Pregunta:
¿Por qué la Natividad de san Juan Bautista (solemnidad, 24/6) es litúrgicamente más importante que la de la Santísima Virgen (fiesta, 8/9)?
Respuesta:
El culto a la Santísima Virgen María es inmemorial pues se remonta a cuando ella ni siquiera había atravesado el umbral de la muerte.
Más aún, siglos antes de que ella naciera, los justos contemplaban con veneración el misterio de la Virgen Madre del Emmanuel, de la que hablaba Isaías.
Antiquísimo es también el culto de san Juan Bautista, a quien exaltó el mismo Redentor.
La liturgia celebra solamente tres nacimientos: el de nuestro Salvador Jesucristo, el de la Santísima Virgen y el del santo Precursor. Esto se debe a que solamente ellos, según consta por la divina revelación, nacieron sin pecado. El Señor Jesús por ser Dios mismo, Fuente de toda santidad. La Santísima Virgen, por haber sido preservada por el mismo Señor de toda mancha de pecado desde el primer instante de su Concepción. Y san Juan Bautista por haber sido purificado del pecado original en el seno de su madre Isabel, por el mismo Cristo, presente en el seno de la Santísima Virgen, en la Visitación.
El hecho de que la Iglesia celebre con mayor rango litúrgico el Nacimiento del santo Precursor (solemnidad) que el de la Santísima Madre de Cristo (fiesta) se debe a que, el de nuestra Señora, si se exceptúa la presunta ancianidad y esterilidad de sus padres (sin fundamento bíblico), no tuvo nada de excepcional pues ella ya había sido preservada de toda mancha de pecado en su Inmaculada Concepción, misterio que la liturgia sí celebra con el grado de "solemnidad".
La expectación y el natalicio del Precursor (al igual que su misión, martirio y glorificación) son hechos explícitamente atestiguados en las Sagradas Escrituras: las profecías sobre él, citadas hasta por el mismo Cristo; la esterilidad de sus padres Isabel y Zacarías; la anunciación del ángel a este último, que perdió y posteriormente recuperó el habla; la santificación de Juan aún no nacido, referida más arriba; el cántico profético del Benedictus, por parte de Zacarías...
Todo lo cual hace que la Natividad de san Juan Bautista sea celebrada por la liturgia con rango superior que la de la Virgen María aunque la dignidad de la Madre de Dios sea infinitamente superior que la del santísimo Profeta del que, no obstante, el mismo Jesucristo profirió un elogio incomparable:
"De entre los nacidos de mujer, nadie hay mayor que Juan" (Lc. 7, 28).
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