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La verdadera Iglesia de Dios...

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Nos iluminaste con la Luz de Cristo...

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sábado, 10 de febrero de 2018

Guion: Domingo X del Tiempo Ordinario


                                  










Formulario de Misa: aquí.


Ciclo B

Introducción

Dice san Josemaría Escrivá de Balaguer:

"(...) algunos cristianos tienen una visión muy pobre de la Santa Misa; para otros es un mero rito exterior cuando no un convencionalismo social.. Y es que nuestros corazones, mezquinos, son capaces de vivir rutinariamente la mayor Donación de Dios a los hombres. En la Misa, en esta Misa que ahora celebramos, interviene de modo especial la Trinidad Santísima. Corresponder a tanto amor exige de nosotros una total entrega del cuerpo y del alma: Oímos a Dios, Le hablamos, Lo vemos, Lo gustamos". (Es Cristo que pasa, 87).

Iluminados por estas palabras, procuremos celebrar con todo fervor el Máximo Acto de nuestra fe.

 

Primera lectura: Gén. 3, 9-15

El pecado de nuestros primeros padres, fue por todos heredado, a excepción de Jesús, y de su Madre. Precisamente Cristo, el Nuevo Adán, Fruto virginal de María, la Nueva Eva, sería el Remedio que restauraría para siempre nuestra amistad con el Creador.

Segunda lectura: II Cor. 4, 13_ 5, 1

El Apóstol nos explica la dualidad existente en toda criatura humana: el hombre exterior, que es frágil y transitorio, sujeto a padecimientos; y el interior, que por la fe, puede atravesar el umbral de la muerte hacia una nueva Vida.

Evangelio: Mc. 3, 20-35

El hacer la voluntad de Dios nos emparenta profundamente con el Señor y es la prueba de que nuestras obras no provienen del Enemigo. Es lo que el Maestro nos enseña en el siguiente texto evangélico.

   
Oración de los fieles

Las siguientes preces, con las necesarias adaptaciones, están tomadas de la Santa Misa por los emigrantes y refugiados, presidida por el Papa Francisco el 14 de enero de 2018:

Cada día de nuestra vida es una gracia del Señor, una ocasión puesta en nuestras manos para hacer el bien y construir el Reino del Señor. Invoquemos al Padre que está en los Cielos, para que nos conceda la gracia de caminar en sus senderos.

 R. Escúchanos, Señor.

-Por la Santa Madre Iglesia.

+Que como familia de los hijos de Dios sea para todo hombre lugar de salvación en el que se sientan amados, escuhados y redimidos. R.

-Por el Santo Padre N.

+Como sal de la tierra y luz del mundo pueda guiar siempre al Pueblo santo de Dios en el fiel seguimiento del Señor Jesús. R.

-Por todos aquellos que viven en la pobreza y la marginación.

+Convencidos de la bondad del Señor, puedan experimentarla en la oración fiel y la caridad operosa de los hermanos. R.

-Por los atribulados y perseguidos.

+Sostenidos por la paterna Providencia de Dios, asuman con fe sus sufrimientos en unión con la Cruz de Jesús, para que contribuyan a la conversión de todo hombre. R.

-Por quienes estamos aquí reunidos.

+Que participando del Cuerpo y la Sangre del Señor, podamos experimentar la armonía interior que es don de la gracia, venciendo las tinieblas de la discordia, fruto del pecado. R.

-Por aquellos que han muerto migrando a otros países.

-Acogidos por el abrazo misericordioso de Dios, gocen en la Vida eterna de la contemplación de su Rostro. R.

Oración conclusiva

"Padre, asiste en este día a tus hijos, y haz que lleven con alegría el peso y la gloria de sus fatigas cotidianas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".

A continuación, se propone como otra oración conclusiva de las preces, una colecta alternativa a la de este domingo, tomada de la edición italiana del Misal Romano y traducida al castellano. Se reemplaza la conclusión trinitaria larga, propia de toda colecta, por la breve, típica de las demás oraciones litúrgicas:

"Oh, Padre, que has mandado a tu Hijo a liberarnos de la esclavitud de Satanás, sostennos con las armas de la fe, para que en el combate cotidiano contra el Maligno, participemos del la Victoria Pascual de Cristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".


Ofertorio

Numerosos milagros obró Jesucristo en su Vida, y después de su Muerte y Resurrección. Pero el máximo de ellos, el que se repetirá numerosas veces por día y en todo el mundo hasta el final de los tiempos, es el de la conversión de este pan y este vino que ahora vamos a presentar, en su Cuerpo y su Sangre, Garantía de salvación para todos nosotros.


Comunión

Somos privilegiados, hermanos. Los esclavos no son invitados a la mesa de su Señor. Nosotros, por ser hijos de Dios, hemos sido convocados a este Banquete pascual que el mismo Dios preparó para aquellos a quienes Jesús, redimiéndonos, nos hermanó Consigo.


Despedida

Una vez más ha concluido la Misa. Aunque ella jamás dejará de celebrarse hasta que todos podamos compartir la Liturgia eterna en el Cielo.


10 de febrero de 2018, memoria litúrgica de santa Escolástica, virgen.
90° aniversario del martirio de san José Luis Sánchez del Río.
Entrada dedicada a ambos santos.


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