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lunes, 5 de febrero de 2018

Guion: Domingo VI del Tiempo Ordinario


Curación del leproso


Formulario de Misa: aquí.


Ciclo B

Introducción

Lo que está entre corchetes [], por razones de brevedad, puede omitirse:

Hermanos, "la celebración dominical de la Eucaristía está en el centro de la vida de la Iglesia (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2177). Nosotros, los cristianos, vamos a Misa el domingo para encontrar al Señor Resucitado, o mejor, para dejarnos encontrar por Él, escuchar su Palabra, alimentarnos en su Mesa, y así, convertirnos en Iglesia, es decir, en su Cuerpo Místico viviente en el mundo. [Lo entendieron, desde la primera hora, los discípulos de Jesús, los que celebraron el Encuentro eucarístico con el Señor en el día que los hebreos llamaban «el primero de la semana», y los romanos, «día del sol», porque en ese día, Jesús había resucitado de entre los muertos y se había aparecido a los discípulos, hablando con ellos, comiendo con ellos y dándoles el Espíritu Santo]. (cf. Mateo 28, 1; Marcos 16, 9-14; Lucas 24, 1-13; Juan 20, 1-19).

[También la gran efusión del Espíritu en Pentecostés sucede un domingo, el quincuagésimo día después de la Resurrección de Jesús. Por estas razones, el domingo es un día sagrado para los cristianos, santificado por la celebración eucarística, presencia viva del Señor entre nosotros y para nosotros]. ¡Es la Misa, por lo tanto, lo que hace el domingo cristiano! El domingo cristiano gira en torno a la Misa. (Cf. S.S. Francisco, Audiencia 13/12/17).

  

Primera lectura: Lev. 13, 1-2. 44-46

El pecado del hombre lo confina a un estado de miseria del que solo la gracia salvadora de Dios, reconocida y acogida, puede rescatarlo.

Segunda lectura: I Cor. 10, 31_11, 1

La gloria de Dios. Ése debe ser el único fin que oriente las palabras y los actos de los creyentes.

Evangelio: Mc. 1, 40-45

Jesús, Médico de las almas y de los cuerpos, "se da completamente, se involucra en el dolor y la necesidad de sus hermanos". (S.S. Francisco, homilía, 15/02/15). Todos los que nos decimos "cristianos" estamos llamados a imitarlo.


Oración de los fieles 

Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Santa Misa "Por el progreso de los pueblos", presidida por el Papa Francisco en Tecuco, Chile, el 17 de enero de 2018:

Hermanos, dirijamos nuestra oración a Dios Padre todopoderoso, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

R. Te suplicamos, óyenos.

-Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo has revelado tu gloria a las naciones, protege la obra de tu misericordia, para que la Iglesia, extendida por toda la Tierra, persevere con fe inquebrantable en la confesión de tu Nombre, y asiste, con tu acostumbrada bondad, a nuestro Papa N, a quien has constituido Sucesor de Pedro. R.

-Señor, Autor y amigo de la paz, conocerte es vivir y servirte es reinar; líbranos de toda violencia, para que, bajo tu amparo, podamos dedicarnos sin temor al bien de todos. R.

-Dios nuestro, Tú quisiste que la familia tuviera en Ti su firme fundamento; escucha con bondad nuestras oraciones y concédenos vivir en nuestros hogares las virtudes y el amor de la Sagrada  Familia de tu Hijo Unigénito, para llegar a gozar de los premios eternos en la Casa del Cielo. R.

-Dios todopoderoso y eterno, te pedimos por los pueblos aborígenes, (particularmente por N), para que,  fieles a su cultura y a sus tradiciones, por intercesión de los santos indígenas Juan Diego y Catalina Tekawitha, contribuyan con su ancestral sabiduría al auténtico progreso de los pueblos. R.

-Dios nuestro, con tu ayuda nuestros hermanos campesinos siembran la tierra y de tu poder esperan su fecundidad; suple con abundancia lo que escapa a sus esfuerzos, pues Tú eres Quien da el crecimiento, para que así podamos gozar de los frutos de la tierra, alabando tu santo Nombre. R.

-Señor, Dios nuestro, Tú conoces el corazón de todos tus hijos migrantes en nuestra patria y en el mundo entero, Tú sabes de sus sufrimientos y sus esperanzas; bendícelos y concédenos un  corazón misericordioso para que nuestra caridad se haga viva y operante con ellos. R.

Oración conclusiva

"Padre, sé generoso con tu pueblo que te suplica, y haz que reciba oportunamente lo que pide por tu inspiración. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".

O bien:

Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, pertenecen a la Santa Misa del domingo VI "durante el año", con el rito de Canonización de la bienaventurada Antonia de San José, presidida por el Papa Francisco el 11 de febrero de 2024 en la Basílica de San Pedro:

Elevemos nuestras súplicas a Dios Padre providente para que custodie a la Santa Iglesia y escuche los deseos de paz de la humanidad inquieta:

R. Te rogamos, óyenos

-Oremos por el pueblo santo de Dios.

+Dios, esperanza que no defrauda, haga resplandecer su Rostro en la vida de todos los bautizados para que difundan por doquier la fragancia de Cristo. R.

-Oremos por el Papa N y por todos los pastores de la Iglesia.

+Dios, benévolo con todos, conceda al Papa y a 
los pastores de la Iglesia vivir en su ministerio la compasión de Cristo hacia todos los que sufren en el cuerpo o en el espíritu. R.

-Oremos por los jefes de las naciones.

+Dios, amante de la paz, inspire a nuestros gobernantes la sabiduría del diálogo y la voluntad de cooperar en el bien común, superando aquello que nos divide y priorizando lo que nos une. R.

-Oremos por los que trabajan por el bien del prójimo.

+Dios, amigo de los humildes y de los pequeños, suscite hombres y mujeres que se dediquen con generosidad a la ayuda de los demás, y crezcan así, entre los hombres, el espíritu de solidaridad y la caridad fraterna. R.

-Oremos por nosotros mismos, que participamos en esta celebración.

+Dios, fuente de toda santidad, nos conceda obtener en la celebración eucarística el coraje de imitar a los santos, que dedicaron su vida al servicio de Cristo y de los hermanos. R.

Oración conclusiva

"Escucha, Padre, nuestras súplicas, y a ejemplo de los santos, concédenos crecer en la vida espiritual, libres de la lógica mundana y fieles a la práctica de las virtudes evangélicas que nos hacen más semejantes a Cristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos".

A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:

"Padre, sánanos del pecado que nos divide y de las discriminaciones que nos deshumanizan, ayudándonos a descubrir en el rostro del leproso la imagen sangrante de Cristo Crucificado, para colaborar en la obra de la redención y narrar a los hermanos tu misericordia. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén".


Ofertorio

Pidamos a Dios pureza de corazón, sinceridad de intenciones, y sobre todo, firmeza en la fe, para creer que los dones que a continuación vamos a presentar, se convertirán en el Sacramento que nos asegura la eterna salvación.


Comunión

Como el leproso, presentamos nuestras propias miserias al Señor, que hecho Pan de Vida y salud, sana en nosotros la lepra de todo pecado.
 

Despedida

Por medio de la Palabra y de la Eucaristía, el Salvador ha puesto sus Manos sanadoras sobre nosotros. Abramos pues, el corazón a su gracia que libera.

 
5 de febrero de 2018, memoria litúrgica de santa Águeda, virgen y mártir. 
Entrada dedicada a ella.
(Última actualización de la entrada: 10/2/24).

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