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lunes, 15 de mayo de 2023

San Isidro Labrador: himnos litúrgicos

 



Cada 15 de mayo, en Madrid (España), se celebra la "solemnidad" de san Isidro Labrador, patrono de la ciudad. Estos son los himnos litúrgicos de un Apéndice de la Liturgia de las Horas que data de 1991. En ediciones posteriores, por razones desconocidas, no fueron nuevamente publicados: 


I Vísperas


A ninguno, Isidro, el Cielo
premió por arar tan bien,
porque fuiste solo quien
aró con el Cielo el suelo.

Que vos echáis el arado
a vuestro ser como al suelo
y así coger tan colmado
como a vos no se le ha dado
a ninguno, Isidro, el Cielo.

¿Qué labrador ha sabido
fructificar sufrimientos?
¿Quién en la Tierra ha escondido
tanto Cielo, que a sedientos
campos haya humedecido?

Gloria al Padre Omnipotente,
gloria al Hijo Redentor,
gloria al Espíritu Santo,
tres Personas, sólo un Dios. Amén.

O bien, de Lope de Vega:


Señor, si yo contase los favores
que he recibido de esa santa mano,
contaría primero, grano a grano,
al campo espigas y a los campos flores.

¿Quién os supiera dar debidos loores,
Emperador del Cielo soberano?
Pero si soy un rústico villano,
¿cómo os sabré decir tiernos amores?

Perdonad la rudeza en que me veo;
por saber algo que os decir suspiro;
no sé leer: leer en Vos deseo.

Pero, Señor, si en vuestra Cruz os miro
hecho libro de amor, de suerte os leo,
que de entender vuestra piedad me admiro. Amén.


Oficio de lectura


¡Oh, bendito labrador:
cuando adonde el resplandor
del sol nos toca, naciera,
o donde más reverbera
te tuviera el mismo amor!

Más huelgo de haber nacido
pobre en tierra, abatido
entre los pies de la gente,
que en otra alguna altamente
honrado y favorecido.

O bien, de M. de Cervantes:


Dios de mi alma, inmenso Señor mío,
luz de mis ojos, dulce enamorado,
divino Labrador, en cuyo arado
os puso hasta morir mi desvarío.

Vos, que a la fuerza del ardiente estío
buscáis vuestras ovejas abrasado;
dichoso, Buen Pastor, aquel ganado,
que al pasto conducís y al claro río.

¿Qué labrador labró con más fatiga
estas tierras de Adán, de espigas llenas?
Así el amor vuestra piedad obliga.

No canséis esos hombros de azucenas;
dadme el arado a mí para que os siga;
que yo tendré por gloria vuestras penas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Amén.


Laudes (como en el Oficio)


Dios de mi alma, inmenso Señor mío,
luz de mis ojos, dulce enamorado,
divino labrador, en cuyo arado
os puso hasta morir mi desvarío.

Vos, que a la fuerza del ardiente estío
buscáis vuestras ovejas abrasado:
dichoso, Buen Pastor, aquel ganado
que al pasto conducís y al claro río.

¿Qué labrador labró con más fatiga
estas tierras de Adán, de espigas llenas?
Así el amor vuestra piedad obliga.

No canséis esos hombros de azucenas;
dadme el arado a mí para que os siga;
que yo tendré por gloria vuestras penas.

O bien, de P. Calderón de la Barca:


Ya el trono de luz regía
el luminoso farol,
el fénix del cielo, el sol,
cuya edad es solo un día.
Ya desde la tumba fría
en su fuego vuelve a ser
hoy lo mismo que era ayer;
que, si en todo es de sentir
que nace para morir,
él muere para nacer.

Veloz la vida se quita,
con que más gloria se adquiere,
pues cuando en el agua muere,
en el fuego resucita.
Las aves, a quien incita
la luz de sus resplandores,
cantando dulces amores,
eran, con belleza suma,
al campo flores de pluma
cuando al viento uves de flores.

Entre las rosas cantaban
y el aura que las movía
solamente conocía
por las aves que volaban.
Todas a Isidro esperaban,
cuando el labrador dichoso
se quedaba perezoso
de su trabajo olvidado:
¿quién vio vicioso al cuidado
y al descuido virtuoso?

Antes de labrar el suelo
(¡oh, tardanza de amor llena!)
en la Virgen de Almudena
labraba piadoso el cielo;
y como su santo celo
en el sol le suspendía
de la celestial María,
divertido no pensaba;
como siempre, al sol miraba,
que pudo pasarse el día.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Amén.


II Vísperas (como en las I Vísperas)


A ninguno, Isidro, el cielo
premió por arar tan bien,
porque fuiste solo quien
aró con el cielo el suelo.

Que vos echáis el arado
a vuestro ser como al suelo
y así coger tan colmado
como a vos no se le ha dado
a ninguno, Isidro, el cielo.

¿Qué labrador ha sabido
fructificar sufrimientos?
¿Quién en la tierra ha escondido
tanto cielo, que a sedientos
campos haya humedecido?

Gloria al Padre omnipotente,
gloria al Hijo redentor,
gloria al Espíritu Santo
tres personas, sólo un Dios. Amén.


O bien, de P. Calderón de la Barca (como en Laudes)

Ya el trono de luz regía
el luminoso farol,
el fénix del cielo, el sol,
cuya edad es solo un día.
Ya desde la tumba fría
en su fuego vuelve a ser
hoy lo mismo que era ayer;
que, si en todo es de sentir
que nace para morir,
él muere para nacer.

Veloz la vida se quita,
con que más gloria se adquiere,
pues cuando en el agua muere,
en el fuego resucita.
Las aves, a quien incita
la luz de sus resplandores,
cantando dulces amores,
eran, con belleza suma,
al campo flores de pluma
cuando al viento uves de flores.

Entre las rosas cantaban
y el aura que las movía
solamente conocía
por las aves que volaban.
Todas a Isidro esperaban,
cuando el labrador dichoso
se quedaba perezoso
de su trabajo olvidado:
¿quién vio vicioso al cuidado
y al descuido virtuoso?

Antes de labrar el suelo
(¡oh tardanza de amor llena!)
en la Virgen de Almudena
labraba piadoso el cielo;
y como su santo celo
en el sol le suspendía
de la celestial María,
divertido no pensaba;
como siempre, al sol miraba,
que pudo pasarse el día.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Amén.


15 de mayo de 2023, memoria facultativa (en Madrid, solemnidad) de san Isidro Labrador.
Entrada dedicada a él.

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