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miércoles, 30 de agosto de 2017

Bendición de una nueva casa




Bendicional: en negro; (oración de bendición: negrita cursiva).
(Se conservan los números de secciones y parágrafos tal y como se hallan en el Bendicional: negrita. También en negrita me permito realzar algunas cuestiones litúrgicas del texto del Bendicional, incisos que, a mi criterio, merecen especial consideración).
Comentarios del blog: azul.
 
El capítulo X del Bendicional, en la parte correspondiente a las "bendiciones de construcciones y actividades", ofrece la siguiente bendición:

BENDICIÓN DE UNA NUEVA CASA

534. Cuando los cristianos desean inaugurar una nueva casa invocando la protección divina, el pastor de almas y sus cooperadores accederán de buen grado a este deseo, ya que con ello se les ofrece una magnífica ocasión de entrar en contacto con aquellos fieles. Así, juntos y con alegría, dan gracias a Dios, de quien procede todo bien, por el don de una nueva vivienda.

535. El rito que aquí se propone pueden utilizarlo el sacerdote, el diácono, y también el laico, con los ritos y fórmulas previstos para él.

536. Con el fin de acomodar la celebración a las circunstancias del lugar y de los que viven en la casa, pueden adaptarse algunos de los elementos de este rito, respetando siempre la estructura de la celebración y sus elementos principales.

537. No debe hacerse la bendición de la nueva casa sin la presencia de los que en ella viven. De hecho, la razón por la que se bendice un lugar, se debe a que hombres y mujeres, destinatarios finales de toda bendición divina, han de habitarlo o frecuentarlo.

RITO DE LA BENDICIÓN

RITOS INICIALES

538. Reunidos en el lugar adecuado los miembros de la familia con sus parientes y amigos, el ministro dice:

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Todos se santiguan y responden:

Amén.

"Con sus parientes y amigos". Esta expresión "extiende", por decirlo así, la gracia de la bendición divina a más destinatarios que los que morarán en el lugar bendecido o que concurrirán a él asiduamente.

539. El ministro, si es sacerdote o diácono, saluda a los presentes, diciendo:

La paz del Señor a esta casa y a todos los aquí presentes.

U otras palabras adecuadas, tomadas preferentemente de la sagrada Escritura.

Todos responden:

Y con tu espíritu.

O de otro modo adecuado.

540. Si el ministro es laico, saluda a los presentes, diciendo:

Que Dios, al que unánimes alabamos, nos conceda, por su Espíritu, estar de acuerdo entre nosotros, según Jesucristo.

Todos responden:

Amén.

541. Luego dispone a los presentes para la celebración, con estas palabras u otras semejantes:

Queridos hermanos, dirijamos nuestra ferviente oración a Cristo, que quiso nacer de la Virgen María y habitó entre nosotros, para que se digne entrar en esta casa y bendecirla con su presencia.

"Habitó entre nosotros". He aquí la verdad que expresa la anhelada irrupción del Hijo de Dios en las coordenadas de nuestro tiempo y nuestro espacio, criaturas suyas. Su presencia santifica esta realidad témporo-espacial en que vivimos. Esta es la razón de ser de toda bendición.

Cristo, el Señor, esté aquí, en medio de vosotros, fomente vuestra caridad fraterna, participe en vuestras alegrías, os consuele en vuestras tristezas, y vosotros, guiados por las enseñanzas y ejemplos de Cristo, procurad, ante todo, que esta nueva casa sea hogar de caridad, desde donde se difunda ampliamente la fragancia de Cristo.

LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS

542. Luego uno de los presentes o el mismo ministro, lee un texto de la Sagrada Escritura.

Lc 10, 5-9: Paz a esta casa

Escuchad ahora, hermanos, las palabras del santo Evangelio según san Lucas.

Dijo el Señor a sus discípulos:
—«Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz en esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."»

Palabra del Señor.

543. Pueden también leerse: Gn 18, l-10a; Mc 1, 29-30; Lc 10, 38-42; Lc 19, 1-9; Lc 24, 28-32.

544. Según las circunstancias, se puede decir o cantar un salmo responsorial u otro canto adecuado.

Salmo responsorial Sal 126 (127), 1. 2. 3-4. 5 (R.: cf. 1)

R. El Señor nos construya la casa.

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas, R.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen! R

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud, R.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza, R,

545. O bien:

Sal 111 (112), 1-2. 3-4. 5-6. 7-8. 9

R. (la) Dichoso quien teme al Señor.

Sal 127 (128), 1-2. 3. 4-6a

R. (4) Esta es la bendición del hombre que teme al Señor.

546. El ministro, según las circunstancias, exhorta brevemente a los presentes, explicándoles la lectura bíblica, para que perciban por la fe el significado de la celebración.

PRECES

547. Sigue la plegaria común. Entre las invocaciones que aquí se proponen, el ministro puede seleccionar las que le parezcan más adecuadas o añadir otras más directamente relacionadas con las circunstancias de los presentes o del lugar.

Con ánimo agradecido y gozoso invoquemos al Hijo de Dios, Señor de cielo y tierra, que, hecho hombre, habitó entre nosotros, y digamos:

R. Quédate con nosotros, Señor.

Señor Jesucristo, que con María y José santificaste la vida doméstica, dígnate convivir con nosotros en esta casa, para que te reconozcamos como huésped y te honremos como cabeza. R.

Tú, por quien todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado, haz que los habitantes de esta casa se vayan integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu. R.

Tú que enseñaste a tus fieles a edificar su casa sobre piedra firme,
—haz que la vida de esta familia se apoye firmemente en tu palabra y, evitando toda división, te sirva con generosidad y de todo corazón. R.

Tú que, careciendo de morada propia, aceptaste con el gozo de la pobreza la hospitalidad de los amigos, haz que todos los que buscan vivienda encuentren, con nuestra ayuda, una casa digna de este nombre. R.

ORACIÓN DE BENDICIÓN

548. El ministro, si es sacerdote o diácono, con las manos extendidas, de lo contrario, con las manos juntas, añade:

Asiste, Señor, a estos servidores tuyos que, al inaugurar (hoy) esta vivienda, imploran humildemente tu bendición, para que, cuando vivan en ella, sientan tu presencia protectora, cuando salgan, gocen de tu compañía, cuando regresen, experimenten la alegría de tenerte como huésped, hasta que lleguen felizmente a la estancia preparada para ellos en la casa de tu Padre. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

R. Amén.
Cada "casa" en la que habitamos aquí en la Tierra es anticipo del Hogar de la eternidad en el Cielo.

O bien, para una casa sacerdotal:

Señor y Dios nuestro, al reunimos gozosos para inaugurar esta casa sacerdotal, queremos unir nuestra alegría a la acción de gracias por tus beneficios. Bendito seas, Señor; tú elegiste a la tribu de Leví para el servicio mediador de la antigua Alianza y le diste como herencia el servicio religioso de tu pueblo; tú revelaste la plenitud del sacerdocio en Jesucristo, tu Hijo, que tomó, de las entrañas obedientes de la Virgen María, la carne y la sangre del sacrificio de la nueva Alianza; tú has llamado al nuevo pueblo a participar del único sacerdocio de Cristo, derramando sobre todos tus fieles la fuerza de tu Espíritu. Recibe nuestra alegría y nuestro gozo, recibe nuestra alabanza y nuestra acción de gracias y continúa derramando tu gracia y tu bendición sobre nosotros.
Bendice + esta casa sacerdotal que hoy inauguramos; bendice a cuantos la han hecho posible y a cuantos la han de habitar; que sea para ellos descanso merecido, después de un trabajo largo y creador al servicio de tu reino, lugar de fraternidad entre compañeros en la gracia del ministerio, centro de recuerdos y envíos misioneros, lugar de servicio a los más necesitados, acercamiento a Dios y experiencia creciente de su amor, que prepare al encuentro definitivo del que nada ni nadie nos podrá separar; que María, Madre del único Sacerdote, los proteja y acompañe hasta el fin. Por Jesucristo, nuestro Señor,

R. Amén.


O bien, para una casa social católica:

Dios todopoderoso y eterno, realmente es necesario alegrarnos en este día y darte gracias en este lugar, porque no dejas de manifestar tu amor por nosotros. Tú nos creaste para superar el aislamiento y vivir en sociedad; tú escogiste a la casa de Israel como fermento de unidad entre los pueblos, que cantara eternamente tu misericordia. Enviaste a tu Hijo, para que pusiera su casa entre nosotros y llevara adelante tu obra de fraternidad, constituyendo la Iglesia y dándole el mandato del amor, y el Espíritu Santo para cumplirlo. Bienhechor de los hombres, bendice + esta casa que inauguramos; que sea hogar abierto a cuantos acudan a ella y signo permanente de la misión de la Iglesia en la tierra, que sea estímulo y desarrollo de vocaciones seglares para la consagración del mundo. Derrama tu Espíritu sobre todos los socios, para que, superada la ética individualista, tiendan a su fin en comunión con los demás; que los niños y los jóvenes encuentren aquí ayuda para crecer hasta la estatura de Jesús, en el cumplimiento de la voluntad de Dios y en el amor a los demás; que todos se sientan reconocidos en su esfuerzo y más libres en su servicio a la dignidad y destino del hombre, mejorando sus condiciones de vida.
Así, la gracia de Dios seguirá derramándose sobre nuestra ciudad, y brotará incesante la acción de gracias, hasta que llegue la consumación del reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.


O bien, para una residencia de pensionistas:

Señor, Dios nuestro, tú quieres que todas tus criaturas vivan unidas bajo el mismo cielo, iluminadas por el mismo sol, y nos has manifestado, por tu Hijo Jesucristo, que quieres ser reconocido como Padre de la familia humana. Al reunimos gozosos para inaugurar esta residencia, queremos unir nuestra alegría a la acción de gracias por tus beneficios. Nuestra fe nos mueve a reconocer la huella de tu presencia en todos los acontecimientos de la vida; por eso elevamos hacia ti nuestro espíritu agradecido, porque participamos de tu bendición. Te bendecimos, Padre, porque hoy podemos ofrecer públicamente esta residencia a los pensionistas. Te bendecimos, Padre, porque en esta residencia va a ser posible construir unas relaciones vivas, amistosas y fraternas, que contribuyan al desarrollo y bienestar de todos. Junto con la alabanza, hacemos también nuestra súplica:
Derrama sobre nosotros, sobre nuestras preocupaciones y trabajos, la bendición + abundante de tu gracia, para que, viviendo según tu voluntad, seamos dignos de vivir un día, con todos tus hijos, en tu casa del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.


549. El sacerdote o el diácono pueden utilizar también las oraciones de bendición que se indican anteriormente en el Rito de la bendición anual de las familias en sus propias casas, fuera del tiempo pascual, capítulo I, núms. 86-87.

550. Después de la oración de bendición, el ministro rocía con agua bendita a los presentes y la casa, diciendo, según las circunstancias:

Que esta agua nos recuerde nuestro bautismo en Cristo, que nos redimió con su muerte y resurrección.
R. Amén.

CONCLUSIÓN DEL RITO
551. El ministro concluye el rito, diciendo:

Que la paz de Cristo actúe de arbitro en nuestro corazón, la palabra de Cristo habite entre nosotros en toda su riqueza, para que todo lo que de palabra o de obra realicemos, sea todo en Nombre del Señor.

Todos responden:

Amén.

552. Es aconsejable terminar el rito con un canto adecuado.


30 de agosto de 2017, en América Latina, fiesta de santa Rosa de Lima, virgen. Entrada dedicada a ella, celebrada con el grado de memoria facultativa cada 23 de agosto en el Calendario universal. En el mes del IV Centenario de su muerte terrena.


Reconstrucción facial de santa Rosa

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