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En una entrada anterior, he compartido con ustedes el rito de bendición e imposición de cualquier escapulario, tal y como consta en el Bendicional. Ahora bien, el 16 de enero de 1996, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, por mandato de Su Santidad Juan Pablo II, aprobó un nuevo y específico "Rito de bendición e imposición del Escapulario de Nuestra Señora del Carmen", el cual, glosado con comentarios, comparto con los lectores a continuación:
I. INTRODUCCIÓN
1. La bendición e imposición del Escapulario de la B. V. María del Monte Carmelo se hará preferentemente durante una celebración comunitaria.
2. La imposición del Escapulario comporta la agregación a la Familia carmelita. Tienen facultad de bendecir el Escapulario los sacerdotes y diáconos; pueden también imponerlo otras personas autorizadas. Es decir, cualquier sacerdote, siempre que no esté impedido por alguna norma canónica, puede bendecir e imponer el Escapulario.
3. Para la bendición e imposición debe usarse el Escapulario del Carmen en su forma tradicional. Después puede sustituirse por la medalla.
4. La bendición e imposición del Escapulario se realiza según los ritos y las oraciones que siguen. La celebración comprende los ritos iniciales, la lectura de la Palabra de Dios y las preces, la oración de bendición e imposición del Escapulario y los ritos conclusivos. Así se expresa de manera completa el sentido que tiene el Escapulario en la vida de los fieles que lo reciben. (Como puede advertirse, se respeta el esquema general de las bendiciones que contiene el Bendicional).
5. Es necesario que en la celebración quede bien expresado el sentido espiritual de las gracias unidas al Escapulario de la Virgen del Carmen y los compromisos asumidos con este signo de devoción a la Santísima Virgen. La sabia pedagogía de la Madre Iglesia pretende siempre alejar de sus hijos todo dejo de superstición o malsana interpretación de los sacramentales.
II. RITO DE LA BENDICIÓN E IMPOSICIÓN DEL ESCAPULARIO
Ritos iniciales
6. Reunidos los fieles ante el altar o ante una imagen de la Virgen, el celebrante acoge a los fieles. Se canta oportunamente un canto apropiado o se guarda un momento de silencio. (Dos opciones igualmente válidas).
Terminado el canto o el silencio, el ministro dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
1. La bendición e imposición del Escapulario de la B. V. María del Monte Carmelo se hará preferentemente durante una celebración comunitaria.
2. La imposición del Escapulario comporta la agregación a la Familia carmelita. Tienen facultad de bendecir el Escapulario los sacerdotes y diáconos; pueden también imponerlo otras personas autorizadas. Es decir, cualquier sacerdote, siempre que no esté impedido por alguna norma canónica, puede bendecir e imponer el Escapulario.
3. Para la bendición e imposición debe usarse el Escapulario del Carmen en su forma tradicional. Después puede sustituirse por la medalla.
4. La bendición e imposición del Escapulario se realiza según los ritos y las oraciones que siguen. La celebración comprende los ritos iniciales, la lectura de la Palabra de Dios y las preces, la oración de bendición e imposición del Escapulario y los ritos conclusivos. Así se expresa de manera completa el sentido que tiene el Escapulario en la vida de los fieles que lo reciben. (Como puede advertirse, se respeta el esquema general de las bendiciones que contiene el Bendicional).
5. Es necesario que en la celebración quede bien expresado el sentido espiritual de las gracias unidas al Escapulario de la Virgen del Carmen y los compromisos asumidos con este signo de devoción a la Santísima Virgen. La sabia pedagogía de la Madre Iglesia pretende siempre alejar de sus hijos todo dejo de superstición o malsana interpretación de los sacramentales.
II. RITO DE LA BENDICIÓN E IMPOSICIÓN DEL ESCAPULARIO
Ritos iniciales
6. Reunidos los fieles ante el altar o ante una imagen de la Virgen, el celebrante acoge a los fieles. Se canta oportunamente un canto apropiado o se guarda un momento de silencio. (Dos opciones igualmente válidas).
Terminado el canto o el silencio, el ministro dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden: Amén.
Luego, el celebrante saluda a los presentes, diciendo:
El Señor esté con vosotros.
Y todos responden:
Y con tu espíritu.
O bien:
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, nacido de la Virgen María, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros. (Saludo litúrgico del Misal Romano).
Todos responden: Y con tu espíritu.
7. El celebrante exhorta a los presentes a participar en el rito, explicando la naturaleza de la celebración con estas o parecidas palabras:
Durante la vida terrena de Jesús, aquel que tocaba, aunque sólo fuese los flecos de su manto, quedaba curado. Alabamos al Señor porque en su Iglesia continúa usando los medios más humildes para mostrarnos su inmensa misericordia. También nosotros podemos utilizarlos para glorificar al Señor, para expresar nuestro deseo de servirlo y para renovar nuestro compromiso de fidelidad, contraído por la consagración bautismal para toda nuestra vida.
Y todos responden:
Y con tu espíritu.
O bien:
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, nacido de la Virgen María, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros. (Saludo litúrgico del Misal Romano).
Todos responden: Y con tu espíritu.
7. El celebrante exhorta a los presentes a participar en el rito, explicando la naturaleza de la celebración con estas o parecidas palabras:
Durante la vida terrena de Jesús, aquel que tocaba, aunque sólo fuese los flecos de su manto, quedaba curado. Alabamos al Señor porque en su Iglesia continúa usando los medios más humildes para mostrarnos su inmensa misericordia. También nosotros podemos utilizarlos para glorificar al Señor, para expresar nuestro deseo de servirlo y para renovar nuestro compromiso de fidelidad, contraído por la consagración bautismal para toda nuestra vida.
En el parágrafo precedente, se alude a la importancia bíblica de los objetos ("flecos"), no porque ellos poseean algún poder, sino porque el mismo Dios algunas veces se digna valerse de ellos como canales para transmitirnos sus dones celestiales. El ejemplo dado es uno de los numerosos que podrían citarse de las Sagradas Escrituras (Cf. infra, Liturgia de la Palabra). Se puntualizan también las tres finalidades que dichos objetos han de tener cuando son correctamente empleados.
El Escapulario del Carmen es un signo del amor maternal de la Virgen María, que recuerda su iniciativa en favor de los miembros de la Familia carmelita, particularmente en los momentos de mayor necesidad. Es un amor que pide una respuesta también de amor.
Este Escapulario es signo de comunión con la Orden de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, dedicada al servicio de la Virgen para el bien de toda la Iglesia. Con él expresáis el deseo de participar del espíritu y de la vida de la Orden.
El Escapulario es un espejo de la humildad y de la castidad de María; por su sencillez nos invita a vivir modestamente y con pureza. Llevándolo día y noche es signo de nuestra oración continua y de nuestra particular dedicación al amor y al servicio de la Virgen María.
Llevando el Escapulario renováis vuestro compromiso bautismal de revestiros de nuestro Señor Jesucristo. En María será salvaguardada vuestra esperanza de salvación, porque el Dios de la Vida ha fijado su morada en Ella.
La monición precedente es algo más extensa que las que comúnmente podemos encontrar en el Bendicional. Es que la Madre Iglesia quiere que sus hijos entiendan bien qué es el escapulario y cuál es la razón de ser y las finalidades de que sea bendecido e impuesto.
Proclamación de la Palabra de Dios
8. Luego uno de los presentes, o el mismo celebrante, proclama un texto de la Sagrada Escritura, seleccionado principalmente entre los que en Leccionario hacen referencia al misterio de la salvación o a Santa María Virgen. Se indican a continuación algunos textos considerados los más apropiados:
a) Del Antiguo Testamento:
Pr 8, 17-21: Yo amo a quienes me aman.
Is 61, 10-11: Me ha revestido de un manto de justicia.
2 Re 2, 7-13: El manto de Elías cae sobre Eliseo.
Bar 5, 1-5: Revestíos de la belleza de Dios.
Ez 16, 8-14: Tu belleza era perfecta.
b) Del Nuevo Testamento:
Mc 5, 25-34: La mujer tocó el vestido de Jesús y quedó curada.
Lc 2, 4-8: María envolvió en pañales a su Primogénito.
Rm 12, 1-2: Este es vuestro culto espiritual.
Gal 4, 4-7: Dios ha enviado a su Hijo nacido de una mujer.
Ef 4, 17.20-24: Revestíos del hombre nuevo.
Ef 6, 10-17: Tomad fuerza del Señor.
9. Terminada la lectura, el ministro exhorta a los presentes explicando el sentido de la celebración, las gracias y los compromisos que se derivan del Escapulario, a la luz de la Palabra de Dios. Luego, es conveniente meditar unos instantes en silencio.
Preces
10. Sigue la oración común. Se proponen algunas intenciones, de las que se pueden elegir las más adecuadas o añadir otras relacionadas con las peculiaridades de los fieles o de las circunstancias. (Si comparamos el siguiente formulario con el rito de "Bendición e imposición del Escapulario" en general, veremos que el que estamos analizando es más extenso y posee más alusiones marianas; ambos se estructuran a partir de la metáfora del "revestimiento", idea subyacente en el uso de cualquier escapulario).
El celebrante empieza diciendo:
Pidamos ahora al Padre, por intercesión de la Virgen María, en cuyo seno se encarnó el Hijo de Dios para habitar entre nosotros, que testimoniemos con nuestras obras el Evangelio, y digamos:
R/. Concédenos, Señor, revestirnos de Jesucristo.
Padre santo, que has querido que tu Hijo asumiera nuestra carne para hacernos partícipes de tu vida divina,
-por intercesión de María, su perfecta discípula, haz que nos revistamos interiormente de tu gracia. R/.
Padre Santo, que has querido que tu Hijo se hiciera semejante a nosotros, excepto en el pecado, para que, siguiendo sus huellas, nos configuremos con él,
-por intercesión de la Virgen, haz que imitemos a Cristo y que seamos por nuestras obras, una ofrenda agradable a ti. R/.
Padre Santo, que para revelarnos tu amor nos invitas al banquete de la gracia y nos pides revestirnos con el hábito nupcial,
-por intercesión de la Madre de tu Hijo, haz que nos revistamos de su caridad operante y de su amoroso servicio. R/.
Padre Santo, que has querido que la Virgen María aplastara la cabeza de la serpiente,
-por su intercesión, haz que seamos capaces de vencer las insidias del maligno en nuestro vivir en medio del mundo. R/.
Padre Santo, que has elegido a la Virgen María como Arca de la Nueva Alianza,
-por su intercesión, purifica nuestros corazones y fortalece nuestra fe. R/.
Padre Santo, que has mirado la humillación de tu esclava para que proclamara tu grandeza,
-por su intercesión, haz que anunciemos tu reino y proclamemos tu misericordia de generación en generación. R/.
Padre Santo, que has dado a tu Hijo una Madre, que lo cuidara amorosamente,
-por su intercesión, haz que amemos a los pobres y marginados, y con ellos construyamos un mundo más justo y fraterno. R/.
Padre Santo, que nos has revestido con el manto de la justicia y de la santidad,
-por la intercesión de la Virgen María, santifícanos en Cristo y haznos cooperadores generosos en la obra de salvación del mundo. R/.
Padre Santo, que nos has bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales,
-por la intercesión de la Virgen María, haz que pasemos felizmente de la muerte a la vida que no se acaba. R/.
Oración de bendición
11. El celebrante, con las manos extendidas, añade:
Oh, Dios, origen y cumplimiento de nuestra santidad, que llamas a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad a los que han renacido del agua y del Espíritu Santo, mira con bondad a estos siervos tuyos que reciben con devoción este Escapulario del Carmen que llevarán diligentemente como un signo de su consagración a la Virgen María del Monte Carmelo. Haz que sean imagen de Cristo, tu Hijo, y así, terminado felizmente su paso por esta vida, con la ayuda de la Virgen Madre de Dios, sean admitidos en el gozo de tu morada. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
A continuación, el celebrante hace la aspersión con agua bendita.
Imposición del Escapulario
12. Luego, el celebrante impone el Escapulario a los candidatos, diciendo:
Recibe este Escapulario, por el cual quedas admitido en la cofradía de la Familia de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, y confía en el amor de tan gran Madre. Compórtate de tal manera que, con la ayuda de la Santísima Virgen, te esfuerces cada día más en vestirte de Cristo y hacer que su vida se manifieste en la tuya para gloria de la Santísima Trinidad y para el bien de la Iglesia y de los hombres.
R/. Amén.
13. Según las circunstancias, el celebrante pronuncia la fórmula de imposición en voz alta una sola vez para todos. Todos a la vez responden "Amén" y se acercan al celebrante, o a la persona autorizada, para recibir el Escapulario.
14. Terminada la imposición, el celebrante, vuelto hacia los que han recibido el Escapulario, dice:
Por la bendición e imposición de este Escapulario habéis sido admitidos en la Familia del Carmelo, dedicada a la imitación y al servicio de la Virgen, Madre de Dios, para que podáis servir con mayor dedicación a Cristo y a su Iglesia, con el mismo espíritu contemplativo y apostólico de la Orden del Carmen. Para que lo consigáis con más perfección, yo, con la potestad que se me ha concedido, os admito a participar de todos los bienes espirituales de la misma Orden.
15. El celebrante instruye a los fieles sobre los compromisos y obligaciones que comporta la admisión en la Familia del Carmelo.
Conclusión del rito
16. El celebrante concluye el rito con la bendición solemne.
Dios Padre os llene de su amor misericordioso, que nos ha dado en Cristo Jesús, hijo de la Virgen María.
R/. Amén.
Nuestro Señor Jesucristo os haga partícipes del amor del Padre y de la ternura materna de la Virgen del Carmen, para que podáis obrar todo bien.
R/. Amén.
El Espíritu Santo, que os ha inspirado ponernos bajo el manto de María, os haga apóstoles para recorrer los caminos de la paz y de la justicia.
R/. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
O bien: (Cf. Liturgia Horarum).
El Señor nos bendiga, nos libre de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
17. Es aconsejable terminar el rito con un canto mariano adecuado, por ejemplo: Flos Carmeli (Secuencia de la solemnidad de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, en el Misal propio de la Orden), Salve Regina, o Sub tuum praesidium.
RITO BREVE DE LA BENDICIÓN E IMPOSICIÓN DEL ESCAPULARIO DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARIA DEL MONTE CARMELO
Rito inicial
18. El celebrante, delante de una imagen de la Virgen, exhorta a los que van a recibir el Escapulario, invitándoles a participar dignamente en la celebración. Luego, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R/. Amén.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, nacido de Santa María Virgen, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
19. El celebrante expone brevemente el significado de la bendición e imposición del Escapulario.
Lectura de la Palabra de Dios
20. Uno de los presentes, o el mismo celebrante, proclama un texto de la Sagrada Escritura, por ejemplo:
a) Del Antiguo Testamento:
Pr 8, 17-21: Yo amo a quienes me aman.
Is 61, 10-11: Me ha revestido de un manto de justicia.
2 Re 2, 7-13: El manto de Elías cae sobre Eliseo.
Bar 5, 1-5: Revestíos de la belleza de Dios.
Ez 16, 8-14: Tu belleza era perfecta.
b) Del Nuevo Testamento:
Mc 5, 25-34: La mujer tocó el vestido de Jesús y quedó curada.
Lc 2, 4-8: María envolvió en pañales a su Primogénito.
Rm 12, 1-2: Este es vuestro culto espiritual.
Gal 4, 4-7: Dios ha enviado a su Hijo nacido de una mujer.
Ef 4, 17.20-24: Revestíos del hombre nuevo.
Ef 6, 10-17: Tomad fuerza del Señor.
Preces
21. Sigue la oración común. Se proponen algunas intenciones, de las que se pueden elegir las más adecuadas o añadir otras relacionadas con las peculiaridades de los fieles o de las circunstancias. (Nótese que en el siguiente formulario, a partir del inicio común de cada súplica -"Para que quienes visten el Escapulario..."-, se mencionan las finalidades del uso correcto de este sacramental y las gracias que por medio de él se pretenden alcanzar de parte del Señor). El celebrante empieza diciendo:
Roguemos a Dios, nuestro Padre, por intercesión de la Virgen María, diciendo:
R/. Te rogamos, óyenos.
Para que quienes visten el Escapulario sean revestidos de Cristo con la gracia del Espíritu Santo, roguemos, al Señor:
R/.Te rogamos, óyenos.
Para que quienes visten el Escapulario vivan su compromiso bautismal de revestirse de Cristo, roguemos al Señor:
Te rogamos, óyenos.
Para que quienes visten el Escapulario sean fortalecidos en la fe, la esperanza y la caridad, roguemos al Señor:
Te rogamos, óyenos.
Para que quienes visten el Escapulario sean siempre miembros vivos de la Familia del Carmelo con sus oraciones, sacrificios y buenas obras, roguemos al Señor:
Te rogamos, óyenos.
Para que quienes visten el Escapulario sean una continuación del amor que Jesús profesaba a su Madre, roguemos al Señor:
Te rogamos, óyenos.
Para que quienes visten el Escapulario se revistan de las virtudes de la Virgen purísima, sepan escuchar la Palabra de Dios y vivirla cada día, roguemos al Señor:
Te rogamos, óyenos.
Para que quienes visten el Escapulario, por la intercesión de María, sean iluminados en la contemplación, gozosos en la fraternidad y celosos en el servicio a los demás, roguemos al Señor:
Te rogamos, óyenos.
Para que quienes visten el Escapulario vivan de modo que entren a formar parte de la asamblea de los santos, con María Santísima, revestidos del vestido nupcial, roguemos al Señor:
Te rogamos, óyenos.
Oración de bendición
22. El celebrante, con las manos extendidas, dice:
Padre santo, que te complaces en la caridad y la acrecientas, tú has querido que tu Unigénito Jesucristo se encarnara en el seno de la Virgen María por obra del Espíritu Santo; concede a este hijo tuyo (esta hija tuya), que recibe con devoción el Escapulario de la Familia de la bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, la gracia de revestirse del Señor Jesús en todas las circunstancias de esta vida y alcance así la gloria eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
El celebrante hace la aspersión con agua bendita.
Imposición del Escapulario
23. El celebrante impone el Escapulario diciendo:
Recibe este Escapulario por el cual quedas admitido en la Familia de la bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, llévalo como signo de su protección maternal y de tu compromiso de imitarla y servirla. Que ella te ayude a revestirte de Cristo, para gloria de la Santísima Trinidad y para cooperar en la Iglesia al bien de los hermanos.
R/. Amén.
24. Terminada la imposición, el celebrante anuncia la admisión a la Familia Carmelitana con estas o parecidas palabras:
Por la facultad que me ha sido concedida, te admito a la participación de todos los bienes espirituales del Orden del Carmen.
El celebrante explica los compromisos y las obligaciones que comporta el vestir dignamente el Escapulario.
Conclusión del rito
25. El celebrante concluye el rito con la bendición, diciendo:
La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
O bien:
El Señor nos bendiga, nos libre de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
16 de julio de 2016, memoria litúrgica (para los carmelitas, solemnidad) de Nuestra Señora del Carmen. Entrada dedicada a ella y a san Simón Stock.
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