Por los amigos en general:
Señor Jesucristo, Creador, Redentor y fiel Amigo de la humanidad, hoy depositamos en tu Corazón eternamente latiente esta plegaria por nuestros amigos.
Son aquellas personas que reflejan en nuestra vida los cálidos rayos de tu ternura y que comparten con nosotros el pan de la cotidianidad.
Son la extensión de tu Mano bondadosa que cura las heridas del alma, ayuda a levantar luego de las caídas e infunde confianza y valor en los momentos de incertidumbre.
Salvador nuestro, escucha sus súplicas, perdona sus faltas, líbralos de todo peligro, acoge como ofrenda y transforma en desafío y bendición todo lo que los aflige o inquieta, regálales una alegría auténtica y contagiosa, y concédeles la gracia de vivir siempre según tus mandatos y al amparo de tu amorosa protección.
Dios nuestro, que habiendo nacido de la Virgen Santísima, has querido morar en la Tierra haciéndote uno de nosotros, te agradecemos por la posibilidad de transitar con nuestros amigos este trayecto de la peregrinación terrenal, mientras avanzamos hacia la meta común, que es la dichosa Asamblea de los que te alaban sin cesar junto a tu amado Padre y al Espíritu Santo, Trinidad soberana, digna de adoración y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Por algún amigo en particular:
Señor Jesucristo, Creador, Redentor y Amigo de la humanidad, hoy deposito en tu Corazón eternamente latiente esta plegaria por mi amigo/a N.
Él/ella refleja los cálidos rayos de tu ternura.
Es la extensión de tu Mano bondadosa que cura las heridas del alma, ayuda a levantar luego de cada caída e infunde confianza y valor en los momentos de incertidumbre.
Salvador nuestro, escucha sus súplicas, perdona sus faltas, líbralo/a de todo peligro, transforma en desafío y bendición todo lo que lo/la pueda afligir o inquietar, regálale una alegría auténtica y contagiosa, y concédele la gracia de vivir siempre según tus mandatos y al amparo de tu amorosa protección.
Dios nuestro, que habiendo nacido de la Virgen Santísima, has querido morar en la Tierra haciéndote uno de nosotros, te agradezco por la posibilidad de transitar con él/ella este trayecto de la peregrinación terrenal, mientras avanzamos juntos hacia la meta común, que es la dichosa Asamblea de los que te alaban sin cesar junto a tu amado Padre y al Espíritu Santo, Trinidad soberana, digna de adoración y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
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