El 2 de abril de 2005, a las 21.37, hora de la Ciudad Eterna de Roma, fallecía el inolvidable Juan Pablo II.
Horas después, para rendirle homenaje de amor, veneración y gratitud, empezaban a viajar millares de personas desde todo el Planeta, quienes se sumarían a las que habían hecho guardia de oración en la Plaza de San Pedro durante la agonía del Pontífice.
Las multitudes desfilaron hasta el viernes 8 de abril, en que se celebraron las Solemnes Exequias, presididas por el ilustre cardenal Joseph Ratzinger, entonces Decano del Colegio Cardenalicio, quien, once días después, sería elegido como digno Sucesor de Juan Pablo II (y, por lo tanto, de Pedro), con el nombre de Benedicto XVI.
¡Santo súbito! Era la aclamación vitoreada por los presentes y escrita en gigantes carteles y estandartes en el Funeral del Papa Wojtila. En efecto, todos tenían la profunda convicción de que había sido un verdadero santo. ¡Y necesitaban gritarlo ante el mundo! Nadie pretendía adelantarse al juicio de la Madre Iglesia ni suplirlo. Solamente exteriorizaban el sentir de la gran mayoría de personas de buena voluntad, que habían tenido la gracia de vivir bajo el extenso Pontificado del polaco más famoso del siglo XX.
Más de diecisiete años después de la muerte terrenal de Juan Pablo II, a las 9. 34 horas del último día del año civil 2022, fallece Benedicto XVI, luego de casi una década de haber dimitido.
Francisco, el Papa argentino que fue elegido en 2013 para sucederlo, decide presidir las Exequias de este, su inmediato Predecesor, el jueves 5 de enero a las 9. 30 de la mañana, en la Plaza de San Pedro. Hasta ese día, una muchedumbre de fieles habían hecho larguísimas filas para orar unos unos instantes ante los venerables restos del Pontífice alemán, en la Basílica Vaticana.
Los tiempos no son los mismos que en 2005: países en guerra, pobreza en aumento, el mundo aquejado por una pandemia que no ha llegado a su fin, proliferación creciente de ideologías anticristianas... Todo esto frente a una Iglesia amenazada con posibles cismas y herida por los de adentro y por los de afuera... Pero siempre ella sostenida por el Señor y guiada por su Vicario en la Tierra.
El Sumo Pontífice Emérito Benedicto XVI había solicitado un funeral discreto, sencillo. Fue este el último destello de su humildad hecha ofrenda.
Pero nada puede eclipsar su luz.
"El que se humilla será exaltado", dice nuestro Señor Jesucristo. (Cf. Mt. 23, 12; Lc. 14, 11).
Y también:
"Bienaventurados cuando, por mi causa, los vituperen y los persigan, y digan toda clase de mal contra ustedes, mintiendo. Gócense y alégrense, porque su galardón es grande en los cielos". (Mt. 5, 11-12).
Estas promesas, hechas por el Señor a los justos, empiezan a cumplirse nuevamente. Durante la Misa de las Exequias, una vez más se pudo ver y escuchar en la Plaza de San Pedro:
¡Santo súbito!
Quienes lo hemos conocido y amado tanto como a san Juan Pablo II, al igual que en aquel ya lejano 2005, nos unimos espiritualmente a la aclamación de las multitudes que se reunieron en la histórica Plaza, el 5 de enero de 2023. Con la mismo fervor de entonces, brota de nuestro corazón la súplica de antaño, ahora referida al grandioso Benedicto XVI:
¡Santo súbito!
Por tu férrea voluntad de amar y servir a la causa del Reino de Dios, desde la niñez hasta la muerte.
¡Santo súbito!
Por ser Defensor de la Verdad convirtiéndote, por ello, en verdadero mártir de las celadas, de la maledicencia y de la obstinación de los enemigos de la fe.
¡Santo súbito!
Por la grandeza de reconocer ante el mundo tus limitaciones de edad y renunciar al Ministerio petrino del que nadie hubiera podido despojarte.
¡Santo súbito!
Porque el amor, la fidelidad, la humildad y la justicia siempre iluminaron tus decisiones.
¡Santo súbito!
Por tu sabiduría puesta al servicio de la Iglesia, con docilidad a las inspiraciones del Espíritu Santo.
¡Santo súbito!
Por tus últimas palabras que pronunció, que fueron como el gran "Amén" de tu paso por este mundo, la preciosa síntesis de toda una vida de santidad:
'¡JESÚS, TE AMO!'.
Por todo esto y mucho más, este clamor hoy se hace súplica filial a Dios, al Sumo Pontífice Francisco y a la Santa Madre Iglesia...
SU SANTIDAD BENEDICTO XVI, LEGÍTIMO SUCESOR DE PEDRO:
¡SANTO SÚBITO!
Deo Gratias!
5 de enero de 2023, feria V de la semana II del Tiempo de Navidad.
Entrada dedicada a Su Santidad Benedicto XVI y publicada a la hora del inicio de sus Solemnes Exequias, presididas por el Papa Francisco, actual Vicario de Cristo en la Tierra.
XI aniversario de la creación de este blog, dedicado a san Juan Pablo II, a Benedicto XVI y a Francisco.
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