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sábado, 31 de enero de 2015

San Blas: Rito de bendición de las gargantas





La presente entrada trata sobre la popularmente conocida "bendición de las gargantas" que, en honor de san Blas, obispo y mártir, se realiza cada 3 de febrero, en su dies natalis.

Los textos eucológicos de la liturgia, tomados del original en latín, se transcriben en negrita y en cursiva si son oraciones; si no lo son, en negro; las traducciones, en negrita. Las rúbricas, como es tradicional, en rojo. Los comentarios del blog se hallan en azul.

Ni la tertia editio typica del Misal en el original latino ni el Bendicional vigente hacen alusión al rito. Es que no es obligatorio ni forma necesariamente parte de la liturgia del día. 

En el Apéndice del Ritual de los sacramentos, o en el del Bendicional, aprobados por la Suprema Autoridad de la Iglesia para algunos países que lo han solicitado*, sin embargo, suele conservarse, debido a la gran estima de que goza por parte de los fieles. El antiguo nombre oficial del rito es: Benedictio candelarum in festo S. Blasii, Episcopi et Martyris.

En realidad, si atendemos a la praxis tradicional, estamos en presencia de dos sacramentales (ambos bendiciones): la bendición de los cirios y la bendición de las gargantas con dichos cirios. Si estos no fueron bendecidos el día anterior, en la liturgia de la fiesta de la Presentación del Señor, se bendicen ahora. (Así lo explica la edición italiana* del Misal Romano a la que aludiremos más abajo).

Por su parte, *el Calendario litúrgico de la Conferencia Episcopal Argentina, hasta su edición de 1993, quiso conservar en Apéndice propio el rito completo. Desde entonces, no volvió a publicarlo, aunque sigue vigente. Comento brevemente su estructura, y luego lo transcribo íntegro.

Los ritos iniciales, la Liturgia de la Palabra y la conclusión, están tomados del capítulo XLII del actual Bendicional (Cuarta parte), que se titula así: "Bendición de bebidas, comestibles u otras cosas por motivos de devoción". En él, las rúbricas aclaran que dichas bendiciones pueden tener lugar fuera de la Misa, o dentro de ella, en cuyo caso pueden realizarse "una sola vez al día" y "únicamente en las fiestas de Santa María Virgen y de los santos"; es lo que el Bendicional llama "Rito de la bendición dentro de la Misa, en día festivo" (nn. 1326; Cf. 1341-1345). El "día festivo" en el presente caso, es el de san Blas, en honor y por la intercesión del cual se realiza el rito de bendición de los cirios y su aplicación a las gargantas.

Los cirios se incluyen en la categoría de "otras cosas por motivos de devoción", a las que se refiere el mentado Bendicional (junto con el agua, el pan, otros comestibles, el aceite, el vino, la sal y las flores -como las rosas y los lirios-). Estos son los únicos elementos nombrados nominalmente. Cabe aclarar que en ningún momento se hace mención explícita de san Blas ni de las gargantas. Se limita solamente a sugerir qué lecturas son apropiadas si lo que se va a bendecir son los cirios (n. 1331 F).
Ahora bien, la parte central del rito del 3 de febrero es la oración de bendición de los cirios a la que sigue su aplicación a las gargantas mediante una tradicional fórmula. Aquella oración es una antigua composición eucológica que, como dije, no figura en el cuerpo del Bendicional vigente. En ella sí se nombra de manera explícita a san Blas y se pide su intercesión, al igual que en la mencionada fórmula.

Comparto con ustedes el texto completo, al que me referí más arriba, publicado hace años en el Apéndice del Calendario litúrgico de la Conferencia Episcopal Argentina* (p. 245):


Ritos iniciales

El celebrante dice:

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

Todos se santiguan y responden:

Amén.

Luego, el celebrante saluda a los presentes diciendo:

Dios, que nos eligió para que fuésemos santos, esté con todos ustedes.  

U otras palabras adecuadas tomadas preferentemente de la Sagrada Escritura.

Y todos responden:

Y con tu espíritu.

El celebrante dispone a los presentes para la celebración de la bendición con estas palabras u otras semejantes:

Dios, que en todas partes manifiesta su poder y su bondad, encomienda a la Iglesia la bendición de determinados elementos, para que todos los que los usen piadosamente, se sientan atraídos hacia los bienes invisibles, y bendigan al mismo Dios, que es también admirable en sus santos.


Lectura de la Palabra de Dios

Fuera de la Misa, puede leerse: Mt. 4, 13-17 o bien Lc. 2, 27-33; Jn. 1, 6-10 o Ef. 5, 8-10. 

Según las circunstancias se puede  recitar o cantar un salmo responsorial u otro canto adecuado.


Dentro de la Misa, o bien se eligen las lecturas propias de San Blas (Rom. 5, 1-5; S.R. 116, 1-2; Mc. 16, 15-20); o las de la feria correspondiente, y en ningún caso puede reemplazarse el salmo por otro canto no bíblico.

Después de la proclamación de las lecturas, fuera de la Misa y también dentro de ella, el sacerdote hace una breve alocución, (en la Misa será dentro de la homilía o concluida ella), en la que explica tales lecturas y el significado del rito que tendrá lugar después.

Sigue la Plegaria común, que en la Misa adopta la forma de Oración de los fieles. Esa Plegaria puede tomarse del Bendicional, n. 1342, o de alguno de los formularios de Oratio fidelium propuestos por el Misal Romano, adaptado a las circunstancias. En cualquier caso, si se omite la Plegaria, la Oración de bendición sigue a la alocución fuera de la Misa, y a la Oración después de la Comunión dentro de ella, (o lo que es lo mismo, precede a la Bendición final), como se indica en el Apéndice I de la edición italiana del Bendicional, bajo los siguientes títulos: Otras bendiciones para las ocasiones particulares. "Bendición para la salvaguarda de la salud en una memoria de la Virgen María o de algún santo". Según el mismo Apéndice, la aplicación de las candelas a los fieles seguirá a la Bendición final. En este caso, en síntesis, el esquema sería: 

Oración después de la Comunión, Oración de Bendición de cirios (si no se van a emplear los ya bendecidos el día 2 de febrero), Bendición final de la Misa: puede emplearse la Bendición solemne "para la fiesta de un santo" -en este caso, san Blas-, o alguna de las Oraciones sobre el pueblo "para las fiestas de los santos" (Cf. Bendicional, n. 1345), Aplicación de cirios a los fieles.


Oración de bendición de los cirios

El celebrante dice:

Oremos.

(Y todos oran en silencio por un breve tiempo).

Luego, el celebrante, con las manos extendidas, dice:

Dios todopoderoso, Tú creaste la diversidad de las cosas del mundo, y quisiste que tu mismo Hijo se encarnara para la Redención. Tú eres grande e inmenso, digno de toda alabanza, y haces cosas admirables. Para confesar su fe en Ti, el glorioso obispo y mártir san Blas, no temiendo los tormentos, consiguió felizmente la palma del martirio. Entre otras gracias, le diste esta prerrogativa: que por tu poder, curara cualquier mal de la garganta.
Te rogamos humildemente que no mires nuestras culpas, y por los ruegos y méritos de San Blas, bendice + y santifica por tu admirable piedad estas candelas, infundiéndoles tu gracia, a fin de que todos aquellos a quienes les fueren aplicadas en su garganta, se vean libres de cualquier mal en ella, y alegres y sanos, te rindan en la Iglesia acciones de gracias, alabando tu glorioso Nombre, que es bendito por los siglos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Transcribo a continuación en su original latino el antiquísimo texto de la oración de bendición, tomado del Ritual Romano y aprobado por la otrora Sagrada Congregación de Ritos (lo que hoy es la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos). Como es fácil de advertir, la precedente oración en español, es una traducción de la que sigue, haciendo uso de un lenguaje más adaptado a nuestros tiempos.

Omnipotens et mitissime Deus, qui omnium mundi rerum diversitates solo Verbo creasti, et ad hominum reformationem illud idem Verbum, per quod facta sunt omnia, incarnari voluisti: qui magnus es, et immensus, terribilis atque laudabilis, ac faciens mirabilia: pro cuius fidei confessione, gloriosus Martyr et Pontifex Blasius, diversorum tormentorum genera non pavescens, martyrii palmam feliciter adeptus: quique eidem, inter cæteras gratias, hanc prærogativam contulisti: ut quoscumque gutturis morbos, tua virtute curaret; maiestatem tuam suppliciter exoramus, ut non inspectu reatus nostri, sed eius placatus meritis et precibus, hanc ceræ creaturam bene+dicere, ac sanctificare tua venerabili pietate digneris, tuam gratiam infundendo; ut omnes, quorum colla per eam ex bona fide facta fuerint, a quocumque gutturis morbo ipsius passionis meritis liberentur, et in Ecclesia sancta tua, sani  et hilares, tibi gratiarum referant actiones, laudentque nomen tuum gloriosum, quod est benedictum in sæcula sæculorum. Per Dominum nostrum Iesum Christum, Filium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia sæcula sæculorum. Amen.

Las rúbricas añaden:

Y rocía las velas (duobus cerei -dos cirios- aclaraba explícitamente el antiguo ritual) con agua bendita, (aspergantur aqua benedicta, reza la antigua rúbrica de ese Ritual; sine dire nulla -sin decir nada- añadirían las normas de la liturgia actual), aplicándolas inmediatamente (si el rito tiene lugar fuera de la Misa) -y siempre sin encenderlas-, en forma de X, a la garganta de cada uno de los fieles.  Si el rito se celebra dentro de la Misa, la aplicación de los dos cirios se realiza después de la Bendición final, como se dijo más arriba.

Cuando la festividad de San Blas no se omite por ocurrir en domingo, puede celebrarse la Misa correspondiente del Común de Mártires, sin olvidar que el santo, como todos los del Calendario universal, cuenta con una Oración Colecta propia. Se usan ornamentos rojos.

Si no se celebra la Misa en honor de san Blas porque, al caer domingo el 3 de febrero, aquella ha sido desplazada por la Misa dominical, o porque, aunque no coincida con el domingo, se ha optado por celebrar la memoria de san Óscar, inscrita para ese mismo día, y facultativa, como la de san Blas, (o la de santos inscriptos ese día en el Martyrologium vigente, como por ejemplo, los santos profetas Simeón y Ana, tan mencionados en la liturgia del día anterior, 2 de febrero), nada impide que, también en estos casos, se bendigan los cirios y se apliquen a la garganta. Simplemente se añadirá a la liturgia dominical o a la de san Óscar,  o a la del santo o los santos elegidos, sin necesidad de modificar nada en ellas, el rito aquí descrito. En sendos casos, esto es, en la Misa dominical o en la de san Óscar, o en la del santo o los santos (si figuran juntos, como es el ejemplo que acabo de proponer) del Martirologio del día, puede mencionarse a san Blas en la Plegaria Eucarística III, que es la que permite hacerlo. En el primer caso, se hará, como arriba, luego de los apóstoles; en el segundo, después de los apóstoles se mencionará a Óscar, y a continuación, a Blas; y en el tercer caso, también tras los apóstoles, se mencionará a Simeón y Ana, o al santo elegido inscrito ese día, seguido de Blas.

Para el referido caso particular de que el 3 de febrero ocurra en domingo, sin modificar la liturgia del día, igualmente se puede hacer memoria de san Blas, aparte de bendecir en su nombre las candelas y aplicarlas a las gargantas. Para saber cómo proceder, hacer clic aquí.

Hay otra tradicional oración de bendición de las candelas, tomada del Bendicional de 1952, que la edición en italiano* del Misal Romano incorpora en latín como alternativa  a la de arriba. En ella no se menciona a san Blas ya que es más genérica. Puede usarse en lugar de la otra. Adviértase que, a diferencia de la anterior, esta oración se dirige directamente a la Persona del Hijo. Es una pieza eucológica de sobria sencillez a la vez que de alta teología, que confiesa la fe en el poder de la Cruz y en la Divinidad de nuestro Señor Jesucristo. 

La comparto con ustedes:

 
Benedictio Candelarum

V. Adjutorium nostrum in nomine Domini.
R. Qui fecit cælum et terram.

V. Dominus vobíscum.
R. Et cum spiritu tuo.

Oremus.

Domine Jesu Christe, Fili Dei vivi, bene + dic candelas istas supplicationibus nostris: infunde eis, Domine, per virtutem sanctæ Cru + cis, benedictionem cælestem, qui eas ad repellendas tenebras humano generi tribuisti; talemque benedictionem signaculo sanctæ Cru + cis accipiant, ut quibuscumque locis accensæ, sive positæ fuerint, discedant principes tenebrarum, et contremiscant, et fugiant pavidi cum omnibus ministris suis ab habitationibus illis, nec præsumant amplius inquietare, aut molestare servientes tibi omnipotenti Deo: Qui vivis et regnas in sǽcula sæculorum.

R. Amen.


Traducción al castellano:

Señor Jesucristo, Hijo de Dios Vivo, por nuestras súplicas, bendice estas candelas: infúndeles, Señor, por el poder de la Santa Cruz, la celestial bendición que les has conferido para disipar las tinieblas del género humano. Que reciban esta bendición con el signo de la misma Cruz, a fin de que adonde fueren encendidas o colocadas,  se alejen trémulos los espíritus de las tinieblas, y, junto a sus secuaces, huyan pavorosos de esos lugares; que no osen nuevamente quitar la paz ni tentar a los que te sirven, Dios Omnipotente, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Cuando por alguna circunstancia pastoral no pueda realizarse el rito completo de bendición de las candelas en la Misa, y no hayan sido bendecidas el día anterior, el sacerdote puede bendecirlas "en la sacristía", dice el Misal italiano, y en privado, antes de la Misa del 3 de febrero.

Esta misma edición del Misal italiano especifica que las candelas se aplican cruzadas y "eventualmente" -así dice el texto- unidas por una cinta roja, en clara alusión al martirio del santo obispo.

La fórmula que siempre ha de usarse para el rito de bendición de las gargantas es la siguiente:

El ministro sagrado dice:

"Por la intercesión de san Blas, obispo y mártir, te libre Dios de todo mal de garganta y de cualquier otro mal". (En el nombre del Padre, y del Hijo y el Espíritu Santo). El Apéndice citado del Calendario de Argentina omitió esta conclusión trinitaria; no así el italiano, fiel al original.

El fiel responde:

Amén.

Fórmula antigua original (nótese la conclusión trinitaria): 

Per intercessionem Sancti Blasii, Episcopi et Martyris, liberet te Deus a malo gutturis, et a quolibet alio malo. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. 

R. Amen.

Durante el rito puede ejecutarse el antiguo himno Salutis aram Blasius, tradicional en honor del santo, cuyo original latino transcribo más abajo. La partitura para su ejecución puede buscarse en la red. Desconozco si existe una traducción oficial al español, y no he osado realizar una propia.


Conclusión del rito (si se ha realizado fuera de la Misa)

El celebrante, con las manos extendidas sobre los fieles, dice:

El Señor tenga en cuenta la devoción de ustedes y les conceda su ayuda en cada momento de la vida.

Todos dicen:

Amén.

Después añade:

Les conceda una vida tranquila y la abundancia de sus dones.

Todos dicen:

Amén.

Y agrega:

Que con su amor los guíe y proteja aquí en la Tierra, y los haga llegar felizmente a la gloria celestial.

Todos dicen:

Amén.

Y concluye diciendo:

Y la bendición de Dios todopoderoso, + Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre  ustedes y permanezca para siempre. 

Todos dicen:

Amén.

Hymnus Sancti Blasii

1- Salutis aram Blasius 
erexit: aegri accurrite, 
languentiumque vindici 
votiva dona ponite.

2- Cuicumque tristis obtinet 
angina fauces gutturis, 
cui semitam meabilem 
obex iniquus perstruit.
 
 
3- Hic pharmacis mortalibus 
curisque spretis advolte. 
potentiore Martyris 
levandus arte et dextera.

 4- Quam fortis ille et strenuus 
suos dolores pertulit; 
tam mitis et clemens opem 
fert omnium doloribus.
 
5- Invicte Martir, servulos 
tuos ab hoste protege, 
infer salutem corpori, 
refer quietem mentibus.

6- Sit summa laus et gloria 
tibi, superna Trinitas: 
Dona, precante Blasio, 
                                                      beata nobis gaudia. 
                                                                                      Amen.
 

Otros himnos antiguos en honor del santo son: Blasi, Sacerdos inclyte y Stellata pande moenia.



31 de enero de 2015, memoria litúrgica de san Juan Bosco, presbítero, en el año del bicentenario de su nacimiento. Inicio del triduo en honor de san Blas.
Entrada dedicada a ambos santos.

5 comentarios:

  1. Diác. Pablo Pérez3 de febrero de 2015, 10:22

    Diez mil millones de gracias por este esfuerzo que hacen, realmente que uno puede preparar mucho mejor las ceremonias con su ayuda, y con la tranquilidad de que es un trabajo serio, sin ideologías, y fiel a Roma. Dios los bendiga.

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  2. Gracias por tu servicio a la Iglesia y por tu comentario, hermano. Viniendo de un diácono, me honra más todavía.
    Estoy convencido de que la fidelidad y la obediencia incondicional a Roma es el camino seguro para que jamás nos apartemos ni un ápice de la Verdad.

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  3. Excelente texto, tan bien preparado y completo sobre este día. Justamente hoy el sacerdote terminó la misa con esta tradición pero no pude escuchar las palabras de la oración, por eso buscando en la web llegué a su blog. Felicitaciones por tanto trabajo y saludos!. Laura

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    Respuestas
    1. Laura, hermana en Cristo:
      Gracias por estas palabras, que me alientan a seguir adelante con el blog al que, por amor a la Iglesia y a mis hermanos lectores, le dedico muchas horas diarias.

      Jesús, Rey de los mártires, ilumine tu vida, por intercesión de san Blas.

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