Bendicional: en negro; (oración de bendición: negrita cursiva).
El capítulo XXV del Bendicional, en la parte referida a las "bendiciones de construcciones y actividades", ofrece la siguiente bendición:
(Se conservan los números de secciones y parágrafos tal y como se hallan en el Bendicional: negrita. También en negrita me
permito realzar algunas cuestiones litúrgicas del texto del
Bendicional, incisos que, a mi criterio, merecen especial
consideración).
Comentarios del blog: azul.
El capítulo XXV del Bendicional, en la parte referida a las "bendiciones de construcciones y actividades", ofrece la siguiente bendición:
BENDICIÓN DE LOS TÉRMINOS DE UNA POBLACIÓN
848. En algunos lugares, la tradicional bendición de los términos de una población sigue vigente. Por esta razón se mantiene este formulario. (Es como una huella documental de la importancia que tuvo este rito en tiempos pasados).
Este rito significa la reunión de la Iglesia desde los cuatro puntos cardinales, uniendo su actividad y el trabajo de los hombres con la fuerza de la Cruz de Cristo, para que el Evangelio sea norma de vida y guía del quehacer cristiano.
849. Esta bendición puede efectuarse en la fiesta de la Exaltación de la santa Cruz (14 de septiembre), el día 3 de mayo (antigua fiesta de la Invención de la santa Cruz), o bien el primer domingo del mes de mayo, u otro día apropiado, según las costumbres de cada lugar. Adviértase la importancia de la Cruz del Señor en todo el rito.
La bendición se hará con solemnidad, con participación del diácono, donde sea posible y con una procesión precedida de la Cruz y del Evangeliario. (Como ocurre en el caso de la Misa).
RITO DE LA'BENDICIÓN
850. Se va en procesión hasta el lugar en que tendrá lugar la bendición, mientras se cantan las letanías de los santos.
Emotiva es la evocación de los cuatro puntos cardinales, que sigue a continuación, relacionada con el misterio de la gloriosa Cruz del Señor:
BENDICIÓN DEL ORIENTE
851. Cuando se llega al lugar adecuado, fuera de la población, se canta en dirección a oriente el siguiente responsorio:
V. ¡Oh, Cruz fiel, árbol único en nobleza! Jamás el bosque dio mejor tributo en hoja, en flor y en fruto.
R. ¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la vida empieza con un Peso tan dulce en su corteza! (T. P. Aleluya.)
V. Tú, solo entre los árboles, crecido para tender a Cristo en tu regazo.
R. ¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la vida empieza con un Peso tan dulce en su corteza! (T. P. Aleluya.)
852. Seguidamente se lee el siguiente Evangelio, en la forma acostumbrada, pero sin pedir la bendición: (es la misma página evangélica de la solemnidad de la Epifanía del Señor)
Venimos de Oriente a adorar al Rey
+ Lectura del santo Evangelio según san Mateo 2, 1-12
Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
—«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo.»
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
—«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
"Y tú, Belén, tierra de Judea,+ no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel."»
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en el que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
—«Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.»
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor.
853. Después del Evangelio, el celebrante rocía con agua bendita en dirección al oriente y dice:
V. Por la señal de la santa Cruz. (T. P. Aleluya.)
R. Líbranos, Señor, Dios nuestro (T. P. Aleluya.)
Oremos.
Escucha, Señor, nuestras súplicas y, ya que somos castigados por nuestros pecados, y padecemos la desgracia de las calamidades naturales, líbranos de estos males, para gloria de tu Nombre, y preserva a nuestros términos de toda adversidad, para que lo que nazca en ellos sirva a tu Majestad y remedie nuestras necesidades. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
BENDICIÓN DEL OCCIDENTE
854. Luego el celebrante se vuelve hacia occidente, y se canta el siguiente responsorio:
V. Nosotros hemos de gloriarnos en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo: en Él está nuestra salvación, vida y resurrección.
R. Él nos ha salvado y libertado. (T. P. Aleluya.)
V. Tu Cruz adoramos, Señor, y tu santa Resurrección alabamos y glorificamos.
R. Él nos ha salvado y libertado. (T. P. Aleluya.)
855. Seguidamente se lee el siguiente Evangelio, en la forma acostumbrada, pero sin pedir la bendición: (es la página evangélica de la solemnidad de la Ascensión en el Ciclo C)
Subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios
+ Conclusión del santo Evangelio según san Marcos 16,15-20
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo:
—«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi Nombre, hablarán lenguas nuevas, tomarán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
Palabra del Señor.
856. Después del Evangelio, el celebrante rocía con agua bendita en dirección al occidente y dice:
V. Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos. (T. P. Aleluya.)
R. Porque con tu Cruz has redimido el mundo. (T. P. Aleluya.)
Oremos.
Dios todopoderoso y eterno, autor y conservador de todos los bienes, ante quien se dobla toda rodilla en el cielo, en la tierra y en el abismo; confiados en tu misericordia, te suplicamos humildemente que apartes de nuestros términos todas las tormentas y disperses las tempestades, para que, libres de estas calamidades, demos gracias a tu majestad y tengamos el ánimo mejor dispuesto para poder servirte. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
BENDICIÓN DEL NORTE
857. Luego el celebrante se vuelve hacia el norte, y se canta el siguiente responsorio:
V. ¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la vida empieza con un Peso tan dulce en su corteza!
R. Tú, solo entre los árboles, crecido para tender a Cristo en tu regazo. (T. P. Aleluya.)
V. Esta señal de la Cruz brillará en el cielo, cuando venga el Señor para juzgar.
R. Tú, solo entre los árboles, crecido para tender a Cristo en tu regazo. (T. P. Aleluya.)
858. Seguidamente se lee el siguiente Evangelio, en la forma acostumbrada, pero sin pedir la bendición:
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo
+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:
—«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú eres entre las mujeres.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:
—«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel:
—«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó:
—«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó:
—«Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.
Palabra del Señor.
859. Después del Evangelio, el celebrante rocía con agua bendita en dirección al norte y dice:
V. Nosotros hemos de gloriarnos en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo. (T. P. Aleluya.)
R. En Él está nuestra salvación, vida y resurrección. (T. P. Aleluya.)
Oremos.
Señor y Dios nuestro, dígnate conceder y conservarnos los frutos de la tierra, para que nos alegremos con tus beneficios temporales y sintamos el aumento de los dones espirituales. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
BENDICIÓN DEL SUR
860. Luego el celebrante se vuelve hacia el sur, y se canta el siguiente responsorio:
V. Esta señal de la Cruz brillará en el cielo, cuando venga el Señor para juzgar.
R. Y pondrá al descubierto los designios del corazón. (T. P. Aleluya.)
V. Cuando el Hijo del hombre se sentará en el trono de su gloria y comenzará a juzgar el mundo con el fuego.
R. Y pondrá al descubierto los designios del corazón. (T. P. Aleluya.)
861. Seguidamente se lee el siguiente Evangelio, en la forma acostumbrada, pero sin pedir la bendición:
La Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros
+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 1-5.9-14
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su Nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Palabra del Señor.
862. Después del Evangelio, el celebrante rocía con agua bendita en dirección al sur y dice: (inscripción bíblica que se halla en el obelisco de la Plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano).
V. Ésta es la Cruz del Señor. (T. P. Aleluya.)
R. Huid enemigos; ha vencido el León de la tribu de Judá. (T. P. Aleluya.)
Oremos.
Te rogamos, Señor y Dios nuestro, que mires nuestros términos con ojos serenos y rostro alegre, y envíes sobre ellos tu bendición, para que el granizo no los afecte, la fuerza de la tempestad no los arrase, la sequía no los debilite, las plagas no los dañen, ni el exceso de lluvia los malogre, sino que lleves a madurez sus frutos íntegros y sean abundantes para nuestra utilidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
863. El celebrante, con la cruz en sus manos, hace la señal de la cruz a los cuatro puntos cardinales, diciendo:
La bendición de Dios todopoderoso, + Padre, + Hijo + y Espíritu Santo, + descienda y permanezca sobre nuestros términos y sobre sus frutos.
R. Amén.
864. Se vuelve procesionalmente a la iglesia, cantando las letanías de los santos.
Al llegar a la iglesia, se canta Reina del cielo (se trata de la célebre antífona mariana Regina caeli, que en Tiempo de Pascua sustituye al Ángelus), si es tiempo pascual, o, en caso contrario, la Salve, y se despide la asamblea.
—«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó:
—«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó:
—«Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.
Palabra del Señor.
859. Después del Evangelio, el celebrante rocía con agua bendita en dirección al norte y dice:
V. Nosotros hemos de gloriarnos en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo. (T. P. Aleluya.)
R. En Él está nuestra salvación, vida y resurrección. (T. P. Aleluya.)
Oremos.
Señor y Dios nuestro, dígnate conceder y conservarnos los frutos de la tierra, para que nos alegremos con tus beneficios temporales y sintamos el aumento de los dones espirituales. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
BENDICIÓN DEL SUR
860. Luego el celebrante se vuelve hacia el sur, y se canta el siguiente responsorio:
V. Esta señal de la Cruz brillará en el cielo, cuando venga el Señor para juzgar.
R. Y pondrá al descubierto los designios del corazón. (T. P. Aleluya.)
V. Cuando el Hijo del hombre se sentará en el trono de su gloria y comenzará a juzgar el mundo con el fuego.
R. Y pondrá al descubierto los designios del corazón. (T. P. Aleluya.)
861. Seguidamente se lee el siguiente Evangelio, en la forma acostumbrada, pero sin pedir la bendición:
La Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros
+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 1-5.9-14
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su Nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Palabra del Señor.
862. Después del Evangelio, el celebrante rocía con agua bendita en dirección al sur y dice: (inscripción bíblica que se halla en el obelisco de la Plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano).
V. Ésta es la Cruz del Señor. (T. P. Aleluya.)
R. Huid enemigos; ha vencido el León de la tribu de Judá. (T. P. Aleluya.)
Oremos.
Te rogamos, Señor y Dios nuestro, que mires nuestros términos con ojos serenos y rostro alegre, y envíes sobre ellos tu bendición, para que el granizo no los afecte, la fuerza de la tempestad no los arrase, la sequía no los debilite, las plagas no los dañen, ni el exceso de lluvia los malogre, sino que lleves a madurez sus frutos íntegros y sean abundantes para nuestra utilidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
863. El celebrante, con la cruz en sus manos, hace la señal de la cruz a los cuatro puntos cardinales, diciendo:
La bendición de Dios todopoderoso, + Padre, + Hijo + y Espíritu Santo, + descienda y permanezca sobre nuestros términos y sobre sus frutos.
R. Amén.
864. Se vuelve procesionalmente a la iglesia, cantando las letanías de los santos.
Al llegar a la iglesia, se canta Reina del cielo (se trata de la célebre antífona mariana Regina caeli, que en Tiempo de Pascua sustituye al Ángelus), si es tiempo pascual, o, en caso contrario, la Salve, y se despide la asamblea.
6 de agosto de 2017, fiesta de la Transfiguración del Señor.
Entrada dedicada a Jesucristo, Rey de la gloria, en el día semanal a Él dedicado.
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