LETANÍAS
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos.
Cristo, benignamente escúchanos.
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros
Trinidad Santa, un sólo Dios, ten piedad de nosotros
Niño Jesús, ten piedad de nosotros (se sigue respondiendo así)
Niño, Dios verdadero,
Niño, Hijo de la Virgen María,
Niño, fuerte en la debilidad,
Niño, poderoso en la ternura,
Niño, tesoro de gracia,
Niño, fuente de Amor,
Niño, renovador del Cielo,
Niño, restaurador de los males terrenos,
Niño, cabeza de ángeles,
Niño, raíz de patriarcas,
Niño, voz de profetas,
Niño, deseo de los gentiles,
Niño, alegría de los pastores,
Niño, luz de los Magos,
Niño, salvación de los niños,
Niño, esperanza de los justos,
Niño, maestro de los sabios,
Niño, primicia de todos los santos,
Sé misericordioso; benignamente escúchanos, oh, Niño Jesús
De la esclavitud de los hijos de Adán, oh, Niño Jesús, líbranos (en adelante se responde así)
De la esclavitud del demonio,
De los malos deseos de la carne,
De la maldad del mundo,
Del orgullo de la vida,
Del deseo incontrolable de saber,
De la ceguera espiritual,
De la mala voluntad,
De nuestros pecados,
Por tu purísima Concepción,
Por tu humildísima Natividad,
Por tus lágrimas,
Por tu dolorosísima Circuncisión,
Por tu gloriosa Epifanía,
Por tu piadosísima Presentación (en el Templo),
Por tu divina Vida,
Por tu pobreza,
Por tus muchos sufrimientos,
Por tus trabajos y viajes,
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, oh, Niño Jesús.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, benignamente escúchanos, oh, Niño Jesús.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Jesús Niño, óyenos
Jesús Niño, benignamente escúchanos
Oración conclusiva
"Señor Jesucristo, Tú que te complaciste en humillarte al nacer en el tiempo y convertirte en un Niñito, concédenos que podamos reconocer la sabiduría infinita en el silencio de un niño, el poder en la debilidad y la majestad en la humillación. Haz que adorando tus humillaciones en la Tierra, podamos contemplar tus glorias en el Cielo. Tú que vives y reinas con tu Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén".
*Fuente: Devoción al Divino Niño Jesús. Editorial Santa María, Buenos Aires, Argentina.
Entrada dedicada a Él, a su gloriosísima Madre, y a su benditísimo padre adoptivo, en este "Año Josefino", convocado por S.S. Francisco.
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