En la Tabla de precedencias de días litúrgicos, las fiestas del Señor (n. 5) siguen inmediatamente a las solemnidades propias de cada región (n. 4).
Sólo hay seis fiestas del Señor en el Calendario universal, y se diferencian de las fiestas de la Virgen y de los demás santos, en que aquéllas no ceden, como éstas, ante un domingo del Tiempo Ordinario. Por el contrario, tienen prioridad ante él. En el caso de las fiestas de la Virgen y de los Santos, cuando ocurren en domingo, no se celebran.
Las fiestas del Señor que caen en domingo poseen primeras vísperas en la Liturgia de las Horas. En este caso, en la Misa se debe rezar el Credo, por razón del precepto dominical. También es obligatorio proclamar, aparte del Evangelio y del Salmo, las dos lecturas bíblicas que se proponen como alternativas antes del Evangelio para cuando las fiestas ocurren durante los restantes días de la semana. La excepción es la fiesta de la Presentación del Señor en la que siempre son dos las lecturas que preceden al Evangelio.
En todos los casos, ocurran o no en domingo, en las fiestas del Señor (y en toda fiesta), se canta o recita el Gloria.
En todas las fiestas del Señor se usan ornamentos blancos, menos en la de la Exaltación de la Cruz, que deben ser rojos.
Consideremos algunas particularidades litúrgicas de cada fiesta del Señor:
1- Bautismo del Señor: se celebra el domingo posterior a la Epifanía (y en los casos en que ésta se traslada a dicho domingo por no ser de precepto, se celebra el lunes siguiente, omitiéndose el Credo). Posee Prefacio propio, y las lecturas varían de acuerdo con los ciclos. Se considera la última fiesta del Tiempo de Navidad. Se incluye en él, por lo que no debe considerarse como del Tiempo Ordinario, a cuyo primer domingo suple. Según la venerable Tradición de la Iglesia, la Adoración de los Magos, el Bautismo del Señor y las Bodas de Caná, constituyen el único misterio de la Epifanía del Señor. Lo resumen de modo admirable, entre otros textos, las célebres antífonas de los cánticos evangélicos de laudes y vísperas de esta última solemnidad.
2- Presentación del Señor (2/2): comienza con el antiguo rito de la bendición y procesión de las candelas. En el Calendario litúrgico, aunque no ocurra en domingo, no se ofrece la posibilidad de elegir una de entre las dos lecturas que preceden al Evangelio propio de Lucas, aunque sí se pueda optar por la forma más breve de éste. Se omite el Acto Penitencial. Tiene lecturas fijas y propias que son las mismas en los tres ciclos litúrgicos; también Prefacio propio.
En este día, por iniciativa de san Juan Pablo II, se celebra la Jornada Mundial de la vida consagrada.
3- Transfiguración del Señor (6/8): si no cae en domingo, ofrece la posibilidad de elegir una de entre las dos lecturas propuestas antes del Evangelio. Dichas lecturas son propias y fijas, pero no el Evangelio, que varía de acuerdo con los ciclos, y que cada año se proclama dos veces: en esta fiesta, y el Domingo II de Cuaresma. Hay dos Prefacios propios, uno para cada ocasión, ambos alusivos al misterio luminoso de la Transfiguración.
4- Exaltación de la Cruz (14/9): también se ofrece la posibilidad de escoger sólo una de entre las dos lecturas que preceden al Evangelio, cuando esta fiesta no cae en domingo. Son lecturas propias y fijas, las mismas para cada ciclo, y también hay un Prefacio propio. O bien, puede optarse por el Prefacio de Pasión I.
5- Dedicación de la Basílica de Letrán (9/11): se considera fiesta del Señor. Por ser tal, tiene prioridad ante el domingo. Posee lecturas propias y fijas, idénticas para cada ciclo. Se emplea el "Prefacio de Dedicación". También en esta fiesta puede escogerse una de las dos lecturas que preceden al Evangelio, no cae en domingo.
6- Sagrada Familia: se celebra con el rezo del Credo y del Gloria, el domingo que sigue a Navidad, salvo que éste coincida con la solemnidad de Santa María, Madre de Dios, en cuyo caso, se celebra el 30 de diciembre (fecha fija, cuando ocurre esta excepción). Si se celebra el 30, no se reza el Credo -reservado para solemnidades y días de precepto- aunque sí el Gloria, y se puede elegir, de entre las dos lecturas que preceden al Evangelio, la que se considere más oportuna. Las lecturas varían de acuerdo con los ciclos. No tiene Prefacio propio, pues por celebrarse en la infraoctava de Navidad, se reza el Prefacio de este tiempo litúrgico.
2 de febrero de 2014, Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo.
Entrada dedicada a Jesús, Ofrenda Viviente y a sus padres.
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