Ciclo B
Introducción
La Iglesia nos enseña que la Santa Misa es auténtico Sacrificio y Banquete festivo, pero en sentidos diferentes. Es primero y ante todo la actualización de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Este sentido sacrificial de la Misa no debe ser opacado ni relegado a segundo plano por el carácter convivial, es decir, por la Eucaristía entendida como Banquete que es preludio de la Fiesta de la eternidad.
Banquetes festivos, religiosos o no, hay muchos. Pero el Sacrificio redentor de la Cruz es siempre uno, y solamente podemos sentirnos, por así decirlo, "contemporáneos" de él, y beneficiarnos plenamente con sus frutos en la celebración de la Santa Misa.
Vivamos pues, plenamente esta oportunidad que se nos ofrece hoy, una vez más, en este "día del Señor".
En 2024 se añade:
Profesemos nuestra comunión de amor y de fe con el Santo Padre Francisco, cuyo Legado hoy preside en su nombre la Misa Statio orbis, con la que clausura el LIII Congreso Eucarístico Internacional en Quito, Ecuador.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura: Is. 50, 5-9a
"El misterio de sufrimiento y de redención anunciado por la figura del Siervo del Señor
se realizó plenamente en Cristo"
. (San Juan Pablo II, homilía en el Jubileo de la tercera edad, 17/09/00).
O bien:
Segunda lectura: Sant. 2, 14-18
"Yo, por las obras, te demostraré mi fe" (Sant. 2, 18). Con estas palabras, el apóstol Santiago nos ha invitado a expresar en la vida diaria, abiertamente y con valentía, nuestra fe en Cristo, especialmente a través de nuestras obras de caridad y solidaridad para con los necesitados (cf. Sant. 2, 15-16). (Ídem supra).
Evangelio: Mc. 8, 27-35
"Vosotros, ¿quién decís que soy yo?". (Mc. 8, 29).
"Ante esta pregunta, que nos sigue interpelando, estamos aquí para hacer nuestra la respuesta de Pedro, reconociendo en Cristo al Verbo encarnado, al Señor de nuestra vida". (Ídem supra).
O bien:
Abrazar nuestra cruz y unirla a la de Jesús. Es la actitud del auténtico cristiano frente a un mundo que se niega a comprender el valor redentor del sufrimiento.
Oración de los fieles
Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, corresponden a la Santa Misa Statio Orbis, en la Clausura del LII Congreso Eucarístico Internacional, presidida por Su Santidad Francisco, el 12 de septiembre de 2021, domingo XXIV del Tiempo Ordinario, en la ciudad de Budapest, Hungría:
Hermanos y hermanas, reunidos para celebrar los Misterios de nuestra redención, roguemos a Dios todopoderoso que el mundo entero se renueve en estas fuentes de verdadera vida y bendición.
R. Te rogamus, audi nos.
Hermanos y hermanas, reunidos para celebrar los Misterios de nuestra redención, roguemos a Dios todopoderoso que el mundo entero se renueve en estas fuentes de verdadera vida y bendición.
R. Te rogamus, audi nos.
-Haz que el Papa N y todos los pastores de tu Iglesia, soporten con paciencia la cruz inherente a su tarea, por la salvación de las almas. R.
-Concede a los gobernantes de las naciones que se esfuercen por suprimir la injusticia y la miseria. R.
-Haz que los enfermos ofrezcan sus sufrimientos con buen ánimo, a fin de obtener la felicidad eterna para sí y para los demás. R.
-Haz que no nos quejemos de nuestra cruz, sino que reconozcamos en ella tu santa Voluntad. R.
-Danos el valor de ayudar a nuestros hermanos a llevar sus cruces mediante la práctica de las obras de misericordia. R.
Oración conclusiva
Oh, Dios, Padre nuestro, ayuda a tu pueblo para que obtenga de tu generosidad lo que Tú le inspiras a pedir con fe. Por Cristo, nuestro Señor.
O bien:
Oración conclusiva
Oh, Dios, Padre nuestro, ayuda a tu pueblo para que obtenga de tu generosidad lo que Tú le inspiras a pedir con fe. Por Cristo, nuestro Señor.
O bien:
Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, corresponden a la Santa Misa votiva de la Virgen María, Reina, presidida por Su Santidad Francisco en Dili, Timor del Este, el 10 de septiembre de 2024:
Hermanos, Dios, Padre de los pobres, escogió a la humilde Hija de Sion como templo de su gloria y nuestra Madre y Reina. Por medio de ella, invoquémoslo diciendo:
R. Te pedimos que nos oigas
-Por la Iglesia Santa, para que acogiendo con humildad el don de la salvación, sea signo de gracia y misericordia para el mundo. R.
-Por el Papa N y por todos los ministros de la Iglesia, para que anunciando alegre y valientemente el Evangelio de Cristo, fortalezcan la esperanza de todo el pueblo cristiano. R.
-Por todas las naciones de la Tierra, para que descubriendo la clave del progreso en el compartir los bienes, puedan convivir en paz y concordia. R.
-Por los pobres y demás necesitados, para que recibiendo el sostén y el afecto de los hermanos, puedan vivir digna y tranquilamente. R.
-Por nuestro país, para que viviendo con alegría la fe en nuestra cultura, construya una sociedad fundada en la justicia y la fraternidad. R.
-Por nosotros, para que en plena comunión con el Sucesor de Pedro, al nutrirnos de Cristo, el Pan de la unidad, podamos anunciarlo con amor y coraje ante todos los pueblos. R.
Oración conclusiva
"Acoge, Padre, nuestra súplica y danos tu Espíritu Santo para que, como la Virgen María, glorifiquemos tu Nombre con la santidad de nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor".
R. Te pedimos que nos oigas
-Por la Iglesia Santa, para que acogiendo con humildad el don de la salvación, sea signo de gracia y misericordia para el mundo. R.
-Por el Papa N y por todos los ministros de la Iglesia, para que anunciando alegre y valientemente el Evangelio de Cristo, fortalezcan la esperanza de todo el pueblo cristiano. R.
-Por todas las naciones de la Tierra, para que descubriendo la clave del progreso en el compartir los bienes, puedan convivir en paz y concordia. R.
-Por los pobres y demás necesitados, para que recibiendo el sostén y el afecto de los hermanos, puedan vivir digna y tranquilamente. R.
-Por nuestro país, para que viviendo con alegría la fe en nuestra cultura, construya una sociedad fundada en la justicia y la fraternidad. R.
-Por nosotros, para que en plena comunión con el Sucesor de Pedro, al nutrirnos de Cristo, el Pan de la unidad, podamos anunciarlo con amor y coraje ante todos los pueblos. R.
Oración conclusiva
"Acoge, Padre, nuestra súplica y danos tu Espíritu Santo para que, como la Virgen María, glorifiquemos tu Nombre con la santidad de nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor".
O bien:
Confiemos nuestras necesidades al Padre del Salvador. Iluminados por las palabras del salmo de hoy, respondamos:
R. Señor, escucha el clamor de nuestra súplica.
O bien:
R. Dios, dirige tu oído hacia nosotros.
-Para que la Iglesia goce en todo el mundo de la libertad que necesita, a los efectos de cumplir con fidelidad la misión que el Señor le ha encomendado. R.
-Para que los gobernantes de las naciones imiten el ejercicio soberano de la Autoridad de Cristo cuyo trono es la Cruz y cuyo anhelo es la unidad de la familia humana. R.
-Para que los medios de comunicación social no sean presos de las ideologías de moda, ni sacrifiquen la verdad en el "altar" pagano de lo "políticamente correcto". R.
-Para que los teólogos asuman su tarea de colaboradores de la verdad, y no de arrogantes objetores del Magisterio de la Iglesia. R.
-Para que los cristianos manifestemos nuestra fe en el ejercicio de la caridad y, con una vida profundamente eucarística, abracemos con amor la cruz que el Señor, en su siempre amorosa sabiduría, haya querido darnos. R.
A continuación, se
propone como oración conclusiva de las preces una colecta alternativa a
la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y
traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga,
propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones
litúrgicas:
"Oh, Padre, Consuelo de los pobres y de los que sufren, no nos abandones en nuestra miseria; que tu Espíritu Santo nos ayude a creer con el corazón y a confesar con las obras que Jesús es el Mesías, para vivir según su Palabra y su ejemplo, con la certeza de que solo salvaremos nuestra vida cuando tengamos el valor de perderla. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén."
Ofertorio
Los dones de pan y vino que vamos a presentar, son la humilde muestra de la gran ofrenda de las tristezas y alegrías de los hombres de todos los lugares y épocas, ofrenda que se eleva a Dios desde el gran altar de la Tierra.
Comunión
Jesús, Médico de nuestras almas, Pan de los peregrinos, queremos recibirte con profundo respeto y gratitud, como nos ha enseñado tu amada Esposa, la Iglesia. Sé para nosotros, Señor, perdón, paz y eterno galardón.
Despedida
"Prosigamos la peregrinación de nuestra existencia diaria con la certeza de que la historia humana en su conjunto y también la historia personal de cada uno, forman parte de un plan divino, iluminado por el misterio de la Resurrección de Cristo". (Ídem supra).
O bien:
Ofertorio
Los dones de pan y vino que vamos a presentar, son la humilde muestra de la gran ofrenda de las tristezas y alegrías de los hombres de todos los lugares y épocas, ofrenda que se eleva a Dios desde el gran altar de la Tierra.
Comunión
Jesús, Médico de nuestras almas, Pan de los peregrinos, queremos recibirte con profundo respeto y gratitud, como nos ha enseñado tu amada Esposa, la Iglesia. Sé para nosotros, Señor, perdón, paz y eterno galardón.
Despedida
"Prosigamos la peregrinación de nuestra existencia diaria con la certeza de que la historia humana en su conjunto y también la historia personal de cada uno, forman parte de un plan divino, iluminado por el misterio de la Resurrección de Cristo". (Ídem supra).
O bien:
"Pidamos a María, Virgen peregrina en la fe y nuestra Madre celestial, que nos acompañe a lo largo del camino de la vida y nos ayude a pronunciar como ella nuestro "sí" a la voluntad de Dios, cantando, junto con ella, nuestro propio Magníficat, con la confianza y la alegría perenne del corazón". (Ídem supra).
7 de septiembre de 2015, lunes de la semana XXIII del Tiempo Ordinario.
Jornada Mundial de ayuno y oración por la paz, convocada por el Santo Padre Francisco.
(Última actualización de la entrada: (14/09/24).
(Última actualización de la entrada: (14/09/24).
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