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| Expulsión de Adán y Eva (Puerta santa) |
El Martirologio Romano, cada 24 de diciembre celebra la Conmemoración de los Antepasados de Cristo, evocando a los Justos que, desde los orígenes de la creación, mantuvieron encendida la llama de la fe en el Dios verdadero, a lo largo de las generaciones.
Es significativo que tal Conmemoración se haya fijado a pocas horas de la Noche santísima en que la Iglesia celebra con toda solemnidad el Nacimiento del Hijo de Dios, y justamente en el último día del Adviento, tiempo litúrgico que evoca la anhelante espera de sus dos Venidas: en la eternidad, engendrado por el Padre, y en el tiempo, nacido de la Virgen Madre, en el Portal de Belén.
Justamente entre una y otra de tales Venidas se sitúa en la historia, el innumerable cortejo de los bienaventurados cuyas almas aguardaban la Redención de Cristo, para recibir el galardón de la eterna felicidad en el Cielo.
Muchos de ellos han gozado de culto, en el Israel de Dios, desde la más remota antigüedad, culto que la Santa Iglesia Católica ha querido hacer suyo no solamente de manera general, sino también particularmente. (Para profundizar sobre este tema, hacer clic aquí).
Que los Santos del Antiguo Testamento, que creyeron que vendría Cristo, a Quien no vieron, porque se fiaron de las promesas del Eterno Padre, iluminen nuestra fe en Él, al que hemos visto y oído; más aún, al Cual recibimos como Pan del Cielo, por Voluntad suya y por el misterio neotestamentario de la Sucesión Apostólica.
24 de diciembre del Año Jubilar 2025, última Feria Mayor de Adviento.
Entrada dedicada al Coro de los Justos del Antiguo Testamento.

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