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sábado, 12 de mayo de 2018

Guion: Domingo VII de Pascua




Ciclo B

La Misa del Domingo VII de Pascua se celebra donde la solemnidad de la Ascensión del Señor no se traslada sino que tiene lugar en su día propio, el jueves de la semana VI de Pascua.


Introducción

Hermanos, los cristianos católicos siempre nos hemos reunido en este día para proclamar nuestra fe en Jesús Resucitado.
"Somos nosotros los testigos primeros de la Resurrección, somos la voz que se renueva año con año a través de la Historia; somos esa voz que se hace oír en ámbitos cada vez mayores en el universo; somos la voz que repite el testimonio irrefutable de los primeros que vieron al Resucitado con sus propios ojos, y lo tocaron para cerciorarse con sus propias manos, conociendo la realidad de un hecho que sobrepasa triunfalmente los límites de la experiencia natural.
Somos, pues, transmisores de una generación a la otra, de nación en nación, del mensaje vivificador de la Victoria de Cristo". (Cf. San Pablo VI, Mensaje Urbi et Orbi, Pascua de Resurrección, 29/03/64).

Cada domingo, en la Misa, revivimos el Misterio de la Resurrección del Crucificado, el Eterno Viviente, que intercede sin cesar por nosotros ante el Padre.  


Liturgia de la Palabra

Primera lectura: Hch 1, 15-17.20a.20c-26

La elección de Matías, que viene a reemplazar al traidor Judas, completa nuevamente el número de los Doce Apóstoles, columnas de la primera Comunidad pascual, que delegarían la autoridad a sus legítimos Sucesores, con Pedro siempre a la cabeza.

Segunda lectura: 1 Jn 4, 11-16

Juan, con la autoridad de haber sido el apóstol predilecto del Resucitado y de haber escuchado los latidos de su amoroso Sagrado Corazón, nos habla de la infinitud del Amor de Dios.

Evangelio: Jn. 17, 11b-19

La Oración sacerdotal de Jesús manifiesta su eterna comunión con el Padre Celestial. El Amor de Ambos hacia la humanidad es otra Persona Divina: el Espíritu Santo prometido.

 
Oración de  los fieles

R. Jesús Resucitado, que tu Pascua acreciente nuestra fe.

-Para que la dulce maternidad de la Iglesia alcance a cada vez más pueblos de la Tierra. R.

-Para que las paternales exhortaciones del Papa hallen acogida en el corazón de creyentes y no creyentes. R.

-Para que las plegarias de los necesitados lleguen al Trono celeste del Eterno Padre,  por intercesión de los santos, en quienes se ha realizado plenamente el Misterio pascual. R.

-Para que la entera Comunidad católica, siempre protegida por María, la Madre de Jesús y siempre presidida por Pedro, Vicario de Cristo, pida con fe y aguarde con esperanza la gracia de un renovado Pentecostés. R.
 
-Para que María, la Virgen Madre del Resucitado, conduzca las almas de los fieles difuntos hasta la presencia de su Hijo, sentado a la derecha del Padre. R.

A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:

"Oh, Dios, Fuente inexhausta de vida, que has acogido la Ofrenda de tu Hijo sacrificado por la salvación del mundo, conságranos en la unidad que viene del Espíritu Santo, para que permanezcamos en tu amor y lleguemos a ser testigos de la Resurrección. Por el mismo Cristo, nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".


Ofertorio

Presentamos los mismos dones con que el Señor Jesús instituyó la Eucaristía en la Última Cena, y le damos gracias por su continua Oración sacerdotal por aquellos que ama.

 
Comunión

Jesucristo es el Pan de la Pascua nueva y definitiva. Es el Alimento de nuestras almas y el Pasaporte hacia la eternidad. Demos gracias al Señor porque sigue dándose a nosotros.


Conviene que el sacerdote imparta la Bendición solemne de Pascua.

Es oportuno saludar a María con el canto o la recitación de la antífona Regina caeli.
 

Despedida 
  
"Como Tú me enviaste al mundo, así los envío Yo también al mundo". (Jn. 17, 18).

Escuchemos estas palabras de Jesús y experimentemos el gozo pascual de ser enviados por Él.


12 de mayo de 2018, primeras vísperas del Domingo VII de Pascua. 
Entrada dedicada a Jesús Resucitado.
(Última actualización de la entrada: 29/04/21).
 

sábado, 10 de febrero de 2018

Guion: Domingo VIII del Tiempo Ordinario





Formulario de Misa: aquí.


Ciclo B

Introducción

Queridos hermanos:

La Misa es Acción divina, trinitaria, no humana. El sacerdote que preside sirve al designio del Señor, prestando su cuerpo y su voz; pero no obra por sí mismo sino en el Nombre y la Persona de Cristo. (Cf. Es Cristo que pasa, 86. San Josemaría Escrivá de Balaguer).

Con estas palabras, Josemaría Escrivá de Balaguer, "el santo de lo cotidiano", nos sitúa ante la grandeza del Sacrificio del Altar en el que estamos por participar.

Ojalá nunca la rutina nos empuje a banalizar la grandeza de estos Santos Misterios que celebramos.


Liturgia de la Palabra

Primera lectura: Os. 2, 16b-17. 21-22

La profecía de Oseas se refiere a la íntima unión entre nuestras almas y el Creador, unión querida por Él, y que requiere de nuestra libre aceptación.

Segunda lectura: II Cor. 3, 1b-6

El apóstol Pablo, con la metáfora de la "carta", pretende explicar de qué manera nosotros, con nuestra vida, somos el "primer anuncio" de Jesucristo que los demás pueden recibir.

Evangelio: Mc. 2, 18-22

El auténtico sentido de toda práctica religiosa es el amor a Dios y a los hermanos.


Oración de los fieles 

Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Misa votiva "Santa María, Puerta del Cielo", presidida por el Papa Francisco el 19 de enero 2018 en Trujillo, Perú:

Queridos hermanos, el Señor es fiel y atiende benigno nuestra oración. Presentemos humilde y confiadamente nuestras súplicas.

R. Que aprendamos a amar de verdad.

-Para que nuestra Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, anuncie con valentía a Jesucristo, único Salvador, a fin de que los hombres descubramos en Él la Puerta de la salvación y de la vida. R.

-Para que los gobernantes, buscando siempre el bien común, atiendan a las necesidades básicas de todos, especialmente las de los menos favorecidos. R.

-Para que todos los que sufren por diversas circunstancias, en especial quienes padecen las consecuencias de las lluvias e inundaciones, avivando su esperanza y encontrando apoyo en la caridad fraterna, puedan superar la adversidad. R.

-Para que los jóvenes, siguiendo el modelo de María de Nazaret, busquen y realicen la voluntad divina y se esfuercen por vivir en pureza y en caridad. R.

-Para que quienes estamos reunidos en esta asamblea eucarística, confiando en la intercesión de la Virgen María (se puede especificar la advocación), vivamos como ella en fidelidad a la voluntad de Dios, esforzándonos por la unidad y el amor. R.


Oración conclusiva


"Escucha, Padre de bondad, la oración de tu Iglesia y concédenos un corazón libre de toda aflicción para servirte con gozo y fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor".
Am
A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:

"Oh, Padre, que en Cristo, Esposo y Señor, llamas a la entera humanidad a la alianza nueva y eterna, haz que en tu Iglesia, reunida para la celebración del Banquete nupcial, todos los hombres puedan conocer y gustar la gozosa novedad del Evangelio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".


Ofertorio

En el Ofertorio de cada Misa se produce una interesante realidad: damos lo que se nos dio para que se nos dé El Que nos lo dio. Es decir, presentamos el pan y el vino que recibimos del Creador para que sean el Sacramento en el que se nos da el mismo Creador, hecho hombre como nosotros.


Comunión

"Lo que nosotros no podemos, lo puede el Señor. Jesucristo, perfecto Dios y perfecto Hombre no nos deja un símbolo, sino la realidad: se queda Él mismo" -en la Eucaristía que ahora nos ofrece la Iglesia-. (Cf. ídem supra, 83). Con el canto expresemos el gozo por el Supremo Don que vamos a recibir.


Despedida

"Con Cristo en el alma, termina la Misa. La bendición trinitaria nos acompañará (...) en nuestra tarea sencilla y normal de santificar todas las nobles actividades humanas". (Cf. ídem supra, 91).


10 de febrero de 2018, I vísperas del VI domingo del Tiempo Ordinario.
En el nonagésimo aniversario del martirio del niño san José Sánchez del Río.
Entrada dedicada a él.

Guion: Domingo VII Del Tiempo Ordinario





Formulario de Misa: ver aquí.


Ciclo B

Introducción

¿Por qué ir a Misa el domingo? No es suficiente responder que es un precepto de la Iglesia; esto ayuda a preservar su valor, pero solo, no es suficiente. Nosotros cristianos tenemos necesidad de participar en la Misa dominical porque únicamente con la gracia de Jesús, con su Presencia viva en nosotros y entre nosotros, podemos poner en práctica su mandamiento y así ser sus testigos creíbles. (S.S. Francisco, Audiencia 20/12/17).

Demos gracias por el don de esta asamblea fraterna.



Primera lectura: Is, 43, 18-19. 21-22. 24b-25

El amor y la misericordia de Dios se manifiestan ante todo en querer hacer de nosotros nuevas criaturas.

Segunda lectura: II Cor. 11, 18-22

Jesucristo es el gran Sí, la respuesta más amorosa de Dios a los anhelos de paz, justicia y salvación de todas las generaciones.

Evangelio: Mc. 2, 1-12

En el Evangelio de hoy, Jesús cura integralmente a un paralítico "para manifestar que ha venido como salvador del mundo, que tiene como misión principal librar al hombre del mal espiritual, el mal que separa al hombre de Dios e impide la salvación en Dios". (San Juan Pablo II, Audiencia, 25/11/87).

O bien:

"...las curaciones corporales -que realiza Jesús- forman parte de su obra de salvación y, al mismo tiempo, son signos de la gran curación espiritual que brinda a la humanidad". (Cf. ídem, 15/06/94).

 
Oración de los fieles

Las siguientes preces están tomadas de la Santa Misa votiva de "Nuestra Señora del Carmen, Madre y Reina de Chile", presidida por el Papa Francisco en Iquique, sito en el mencionado país trasandino, el 18 de enero de 2018:

Hermanos, dirijamos nuestra oración a Dios, Padre todopoderoso, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad:

R. Escúchanos Señor, te rogamos.

-Por la Santa Iglesia, extendida sobre la faz de la Tierra para que, congregada en la unidad deseada por Jesucristo y guiada por el Papa Francisco, sea siempre fiel al mandato divino y anuncie sin cesar el Evangelio a todos los hombres. R.

-Por nuestra Patria para que, por la prudencia de sus gobernantes y la honestidad de todos los ciudadanos, se afiancen la concordia y la justicia, y podamos gozar de prosperidad y de una paz sólida y verdadera. R.

-Por las vocaciones a la vida consagrada, para que siempre haya corazones que estén dispuestos a seguir la llamada de Dios y a dedicar su vida al servicio de sus hermanos, siendo testigos de esperanza. R.

-Por los que sufren en su cuerpo y en su espíritu, para que sea alimentado el que tiene hambre sea redimido; el encarcelado, liberado; el oprimido, sanado; el enfermo y encuentre trabajo el que lo busca. R.

-Por quienes se han visto obligados a dejar su lugar de origen, para que sean bien acogidos y ayudados, respetando y favoreciendo la identidad cultural de cada persona. R.

-Por los pueblos originarios, que con su danza y con tantas otras muestras de piedad manifiestan su amor a Dios, para que descubran que la riqueza de sus actos brota de una fe verdadera y se vean respetadas sus legítimas tradiciones. R.

Oración conclusiva

"Señor Dios, refugio y fortaleza nuestra, escucha las oraciones de tu Iglesia, y concédenos por tu bondad lo que pedimos con fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".

A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:

"Dios de la libertad y de la paz, que en el perdón de los pecados nos das el signo de la creación nueva, haz que toda nuestra vida reconciliada en tu amor, alabe y anuncie tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".


Ofertorio

Los mismos dones que el Señor nos ha concedido para revitalizar nuestros cuerpos, son los que ahora presentamos con la fe de que curarán nuestra parálisis espiritual y serán causa de salvación para nosotros.


Comunión

El mismo Jesús que curó al paralítico es el que viene ahora en nuestro auxilio como Pan de sanación y esperanza.


Despedida

Al despedirnos, escuchemos con esperanza las palabras de san Agustín, referidas al Evangelio de hoy:

¡Ánimo, tú que interiormente estás paralizado! Juntos abramos el techo de las Escrituras para bajar y colocarnos a los pies del Señor. (Comentario al salmo 36).


10 de febrero de 2018,  I vísperas del VI domingo del Tiempo Ordinario.
En el nonagésimo aniversario del martirio del niño san José Luis Sánchez del Río. Entrada dedicada a él.


 


Guion: Domingo X del Tiempo Ordinario


                                  










Formulario de Misa: aquí.


Ciclo B

Introducción

Dice san Josemaría Escrivá de Balaguer:

"(...) algunos cristianos tienen una visión muy pobre de la Santa Misa; para otros es un mero rito exterior cuando no un convencionalismo social.. Y es que nuestros corazones, mezquinos, son capaces de vivir rutinariamente la mayor Donación de Dios a los hombres. En la Misa, en esta Misa que ahora celebramos, interviene de modo especial la Trinidad Santísima. Corresponder a tanto amor exige de nosotros una total entrega del cuerpo y del alma: Oímos a Dios, Le hablamos, Lo vemos, Lo gustamos". (Es Cristo que pasa, 87).

Iluminados por estas palabras, procuremos celebrar con todo fervor el Máximo Acto de nuestra fe.

 

Primera lectura: Gén. 3, 9-15

El pecado de nuestros primeros padres, fue por todos heredado, a excepción de Jesús, y de su Madre. Precisamente Cristo, el Nuevo Adán, Fruto virginal de María, la Nueva Eva, sería el Remedio que restauraría para siempre nuestra amistad con el Creador.

Segunda lectura: II Cor. 4, 13_ 5, 1

El Apóstol nos explica la dualidad existente en toda criatura humana: el hombre exterior, que es frágil y transitorio, sujeto a padecimientos; y el interior, que por la fe, puede atravesar el umbral de la muerte hacia una nueva Vida.

Evangelio: Mc. 3, 20-35

El hacer la voluntad de Dios nos emparenta profundamente con el Señor y es la prueba de que nuestras obras no provienen del Enemigo. Es lo que el Maestro nos enseña en el siguiente texto evangélico.

   
Oración de los fieles

Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Santa Misa por los emigrantes y refugiados, presidida por el Papa Francisco el 14 de enero de 2018:

Cada día de nuestra vida es una gracia del Señor, una ocasión puesta en nuestras manos para hacer el bien y construir el Reino del Señor. Invoquemos al Padre que está en los Cielos, para que nos conceda la gracia de caminar en sus senderos.

 R. Escúchanos, Señor.

-Por la Santa Madre Iglesia.

+Que como familia de los hijos de Dios sea para todo hombre lugar de salvación en el que se sientan amados, escuhados y redimidos. R.

-Por el Santo Padre N.

+Como sal de la tierra y luz del mundo pueda guiar siempre al Pueblo santo de Dios en el fiel seguimiento del Señor Jesús. R.

-Por todos aquellos que viven en la pobreza y la marginación.

+Convencidos de la bondad del Señor, puedan experimentarla en la oración fiel y la caridad operosa de los hermanos. R.

-Por los atribulados y perseguidos.

+Sostenidos por la paterna Providencia de Dios, asuman con fe sus sufrimientos en unión con la Cruz de Jesús, para que contribuyan a la conversión de todo hombre. R.

-Por quienes estamos aquí reunidos.

+Que participando del Cuerpo y la Sangre del Señor, podamos experimentar la armonía interior que es don de la gracia, venciendo las tinieblas de la discordia, fruto del pecado. R.

-Por aquellos que han muerto migrando a otros países.

-Acogidos por el abrazo misericordioso de Dios, gocen en la Vida eterna de la contemplación de su Rostro. R.

Oración conclusiva

"Padre, asiste en este día a tus hijos, y haz que lleven con alegría el peso y la gloria de sus fatigas cotidianas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".

A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:

"Oh, Padre, que has mandado a tu Hijo a liberarnos de la esclavitud de Satanás, sostennos con las armas de la fe, para que en el combate cotidiano contra el Maligno, participemos del la Victoria Pascual de Cristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".


Ofertorio

Numerosos milagros obró Jesucristo en su Vida, y después de su Muerte y Resurrección. Pero el máximo de ellos, el que se repetirá numerosas veces por día y en todo el mundo hasta el final de los tiempos, es el de la conversión de este pan y este vino que ahora vamos a presentar, en su Cuerpo y su Sangre, Garantía de salvación para todos nosotros.


Comunión

Somos privilegiados, hermanos. Los esclavos no son invitados a la mesa de su Señor. Nosotros, por ser hijos de Dios, hemos sido convocados a este Banquete pascual que el mismo Dios preparó para aquellos a quienes Jesús, redimiéndonos, nos hermanó Consigo.


Despedida

Una vez más ha concluido la Misa. Aunque ella jamás dejará de celebrarse hasta que todos podamos compartir la Liturgia eterna en el Cielo.


10 de febrero de 2018, memoria litúrgica de santa Escolástica, virgen.
90° aniversario del martirio de san José Sánchez del Río.
Entrada dedicada a ambos santos.


Guion: Domingo IX del Tiempo Ordinario


                



Formulario de Misa: aquí.


Ciclo B

Introducción

Nos ha convocado aquí el mismo Jesús, el Hijo del Hombre, que en el Evangelio de hoy se presentará como "Señor del sábado", en el sentido de que Él está por encima de toda prescripción. Es el Autor y Perfeccionador de la Ley antigua. 

Este Supremo Legislador ha santificado el domingo con su gloriosa Resurrección, acaecida en este día. Así, el que es "Señor" no solo del sábado sino de todo tiempo y de la historia, con su victoria sobre la muerte, ha convertido el primer día de la semana en el más sagrado de todos porque es, a la vez, prenda y anticipo del Reino futuro, en el que no hay tiempo ni espacio sino solo comunión con Dios Trinidad.

Esta es nuestra fe, que celebramos en cada Misa.


Primera lectura: Deut. 5, 12-15

La observación del sábado, en la antigua ley, significaba el cumplimiento efectivo del mandamiento "santificar las fiestas".

Segunda lectura: II Cor. 4, 6-11

San Pablo nos habla del misterio de nuestra participación en los sufrimientos de Cristo para tener parte en su glorificación.

Evangelio: Mc. 2, 23_3, 6

El Señor nos enseña que la caridad no puede estar subordinada a prescripción alguna sino que autentifica a todas.

Oración de los fieles 

Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, fueron empleadas en la Misa de la Maternidad Divina de María, presidida por el Papa Francisco el 1° de enero del 2018:

Queridos hermanos, glorificando y alabando a Dios por todo aquello que hemos visto y oído, abrimos confiados a Él nuestros corazones.

R. Te rogamos, óyenos.

O bien, en relación con el salmo hodierno:

R. Señor, enséñanos tus caminos.

-Oremos por el Sumo Pontífice N.

+Que el Señor, por intercesión de la Santa Madre de Dios, le conceda custodiar íntegro el depósito de la fe y de anunciarla con franqueza a todos los hombres. R.

-Oremos por los legisladores.

+El Señor, que ha mandado a su Hijo nacido bajo la ley, los ilumine con su Espíritu para que promuevan la dignidad de cada hombre en la verdad y en la libertad. R.

- Oremos por los padres. 

+El Señor, por intercesión de la Virgen María y de san José, bendiga su obra educativa y haga crecer sus hijos en edad, sabiduría y gracia. R.

-Oremos por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.

+El Señor, que ha manifestado su gloria ante las naciones, haga dóciles los corazones de los jóvenes y los disponga a hacer de su vida un don total de amor. R.

-Oremos por los pobres y sufrientes.

+El Señor, por intercesión de los santos ángeles, los visite con su consuelo y los colme con la plenitud de sus dones. R.

Oración conclusiva

"Padre Bueno, escucha nuestra oración y ayúdanos a custodiar con fidelidad la gracia que nos has dado y a servir con alegría tu gloria. Por Crito, nuestro Señor. Amén".

A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:

"Oh, Dios, que en esta celebración de la Pascua semanal, nos iluminas con la gloria que resplandece en el Rostro de Cristo, danos la fuerza de tu Espíritu, para que testimoniemos en una nueva relación con los hermanos y con todo lo creado, la Verdad que nos hace libres y promotores de liberación, que es Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".


Ofertorio

En este momento de la presentación de los dones, pidamos hacer de nuestra vida una ofrenda para el Señor, "gastada" en favor de los hermanos.


Comunión

El Creador del tiempo y del espacio, por amor y humildad, ha querido "reducirse" a los estrechos confines de un pedazo de pan y un poco de vino. Esto nada quita a su gloria y a su poder sino que los manifiesta con todo esplendor. Y de ello, somos partícipes en cada Misa, sobre todo cuando comulgamos sacramentalmente.


Despedida

Dios ha obrado en nosotros. en su nombre, vayamos al encuentro de los hermanos más necesitados.


10 de febrero de 2018,  I vísperas del VI domingo del Tiempo Ordinario.
En el nonagésimo aniversario del martirio del niño san José Luis Sánchez del Río.
Entrada dedicada a él.

lunes, 5 de febrero de 2018

Guion: Domingo VI del Tiempo Ordinario


Curación del leproso


Formulario de Misa: aquí.


Ciclo B

Introducción

Lo que está entre corchetes [], por razones de brevedad, puede omitirse:

Hermanos, "la celebración dominical de la Eucaristía está en el centro de la vida de la Iglesia (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2177). Nosotros, los cristianos, vamos a Misa el domingo para encontrar al Señor Resucitado, o mejor, para dejarnos encontrar por Él, escuchar su Palabra, alimentarnos en su Mesa, y así, convertirnos en Iglesia, es decir, en su Cuerpo Místico viviente en el mundo. [Lo entendieron, desde la primera hora, los discípulos de Jesús, los que celebraron el Encuentro eucarístico con el Señor en el día que los hebreos llamaban «el primero de la semana», y los romanos, «día del sol», porque en ese día, Jesús había resucitado de entre los muertos y se había aparecido a los discípulos, hablando con ellos, comiendo con ellos y dándoles el Espíritu Santo]. (cf. Mateo 28, 1; Marcos 16, 9-14; Lucas 24, 1-13; Juan 20, 1-19).

[También la gran efusión del Espíritu en Pentecostés sucede un domingo, el quincuagésimo día después de la Resurrección de Jesús. Por estas razones, el domingo es un día sagrado para los cristianos, santificado por la celebración eucarística, presencia viva del Señor entre nosotros y para nosotros]. ¡Es la Misa, por lo tanto, lo que hace el domingo cristiano! El domingo cristiano gira en torno a la Misa. (Cf. S.S. Francisco, Audiencia 13/12/17).

  

Primera lectura: Lev. 13, 1-2. 44-46

El pecado del hombre lo confina a un estado de miseria del que solo la gracia salvadora de Dios, reconocida y acogida, puede rescatarlo.

Segunda lectura: I Cor. 10, 31_11, 1

La gloria de Dios. Ése debe ser el único fin que oriente las palabras y los actos de los creyentes.

Evangelio: Mc. 1, 40-45

Jesús, Médico de las almas y de los cuerpos, "se da completamente, se involucra en el dolor y la necesidad de sus hermanos". (S.S. Francisco, homilía, 15/02/15). Todos los que nos decimos "cristianos" estamos llamados a imitarlo.


Oración de los fieles 

Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Santa Misa "Por el progreso de los pueblos", presidida por el Papa Francisco en Tecuco, Chile, el 17 de enero de 2018:

Hermanos, dirijamos nuestra oración a Dios Padre todopoderoso, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

R. Te suplicamos, óyenos.

-Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo has revelado tu gloria a las naciones, protege la obra de tu misericordia, para que la Iglesia, extendida por toda la Tierra, persevere con fe inquebrantable en la confesión de tu Nombre, y asiste, con tu acostumbrada bondad, a nuestro Papa N, a quien has constituido Sucesor de Pedro. R.

-Señor, Autor y amigo de la paz, conocerte es vivir y servirte es reinar; líbranos de toda violencia, para que, bajo tu amparo, podamos dedicarnos sin temor al bien de todos. R.

-Dios nuestro, Tú quisiste que la familia tuviera en Ti su firme fundamento; escucha con bondad nuestras oraciones y concédenos vivir en nuestros hogares las virtudes y el amor de la Sagrada  Familia de tu Hijo Unigénito, para llegar a gozar de los premios eternos en la Casa del Cielo. R.

-Dios todopoderoso y eterno, te pedimos por los pueblos aborígenes, (particularmente por N), para que,  fieles a su cultura y a sus tradiciones, por intercesión de los santos indígenas Juan Diego y Catalina Tekawitha, contribuyan con su ancestral sabiduría al auténtico progreso de los pueblos. R.

-Dios nuestro, con tu ayuda nuestros hermanos campesinos siembran la tierra y de tu poder esperan su fecundidad; suple con abundancia lo que escapa a sus esfuerzos, pues Tú eres Quien da el crecimiento, para que así podamos gozar de los frutos de la tierra, alabando tu santo Nombre. R.

-Señor, Dios nuestro, Tú conoces el corazón de todos tus hijos migrantes en nuestra patria y en el mundo entero, Tú sabes de sus sufrimientos y sus esperanzas; bendícelos y concédenos un  corazón misericordioso para que nuestra caridad se haga viva y operante con ellos. R.

Oración conclusiva

"Padre, sé generoso con tu pueblo que te suplica, y haz que reciba oportunamente lo que pide por tu inspiración. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".

O bien:

Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, pertenecen a la Santa Misa del domingo VI "durante el año", con el rito de Canonización de la bienaventurada Antonia de San José, presidida por el Papa Francisco el 11 de febrero de 2024 en la Basílica de San Pedro:

Elevemos nuestras súplicas a Dios Padre providente para que custodie a la Santa Iglesia y escuche los deseos de paz de la humanidad inquieta:

R. Te rogamos, óyenos

-Oremos por el pueblo santo de Dios.

+Dios, esperanza que no defrauda, haga resplandecer su Rostro en la vida de todos los bautizados para que difundan por doquier la fragancia de Cristo. R.

-Oremos por el Papa N y por todos los pastores de la Iglesia.

+Dios, benévolo con todos, conceda al Papa y a 
los pastores de la Iglesia vivir en su ministerio la compasión de Cristo hacia todos los que sufren en el cuerpo o en el espíritu. R.

-Oremos por los jefes de las naciones.

+Dios, amante de la paz, inspire a nuestros gobernantes la sabiduría del diálogo y la voluntad de cooperar en el bien común, superando aquello que nos divide y priorizando lo que nos une. R.

-Oremos por los que trabajan por el bien del prójimo.

+Dios, amigo de los humildes y de los pequeños, suscite hombres y mujeres que se dediquen con generosidad a la ayuda de los demás, y crezcan así, entre los hombres, el espíritu de solidaridad y la caridad fraterna. R.

-Oremos por nosotros mismos, que participamos en esta celebración.

+Dios, fuente de toda santidad, nos conceda obtener en la celebración eucarística el coraje de imitar a los santos, que dedicaron su vida al servicio de Cristo y de los hermanos. R.

Oración conclusiva

"Escucha, Padre, nuestras súplicas, y a ejemplo de los santos, concédenos crecer en la vida espiritual, libres de la lógica mundana y fieles a la práctica de las virtudes evangélicas que nos hacen más semejantes a Cristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos".

A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:

"Padre, sánanos del pecado que nos divide y de las discriminaciones que nos deshumanizan, ayudándonos a descubrir en el rostro del leproso la imagen sangrante de Cristo Crucificado, para colaborar en la obra de la redención y narrar a los hermanos tu misericordia. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén".


Ofertorio

Pidamos a Dios pureza de corazón, sinceridad de intenciones, y sobre todo, firmeza en la fe, para creer que los dones que a continuación vamos a presentar, se convertirán en el Sacramento que nos asegura la eterna salvación.


Comunión

Como el leproso, presentamos nuestras propias miserias al Señor, que hecho Pan de Vida y salud, sana en nosotros la lepra de todo pecado.
 

Despedida

Por medio de la Palabra y de la Eucaristía, el Salvador ha puesto sus Manos sanadoras sobre nosotros. Abramos pues, el corazón a su gracia que libera.

 
5 de febrero de 2018, memoria litúrgica de santa Águeda, virgen y mártir. 
Entrada dedicada a ella.
(Última actualización de la entrada: 10/2/24).

miércoles, 31 de enero de 2018

Guion: Domingo V del Tiempo Ordinario


Jesús cura a la suegra de Pedro


Formulario de Misa: aquí.


Ciclo B

Introducción

Hermanos, cuando hablamos de "Eucaristía" nos referimos, o bien al Sacramento del Cuerpo y la Sangre del Señor, o bien al Acto santísimo de la Misa, el único en cuyo contexto puede operarse el Milagro de ese Sacramento admirable.

Refiriéndose pues, a este segundo aspecto, nos dice el Papa Francisco:

"La Eucaristía es un acontecimiento ´maravilloso´, en el cual Jesucristo, nuestra Vida, se hace presente: Participar de la Misa es vivir otra vez la Pasión y la Muerte redentora del Señor.
(...) La Eucaristía es una teofanía: el Señor se hace presente en el Altar a fin de ser ofrecido al Padre para la salvación del mundo.
Dondequiera que se celebre, "el Señor está allí con nosotros, presente". (Audiencia general, 08/11/17).

Permanezcamos extasiados ante esta inefable Presencia, y demos gracias a nuestro Dios, paterno y misericordioso.



Primera lectura: Job. 7, 1-4. 6-7

El santo Job afirma, por propia experiencia, que las expectativas del hombre sin Dios, son de incertidumbre y desesperanza.

Segunda lectura: I Cor. 9, 16-19. 22-23

La entrega incondicional de Pablo a la causa del Evangelio es, para nosotros, cristianos del siglo XXI, modelo a seguir.

Evangelio: Mc. 1, 29-39

El milagro de la curación de la suegra de Pedro representa la intervención del Salvador en nuestro mundo:

En efecto, "Jesús, viniendo del Padre, llega a la casa de la humanidad, a nuestra tierra, y encuentra una humanidad (...) enferma (...) de la fiebre de las ideologías, las idolatrías, el olvido de Dios. Entonces, el Señor nos da su mano, nos levanta y nos cura. Y lo hace en todos los siglos". (Cf. S.S. Benedicto XVI, homilía 5/2/06).

O bien:

"Jesús habla con el Padre; esta es la fuente y el centro de todas sus actividades; (...) su predicación, las curaciones, los milagros y, por último, la Pasión, salen de este centro, de su Ser con el Padre". (Cf. ídem).


Oración de los fieles 

Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Santa Misa "Por la paz y la justicia", presidida por el Papa Francisco en Santiago el 16 de enero de 2018, en ocasión de su Viaje Apostólico a Chile

Dios Padre, que amas todo lo que has creado y lo conservas con tu bendición, gracias a tu Hijo  podemos dirigirnos a Ti con ternura y confianza. Te presentamos pues, nuestras intenciones, y te pedimos que nos regales tu gracia y tu consuelo.

 R.  Escúchanos, te rogamos.

-Por el Papa N, para que el Señor Jesús, que lo ha elegido como Pastor de su pueblo, le conceda vivir la misión de ser para la Iglesia principio y fundamento visible de la unidad de la fe y de la comunión. R.

-Por nuestra Patria y las autoridades que nos gobiernan, para que sus decisiones estén siempre al servicio de todos, buscando el bien especialmente de los más vulnerables, a fin de construir una gran nación de hermanos, donde cada uno tenga pan, respeto y alegría. R.

-Por las familias, para que podamos vivir la vocación de ser comunidad de vida y amor, y que la gracia del sacramento del matrimonio nos dé la fuerza para ser testigos del amor de Dios ante nuestros hijos, ante los hogares en dificultades y ante nuestro país. R.

-Por los jóvenes, para que sigan el llamado del Santo Padre a «caminar juntos» siguiendo a Cristo y dando razón de la esperanza a la que han sido llamados. R. 

-Por los ancianos, especialmente por los que sufren soledad, enfermedad, necesidad e incomprensión, para que sepamos ver al Señor en cada uno de ellos, amarlos y acogerlos como lo haríamos con el mismo Cristo. R.

-Por los más pobres y los que sufren cualquier aflicción, para que encuentren en Cristo, consuelo, en la Virgen, el amparo maternal, y en nosotros, una mano extendida y un corazón abierto. R.

Oración conclusiva

Dios, Padre misericordioso, fuente de toda bendición y consuelo, que enriqueces y alegras a tu pueblo en la escucha de tu Palabra y en la Fracción del Pan, acoge las intenciones que ponemos en tus manos paternales. Por Jesucristo, nuestro Señor.

A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:

"Oh, Dios, que en tu amor de Padre, te acercas al sufrimiento de todos los hombres y los asocias a la Pascua de tu Hijo, haznos puros y fuertes en la prueba, para que siguiendo el ejemplo de Cristo, aprendamos a compartir con los hermanos el misterio del dolor, iluminados por la esperanza que nos salva. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén".



Ofertorio

Ofrezcámonos ofreciendo.

Que esta sea nuestra actitud al presentar los frutos de nuestro trabajo, que serán causa de salvación para todos.


Comunión

¡Qué honor para nosotros ser comensales de esta Mesa celestial! Aquel Pan al que adoran los ángeles es para nosotros Alimento de Vida eterna.


Despedida

Nos hemos alimentado de la misma Vida Divina al celebrar los Sagrados Misterios. Seamos pues, ante los hermanos, portadores de la Buena Nueva de Jesucristo.


31 de enero de 2018, memoria litúrgica de san Juan Bosco, presbítero. Patrono de la juventud. 
Entrada dedicada a él.


martes, 23 de enero de 2018

Guion: Domingo IV del Tiempo Ordinario





Formulario de Misa: aquí.


Ciclo B

Introducción

"No podemos olvidar el gran número de cristianos que, en el mundo entero, en dos mil años de historia, resistieron hasta la muerte para defender la Eucaristía; y cuántos, aún hoy, arriesgan la vida para participar de la Misa dominical". (S.S. Francisco, Audiencia general, 08/11/17).

"La Misa (...) es la oración por excelencia, la más alta, la más sublime, y al mismo tiempo la más “concreta” (...); es el encuentro de amor con Dios mediante su Palabra y el Cuerpo y Sangre de Jesús. Es un encuentro con el Señor" (S.S. Francisco, Audiencia general, 15/11/17), el más genuino, el más profundo, el más santo.

De pie, recibamos al sacerdote que presidirá esta celebración.


Liturgia de la Palabra

Primera lectura: Deut. 18, 15-20

La primera lectura de esta liturgia pone de relieve la importancia del profeta como enviado del Señor, llamado a ser fidelísimo intérprete de la Palabra de salvación.

Salmo 94, 1-2. 6-7. 8-9

Ojalá hoy escuchemos la voz del Señor. Es lo que pediremos con el salmista a continuación. Que de verdad sea una oración que repitamos y hagamos realidad cada día de nuestra vida.

Segunda lectura: I Cor. 7, 32-35

El fiel cumplimiento de las obligaciones diarias, de acuerdo con nuestro estado, es el mejor modo de agradar a Dios.

Evangelio: Mc. 1, 21-28

Solo el poder supremo de Jesucristo puede liberarnos del Enemigo del pecado y de sus consecuencias.


Oración de los fieles

Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas del Encuentro con sacerdotes, religiosos, consagrados y seminaristas presidido el 16 de enero de 2018 en Santiago de Chile por el Papa Francisco en ocasión de su Viaje Apostólico al país transandino:

Queridos hermanos y hermanas, con fe y confianza elevemos nuestra oración al Padre de los cielos, para que conceda a la Iglesia vivir en fidelidad, amando a Jesucristo sobre todas las cosas.

 R. Señor, escúchanos.

-Oremos al Padre de la misericordia por la Iglesia.

+Para que, en medio de tanto oleaje tormentoso que ha sacudido a la barca de Pedro, nuestra Iglesia en N (se menciona la nación) siga fiel al Señor, y sea profetisa de la bondad, del bien y de la belleza de Dios. R.

-Oremos al Señor por el Santo Padre y su ministerio.

+Para que el Sucesor de Pedro, nos confirme en la fe, nos anime en la esperanza y nos impulse a salir hacia las periferias existenciales, hacia el encuentro con nuestros hermanos. R

-Por los que gobiernan, legislan e imparten la justicia.

+Para que nuestros gobernantes y aquellos que en el  futuro hayan de asumir nuevos cargos, promuevan leyes justas y eficaces, amen a su pueblo, trabajen por el bien común y hagan de nuestra Patria una tierra de prosperidad y bonanza, con la colaboración de toda la ciudadanía. R.

-Por los religiosos y consagrados que sufren alguna necesidad o dolencia.

+Para que los ministros de la Iglesia, los religiosos y las religiosas que pasan por la tribulación de la enfermedad, la soledad, o el desencanto, se revitalicen en su relación con Jesucristo y con sus hermanos, y encuentren en Él la paz y la alegría. R.

-Oremos por los servidores del Pueblo de Dios.

-Para que como cristianos, nuestra vida sea un servicio generoso y una entrega incondicional a los hermanos, especialmente a los más pobres y excluidos, como buenos administradores de los diversos dones recibidos de Dios. R

-Oremos al Señor por las vocaciones.

+Para que nuestras comunidades cristianas sean vivas y fervorosas, alegres y fraternas, y puedan despertar entre los jóvenes el deseo de consagrarse a Dios y al servicio de sus hermanos. R.
 
A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:

"Oh, Padre, que en Cristo, tu Hijo, nos has dado al único Maestro de Sabiduría y al Libertador de los poderes del mal, haznos fuertes en la profesión de la fe para que, en palabras y obras, proclamemos la verdad y testimoniemos la alegría de aquellos que a Ti se confían. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".


Ofertorio

Valiosos son los dones del pan y el vino porque significan el fruto de nuestro esfuerzo. Pero serán preciosos cuando representen la grandeza del amor de un Dios que se oculta bajo esas humildes apariencias.


Comunión

Al rezar el Padrenuestro, hemos pedido "nuestro pan de cada día", no solamente para asegurarnos el sustento material sino sobre todo para que no nos falte este Pan celestial, Prenda cierta de salvación, que ahora la Iglesia nos entrega.


Despedida

La Bendición final que nos acaba de impartir el sacerdote, es el último don que recibimos en la Santa Misa, pero las gracias celestiales por haber participado en este Acto Supremo de Cristo y su Iglesia, serán infinitas.


23 de enero de 2018, en algunos lugares, festividad de los Desposorios de María y José. Entrada dedicada a ellos.


lunes, 15 de enero de 2018

Guion: Domingo III del Tiempo Ordinario


 



Formulario de Misa: aquí.


Ciclo B
 
Introducción

"Toda celebración de la Eucaristía es un rayo de ese Sol sin ocaso que es Jesús Resucitado. Participar en la Misa, en particular el domingo, significa entrar en la victoria del Resucitado, ser iluminados por su luz, abrigados por su calor. A través de la celebración eucarística el Espíritu Santo nos hace partícipes de la Vida divina que es capaz de transfigurar todo nuestro ser mortal. y en su paso de la muerte a la vida, del tiempo a la eternidad". (S.S. Francisco, Audiencia general, 22/11/17).

Animados por estas palabras, celebramos el Santo Sacrificio del Altar, Obra de nuestra redención, y lo hacemos en este domingo III del Tiempo Ordinario, que el Papa Francisco ha querido dedicar a la Palabra de Dios a perpetuidad. (Cf. Carta Apóstólica en forma de Motu proprio Aperuit illis, n. 3, 30/09/19).


Indicaciones para este domingo (Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos): ver aquí.
 
 

En este "Domingo de la Palabra de Dios", respondamos con alegre predisposición a la iniciativa del Señor, que sale a nuestro encuentro en las Sagradas Escrituras propuestas por la santa liturgia:

Tener en cuenta las recomendaciones del Papa Francisco para este domingo peculiar:

"Las comunidades encontrarán el modo de vivir este Domingo como un día solemne. En cualquier caso, será importante que en la celebración eucarística se entronice el texto sagrado, a fin de hacer evidente a la asamblea el valor normativo que tiene la Palabra de Dios. En este domingo, de manera especial, será útil destacar su proclamación y adaptar la homilía para poner de relieve el servicio que se hace a la Palabra del Señor. (...) los obispos podrán celebrar el rito del Lectorado o confiar un ministerio similar para recordar la importancia de la proclamación de la Palabra de Dios en la liturgia. (...) Asimismo, los párrocos podrán encontrar el modo de entregar la Biblia, o uno de sus libros, a toda la asamblea, para resaltar la importancia de seguir en la vida diaria la lectura, la profundización y la oración con la Sagrada Escritura, con una particular consideración a la lectio divina". (Cf. ibídem supra).
 
 
Primera lectura: Jon. 3, 1-5. 10

La profecía de Jonás advierte con severidad sobre la destrucción que sobreviene al hombre que se obstina en el pecado. Solo el arrepentimiento y la reparación hacen de nosotros nuevas criaturas.

Segunda lectura: I Cor. 7, 29-31

Ni mensajes apocalípticos ni indiferencia y relativización del final de los tiempos.

San Pablo, con sabiduría de pastor, nos advierte sobre la urgencia de la conversión en un mundo que ignora el día y la hora del Juicio final.

Evangelio: Mc. 1, 14-20

Jesús llamó a sus primeros apóstoles como primicias de las generaciones de discípulos que habían de seguirlo hasta el final de los tiempos. No olvidemos que también nosotros hemos sido llamados a esta santa travesía.


Oración de los fieles 

Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones,  están tomadas del Viaje Apostólico del Santo Padre Francisco a Perú, y se corresponden con la Misa del domingo III del Tiempo Ordinario que el 21 de enero de 2018 él presidió  en Lima, la capital de ese país:

Queridos hermanos:
El Señor quiere que todos los hombres se salven; por eso, confiados en ese designio amoroso, elevemos nuestras súplicas por la Iglesia y por el mundo:

R. Te lo pedimos, Señor.

-Por nuestro Santo Padre, el Papa N, para  que siguiendo la inspiración del Espíritu Santo y el mensaje de Jesús, pueda encontrar siempre palabras y gestos oportunos para llamar a los hombres a la conversión. Roguemos al Señor.

-Por todos los obispos, sacerdotes, diáconos, y miembros de la vida consagrada, para que estén siempre atentos a las llamadas del Señor y renueven cotidianamente su fidelidad a la misión recibida. Roguemos al Señor.

-Por quienes trabajan en el orden político y social, para que entiendan su labor como una invitación del Señor a trabajar por la dignidad de las personas, por el bien de las familias, por el respeto a la vida en todas sus etapas, por la paz y la construcción de sociedades inspiradas en los valores humanos proclamados por Jesús. Roguemos al Señor.

-Por quienes padecen la falta de oportunidades laborales y carecen de las condiciones básicas para una vida digna; por los que atraviesan situaciones que los oprimen, para que encuentren creyentes en Jesucristo que los animen, mostrándoles la ternura divina, mediante la caridad sincera. Roguemos al Señor.

-Por quienes participamos en esta celebración, para que, esforzándonos por discernir las llamadas de Dios, vivamos en espíritu de sincera conversión y seamos discípulos misioneros de Cristo que anuncian la alegría del Evangelio. Roguemos al Señor.

Oración conclusiva


"Escucha, Padre de bondad, la oración de tu Iglesia, y concédenos un corazón libre de toda aflicción para servirte con pureza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".

O bien:

Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, pertenecen a la Santa Misa en el "Domingo de la Palabra de Dios", presidida por el Papa Francisco, en la Basílica de San Pedro, el 21 de enero de 2024:

Queridos hermanos, a Dios Padre, que en Cristo, su Hijo, se ha manifestado definitivamente al mundo, elevemos confiados nuestra plegaria:

R. Te rogamos, óyenos

-Señor, infunde tu Espíritu en la Iglesia.
Que escuche, custodie y exponga el depósito de la fe divinamente revelado y transmitido a nosotros a través de la Sagrada Escritura y la Tradición. R.

-Señor, ilumina con tu Sabiduría a los gobernantes y a las asambleas legislativas.
Que promuevan el bienestar de todos los pueblos y reconozcan la dignidad de cada persona. R.

-Señor, suscita con amor numerosos obreros para tu mies.
Que todo hombre pueda conocer tu Verdad liberadora y pueda contemplar la belleza consoladora de tu Rostro. R.

-Señor, toca el corazón de quienes en las asambleas litúrgicas ejercen el ministerio de lectores.
Que por su servicio, la Palabra de Dios sea sembrada con generosidad, germine, dé fruto en el corazón de los hombres y se difunda por todas partes. R.

-Señor, dirige tu amorosa mirada sobre los catequistas.
Que con franqueza apostólica lleven a todos los hombres el anuncio del Evangelio. R.

Oración conclusiva

"Padre Bueno, acoge nuestra humilde plegaria; que la escucha atenta y obediente de tu Palabra nos haga crecer en profunda semejanza con tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos".


A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:

"Oh, Padre, que en el Hijo nos has dado la plenitud de tu palabra y de tus dones, haz que sintamos la urgencia de convertirnos a Ti y de adherir con toda el alma al Evangelio, para que con nuestra vida anunciemos también a los que dudan y a los lejanos, la Buena Nueva del único Salvador, Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".


Ofertorio

El anhelo de reconciliación entre nosotros y con Dios y la necesidad de conversión sean hoy las ofrendas que acompañen este pan y este vino al Altar.


Comunión

La comunión eucarística con Jesús, Resucitado y Vivo para siempre, anticipa el domingo sin atardecer, cuando ya no haya fatiga ni dolor ni luto ni lágrimas, sino solo la alegría de vivir plenamente y para siempre con el Señor. (S.S. Francisco, Audiencia 13/12/17).


Despedida

La Santísima Virgen dirija nuestros pasos para que nunca nos alejemos de su Hijo Jesús.


15 de enero de 2018, lunes de la semana II del Tiempo Ordinario. Entrada dedicada al Papa Francisco en el día de su  arribo a Chile.
(Última actualización de la entrada: 19/01/24).

martes, 9 de enero de 2018

Guion: Domingo II del Tiempo Ordinario


                                 
   


Formulario de Misa: ver aquí.

Ciclo B

Introducción

Luego de las grandes festividades natalicias,  iniciamos nuevamente el tiempo litúrgico llamado "Ordinario", en el que no celebramos ningún aspecto en particular de la Vida del Señor, aunque en cada Santa Misa, realicemos el memorial de todos y cada uno de sus misterios

De hecho, «la obra de nuestra redención se efectúa cuantas veces se celebra en el Altar el Sacrificio de la Cruz, por medio del cual Cristo, que es nuestra Pascua, ha sido inmolado» (Constitución Dogmática, Lumen Gentium, 3).

"La Misa es el memorial de su Pascua, del 'éxodo', que ha realizado por nosotros, para sacarnos de la esclavitud e introducirnos en la tierra prometida de la Vida eterna. No es solamente un recuerdo. (...). Es hacer presente aquello que ha sucedido hace veinte siglos atrás". (S.S. Francisco, Audiencia general, 22/11/17).

Son las palabras del Papa Francisco que predisponen nuestro corazón para esta Santa Misa del día del Señor.



Primera lectura: I Sam. 3, 3b. 10-19

Esta primera lectura nos invita a ponernos a la escucha del Señor como Samuel. Digamos pues, como él:

"Habla, Señor, que tu siervo escucha".

Segunda lectura: I Cor. 6, 13c-15a. 17-20

Desde la creación del hombre, el cuerpo humano, animado por el aliento divino del Espíritu, es la más respetable de la criaturas. Desde la Encarnación del Verbo y la consecuente Ofrenda de su Vida, el cuerpo, -más aún, la persona humana- se convierte en la realidad más sagrada que pueda existir en la creación, si se exceptúan los santos ángeles.

Evangelio: Jn. 1, 35-42

Ojalá también nosotros, como los apóstoles, podamos exclamar con gozo: "Hemos encontrado al Mesías". Y que como ellos, ayudemos a que otros hermanos Lo encuentren y Lo reconozcan como el Cordero de Dios que se sacrifica por todos.


Oración de los fieles 

Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Santa Misa presidida por el Papa Francisco el 19 de noviembre de 2017, en ocasión de la "I Jornada Mundial de los pobres", por él instituida:

A Dios, Padre bueno y providente, elevemos confiados nuestra oración.

 R. Te rogamos que nos oigas.
 

-Infunde tu Espíritu, Padre, sobre la Iglesia: consérvala íntegra en la fe, para que camine en la esperanza y sea siempre animada por la auténtica caridad. R.

-Mira, Padre, al Papa N, obispos y sacerdotes: que participando cada vez más de los sentimientos de Cristo, nuestro Señor, conformen su vida al Misterio que celebran en el Altar. R.

-Asiste, Padre, a tus hijos que viven en la indigencia: dónales el consuelo de tu amistad y la compañía de hermanos atentos y generosos. R.

-Guía, Padre, las opciones de los gobernantes: líbralos de los intereses personales, para que promuevan la dignidad y el bien de cada hermano. R.

-Convierte con tu gracia, Padre, el corazón de cada hombre: que ninguno quede prisionero del pecado y a todos sea anunciada la esperanza de la Vida eterna. R.

Oración conclusiva

"Escucha, oh, Padre, la voz de tus hijos, y en tu bondad, cólmalos de tu amor. Por Cristo, nuestro Señor. Amén."

A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:

"Oh, Dios, que revelas los signos de tu presencia en la Iglesia, en la liturgia y en los hermanos, haz que no escuchemos en vano ninguna de tus palabras, para reconocer tu proyecto de salvación, convirtiéndonos en apóstoles y profetas de tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".


Ofertorio

Presentamos el pan y el vino. Son alimento terrenal y serán Alimento celestial. Pero no cualquiera sino el Cordero que es sacrificado y muere para que tengamos vida en abundancia.


Comunión

"El Señor Jesús, haciéndose Pan partido por nosotros, derrama sobre cada uno toda su misericordia y su amor, como lo ha hecho en la Cruz, para así renovar nuestro corazón, nuestra existencia y el modo de relacionarnos con Él y con los hermanos. (S.S. Francisco, Audiencia general, 22/11/17).


Despedida

El Maestro nos ha enseñado dónde vive y dónde encontrarlo: en cada Altar, en cada sagrario y en cada hermano, especialmente en los que más sufren. No dejemos de buscarlo jamás.


9 de enero de 2018, martes de la I semana del Tiempo Ordinario.
Entrada dedicada a Cristo, Cordero de Dios.

lunes, 18 de diciembre de 2017

Guion: Domingo IV de Adviento






Formulario de Misa: hacer clic aquí.

Para profundizar sobre las características del Tiempo de Adviento hacer clic aquí

 
Ciclo B

Introducción

Hermanos, la sabia pedagogía del Año litúrgico nos ha conducido hacia este cuarto y último Domingo de Adviento.

Dirijamos la mirada a aquella que fue la primera en creer en Él plenamente, y la única en recibirlo humildemente en su seno, y en ofrecerlo generosamente a la humanidad.

"La Madre de Cristo nos enseña a reconocer el tiempo de Dios, el momento  favorable en el que Él pasa por nuestra vida y nos pide una respuesta pronta y generosa. El misterio de la Noche santa, que aconteció históricamente hace más de dos mil años, se actualiza, como evento espiritual, en el hoy de la liturgia. El Verbo, que encontró morada en el seno de María, viene a llamar al corazón de todo hombre,  con singular intensidad en la próxima Navidad". (Cf. San Juan Pablo II, Ángelus, 19/12/99).

O bien:

"A pocos días ya de la fiesta de Navidad, se nos invita a dirigir la mirada al misterio inefable que María llevó durante nueve meses en su seno virginal:  el misterio de Dios que se hace hombre. Este es el primer eje de la redención. El segundo es la Muerte y Resurrección de Jesús, y estos dos ejes inseparables manifiestan un único plan divino:  salvar a la humanidad y su historia, asumiéndolas hasta el fondo, al hacerse plenamente cargo de todo el mal que las oprime".  (S.S. Benedicto XVI, Ángelus, 21/12/08).

Cualquiera de las moniciones introductorias precedentes, se concluye con estas palabras:
 
Nuestra fervorosa participación en la Misa exprese la gratitud de sabernos salvados y protegidos por el Dios que es, que viene y que vendrá, mientras nos acercamos espiritualmente y con renovada esperanza, otro año más, a adorarlo en el humilde Portal de Belén.

Luego del saludo inicial, y, si se cree conveniente, en lugar del Acto penitencial, puede realizarse el rito del encendido del cuarto cirio de la Corona de Adviento. En otra entrada de este blog, se ofrece un modelo de oración para el encendido de cada uno de los cirios. Hacer clic aquí.  

Se omite el himno Gloria in excelsis.



Primera lectura: II Sam 7, 1-5. 8b-12. 14a-16

La siguiente página del Libro de Samuel, presenta la promesa de Dios sobre el advenimiento del Reinado del Mesías, Hijo suyo y el más ilustre Descendiente de David.

Segunda lectura: Rom. 16, 25-27

La revelación del "misterio mantenido en secreto durante siglos eternos", gracias a la liturgia, vuelve a manifestarse en todo su esplendor en la celebración de cada Navidad. Preparemos nuestro corazón para la Venida del Mesías.

Evangelio: Lc. 1, 26-38

"El Evangelio de este domingo presenta a la Virgen María en el momento de acoger el anuncio del Nacimiento del Mesías. Su actitud es para todo cristiano y para todo hombre de buena voluntad modelo de cómo hay que prepararse para la Navidad". (San Juan Pablo II, Ángelus, 19/12/99). 
 
 
Oración de los fieles

R. Jesús, ven y concédenos el gozo de tu Navidad.

-Porque la Iglesia no puede subsistir ni cumplir su misión si no está íntimamente unida a Ti. R.

-Porque el Papa N y los obispos deben experimentar y contagiar la alegría espiritual de tu Venida. R.

-Porque la tristeza y la división, la desconfianza y el desaliento reinan en muchos hogares. R.

-Porque el materialismo consumista propio de estos días invade nuestra sociedad y oscurece el verdadero sentido de la Navidad. R.

-Porque no hemos aprendido a perdonar ni a perdonarnos. R.

A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:
 
"Dios grande y misericordioso, que entre los humildes eliges a tus siervos para llevar a su cumplimiento el designio de salvación, concede a tu Iglesia la fecundidad del Espíritu, a fin de que, siguiendo el ejemplo de María, acoja al Verbo de la Vida y se alegre como Madre de una estirpe santa e incorruptible. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".



Ofertorio

Nuestros logros y caídas espirituales en este Adviento que está por concluir, hoy se hacen ofrenda. Que junto al pan y al vino, lleguen al Altar del Sacrificio redentor, y por la gracia divina, vuelvan a nosotros como dones celestiales.



Comunión

¡Bendito sea Jesucristo, el Pan Bueno, que la liturgia de la Iglesia hace germinar en cada Altar, como en un nuevo Pesebre de Belén!
 
Preparemos nuestro corazón como una cuna, y en la Noche santa ya inminente, renovémosle nuestro amor.

Conviene que el sacerdote emplee la Bendición solemne de Adviento, al igual que en los días entre el 17 y el 24 de diciembre, ferias privilegiadas de este tiempo.


Despedida

"... que Jesús, que dentro de pocos días vendrá a llenar de alegría nuestra vida, encuentre en cada familia cristiana una generosa acogida, como sucedió en Belén durante la Noche santa". (Cf. San Juan Pablo II, Ángelus, 22/12/02).

O bien:

"Volvamos en estos días nuestra mirada a María y José, que esperan el Nacimiento de Jesús, y aprendamos de ellos el secreto del recogimiento para gustar la alegría de la Navidad. Preparémonos para acoger con fe al Redentor que viene a estar con nosotros, Palabra de amor de Dios para la humanidad de todos los tiempos". (S.S. Benedicto XVI, Ángelus, 21/12/08).
 
Guion Misa solemne de Nochebuena: clic aquí.


18 de diciembre de 2017, feria privilegiada de la última semana de Adviento. 
Entrada dedicada al Mesías esperado y a sus Padres María y José.