I
Laudes: Quas tibi laudes
Oh, Marta, que participaste admirablemente
de la cercanía al Corazón de Cristo,
haz que por tus méritos nos sea provechoso
este himno de alabanza.
Cuántas veces el Señor visitó tu casa,
donde, en medio de un apacible reposo,
se complacía en tu solicitud y en tus desvelos.
Te lamentabas por la muerte de Lázaro
y
acompañabas a María, con abundancia de lágrimas,
cuando una súbita voz
te anuncia
la llegada del Maestro de la Vida.
Y ya que después de que Jesús te probara,
confesaste, segura, tu esperanza en la resurrección,
ruega para que
también nosotros caminemos
esperanzados hacia el Reino eterno.
El honor, la fuerza y el poder al Padre,
al Hijo
y al Espíritu Santo, y que nos concedan contemplar,
contigo,
eternamente su gloria. Amén.
Oficio de lecturas y Vísperas: Te gratulantes
Llenos de júbilo, te celebramos,
Marta, mujer afortunada, que mereciste,
más de una vez, hospedar a Cristo en tu casa.
Movida dulcemente por el amor,
te desvivías, gustosa, estando pendiente de todo,
para atender al Huésped Divino.
Mientras disponías complacida, la mesa
para el Señor,
María y Lázaro tomaban de Él para sus almas
el sustento
de la vida de la gracia.
Presintiendo su muerte, María ungió al Señor
con nardo puro y tú Le dispensaste,
por última vez tus servicios.
Y hoy, que a su vez, tú eres huésped dichosa del Maestro,
haz, que nuestros corazones, sean como Betania,
su amable morada.
Gloria a Dios, Uno y Trino,
que nos conceda un día cantar
contigo las alabanzas del Cielo. Amén.
Oficio de lecturas y Vísperas
Llenos de júbilo os celebramos,
Marta, María y Lázaro, que merecisteis
hospedar a Cristo con frecuencia en vuestra casa.
Marta, te desvivías gustosa para atender al Señor,
estando pendiente de todo, movida
por el estímulo de amor.
Mientras disponías, complacida, la mesa
para el Huésped, tu hermana y tu hermano recibían
de Él el sustento de la vida de la gracia.
Cuando se encaminaba a la muerte, tu hermana
lo ungió con perfumes, y tú le dispensabas,
por última vez, tus servicios.
Hospederos del Señor, haced nuestros corazones
ardientes, para que sean amable morada
de la amistad.
Gloria a la Trinidad, para que nos conceda
un día cantar con vosotros sus alabanzas
en la Casa del Cielo. Amén.
Laudes
Que las alabanzas y las plegarias
que te dirigimos nos aprovechen por tus méritos,
oh, Marta, tú, a quien Cristo manifestó
una admirable amistad.
El Señor te visitaba a menudo, se gozaba
del tranquilo descanso de tu casa y se
complacía en las palabras y los servicios
que Le ofrecías.
Tú fuiste la primera en quejarte por la muerte
de tu hermano, y después de haber llorado junto
con tu hermana, lo viste volver a la vida
a la voz del Maestro.
Firme en tu fe, confesaste tu segura esperanza
en la resurrección cuando el Señor te interrogó;
haz que podamos caminar decididos hacia el Reino
que no termina.
Alabanza a Dios Padre, poder al Hijo,
y honor al Espíritu Santo; que Ellos
nos concedan poder contemplar contigo su gloria
por toda la eternidad.
29 de julio de 2018, Domingo XVII del Tiempo Ordinario.
Entrada dedicada a los santos Marta, María y Lázaro de Betania.
(Última actualización: 22/7/22).
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