"Sagrado Precursor de Cristo, tú que, santificado, fuiste la admiración del mundo en el ejercicio de las virtudes y en los privilegios con que te enriqueció la Omnipotencia de Dios.
Ángel en la castidad, apóstol en el celo y predicación, y mártir en la constancia, suplica, amado santo, al Señor, que por tu penitencia, seamos mortificados, por tu soledad, recogidos; por tu silencio, callados; castos por tu virginidad; devotos por tu contemplación; e invencibles ante nuestras pasiones, por la victoria que alcanzaste contra tus enemigos. Amén".
(De una antigua estampa, con licencia eclesiástica).
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