Formulario de Misa: hacer clic aquí.
Para profundizar sobre las características del Tiempo de Adviento hacer clic aquí.
Ciclo B
Introducción
Hermanos, la sabia pedagogía del Año litúrgico nos ha conducido hacia este cuarto y último Domingo de Adviento.
Dirijamos la mirada a aquella que fue la primera en creer en Él plenamente, y la única en recibirlo humildemente en su seno, y en ofrecerlo generosamente a la humanidad.
"La Madre de Cristo nos enseña a reconocer el tiempo de Dios, el momento favorable en el que Él pasa por nuestra vida y nos pide una respuesta pronta y generosa. El misterio de la Noche santa, que aconteció históricamente hace más de dos mil años, se actualiza, como evento espiritual, en el hoy de la liturgia. El Verbo, que encontró morada en el seno de María, viene a llamar al corazón de todo hombre, con singular intensidad en la próxima Navidad". (Cf. San Juan Pablo II, Ángelus, 19/12/99).
O bien:
"A pocos días ya de la fiesta de Navidad, se nos invita a dirigir la mirada al misterio inefable que María llevó durante nueve meses en su seno virginal: el misterio de Dios que se hace hombre. Este es el primer eje de la redención. El segundo es la Muerte y Resurrección de Jesús, y estos dos ejes inseparables manifiestan un único plan divino: salvar a la humanidad y su historia, asumiéndolas hasta el fondo, al hacerse plenamente cargo de todo el mal que las oprime". (S.S. Benedicto XVI, Ángelus, 21/12/08).
Cualquiera de las moniciones introductorias precedentes, se concluye con estas palabras:
Nuestra fervorosa participación en la Misa exprese la gratitud de sabernos salvados y protegidos por el Dios que es, que viene y que vendrá, mientras nos acercamos espiritualmente y con renovada esperanza, otro año más, a adorarlo en el humilde Portal de Belén.
Luego del
saludo inicial, y, si se cree conveniente, en lugar del Acto
penitencial, puede realizarse el rito del encendido del cuarto cirio de la Corona de Adviento. En otra
entrada de este blog, se ofrece un modelo de oración para el encendido
de cada uno de los cirios. Hacer clic aquí.
Se omite el himno Gloria in excelsis.
Primera lectura: II Sam 7, 1-5. 8b-12. 14a-16
La siguiente página del Libro de Samuel, presenta la promesa de Dios sobre el advenimiento del Reinado del Mesías, Hijo suyo y el más ilustre Descendiente de David.
Segunda lectura: Rom. 16, 25-27
La revelación del "misterio mantenido en secreto durante siglos eternos", gracias a la liturgia, vuelve a manifestarse en todo su esplendor en la celebración de cada Navidad. Preparemos nuestro corazón para la Venida del Mesías.
Evangelio: Lc. 1, 26-38
"El Evangelio de este domingo presenta a la Virgen María en el momento de acoger el anuncio del Nacimiento del Mesías. Su actitud es para todo cristiano y para todo hombre de buena voluntad modelo de cómo hay que prepararse para la Navidad". (San Juan Pablo II, Ángelus, 19/12/99).
Oración de los fieles
R. Jesús, ven y concédenos el gozo de tu Navidad.
-Porque la Iglesia no puede subsistir ni cumplir su misión si no está íntimamente unida a Ti. R.
-Porque el Papa N y los obispos deben experimentar y contagiar la alegría espiritual de tu Venida. R.
-Porque la tristeza y la división, la desconfianza y el desaliento reinan en muchos hogares. R.
-Porque el materialismo consumista propio de estos días invade nuestra sociedad y oscurece el verdadero sentido de la Navidad. R.
-Porque no hemos aprendido a perdonar ni a perdonarnos. R.
A continuación, se propone como otra
oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este
domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al
castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda
colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:
"Dios grande y misericordioso, que entre los humildes eliges a tus siervos para llevar a su cumplimiento el designio de salvación, concede a tu Iglesia la fecundidad del Espíritu, a fin de que, siguiendo el ejemplo de María, acoja al Verbo de la Vida y se alegre como Madre de una estirpe santa e incorruptible. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".
Ofertorio
Nuestros logros y caídas espirituales en este Adviento que está por concluir, hoy se hacen ofrenda. Que junto al pan y al vino, lleguen al Altar del Sacrificio redentor, y por la gracia divina, vuelvan a nosotros como dones celestiales.
Comunión
¡Bendito sea Jesucristo, el Pan Bueno, que la liturgia de la Iglesia hace germinar en cada Altar, como en un nuevo Pesebre de Belén!
Preparemos nuestro corazón como una cuna, y en la Noche santa ya inminente, renovémosle nuestro amor.
Conviene que el sacerdote emplee la Bendición
solemne de Adviento, al igual que en los días entre el 17 y el 24 de
diciembre, ferias privilegiadas de este tiempo.
Despedida
"... que Jesús, que dentro de pocos días vendrá a llenar de alegría nuestra vida, encuentre en cada familia cristiana una generosa acogida, como sucedió en Belén durante la Noche santa". (Cf. San Juan Pablo II, Ángelus, 22/12/02).
O bien:
"Volvamos en estos días nuestra mirada a María y José, que esperan el Nacimiento de Jesús, y aprendamos de ellos el secreto del recogimiento para gustar la alegría de la Navidad. Preparémonos para acoger con fe al Redentor que viene a estar con nosotros, Palabra de amor de Dios para la humanidad de todos los tiempos". (S.S. Benedicto XVI, Ángelus, 21/12/08).
Guion Misa solemne de Nochebuena: clic aquí.
18 de diciembre de 2017, feria privilegiada de la última semana de Adviento.
Entrada dedicada al Mesías esperado y a sus Padres María y José.
No hay comentarios:
Publicar un comentario