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jueves, 28 de junio de 2018

Santos Pedro y Pablo, apóstoles: himnos litúrgicos




La Iglesia universal celebra cada 29 de junio la "solemnidad" de los santos Pedro y Pablo, apóstoles. Estos son los himnos litúrgicos propios:


I vísperas

La eterna luz que alumbra el santo triunfo
de estos dos Príncipes de los apóstoles
es la misma que muestra en este día
el rumbo de los astros a los hombres.

Hoy llegan a la gloria estos benditos
Padres de Roma y jueces de los pueblos;
el Maestro del mundo, por la espada,
y, por la cruz, el celestial Portero.

Dichosa tú, que fuiste consagrada,
oh, Roma, con la sangre de estos Príncipes,
y que, vestida con la regia púrpura,
excedes en nobleza a cuanto existe.

Honra, poder y sempiterna gloria
sean al Padre, al Hijo y al Espíritu,
que en unidad gobiernan toda cosa,
por infinitos e infinitos siglos. Amén.

O bien: (otra versión del mismo himno precedente)

La hermosa luz de eternidad inunda
con fulgores divinos este día,
que presenció la muerte de estos Príncipes
y al pecador abrió el camino de la vida.

Hoy lleváis la corona de la gloria,
Padres de Roma y Jueces de los pueblos:
el Maestro del mundo, por la espada;
y, por la cruz, el celestial Portero.


Dichosa tú que fuiste ennoblecida,
oh, Roma, con la sangre de estos Príncipes,
y que, vestida con tan regia púrpura,
excedes en nobleza a cuanto existe.

Honra, poder y sempiterna gloria
sean al Padre, al Hijo y al Espíritu,
que en unidad gobiernan toda cosa
por infinitos e infinitos siglos. Amén.


Oficio de lectura

Pedro, roca; Pablo, espada.
Pedro, la red en las manos;
Pablo, tajante palabra.
Pedro, llaves; Pablo, andanzas.
Y un trotar por los caminos
con cansancio en las pisadas.

Cristo tras los dos andaba:
a uno lo tumbó en Damasco,
y al otro lo hirió con lágrimas.
Roma se vistió de gracia:
crucificada la roca,
y la espada muerta a espada. Amén.


Laudes

Cuando el gallo, tres veces
negaste a tu Maestro;
y él tres veces te dijo:
«¿Me amas más que éstos?»

Se te puso muy triste
tu llanto y tu silencio:
pero la Voz te habló
de apacentar corderos.

Tu pecado quemante
se convirtió en incendio,
y abriste tus dos brazos
al madero sangriento.

La cabeza hacia abajo
y el corazón al cielo:
porque, cuando aquel gallo,
negaste a tu Maestro. Amén.


II vísperas

San Pedro y san Pablo, unidos
por un martirio de amor,
en la fe comprometidos,
llevadnos hasta el Señor.

El Señor te dijo: «Simón, tú eres Piedra,
sobre este cimiento fundaré mi Iglesia:
la roca perenne, la nave ligera.  
No podrá el infierno jamás contra ella.
Te daré las llaves para abrir la puerta . »
Vicario de Cristo, timón de la Iglesia.

Pablo, tu palabra, como una saeta,
llevó el Evangelio por toda la tierra.
Doctor de las gentes, vas sembrando Iglesias;
leemos tus Cartas en las asambleas,
y siempre de Cristo nos hablas en ellas;
la Cruz es tu gloria, tu vida y tu ciencia.

San Pedro y san Pablo: en la Roma eterna
quedasteis sembrados cual trigo en la tierra;
sobre los sepulcros, espigas, cosechas,
con riego de sangre plantasteis la Iglesia.

San Pedro y san Pablo, columnas señeras,
testigos de Cristo y de sus promesas.


28 de junio de 2018, I Vísperas de la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo. Entrada dedicada a ellos.

domingo, 24 de junio de 2018

Natividad de San Juan Bautista: himnos litúrgicos





La Iglesia Universal celebra la solemnidad de la Natividad de san Juan Bautista cada 24 de junio. Estos son los himnos propios de la edición en latín de la Liturgia de las Horas (A), traducidos al español, seguidos de otros empleados por algunas Conferencias Episcopales hispanohablantes (B):


A)

I y II Vísperas:
Ut queant

Para que con cuerdas bien templadas 
puedan resonar las maravillas de tu vida, 
desata en tus siervos, oh, Juan bienaventurado, 
la traba de sus labios impuros.

Un Ángel venido del Cielo, revela a tu padre, 
no sólo lo insigne de tu Nacimiento, 
sino tu nombre y, también, 
el género de vida que habrías de llevar.

Pero él, dudando de la promesa divina, 
perdió la facultad del habla, 
que sólo recuperó después de tu Nacimiento.

Confinado en el claustro materno, 
reconociste que tu Rey se asentaba en aquel seno virginal, 
y, entonces, tus padres, por este mérito tuyo, 
proclaman al mundo la Nueva oculta.

Mientras los santos del Cielo te glorifican, 
oh, Dios Uno y Trino, nosotros, peregrinos, 
confiamos alcanzar de tu misericordia, 
tu perdón y tu venia. Amén.

 
Oficio de lectura: Antra deserti

En la flor de la vida, huyendo del gentío de las ciudades, 
te retiraste a las grutas del desierto, 
a fin de no manchar tu alma 
ni aún con la más leve culpa.

Un camello procuró áspero vestido 
a tus miembros sagrados, 
las ovejas te brindaron ceñidor, 
las fuentes te ofrecieron bebida, 
y, la miel y las langostas, comida.

Si el resto de los Profetas alcanzaron 
tan sólo a presagiar la Luz venidera, 
tú señalaste con el dedo, 
al que quita los pecados del mundo.

No hubo en toda la redondez de la Tierra 
ningún nacido más santo que Juan, 
que mereció bautizar 
al que lava los pecados del mundo.

Mientras los santos del Cielo te glorifican, 
oh, Dios Uno y Trino, nosotros, peregrinos, 
confiamos alcanzar de tu misericordia, 
tu perdón y tu venia. Amén.

 
Laudes: O nimis

Oh, Juan inmensamente dichoso, 
esclarecido de méritos, sin mancha que empañe 
la blancura de tu pureza, mártir insigne, 
poblador de los desiertos y el más grande de los Profetas:

Sé tú, ahora, tan poderoso por tus méritos, 
quien ablande la roca dura de nuestro corazón, 
allane las asperezas del camino 
y enderece nuestro sendero tortuoso.

Para que al venir el piadoso Creador 
y Redentor del mundo, se digne grabar sus huellas 
en lo más hondo de nuestras almas, 
sin sombra ya de pecado.

Mientras los santos del Cielo te glorifican, 
oh, Dios Uno y Trino, nosotros peregrinos, 
confiamos alcanzar de tu misericordia, 
tu perdón y tu venia. Amén.


B)
 
I vísperas

Profeta de soledades,
labio hiciste de tus iras
para fustigar mentiras
y para gritar verdades.

Desde el vientre escogido
fuiste tú el pregonero,
para anunciar al mundo
la presencia del Verbo.

El desierto encendido
fue tu ardiente maestro,
para allanar montañas
y encender los senderos.

Cuerpo de duro roble,
alma azul de silencio;
miel silvestre de rocas
y un jubón de camello.

No fuiste, Juan, la caña
tronchada por el viento;
sí la palabra ardiente
tu palabra de acero.

En el Jordán lavaste
al más puro Cordero,
que apacienta entre lirios
y duerme en los almendros.

En tu figura hirsuta
se esperanzó tu pueblo:
para una raza nueva
abriste cielos nuevos.

Sacudiste el azote
ante el poder soberbio;
y ante el Sol que nacía
se apagó tu lucero.

Por fin, en un banquete
y en el placer de un ebrio,
el vino de tu sangre
santificó el desierto.

Profeta de soledades,
labio hiciste de tus iras
para fustigar mentiras
y para gritar verdades. Amén.

 
Oficio de lectura

Voz más rica que un concierto
y que sube hasta el Jordán
es la voz, a campo abierto,
del que clama en el desierto,
y que lo llamaron Juan.

Vio cómo el cielo se abría
sobre el Cordero de Dios,
y su voz Lo anunciaría.
¡Oh, radiante profecía,
que por siempre unió a los dos!

Más aún, en su presencia,
con humilde sumisión,
pide el que es Dios por esencia
bautismo de penitencia
para empezar su misión.

Juan bautiza al Deseado,
¡doble abismo de humildad!:
ante el Hijo muy amado,
por el Padre proclamado,
se rindió su caridad.
 

¡Oh, sin par doxología!:
voz del Padre en el Jordán,
el Hijo que la acogía
y la Paloma que ardía
sobre Jesús y san Juan. Amén

 
Laudes

Niño que, antes de nacer,
reconoce a su Señor
y da saltos de placer
bien puede llegar a ser
su Profeta y Precursor.

Su nombre será san Juan,
su morada, los desiertos;
langostas serán su pan;
sobre el agua del Jordán,
verá los cielos abiertos.

Otros Lo vieron lejano
y Lo anunciaron primero;
Juan Lo ve ya cercano
que va extendiendo su mano
y señalando al Cordero.

Está llegando la Hora,
ocaso de un Testamento,
pero del nuevo la aurora,
con la gracia triunfadora
de Juan en el nacimiento.

La ley vieja en él fenece,
la de gracia en él apunta;
de donde claro parece
que en este niño amanece
libertad y gracia junta.

Claro espejo es el Jordán,
después que los dos se han visto
y abrazos de paz se dan:
resplandece Cristo en Juan,
y Juan reverbera en Cristo.

Juan a Jesús bautizaba,
el cielo entero se abría,
la voz del Padre sonaba,
la Paloma se posaba
en gloriosa teofanía.

Nunca se podrá acallar
la voz que habló en el desierto,
aunque le hayan de cortar
la cabeza; estará muerto,
mas no dejará de hablar.

Gloria al Padre muy amado,
gloria al Hijo Salvador,
que nos libra del pecado,
y gloria al que Él ha enviado,
al Espíritu de Amor. Amén.


O bien:


«¿Qué será este niño?», decía la gente
al ver a su padre mudo de estupor.
«¿Si será un profeta?, ¿si será un vidente?»
¡De una madre estéril nace el Precursor!

Antes de nacer, sintió su llegada,
al fuego del niño lo cantó Isabel,
y llamó a la Virgen: «Bienaventurada»,
porque ella era el arca donde estaba él,

El ya tan antiguo y nuevo Testamento
en él se soldaron como en piedra imán;
muchos se alegraron de su nacimiento:
fue ese mensajero que se llamó Juan.

Lo envió el Altísimo para abrir las vías
del que trae al mundo toda redención:
como el gran profeta, como el mismo Elías,
a la faz del Hijo de su corazón.

Él no era la Luz: vino a ser testigo
de la que ya habita claridad sin fin;
él no era el Señor: vino a ser su amigo,
su siervo, su apóstol y su paladín.

Cántanle los siglos, como Zacarías:
«Y tú serás, niño, quien marche ante Él;
eres el heraldo que anuncia al Mesías,
eres la esperanza del nuevo Israel.»

El mundo se llena de gran regocijo,
Juan es el preludio de la salvación;
alabanza al Padre que nos dio tal Hijo,
la gloria al Espíritu que fraguó la acción. Amén


II Vísperas
(como en las primeras Vísperas)


24 de junio de 2018, solemnidad del Nacimiento de san Juan Bautista. Entrada dedicada al más grande de los profetas.
 

sábado, 9 de junio de 2018

Liturgia y misterios del santo Rosario





Desde hace siglos, el santo Rosario se ha contado entre las oraciones más queridas por los fieles. Afortunadamente, no solo ha encontrado un lugar privilegiado en la devoción privada. De hecho, en las mismas iglesias, se ha difundido la costumbre de rezarlo incluso como preparación a la Santa Misa.


Los días

Tradicionalmente, eran quince los misterios que se meditaban en el santo Rosario: cinco gozosos, cinco dolorosos y cinco gloriosos.  Ellos se distribuían en los días de la semana de la siguiente manera:

mysteria gaudii (misterios de gozo): lunes y jueves.
mysteria doloris (misterios de dolor): martes y viernes.
mysteria gloriae (misterios de gloria): domingos, miércoles y sábados.

Desde el 16 de octubre de 2002, con la preciosa Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae, de san Juan Pablo II, el Rosario ha sido enriquecido con cinco misterios más, llamados "de luz" (mysteria lucis), referidos a la Vida pública de Jesús. Consecuentemente, se ha modificado parcialmente la distribución semanal, que ha quedado así:

mysteria gaudii: lunes y sábados.
mysteria doloris: martes y viernes, como siempre.
mysteria lucis: jueves.
mysteria gloriae: domingos y miércoles.






La modificación ocasional de los días propios de cada misterio

El santo Rosario, oración mariana por excelencia, es uno de los más entrañables ejercicios piadosos. Como todos ellos, ha de ordenarse a la liturgia de manera que esté en consonancia con ella. Nos lo dice el Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los sacramentos:


Con algunos ejemplos concretos, ilustremos lo dicho:

-El Domingo en que se celebra la fiesta del Bautismo del Jesús, (o el lunes, cuando esta ha sido desplazada por la solemnidad de la Epifanía del Señor, trasladada a dicho domingo por no ser de precepto), es pertinente elegir los misterios luminosos frente a los gloriosos, por celebrarse el primero de aquellos.

-Un domingo II del Tiempo Ordinario del Ciclo C, en el que se proclama el Evangelio de las Bodas de Caná, pueden preferirse los mysteria lucis, el segundo de los cuales contempla tal milagro. No puedo dejar de decir que en algún punto pueda ser discutible esto, en el sentido de que no hay una "fiesta litúrgica" de las Bodas de Caná sino una Misa dominical en un solo Ciclo del Tiempo Ordinario, en la que se proclama el Evangelio de ese misterio luminoso.

-Un jueves 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor, es aconsejable escoger los misterios gozosos antes que los luminosos, por celebrarse el cuarto de aquellos.
-Un lunes 6 de agosto, fiesta de la Transfiguración del Señor, han de preferirse los misterios luminosos antes que los gozosos, por celebrarse el cuarto de aquellos.

-Un martes 15 de agosto, son más oportunos los misterios gloriosos que los dolorosos, por celebrarse  el cuarto de aquellos.

-Y un viernes 22 de agosto, memoria litúrgica de la Realeza de María, conviene decidirse por los misterios gloriosos en lugar de los dolorosos, por celebrarse el último de aquellos.

-Asimismo, durante los días de la Semana Santa, (y acaso también el Miércoles de Ceniza, debido a su carácter penitencial),  es conveniente meditar los mysteria doloris del Santo Rosario, salvo el Jueves Santo, en que son más propios los luminosos, no solo porque es el día semanal que se les ha asignado sino sobre todo porque cada Jueves Santo hace memoria anual del quinto de ellos: "La Institución de la Santísima Eucaristía".

-Según el mismo criterio, en los días de la Octava de Pascua, que constituyen litúrgicamente "un único día de fiesta", es aconsejable optar por los mysteria gloriae. Por igual razón, para los días de la Octava de Navidad, son preferibles los mysteria gaudii.

-Cuando la solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor, por no ser de precepto, se traslada al domingo siguiente, es aconsejable optar por los mysteria lucis antes que por los mysteria gloriae dominicales porque, al igual que en el Jueves Santo -aunque sin las restricciones litúrgicas propias de la Semana Santa-,  se está haciendo memoria del quinto de aquellos: "La Institución de la Santísima Eucaristía".

-Cuando la solemnidad de la Ascensión del Señor, por ser de precepto, permanece en el día que le es propio (jueves de la semana VI del Tiempo de Pascua) y por ser de precepto, no se traslada al domingo siguiente, conviene que los mysteria gloriae primen frente a los mysteria lucis propios del jueves, por celebrarse el segundo de aquellos.


La modificación interna de la enunciación de los misterios:

Aunque engendrados por la fe de todo un pueblo, los veinte misterios del Rosario no son una fórmula sacramental que deba permanecer inalterable. Es por ello por lo que el arriba citado Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, autoriza a realizar oportunas sustituciones de los misterios tradicionales, siempre con el objetivo de mantener la necesaria sintonía con la liturgia. Este documento propone un ejemplo muy concreto al respecto, al dar a entender claramente que nada impide que en la solemnidad de la Epifanía del Señor, habiendo elegido los mysteria gaudii, se sustituya el último de ellos ("La pérdida y el hallazgo del Niño Jesús en el Templo") por otro tal como: "La Adoración de los Magos". (Cf. n. 200). Como se puede advertir, no estamos hablando solamente de eventuales modificaciones hechas en los días habituales de cada misterio, como más arriba, sino del elenco y la enunciación de los mismos misterios.

En todo caso, siempre hay que tener en cuenta que, como dice el mismo texto citado, "este tipo de sustituciones se debe realizar con ponderación, fidelidad a la Escritura y corrección litúrgica". (Cf. ídem).

Consideremos otros casos en que podrían ser pertinentes estas modificaciones:

El 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, al meditar el Rosario con los mysteria gaudii, para no omitir el primero debido a su importancia, puede obviarse el último ("La pérdida y hallazgo de Jesús en el Templo"), enunciando como primero el siguiente: "La Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen". "La Anunciación del Señor" sería el segundo, sin modificar los tres que siguen hasta completar el número de cinco, contemplando "La Presentación del Señor en el Templo".

-El 3 de enero, memoria litúrgica del Santísimo Nombre de Jesús, sobre todo allí donde se celebre con un rango litúrgico superior, puede reemplazarse el segundo misterio gozoso ("La Visitación de la Virgen a su prima santa Isabel") por otro que se enuncie con estas u otras palabras semejantes: "La Circuncisión y la imposición del Santísimo Nombre a Jesús".


-El 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, se puede proceder como en el 8 de diciembre (v. supra), anteponiendo igualmente al tradicional primer misterio gozoso ("La Anunciación del Señor"), otro que se enuncie así o de otra manera similar: "La Natividad de nuestra Señora". Lo mismo vale para las memorias litúrgicas del Santísimo Nombre (12/09) y de la Presentación de María en el Templo (21/11), sobre todo allí donde se celebren con un rango litúrgico superior. Los misterios gozosos añadidos  pueden expresarse así, respectivamente (siempre antes de la Anunciación): "La imposición del Santísimo Nombre de María"; "La Presentación de la Santísima Virgen en el Templo".

El 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la santa Cruz, puede optarse por los mysteria doloris, que contemplan más directamente la Pasión del Señor. En este caso, el quinto misterio puede enunciarse así:  "La Crucifixión, Muerte y Exaltación de nuestro Señor Jesucristo en la Cruz". Aunque tampoco sería desatinado elegir los mysteria gloriae, pues esta fiesta de la Cruz nos invita a meditar sobre los frutos de la Pasión de Aquel que habiendo sido crucificado y muerto, ha resucitado y vive para siempre en la gloria, siendo dicha Cruz, signo de triunfo y gloria, y ancla de salvación. El primer misterio de gloria puede enunciarse con la siguiente expresión o con alguna otra que se le parezca: "La Resurrección de Aquel que ya en la Cruz triunfó y fue exaltado".


Festividades de santos enunciadas en los misterios del Rosario

La introducción de nombres de otros santos en la enunciación de misterios del santo Rosario ha de realizarse con toda prudencia, habida cuenta de que estamos en presencia de una plegaria mariana de carácter cristológico. Esto quiere decir que en tal enunciación es necesario que sea explícita la relación del santo con los misterios de Jesús y María, en orden a los cuales debe realizarse la redacción, evitando cualquier riesgo de oscurecimiento o tergiversación de estos.

Veamos unos pocos ejemplos, considerando las festividades de los santos que se hallan más íntimamente ligados al misterio de la Redención:

El 19 de marzo, solemnidad de san José, Esposo de la Santísima Virgen María, puede ser factible optar por los mysteria gaudii, debido a que son aquellos que el santo Carpintero vivió con Jesús y María. A este respecto, se puede "completar", por ejemplo, la enunciación del primero, de la siguiente manera: "El Anuncio de la Encarnación del Señor a María y la revelación de este gran Misterio a José". O más sencillo, aunque menos preciso: "La Anunciación angélica del Misterio de la Encarnación a María y a José".

El 24 de junio, solemnidad de la Natividad de san Juan Bautista, es aconsejable elegir los mysteria gaudii por la íntima conexión entre estos y la venida del santo Precursor al mundo. El segundo de esos misterios gozosos, que nos sitúa en el tiempo cronológico  de los hechos, puede "completarse" de la siguiente manera: "La Visitación de la Virgen María a los esposos Zacarías e Isabel, y el Nacimiento de Juan, el Precursor". (Nótese la pretendida mención de los padres del santísimo Profeta y de él mismo, hecha con el objetivo de "enriquecer" la expresión del misterio). El tercer misterio gozoso puede enunciarse así: "El Nacimiento de Jesucristo, a Quien Juan precedió".

El 29 de agosto, memoria litúrgica del martirio del mismo san Juan Bautista, sin desplazar ni relegar ninguno de los mysteria doloris, el último de ellos puede expresarse así: "La Crucifixión y Muerte de Jesús, el Cordero de Dios al que Juan anunció y precedió en el martirio".

De la misma manera, cualesquiera otros santos pueden, con la debida prudencia, ser mencionados en los mysteria del santo Rosario pero sin desvirtuar la naturaleza de estos. Por ejemplo, el 29 de junio, solemnidad del martirio de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, si se escogen los mysteria doloris, el último de ellos puede mencionarse así: "La Crucifixión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo, a la que se asociaron Pedro y Pablo con su vida y martirio". Si se trata de otros santos, se los puede nombrar de la misma manera, según el caso: "...a la que N se asoció con su vida (y/o) martirio". De idéntica manera, si los elegidos son los mysteria gloriae, con Pedro y Pablo, el primero de dichos misterios puede expresarse de este modo: "La Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, que produjo fruto abundante en (la Pascua de) Pedro y Pablo". (O en la de N). Si se han preferido los mysteria gaudii, el primero de ellos para cualquier santo puede redactarse así: "La Anunciación del ángel a María, cuyo sí incondicional imitó N", o "La Encarnación del Hijo de Dios en el seno de María y su obra santificadora en N". Y si los seleccionados son los mysteria lucis, el texto adaptado del último de ellos puede ser este: "La Institución de la Santísima Eucaristía, de la que se alimentó N" o "Germen de Vida eterna en N".

Las precedentes son solamente algunas sugerencias realizadas a la luz de lo sugerido en el número 200 del mencionado "Directorio". Nótese que en ninguna de ellas dejan de ser  Jesús y María los protagonistas de la meditación que ilumina el santo Rosario, y que toda modificación, lejos de ser azarosa, se realiza a la luz de los misterios tradicionales o a partir de otros de singular importancia, con sustento bíblico, teológico, dogmático y magisterial.


Ojalá la presente entrada nos ayude a revalorizar este amado ejercicio de piedad, a la luz del tesoro precioso de la liturgia de la Iglesia. Nos lo conceda María, Regina Sacratissimi Rosarii.


9 de junio de 2018, memoria litúrgica del Inmaculado Corazón de María.
Entrada dedicada a Nuestra Señora.

jueves, 7 de junio de 2018

Guion: Misa votiva del Corazón de Jesús (primeros viernes)





La devoción al Sagrado Corazón de Jesús es una de las más entrañables para el Pueblo de Dios. La piadosa práctica de la Confesión y Comunión de los nueve primeros viernes de mes se ha difundido por todo el mundo, sobre todo gracias a la obra del Apostolado de la Oración.

Recomiendo la lectura de esta Encíclica de Su Santidad Pío XII para profundizar sobre el culto al Sagrado Corazón de Jesús: Haurietis aquas.

El siguiente es un guion que puede emplearse en la Misa votiva de los primeros viernes en honor del Sagrado Corazón, la cual puede celebrarse en cualquier feria del Tiempo Ordinario, haya o no inscripta una memoria facultativa. 

Debe evitarse que la Misa votiva del Sagrado Corazón de Jesús se celebre como si fuera la homónima festividad, fijada anualmente con el grado litúrgico de solemnidad en el viernes que sigue a la festividad del Cuerpo y la Sangre de Cristo cuando esta se ha trasladado al domingo siguiente, por no ser de precepto.


Formulario de Misa: aquí.


Introducción

"Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío".

Esta invocación, que se repite día a día en cada punto del Planeta desde hace siglos, expresa la devoción del santo pueblo de Dios al Corazón traspasado del Salvador, eternamente amante de la humanidad.

No solamente la lanza del soldado atravesó este Divino Corazón. También nuestros pecados siguen agraviándolo cada día. Por eso, esta Misa es no solamente de acción de gracias sino también de desagravio al Señor.

Agradezcamos pues, al Señor, por el gran aprecio con que la liturgia ha acogido esta devoción y pidamos perdón por las ofensas que a diario ofendemos a ese Corazón que tanto nos ama, que tanto nos espera y que tanto tiene para darnos.

Se omite el himno Gloria in excelsis.


Liturgia de la Palabra

Única introducción

La siguiente monición puede emplearse cualesquiera sean las lecturas bíblicas que se proclamen:

El Corazón abierto  de nuestro Señor Resucitado, perpetuamente palpitante, hace viva cada palabra de las Sagradas Escrituras. Escuchemos al mismo Dios que nos habla.


Oración de los fieles (optativa)

R. Que el Corazón de Cristo sea nuestro refugio.

O bien:

R. Divino Corazón de Jesús, haznos arder en caridad.

-En estos tiempos de persecución contra la Iglesia, negación de las verdades del Evangelio y mofa de todo lo sagrado. R.

-En estos tiempos de primacía de relativismo,  proliferación de ideologías y adoctrinamiento  masas en conceptos y prácticas anticristianas. R.

-En estos tiempos de indiferencia hacia los más necesitados, opresión de los más débiles y ridiculización de los creyentes. R.

 -En estos tiempos de vacilación de la fe, disminución de la esperanza y banalización del amor. R.

-En estos tiempos de tibieza en la oración, indigna o sacrílega  recepción de los sacramentos y consecuente abandono de la práctica religiosa. R.

-En esos tiempos en que nosotros mismos no somos constantes pregoneros del Evangelio, ni con las palabras ni con las obras. R.


Ofertorio

De la tierra ha brotado este pan y este vino que llevaremos al Altar. Y del Corazón Eucarístico de Jesús ha surgido el amoroso deseo de dársenos como Alimento bajo las apariencias de esos dones.

Se puede emplear el Prefacio propio del Sagrado Corazón de Jesús: De immensa caritate Christi.


Comunión

Antes de comulgar, recordemos las palabras que el Corazón Amante de Jesús dirigió a santa Margarita María Alacoque, y al recibirlo en gracia, desagraviémoslo, adorándolo como Maná vivo y que da vida:

"He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de ellos no recibe nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este Sacramento de Amor", que es la Eucaristía. (Mensaje a santa Margarita, 16 de junio de 1675). 


Despedida


Hermanos, al participar de esta Misa, hemos "escuchado", por así decirlo, los tiernos latidos del Corazón misericordioso de Jesús. Seamos fieles transmisores de esta melodía de consuelo y esperanza.


7 de junio de 2018, I vísperas de la solemnidad del Sacratísimo Corazón de Jesús. Entrada dedicada a Él, en este mes que Le está consagrado.




domingo, 3 de junio de 2018

Letanías al Santísimo Sacramento







A continuación, ofrezco dos esquemas de letanías al Santísimo Sacramento. Uno antiguo (I), y el otro recientemente aprobado (II) por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos:

Esquema I

Un antiguo libro de oraciones, el Fasciculus Sacrarum Orationum et Litaniarum ad usum quotidianum Christiani hominis, ex sanctis Scripturis et Patribus collectus, de 1612, contiene el siguiente formulario de letanías para al Santísimo Sacramento de la Eucaristía (pp. 263-273), que he querido transcribir, en un deseo de rescatar del olvido algunas piezas preciosas de la liturgia y de la piedad católicas:


LITANIAE DE VENERABILI SACRAMENTO 

Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad

Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos

Dios Padre Celestial, ten piedad
Dios Hijo Redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo,
Santa Trinidad, un solo Dios, (esta respuesta se repite en las siguientes invocaciones)


Pan de los ángeles,
Pan Vivo bajado del Cielo,
Pan exquisito, que contiene en Sí toda delicia,
Pan dado para la vida del mundo,
Pan que eres prenda y deleite del Reino,
Pan de vida y sabiduría,
Pan verdadero que nos confortas,
Dios escondido y salvador,
Tú, cuyo Espíritu es más dulce que la miel,
Tú, cuya comunión alegra y regocija,
Tú, cuya herencia es dulcísima,
Tú, de cuya plenitud todos hemos recibido,
Tú, en Quien exultan nuestra alma y nuestro cuerpo,
Tú, en Quien está toda esperanza de vida, virtud, gracia y verdad,
Maná escondido,
Cofre de amor,
Fruto del más bello Árbol,
Trigo de los elegidos,
Fuente de dulzura y de gracia,
Manantial de Vida,
Piedra de la que mana miel,
Tesoro de la Casa de Dios,
Torrente de gozo,
Antídoto de inmortalidad,
Fruto de Vida eterna,
Hostia santa,
Gema preciosa,
Margarita escondida,
Cordero sin mancha,
Manjar espiritual degustado en propia fuente,
Suma de perfección,
Diluvio de generosidad,
Vínculo de paz y caridad,
Remanso de las almas santas,
Inapreciable riqueza de los creyentes,
Propiciación de los pecadores,
Solaz de los afligidos,
Alimento de los hambrientos,
Medicina de los enfermos,
Viático de los que mueren,
Prenda de la gloria futura,

Senos propicio, perdónanos, Señor
Senos propicio, escúchanos, Señor,

De la indigna recepción de este Sacramento, líbranos, Señor (esta respuesta se repite en las siguientes invocaciones)
De la concupiscencia de la carne y de los ojos,
De la soberbia,
De toda ocasión de pecado,
Por tu deseo de comer esta Pascua con los tuyos,
Por la suma humildad con que lavaste los pies a tus discípulos,
Por la ardentísima caridad con que instituiste este Divino Sacramento,
Por la Sangre preciosa que nos dejaste en el Altar,
Por las cinco sacratísimas Llagas en tu Cuerpo, aceptadas por nosotros,

Nosotros que somos pecadores, te rogamos, óyenos  (esta respuesta se repite en las siguientes invocaciones)
Para que te dignes conservar y acrecentar en nosotros la fe, reverencia y devoción a este admirable Sacramento,
Para que te dignes resucitarnos de la muerte del pecado a la Vida eterna,
Para que te dignes erradicar de nosotros todo vicio,
Para que te dignes confirmar nuestra fe y confortarnos con tu gracia,
Para que te dignes preservarnos del mal y de todo pecado,
Para que te dignes fortalecernos y protegernos contra todas las insidias de nuestros enemigos,
Para que te dignes multiplicar y aumentar en nosotros tus dones,
Para que te dignes iluminar y purificar nuestras mentes con la gracia de tu visita,
Para que te dignes deleitarnos y y hacer que nos gocemos siempre en Ti,
Para que te dignes encender en nosotros la Llama de tu amor,
Para que te dignes colmar nuestras almas con este Manjar amoroso,
Para que te dignes transformarnos en Ti,
Para que te dignes unirnos a Ti con vínculo de amor eterno,
Para que te dignes consolarnos y protegernos con este Viático celestial en la hora de la muerte,
Para que te dignes conducirnos a la Cena de la Vida eterna,
Hijo de Dios,

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,  danos la paz

Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos

Señor, ten piedad,
Cristo, ten piedad,
Señor, ten piedad

Padrenuestro...

V. El Señor misericordioso y compasivo hizo memoria de sus maravillas.
R.Y dio alimento a los que le temen.

V. Señor, nos diste el Pan del Cielo,
R. Que contiene en Sí toda delicia.

V. Cristo Señor, de tu Altar hemos recibido.
R. Lo que alegra nuestra carne y nuestro corazón.

V. Señor, escucha mi oración.
R. Y llegue a Ti mi clamor.

Oraciones

Señor Jesucristo, Hijo de Dios Vivo, que por la voluntad del Padre y la cooperación del Espíritu Santo, por tu Muerte, vivificaste al mundo, por el inefable Sacramento de tu Cuerpo y de tu Sangre, líbranos de todo mal e inseguridad, haznos adherir a tus mandatos y no permitas que seamos separados de Ti.

Dígnate, Señor, te rogamos, curar las enfermedades de nuestra alma, para que purificados de nuestras faltas y habiendo recibido la gracia del perdón, nos alegremos siempre con tu bendición.

Dios, que nos dejaste en este admirable Sacramento el Memorial de tu Pasión, concédenos venerar de tal manera los sagrados Misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que podamos experimentar siempre en nosotros los frutos de tu redención.

Dios, que has preparado bienes invisibles para quienes te aman, infunde en nuestros corazones el afecto de tu amor, para que amándote en todo y sobre todas las cosas, alcancemos tus promesas que superan todo deseo.

Dios, que nos renuevas a tu imagen por este Sacramento, guía nuestros pasos por tus sendas, y haznos recibir por tu clemencia, el don de la caridad que anhelamos. Por nuestro Señor Jesucristo...

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

V. Que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia divina, descansen en paz.
R. Amén.


Esquema II

En este segundo esquema de Letanías al Santísimo Sacramento, ofrecemos la versión latina oficial del texto aprobado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el 30 de mayo de 2013 (Prot. N. 1050/11/L, in Notitiae, vol. 49 (2013), n° 5-6, p. 236-247). Pueden emplearlo los fieles en la devoción privada y en la pública, incluso ante el Santísimo expuesto.

La traducción al español que añado más abajo, corresponde a la página http://www.vidasacerdotal.org/
Adviértase que hay invocaciones idénticas o similares respecto del Esquema I. Por otra parte,  determinadas invocaciones que en el primer Esquema se presentan como obligatorias, en el que sigue son optativas. La oración conclusiva del esquema II es la típica de santo Tomás de Aquino. En el Esquema I, aparte de esta, como puede apreciarse más arriba, se han añadido otras:

I.

vel A

Kýrie, eléison.
Kýrie, eléison

Christe, eléison.
Christe, eléison

Kýrie, eléison.
Kýrie, eléison

Christe, audi nos.
Christe, audi nos

Christe, exáudi nos.
Christe, exáudi nos

vel B

Pater de caelis, Deus, miserére nobis
Fili, Redémptor mundi, Deus, miserére nobis
Spíritus Sancte, Deus, miserére nobis
Sancta Trínitas, unus Deus, miserére nobis

II

Panis vive, qui de caelo descendísti, miserére nobis
Deus abscónditus et Salvátor, miserére nobis
Fruméntum electórum, miserére nobis
Hóstia sancta, miserére nobis
Hóstia vivens, miserére nobis
Hóstia Deo placens, miserére nobis miserére nobis
Angelórum esca, miserére nobis
Manna abscónditum, miserére nobis
Oblátio munda, miserére nobis
Iuge sacrifícium, miserére nobis
Agne absque mácula, miserére nobis
Mensa puríssima, miserére nobis
Cibus et convívia, miserére nobis
Calix benedictiónis, miserére nobis
Offerens et oblátio, miserére nobis
Mystérium fídei, miserére nobis
Sacraméntum pietátis, miserére nobis
Vínculum caritátis miserére nobis
Memória mirabílium Dei, miserére nobis
Panis supersubstantiális,miserére nobis
Incruéntum sacrifícium, miserére nobis
Sacrosánctum et augustíssimum mystérium, miserére nobis
Divínum immortalitátis phármacum, miserére nobis
Gratiárum potíssimum adiuméntum, miserére nobis
Praecélsum et venerábile Sacraméntum, miserére nobis
Sacrifícium ómnium sanctíssimum, miserére nobis
Verbum caro factum, hábitans in nobis, miserére nobis
Caeléste antídotum, quo a peccátis praeservámur, miserére nobis
Sacratíssima Domínicae Passiónis commemorátio, miserére nobis
Stupéndum supra ómnia miráculum, miserére nobis
Donum transcéndens omnem plenitúdinem, miserére nobis
Memoriále praecípuum divíni amóris, miserére nobis
Divitiárum Dei infinítum thesáurum, miserére nobis
Treméndum ac vivíficum Sacraméntum, miserére nobis
Reféctio animárum sanctárum, miserére nobis
Dulcíssimum convívium, cui minístrant Angeli, miserére nobis
Sacrifícium vere propitiatórium pro vivis et defúnctis, miserére nobis
Viáticum in Dómino moriéntium, miserére nobis
Pignus futúrae glóriae, miserére nobis

III

Propítius esto, líbera nos, Dómine
Ab indígna Córporis et Sánguinis tui susceptióne, líbera nos, Dómine
A concupiscéntia carnis, líbera nos, Dómine
A concupiscéntia oculórum, líbera nos, Dómine
A supérbia vitae, líbera nos, Dómine
Ab omni peccándi occasióne, líbera nos, Dómine

IV

Per desidérium illud, quo hoc Pascha cum discípulis manducáre desiderásti, líbera nos, Dómine
Per summam humilitátem, qui discipulórum pedes lavásti, líbera nos, Dómine
Per ardentíssimam caritátem, qua hoc divínum Sacraméntum instituísti, líbera nos, Dómine
Per Sánguinem tuum pretiósum, quem nobis in altári reliquísti, líbera nos, Dómine
Per quinque vúlnera huius tui Córporis sacratíssimi, quod pro nobis suscepísti, líbera nos, Dómine

V

Peccatóres, te rogámus, audi nos
Ut in nobis fidem, reveréntiam et devotiónem erga hoc admirábile Sacraméntum augére et conserváre dignéris, te rogámus, audi nos
Ut ad frequéntem usum Eucharístiae per veram peccatórum confessiónem nos perdúcere dignéris, te rogámus, audi nos
Ut nos ab omni haéresi, perfídia ac cordis caecitáte liberáre dignéris, te rogámus, audi nos
Ut sanctíssimi huius Sacraménti pretiósos et caeléstes fructus nobis impertíri dignéris, te rogámus, audi nos
Ut in hora mortis nostrae hoc caelésti viático nos confortáre et muníre dignéris, te rogámus, audi nos
Iesu, Fili Dei, te rogámus, audi nos

VI

vel A

Christe, audi nos.
Christe, audi nos

Christe, exáudi nos.
Christe, exáudi nos

vel B

Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi, parce nobis, Dómine
Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi, exáudi nos, Dómine
Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi, miserére nobis, Dómine.

Orémus

Deus, qui nobis sub sacraménto mirábili passiónis tuae memóriam reliquísti, tríbue, quaésumus, ita nos Córporis et Sánguinis tui sacra mystéria venerári, ut redemptiónis tuae fructum in nobis iúgiter sentiámus Qui vivis et regnas in sáecula saeculórum.


Letanías del Santísimo Sacramento en español

I.

Opción A

Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad;

Cristo, ten piedad.
Cristo, ten pedad

Señor, ten piedad;
Señor, ten piedad;

Cristo, óyenos.
Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos;
Cristo, escúchanos.

O bien opción B

Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.

II

Pan vivo, que bajaste del cielo, ten piedad de nosotros.
Dios escondido, y Salvador, ten piedad de nosotros.
Trigo de los elegidos, ten piedad de nosotros.
Hostia santa, ten piedad de nosotros.
Hostia viva, ten piedad de nosotros.
Hostia que agradas a Dios, ten piedad de nosotros.
Comida de Ángeles, ten piedad de nosotros.
Maná escondido, ten piedad de nosotros.
Ofrenda limpia, ten piedad de nosotros.
Sacrificio perpetuo, ten piedad de nosotros.
Cordero sin mancha, ten piedad de nosotros.
Mesa purísima, ten piedad de nosotros.
Comida y banquete, ten piedad de nosotros.
Cáliz de bendición, ten piedad de nosotros.
Oferente y oblación, ten piedad de nosotros.
Misterio de fe, ten piedad de nosotros.
Sacramento de piedad, ten piedad de nosotros.
Vínculo de caridad, ten piedad de nosotros.
Memoria de las maravillas de Dios, ten piedad de nosotros.
Pan de cada día, ten piedad de nosotros.
Sacrificio incruento, ten piedad de nosotros.
Sacrosanto y augustísimo misterio, ten piedad de nosotros.
Remedio divino de la inmortalidad, ten piedad de nosotros.
Instumento poderosísimo de las gracias, ten piedad de nosotros.
Sacramento excelso y venerable, ten piedad de nosotros.
Sacrificio santísimo de todos, ten piedad de nosotros.
Verbo hecho carne, que habitas entre nosotros, ten piedad de nosotros.
Antídoto celestial, que nos preserva del pecado, ten piedad de nosotros.
Conmemoración santísima de la Pasión del Señor, ten piedad de nosotros.
Milagro que asombra sobre todas las cosas, ten piedad de nosotros.
Don que trasciende toda plenitud, ten piedad de nosotros.
Memorial del amor divino, ten piedad de nosotros.
Tesoro infinito de las riquezas de Dios, ten piedad de nosotros.
Asombroso y vivífico Sacramento, ten piedad de nosotros.
Descanso de las almas santas, ten piedad de nosotros.
Dulcísimo convite que sirven los Ángeles, ten piedad de nosotros.
Sacrificio propiciatorio por vivos y muertos, ten piedad de nosotros.
Viático de los que mueren en el Señor, ten piedad de nosotros.
Prenda de la futura gloria, ten piedad de nosotros.

III

Sé propicio, líbranos, Señor.
De la indigna comunión de tu Cuerpo y Sangre, líbranos, Señor.
De la concupiscencia de la carne, líbranos, Señor.
De la concupiscencia de los ojos, líbranos, Señor.
De la soberbia de la vida, líbranos, Señor.
De toda ocasión de pecado, líbranos, Señor.

IV

Por tu ardiente deseo por el que quisiste comer esta Pascua con tus discípulos, líbranos, Señor.
Por la profunda humildad con que lavaste los pies a tus discípulos, líbranos, Señor.
Por la ardentísima caridad con que instituiste este Divino Sacramento, líbranos, Señor.
Por tu preciosa Sangre que nos dejaste en el altar, líbranos, Señor.
Por las cinco Llagas de su sacratísimo Cuerpo que recibiste por nosotros, líbranos, Señor.

V

Pobres pecadores, te rogamos, escúchanos, Señor
Para que te dignes aumentar y conservar en nosotros la fe, la reverencia y la devoción a este admirable Sacramento, te rogamos, escúchanos, Señor
Para que te dignes conducirnos al frecuente uso de la Eucaristía mediante la verdadera confesión de los pecados, te rogamos, escúchanos, Señor
Para que te dignes librarnos de toda herejía, perfidia y ceguera de corazón, te rogamos, escúchanos, Señor
Para que tengas a bien concedernos los preciosos y celestiales frutos de este Santísimo Sacramento, te rogamos, escúchanos, Señor
Para que a la hora de nuestra muerte te dignes confortarnos y fortalecernos con este Viático celestial, te rogamos, escúchanos, Señor
Jesús, Hijo de Dios, te rogamos, escúchanos, Señor.

VI

Opción A

Cristo, óyenos.
Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos;
Cristo, escúchanos.

O bien opción B

Cordero de Dios, quien quita los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, quien quita los pecados del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, quien quita los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.

Oremos.

Oh, Dios, que en este admirable sacramento nos dejaste el memorial de tu Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


3 de junio de 2018, solemnidad del Santísimo Cuerpo y de la Preciosísima Sangre de Cristo. Entrada dedicada a Jesús Eucaristía.