Aclaración:
Siguiendo al Diccionario de la Lengua Española, en la siguiente entrada, las siguientes expresiones se emplean como sinónimos intercambiables: vestiduras litúrgicas/ sagradas, ornamentos y paramentos.
La Iglesia, desde hace siglos, para sus celebraciones, establece el uso de ornamentos de diferentes colores, cuya significación permite distinguir entre tiempos y días litúrgicos. En el rito romano, rigen actualmente estos colores (Cf. Instrucción General del Misal Romano, 346 (IGMR).
+Blanco: para las celebraciones asociadas a los misterios de los dos grandes tiempos de la Navidad y de la Pascua del Señor (salvo Pentecostés, en que se usa el rojo), para las celebraciones marianas y para las de santos no mártires. Casos destacables son: los santos ángeles, que siempre se celebran con blanco; Juan Bautista, el santo Precursor mártir, cuya Natividad se celebra con blanco (24/6) y cuyo martirio (29/8), con rojo; san Pedro, el primer Papa, cuya Cátedra en Roma (22/2), se celebra con blanco, como la Conversión de san Pablo (25/1), en tanto que el martirio de ambos se celebra conjuntamente y con rojo (29/6); san Juan Evangelista, que se celebra con blanco por ser el único apóstol no mártir.
+Morado, lila o violeta: para los tiempos de preparación (Adviento y Cuaresma) y para las Misas de difuntos (en las que puede alternar con el negro).
+Rojo: para las celebraciones del Espíritu Santo y de los misterios de la Pasión del Señor así como para los santos mártires; verde, para el tiempo Ordinario.
+Rosado: únicamente para los domingos III de Adviento (Gaudete) y el IV de Cuaresma (Lætare).
El uso del celeste es una concesión que se hizo originalmente para la solemnidad de la Inmaculada Concepción a las comunidades dependientes del Reino de España.
La Santa Sede concede a las Conferencias de Obispos, "en lo referente a los colores litúrgicos, (...) determinar y proponer a la Sede Apostólica las adaptaciones que mejor convengan con las necesidades y con la índole de los pueblos" (Ídem supra).
Para las celebraciones de mayor solemnidad, pueden emplearse paramentos de carácter "festivo" aunque no sean del color del día. (Cf. IGMR, 346g).
Por tradición, se cuentan, entre las celebraciones más solemnes: la Vigilia Pascual y el Día de Pascua, la Noche y el Día de Navidad, la Epifanía, la Ascensión, Pentecostés, Cristo Rey, la Asunción de la Virgen, la Dedicación de iglesias o la Consagración de Altares, las beatificaciones y canonizaciones, e incluso, algunas Misas rituales (Cf. IGMR, 347).
Se entiende por color "festivo" el de aquellos paramentos "de mayor dignidad" (Redemptionis Sacramentum -RS-, 127) que, sin ser de los colores mencionados, se han confeccionado con materiales más nobles y con una más destacada elaboración (IGMR, 346g). Se pueden incluir aquí los ornamentos dorados o amarillo-áureos, plateados, los cuales, en días festivos, pueden sustituir a los demás colores, a excepción del morado y el negro (Ídem).
Muchos suelen conservarse desde épocas pasadas como preciosas piezas de museo. Hay algunos que son verdaderas reliquias de segundo grado pues han sido usados por beatos o santos, en especial, Pontífices Romanos. Por tradición , sólo éstos se revisten con ornamentos que pertenecieron a sus Predecesores. La posibilidad de usar tales vestiduras alguna vez, aparte de por las gracias e indulgencias que permiten obtener, por ser sacramentales, radica en la conservación del patrimonio de la Iglesia (RS, 127). No obstante, la Santa Sede aclara que la facultad de emplear "vestiduras sagradas festivas o de mayor dignidad" no corresponde que sea extendida para que así no se pierdan las costumbres transmitidas y el sentido de estas normas de la tradición no sufra menoscabo, por el uso de formas y colores según la inclinación de cada uno. (Ídem).
2 de febrero de 2024, fiesta de la Presentación del Señor.
Entrada dedicada a Jesús en este misterio gozoso, a sus benditos padres María y José, y a los santos profetas Simeón y Ana.
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