"Jesucristo, Rey de los siglos, Verdad suprema e irrefutable a la que se ordenan todas las verdades, inclina tu mirada hacia la Iglesia militante, arca indefectible para la conservación, custodia y anuncio de la auténtica Doctrina.
En el curso de la historia, muchas veces, las negras humaredas del error se han cernido sobre esta Iglesia que tanto amas, han sembrado divisiones y han adulterado la fe del pueblo fiel.
En tu misericordia, Señor, siempre has suscitado de entre los pastores y los fieles, verdaderos santos que, arriesgándolo todo, incluida su propia vida, no han dudado en ser fieles pregoneros de tu Evangelio de amor y salvación, disipando toda confusión.
Oh, Rey manso y humilde de corazón, haz que tu Espíritu Santo inflame los corazones de los santos de los últimos tiempos, para que, unidos al Papa, Vicario tuyo y Sucesor del apóstol Pedro, velen en todo el mundo por la recta Doctrina y la proclamen con amor y fidelidad, para la salvación de las almas.
Que nadie, ni obispos ni sacerdotes; ni religiosos ni laicos, se arrogue la autoridad o el derecho de adulterar, por añadido u omisión, por sincretismo o tergiversación, ni una tilde del precioso depósito de la fe, custodiado y creído "siempre, en todas partes y por todos" (semper, ubique et ab omnibus).
Que rechacemos las propuestas anticristianas del Maligno, a saber: la aparente paridad de religiones, como camino de salvación; el oscurecimiento de la teología sacramental, que rebaja verdades inmutables al terreno de lo discutible: (el bautismo como única vía ordinaria de salvación, infelizmente convertido en simple reunión social, celebrada "a elección"; la realidad sacrificial de la Misa, en algunos lugares tristemente reducida a un mero encuentro festivo en el que todo está permitido; la relativización de la Confesión, pretendidamente devenida en consultorio sentimental de justificación de errores; el acceso de las mujeres a las sagradas Órdenes, falazmente presentado como "evolución natural" de la Divina Voluntad; la bendición de diversas uniones irregulares, entendida como sello de validación de Dios); la adopción de cualquier tipo de ideología, como etiqueta de actualización... Y tantas otras falsas creencias que contradicen lo que Tú nos has enseñado...
Rey del universo y Roca indestructible de la Verdad, por amor a tu Eterno Padre del Cielo, a tu Madre amorosa y a tu bendito padre nutricio, no permitas que el error crezca como hiedra venenosa entre las piedras vivas de tu Iglesia.
A Ti, que resplandeces siempre como única Verdad, junto con tu Padre y el Espíritu Santo, se dirijan la alabanza y la adoración de todas tus criaturas, en plena comunión con los bienaventurados, por los siglos de los siglos. Amén".

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