaire, religioso: himnos litúrgicos


 
 
 
Cada 9 de febrero, los franciscanos celebran la memoria litúrgica ("libre", para la Familia Franciscana; "obligatoria", para la Orden de los Frailes Menores Capuchinos), de san Leopoldo de Alpandeire, religioso. Los siguientes son los himnos litúrgicos propios:

 
Laudes

Beato fray Leopoldo,
alforja de la bondad,
por las calles de Granada
mendigabas caridad.

Eras el santo Evangelio,
vestido en dulce humildad,
de tus ojos apacibles
fluía mansa la paz.

Eras hermano menor,
entre humildes uno más,
tus sandalias franciscanas
hacían fraternidad.

Eras sencilla oración
con el Padre celestial,
y Jesús tu Confidente
con la Madre de Piedad.

Hoy vuelves entre nosotros,
brillante de santidad,
más cercano, más presente,
más hermano de verdad.

Fray Leopoldo, intercede
cuando vamos al altar:
que tu oración, nuestro hermano,
alcance gracia eficaz.

A Jesús toda la gloria,
en tiempo y eternidad;
¡a Ti, Jesús, la ternura
que por tus santos nos das! Amén.

 
Vísperas

Hermano de la alforja y las sandalias,
Leopoldo, fiel hijo de Francisco,
del alma de Granada eres aroma,
presencia de Jesús entre sencillos.

Un campesino recio y bondadoso,
un corazón de oro desde niño:
tu vida era la azada y la familia,
y un misterioso instinto compasivo.

Sonó la voz de Dios en las misiones
y tú escuchaste un íntimo latido:
Seré un humilde hermano con los votos,
de todos servidor por Jesucristo.

Y Dios hizo el milagro en tu obediencia,
pobreza humilde y castidad de lirio;
de Cristo fuiste todo y para siempre,
y en Él de todos fuiste un buen amigo.

Tu vida transparente es Evangelio,
tu vida es Paz y Bien, amor sencillo,
perdón al pecador, al que disculpas:
«no sabe lo que hace el pobrecillo».

La Virgen fue tu guía y dulce Madre,
Pastora de la grey junto a su Hijo;
Hermano Leopoldo, desde el Cielo
sé nuestro intercesor, sé nuestro alivio.

La gloria sea al único Señor,
Jesús, autor de todos los prodigios,
a Ti, mi Dios, que irradias tu clemencia
mostrándote en tus santos y elegidos. Amén.

 
9 de febrero de 2019, para los franciscanos, memoria litúrgica de san Leopoldo de Alpandaire, religioso.
Entrada dedicada a él.
(Última actualización de la entrada: 14/10/23).

sábado, 2 de febrero de 2019

Presentación del Señor: himnos litúrgicos


 


Cada 2 de febrero, la Iglesia universal celebra la "fiesta" de la Presentación del Señor en el Templo. Se publican a continuación los himnos propios de la versión en latín de la Liturgia de las Horas (A), traducidos al español, seguidos de otros aprobados por la Santa Sede para algunas Conferencias Episcopales hispanohablantes (B):


A)

Oficio de lectura: Legis sacratae

El que desde la Sede del Padre 
rige la corte espléndida de los Ángeles, 
el mismo que estableció el cielo, la tierra y el mar, 
no desdeñó someterse por entero, 
a los preceptos ceremoniales de la Ley sagrada, 
ni a los mandamientos dictados a Moisés. 

Llevando al mismo Dios entre sus brazos castísimos, 
aunque cubierto por el velo de la Carne, 
la Madre bienaventurada, con sus labios, 
cubre de besos la cara de Aquel, que es Dios, y Hombre verdadero, 
a cuya orden fueron creadas todas las cosas.


Él es la Luz que arderá ante la faz de los gentiles, 
el Honor de la raza y del pueblo de Israel: 
El que ha sido puesto como ruina de escándalo 
y salvación de todos los pueblos, hasta que descubran 
los pensamientos de muchos corazones.


Gloria al Padre; por toda la eternidad el honor 
y el poder también al Hijo, la virtud y la honra al Espíritu Santo: 
a Ti, Trinidad indivisa, la alabanza por los siglos de los siglos. Amén.


Laudes: Adorna Sion

Adorna tu tálamo, oh, Sión, que esperas al Señor, 
y acoge al Esposo y a la Esposa, en vigilia de luz y de fe. 

Apresúrate, oh, anciano feliz, y se cumplirá en ti 
el gozo prometido: muéstranos a todos esa Luz, 
que ha de revelarse a los gentiles.


Llevan los padres a Cristo y, en el templo, 
ofrecen al Templo, al que, sin deber nada a la ley, 
quiso someterse a ella.


Ofrece ya a tu Niño, oh, Bienaventurada, 
al que es Unigénito del Padre: 
a Aquel, a través del cual somos ofrecidos, 
y que es el Precio de nuestra Redención.


Avanza, oh, Virgen Reina, y presenta a tu Hijo, 
ya Víctima que, porque viene a salvar a todos, 
a todos invita a la alegría.


Para Ti, Señor, toda la gloria, 
que Te has revelado a las naciones, 
con el Padre y el Espíritu Paráclito, 
por los siglos de los siglos. Amén.


I (si la fiesta cae en domingo) y II Vísperas: Quod chorus

Lo que antaño predijo, lleno del Espíritu Santo, 
el coro venerable de los Profetas, 
aparece ahora cumplido en María, la Madre de Dios.
 
Ella que, siendo virgen, concibió, y, virgen, dio a luz, 
al que es Dios del Cielo y Dueño de la tierra, 
permaneció también purísima después del parto.


En el Templo del Señor, el anciano Simeón, 
Lo tomó entre sus brazos, complacido 
de poder ver a Cristo con sus propios ojos, 
según había sido su deseo.


Tú, Madre del Rey eterno, que derramas el don luminoso 
de la gracia de tu Hijo, acoge benévola, 
los deseos de los que te suplican.


Oh, Cristo, que, siendo el Esplendor del Padre eterno, 
nos descubres la hondura de sus misterios, 
haz que podamos cantar para Ti el himno de la alabanza 
en aquella Mansión de luz inextinguible. Amén.



B)

Oficio de lectura

En el Templo entra María,
más que nunca pura y blanca,
luces del mármol arranca,
reflejos al oro envía.

Va el Cordero entre la nieve,
la Virgen nevando al Niño,
nevando a puro cariño
este blanco vellón leve.

Las dos tórtolas que ofrece
ya vuelan y ya se posan.
Ana y Simeón rebosan
gozo del tiempo que crece,
que estalla, que está; no hubo
quien, viendo al blanco alhelí,
dijera, -por ti, por mí-
que al hielo esta noche estuvo.

Ya ha cesado la nevada;
y el Niño, tan blanco, blanco,
oye que va a ser el blanco
de contradicción, la espada,
¡ay!, para su Madre, y mueve
hacia ella sus ojuelos,
regalando desconsuelos
como si Él no fuera nieve.

Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
 

O bien:

Criaturas, alegraos,
pues la Salud nos llega:
el Redentor del hombre,
Señor de cielo y tierra.

María, Toda Gracia,
abre a Cristo la puerta:
pasa el Rey, y cerrada
eternamente queda.

La Madre es todo gozo,
el hombre es todo espera,
y Cristo presentado
de gracia al mundo llena.

Honor y gloria a Cristo,
a Quien el Padre engendra,
y por el Santo Espíritu
da a luz una Doncella. Amén.
 


Laudes

Iglesia santa, Esposa bella,
sal al encuentro del Señor,
adorna y limpia tu morada
y recibe a tu Salvador.

Abre tus brazos a María,
Virgen Madre del Redentor,

Puerta del Cielo siempre abierta
por la que vino al mundo Dios.

¿A Quién sostienes en tus manos,
dinos, anciano Simeón,
por qué te sientes tan alegre?

«Porque ya he visto al Salvador.
Este Niño será bandera
y signo de contradicción,
con su Muerte, traerá la Vida,
por la Cruz, la Resurrección.»

Jesús, el Hijo de María,
es el Hijo eterno de Dios,
la Luz que alumbra a las naciones
los caminos de salvación.

La Virgen Madre ofrece al Niño
como una hostia para Dios;
la espada de la profecía
atraviesa su corazón.

Honor y gloria al Padre eterno,
al Hijo eterno que engendró,
y que, por obra del Espíritu,
de la Virgen Madre nació. Amén.
 

O bien:

Estás aquí, Señor, bien lo proclaman
los justos que de siempre han esperado
estar cerca de Ti, porque te aman
y luchan por el mundo que has salvado.

Estás aquí, mi Dios, humilde hermano,
Presencia ante mis ojos revelada,
Salvador eternal del pueblo humano,
Luz de la Luz que brilla en tu mirada.

Bienvenido, Mesías esperado;
que deje el corazón toda amargura
porque Dios, siendo Dios, nos ha salvado
en locura de amor y de ternura.

Demos gracias al Padre que ha querido
darnos el Hijo eterno y bien amado,
todo el pueblo de Dios Le cante unido
al Fuego del Amor que Lo ha engendrado. Amén.

 


II vísperas

De una Virgen hermosa
celos tiene el sol,
porque vio en sus brazos
otro Sol mayor.

Cuando del oriente salió
el sol dorado,
y otro Sol helado
miró tan ardiente,
quitó de la frente
la corona bella,
y a los pies de la Estrella
su lumbre adoró,
porque vio en sus brazos
otro Sol mayor.

«Hermosa María
-dice el sol, vencido-,
de vos ha nacido
el Sol que podía
dar al mundo el Día
que ha deseado.»

Esto dijo, humillado,
a María el sol,
porque vio en sus brazos
otro Sol mayor.

Al Padre y al Hijo
gloria y bendición,
y al Espíritu Santo
por los siglos honor. Amén.


2 de febrero de 2019, fiesta de la Presentación del Señor.
Entrada dedicada a la Sagrada Familia de Jesús, María y José, y a los santos profetas Simeón y Ana.

Eventualidades litúrgicas: Fiestas del Señor y Misa dominical


 


1. Cuando una fiesta del Señor cae en sábado, las Misas hasta la Hora litúrgica de Nona deben celebrarse de dicha fiesta, optando por una lectura antes del Evangelio y sin recitar ni cantar la Profesión de fe (propia de domingos y solemnidades). Luego de aquella Hora, debe celebrarse la Eucaristía del domingo correspondiente, en cualquier ciclo. Esto se debe a la norma litúrgica llamada "Misas de domingo y de fiestas de precepto anticipadas a la víspera".

La Liturgia de las Horas es la propia de la fiesta durante todo el día, (si se trata de un Domingo del Tiempo Ordinario), pues se rige por la "Tabla dispuesta según el orden de precedencias de los días litúrgicos" (Cf. Normas universales sobre el Año Litúrgico y sobre el Calendario Romano General), según la cual las fiestas del Señor tienen prioridad frente a los domingos del Tiempo Ordinario.

2. Por la misma razón, si la fiesta del Señor ocurre en domingo del Tiempo Ordinario, o si es trasladada a él, según las facultades concedidas por la norma litúrgica de la "solemnidad externa de las fiestas", todas las Misas dominicales desde el sábado después de la Hora litúrgica de Nona hasta el final del domingo, son las de la fiesta. Se proclaman dos lecturas antes del Evangelio y se canta o recita la Profesión de fe.
En este caso, la Liturgia de las Horas posee I Vísperas y suple al oficio dominical.

Se puede profundizar sobre el tema haciendo clic aquí.


2 de febrero de 2019, fiesta de la Presentación del Señor.
Jornada Mundial de la Vida consagrada.
Entrada dedicada a la Sagrada Familia y a los santos profetas Simeón y Ana, de quienes el Martirologio Romano hace conmemoración cada 3 de febrero.