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jueves, 30 de agosto de 2018

Letanías a las santas Vírgenes y Viudas


SS. Sofía, Fe, Esperanza y Caridad



Un antiguo libro de oraciones, el Fasciculus Sacrarum Orationum et Litaniarum ad usum quotidianum Christiani hominis, ex sanctis Scripturis et Patribus collectus, de 1612, contiene el siguiente formulario de letanías a las santas Vírgenes y Viudas (pp. 369-379), que he querido transcribir, en un deseo de rescatar del olvido algunas piezas preciosas de la liturgia y de la piedad católicas. Pueden añadirse cualesquiera otras santas de tiempos anteriores o posteriores, cuyo nombre esté inscripto en el Martyrologium Romanum. Por ejemplo, Elena, Rosa de Lima, Isabel de Hungría, Isabel de Portugal, Teresita del Niño Jesús, Juana Francisca, Teresa de Calcuta, etcétera).



LETANÍAS
 
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad


Dios Padre Celestial, ten misericordia de nosotros (en las siguientes invocaciones a las Divinas Personas, se responde igual)
Dios Hijo, Redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo,
Santa Trinidad, un solo Dios,


Santa María, Reina de las vírgenes, ruega por nosotros (en adelante, se responde de la misma manera)
Santa María Magdalena,
Santa Águeda, 
Santa Lucía,
Santa Inés,
Santa Cecilia,
Santa Catalina (de Alejandría),
Santa Anastasia,
Santa Tecla, 
Santa Bárbara,
Santa Escolástica,
Santa Clara,
Santa Catalina (de Siena),
Santa Justina,
Santa Cunegunda,
Santa Juliana,
Santa Marta,
Santa Valvurga,
Santa Dorotea,
Santa Apolonia,
Santa Margarita,
Santa Cristina,
Santa Otilia,
Santa Úrsula,
Santa Afra,
Santa Ana,
Santa Isabel,
Santa Mónica,
Santa Sabina,
Santa Brígida,
Santa Sinforosa,
Santa Felicidad,
Santa María Egipcíaca,
Todas las santas Vírgenes y Viudas,

Senos propicio, perdónanos, Señor.
Senos, propicio, escúchanos, Señor.

De toda impureza de la mente y del cuerpo, líbranos, Señor (en adelante, se responde de la misma manera)
De toda blasfemia y obscenidad,
De la maledicencia y la mentira,
De la hipocresía y la vanagloria,
De la inconstancia y la curiosidad,
De la sospecha y el juicio temerario,
De toda detractación y murmuración, 
De todo amor ilícito,
Por aquella santa hora en la que fuiste concebido por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen,
Por los santos nueve meses que habitaste en el seno de la Virgen,
Por la santa Noche en que naciste de la Virgen,
Por la santa leche del seno virginal con que fuiste alimentado, 
Por la gloriosa Adoración de los Magos,
Por tu santa oblación en el Templo,
Por los santos años de tu exilio en Egipto,
Por aquel santo triduo en que fuiste buscado con dolor por la Virgen Madre,
Por los méritos e intercesiones de las santas Vírgenes y Viudas, 
En el Día del Juicio,

Nosotros, que somos pecadores, te rogamos, óyenos (en adelante, se responde de la misma manera)
Para que nos des compunción de corazón, 
Nosotros, pecadores, te rogamos, óyenos. 
Para que te dignes darnos  un corazón y un espíritu nuevos,
Para que, por amor tuyo, despreciemos los poderes y halagos mundanos,
Para que te dignes conservar puro nuestro cuerpo y nuestro corazón,  
Para que nos infundas tu Espíritu de caridad,
Para que acrecientes en nosotros la humildad, la caridad y la obediencia verdaderas,
Para que nos concedas gozar de plena salud de alma y cuerpo,
Para que la conformidaad con tu divina y eterna voluntad sea siempre nuestra consolación,  
Para que te dignes escucharnos,
Hijo de Dios,
 
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros.

Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.

Padrenuestro...

V. Las Vírgenes sabias, a las que el Señor encontró vigilantes
R. Entraron a las nupcias con el Esposo. 

V. El Señor las eligió y las predestinó.
R. Y las hizo habitar en su tabernáculo.

V. En sus labios no halló mentiras.
R. Se presentaron sin mancha ante el Trono de Dios.

V. Señor, escucha mi oración.
R. Y llegue a Ti mi clamor.


Oraciones

Dios, que entre las demás maravillas de tu poder, diste fuerza aún al sexo frágil para que consiguiese la victoria del martirio, concédenos por tu bondad, que celebrando el nacimiento al Cielo de tu santa mártir, caminemos hacia Ti, por la imitación de tus ejemplos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Óyenos, oh, Dios, Salvador nuestro, para que así como nos alegramos con la festividad de tu santa virgen N, consigamos el fervor de una piadosa devoción. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Señor, nuestro Salvador y protectór, ayúdanos para que nuestro cuerpo, nuestra mente y todo nuestro ser, se robustezcan con nuevo vigor por la virtud de la modestia y de la santidad, y arrebatados de las garras del infierno, seamos presentados en el gozo de la resurrección definitiva. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Concédenos, Señor, que por la gracia del Espíritu Santo prometido , seamos libres de toda tentación y merezcamos recibir el perdón de nuestros pecados. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Dios, que por medio de los ejemplos de tus santos, nos exhortas a añorar no las cosas terrestres y temporales sino los bienes celestiales y eternos, concédenos que, libres de los halagos de este mundo, nos encaminemos con toda el alma al Reino que has preparado para los que te aman. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

V. Señor, escucha mi oración.
R. Y llegue a Ti mi clamor.

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

V. Que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia divina, descansen en paz.
R. Amén.

 


30 de agosto de 2018, en América Latina, fiesta de su patrona, santa Rosa de Lima, virgen.
Entrada dedicada a ella y a todas las santas vírgenes y viudas.
 

miércoles, 29 de agosto de 2018

Martirio de san Juan Bautista: himnos litúrgicos


 
 
 
Cada 29 de agosto, la Iglesia Universal celebra la "memoria obligatoria" de la Pasión de san Juan Bautista. Los siguientes himnos, traducidos al castellano, son los propios de la versión en latín de la Liturgia de las Horas (A), seguidos de otros aprobados por la Santa Sede para algunas Conferencias Episcopales hispanohablantes (B):

 
A)
 
Oficio de lectura y Vísperas: Praecessor almus

Oh, Juan precursor de la gracia,
mensajero de la Verdad, 
lámpara de Cristo 
y evangelista de su Luz eterna.

Que con tu voz, tu vida y tus obras 
compusiste un canto profético, 
que tu muerte santa se encargó de confirmar.

Pues de la misma manera que, al nacer, 
te adelantaste al que venía para el mundo,
Lo señalaste después como Autor del Bautismo.

Así presagiaste con tu sangre, 
que moriría inocente 
para devolvernos la Vida.

Concédenos, oh, Padre, 
seguir la senda de Juan 
y así podamos cosechar 
los dones eternos de Cristo. Amén.

 
Laudes: O nimis

Oh, Juan inmensamente dichoso, 
esclarecido de méritos, sin mancha 
que empañe la blancura de tu pureza, 
mártir insigne, poblador de los desiertos 
y el más grande de los Profetas:

Sé tú, ahora, tan poderoso por tus méritos, 
quien ablande la roca dura de nuestro corazón, 
allane las asperezas del camino 
y enderece nuestro sendero tortuoso.

Para que al venir el piadoso Creador 
y Redentor del mundo, se digne grabar sus huellas 
en lo más hondo de nuestras almas, 
sin sombra ya de pecado.

Mientras los Santos del Cielo te glorifican, 
oh, Dios Uno y Trino, nosotros peregrinos, 
confiamos alcanzar de tu misericordia, 
tu perdón y tu venia. Amén.

 
B)

Oficio de lectura

Profeta de soledades,
labio hiciste de tus iras
para fustigar mentiras
y para gritar verdades.

Sacudiste el azote
ante el poder soberbio;
y ante el Sol que nacía
se apagó tu lucero.

Por fin, en un banquete
y en el placer de un ebrio,
el vino de tu sangre
santificó el desierto.

Profeta de soledades,
labio hiciste de tus iras
para fustigar mentiras
y para gritar verdades. Amén.

 
 
Laudes

Pastor que, sin ser pastor,
al buen Cordero nos muestras,
Precursor que, sin ser luz,
nos dices por dónde llega,
enséñanos a enseñar
la fe desde la pobreza.

Tú que traes un bautismo
que es poco más que apariencia
y al que el Cordero más puro
baja buscando pureza,
enséñame a difundir
amor desde mi tibieza.

Tú que sientes como yo
que la ignorancia no llega
ni a conocer al Señor
ni a desatar sus correas,
enséñame a propagar
la fe desde mi torpeza.

Tú que sabes que no fuiste
la Palabra verdadera
y que sólo eras la voz
que en el desierto vocea,
enséñame, Juan, a ser
profeta sin ser profeta. Amén.

O bien:


Varón feliz de méritos excelsos,
que mantienes sin mancha tu pureza,
santo eremita, mártir esforzado,
magno profeta.

Hoy, cuando triunfas valeroso, arranca
de nuestro pecho el corazón de piedra;
el camino torcido guía, allana
las asperezas.

Porque, al venir el Redentor piadoso
y libres ya las mentes de torpeza,
se digne colocar sus plantas límpidas
sobre la tierra.

La Corte celestial con alabanzas
a Ti, Dios Trino y Uno, te celebra,
mientras los redimidos imploramos
hoy tu clemencia. Amén.


 
Vísperas (como en las Laudes)
 
O bien:

Ángel fiel de la verdad,
Precursor del que es la gracia,
mensajero de la Luz,
de Cristo, perenne lámpara.

Con la voz, vida y acciones,
profecías anunciaba,
añadiendo su martirio
a las señales sagradas.

Él, al nacer, descubrió
al que es del mundo esperanza,
y al propio Autor del bautismo
señaló sobre las aguas.

De cuya muerte inocente,
que da la vida a las almas,
dio testimonio el Bautista
con su sangre derramada.

Concede, Padre piadoso,
seguir de Juan las pisadas,
para disfrutar con Cristo
de la eterna venturanza. Amén.

 
 
29 de agosto de 2018, memoria litúrgica del Martirio de san Juan Bautista.
Entrada dedicada a él.
 

sábado, 25 de agosto de 2018

Letanías marianas irlandesas


Nuestra Señora de Knock


Las siguientes letanías marianas se registran desde el año 725 en el Monasterio de Clonsost, gobernado por san Berchán. Fueron publicadas en el número del mes de mayo de 1886, en Los Anales de la Santa Infancia. Las ha recogido, entre otros pocos, el Devocionario de Visitas al Santísimo Sacramento y a María Santísima (pp. 273-277), editado por el Instituto Italiano de Artes Gráficas, en Bérgamo, con aprobación eclesiástica del 2 de febrero de 1899, por el obispo Cayetano Camilo:


LETANÍAS

Grande María, 
María, la más grande entre las Marías, 
La más grande entre las mujeres,
Reina de los Ángeles,
Señora de los Cielos,
Mujer llena de la gracia del Espíritu Santo,
Bendita y benditísima,
Madre de la gloria eterna, 
Madre de la Iglesia celestial y terrenal,
Madre del amor y de la indulgencia,
Madre de la Luz dorada,
Honor del Cielo, 
Mensajera  de la paz,
Puerta del Paraíso,
Mina de oro puro, 
Pabellón de amor y misericordia,
Templo de la Divinidad,
Belleza de las vírgenes,
Señora de las tribus,
Fuente de los jardines,
Remedio contra los pecados,
Pureza de de las almas,
Madre de los huérfanos,
Nodriza de los pequeños,
Refugio de los miserables,
Estrella del mar,
Sierva de Dios,
Madre de Cristo,
Morada Divina,
Hermosa como la paloma,
Límpida como la luna,
Resplandeciente como el sol,
Restauradora luego de la caída de Eva, 
Regeneración de la vida,
Perfección de las mujeres,
Guía entre las vírgenes,
Huerto cerrado,
Fuente sellada,
Madre de Dios,
Virgen para siempre,
Virgen santísima,
Virgen prudente,
Virgen casta, 
Palacio de Dios Vivo,
Trono del Rey Eterno,
Habitáculo del Espíritu Santo,
Virgen de la Raíz de Jesé,
Cedro del Líbano,
Ciprés del monte de Sión,
Rosa purpúrea de la tierra de Jacob,
Fecunda como el óleo,
Palmera florida,
Madre de un Fruto de gloria,
Antorcha de Nazaret,
Gloria de Jerusalén,
Esplendor del mundo,
La más noble del pueblo cristiano,
Reina de la Vida,
Escala del Cielo,

Oraciones

Escucha la súplica del pobre y no desdeñes las llagas y los suspiros del miserable.

Por ti, sean presentados al Creador los gemidos de nuestra devoción, puesto que nuestros deméritos nos hacen indignos de ser atendidos.

¡Oh, poderosa Soberana de la Tierra y del Cielo!, dígnate borrar nuestras transgresiones y nuestros pecados.

Dígnate destruir nuestra depravación.

Dígnate levantar al que ha caído, débil y cautivo, librar a los condenados y reparar las devastaciones ocasionadas por nuestros vicios y nuestras inmoralidades.

Dígnate transmitirnos los sentimientos de obras buenas y virtuosas, apaciguar a nuestro Juez con tus ruegos y súplicas. No permitas, por tu misericordia, que seamos presa de nuestros enemigos, y que nuestras almas sean condenadas. Al contrario, tómanos para siempre bajo tu protección.

Te invocamos e imploramos, oh, María Santísima; que tu poderosa súplica se eleve hacia tu único Hijo, Jesucristo, y que Dios nos defienda de todas las tentaciones y perplejidades. Obtennos de Dios, que nos ha creado, el perdón y la remisión de todas nuestras faltas y pecados, a fin de que podamos un día recibir de Él, por tu intercesión, la eterna Morada en el Reino Celestial, en presencia de los escogidos y de las vírgenes santas de todo el universo. Ojalá merezcamos esa Morada. Ojalá gocemos para siempre de ella. Amén.


25 de agosto de 2018, I Vísperas del domingo XXI del Tiempo Ordinario.
Gran Vigilia del IX Encuentro Mundial de las Familias, en Dublín, Irlanda, con la presencia del Santo Padre Francisco.
Entrada dedicada a la Virgen de Knock, (venerada por el Papa Francisco el 26 de agosto de 2018, cinco días después de la festividad), y a todos los santos irlandeses.

San José de Calasanz, presbítero: himnos litúrgicos





La Orden de los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios, (escolapios), celebra la "solemnidad" de su fundador, el presbítero san José de Calasanz, cada 25 de agosto, día en que el Calendario universal lo honra con el rango litúrgico de "memoria facultativa". Estos son los himnos litúrgicos propios:


I y II Vísperas

Las campanas repican vibrantes,
Calasanz, volteando en tu honor,
y los cirios te ofrecen semblantes
en tu altar su poema de amor;
así quieren tus hijos queridos
sobre el son de las torres cantar,
y con besos de amantes latidos
ser los cirios que alumbren tu altar.
Gloria y honor, gloria y amor a Calasanz.

Insigne pedagogo,
mentor de juventudes,
espejo de virtudes,
del alma estudiantil;
alumbra nuestras mentes,
inflama nuestros pechos,
de amores y ansias hechos y vida juvenil.

Las campanas repican vibrantes.
Calasanz, volteando en tu honor,
y los cirios te ofrecen semblantes
en tu altar su poema de amor;
así quieren tus hijos queridos
sobre el son de las torres cantar,
y con besos de amantes latidos
ser los cirios que alumbren tu altar.
Gloria y honor, gloria y amor a Calasanz.


Oficio de lectura

El alma de los niños,
imán de tus amores,
celebra tus favores, José de Calasanz;
y a impulso de cariños,
que son del cielo encanto
ensalza con su canto
tu ciencia y tu piedad.

¨Los niños son tu herencia¨,
te dice Dios un día,
y en él, la Escuela Pía
brotaba sin rival.
De Dios allí los niños
el nombre silabean,
cual aves que gorjean
su trino matinal.

El alma de los niños,
imán de tus amores,
celebra tus favores, José de Calasanz;
y a impulso de cariños,
que son del cielo encanto
ensalza con su canto
tu ciencia y tu piedad.


 
Laudes

El alma de los niños,
imán de tus amores,
celebra tus favores, José de Calasanz;
y a impulso de cariños,
que son del cielo encanto
ensalza con su canto
tu ciencia y tu piedad.

Bendice tus escuelas,
apóstol de la infancia;
conserva la fragancia
del virginal candor;
y logren ante el cielo
tus santas oraciones
guardar los corazones
del vicio y del error.



25 de agosto de 2018, para los escolapios, solemnidad de san José de Calasanz, presbítero y padre fundador. Entrada dedicada a él.

San Luis, rey: himnos litúrgicos





Cada 25 de agosto, la Iglesia Universal celebra la memoria facultativa de san Luis (rey de Francia). Es "memoria obligatoria" para la Familia Franciscana. Estos son los himnos litúrgicos propios:

 

Laudes

En los brazos de tu madre
aprendiste a amar a Dios:
Doña Blanca de Castilla
modeló tu corazón
y te enseñó a ser cristiano,
que es más que rey y señor.

«Antes quiero verte muerto
que manchado y pecador»,
fue el ideal de tu vida
y el norte que te guió
en tus empresas gloriosas,
de la Iglesia campeón.

Hijo fiel de san Francisco,
que paz y bien difundió,
pacificaste tu reino
con prudencia y con amor,
buscaste el bien de tu pueblo
en el servicio de Dios.

En las cruzadas probaste
la derrota y la prisión,
los tormentos y amenazas,
la adversidad y el dolor;
pero tu fe inquebrantable
en la prueba se acendró.

De rodillas, a los pobres
servías con devoción
por ver en ellos a Cristo,
iconos del Salvador,
y curabas sus heridas
dando a tus hijos lección.

Gloria al Padre Omnipotente,
gloria al Hijo que Él nos dio,
gloria al Espíritu Santo,
Tres Personas, sólo un Dios.
Por los siglos de los siglos,
gloria, alabanza y honor. Amén.

 


Vísperas

Con la vocación sagrada
de ser heraldo de Dios,
tu corte fue monasterio,
tu campo, siempre de amor.

Cambiaste toda tu pompa
en sencillez y humildad,
tus riquezas, tus poderes,
en obras de caridad.

Bajo la encina serena
las audiencias mantenías
con talante franciscano
de pobreza y alegría.

Fe en oración tradujiste,
la religión, en gobierno,
tu amor ardiente al Señor
en tu más hondo deseo.

Gloria al Padre Omnipotente,
gloria al Hijo que Él nos dio,
gloria al Espíritu Santo,
Tres Personas, sólo un Dios. Amén.



25 de agosto de 2018, memoria facultativa ("obligatoria" para la Familia Franciscana) del rey san Luis.
Entrada dedicada a él.

viernes, 24 de agosto de 2018

San Bartolomé, apóstol: himno litúrgico



 


Cada 24 de agosto, la Iglesia Universal celebra la "fiesta" de san Bartolomé, apóstol. El siguiente es el himno propio de la versión en latín de la Liturgia de las Horas, traducido al español:


Laudes: Relucens inter principes

Acoge nuestras súplicas y alabanzas, 
oh, Bartolomé, que brillas entre los Príncipes 
de la Corte egregia de Dios.

El Señor dirigió su mirada amable hacia ti, 
porque reconoció que en tu corazón 
anidaba una sinceridad grande y noble.

Aquel al que habían vaticinado los Profetas, 
Aquel por Quien suspiraban los siglos, se presenta
de repente ante ti, y rebosaste de alegría.

El Señor te quiere con Él, 
comprometido en su seguimiento, 
saboreando la aspereza de la Cruz 
para recibir, después, el Galardón del Cielo.

Amigo y discípulo de Cristo, el Señor de la Historia, 
tú enciendes a los hombres con la vida del Maestro 
por Quien te diste del todo.

Gloria a Ti, Jesús, y por los méritos de san Bartolomé, 
concédenos gozar de las alegrías eternas 
en nuestra verdadera Patria. Amén.


24 de agosto de 2018, fiesta de san Bartolomé, apóstol.
Entrada dedicada a él.
 

miércoles, 22 de agosto de 2018

Santísima Virgen María, Reina: himnos litúrgicos





Cada 22 de agosto, la Iglesia Universal celebra la "memoria obligatoria" de la Santísima Virgen María, Reina. Los inmediatamente siguientes (A) son los himnos litúrgicos propios de la versión en latín de la Liturgia de las Horas, traducidos al castellano. Más abajo, se añaden los himnos aprobados por algunas Conferencias Episcopales hispanohablantes (B):


A)

Oficio de lectura: Rerum supremo

Relumbrante de espléndida belleza 
Te asientas en la cima del mundo, 
oh, Virgen Reina.

Predestinada para ser Madre 
de Aquel que te dio el ser, 
tú eres la Obra maestra de Dios,
que superas en brillo al resto de la creación.

Cuando el Señor pendía, ensangrentado, 
de lo alto de la Cruz, te quiso partícipe de su Pasión 
y, así, Madre de todos nosotros.

Adornada de tantos privilegios, 
mira a tus hijos entusiasmados y acoge, 
complacida, nuestro cántico de alabanza.

Gloria al Padre, a tu Hijo y al Espíritu Santo, 
que tan admirablemente 
te revistieron de su gracia. Amén.


Laudes: O quam glorifica

Descendencia regia de la estirpe de David 
y entronizada por encima de todos los Ángeles, 
¡qué luz tan gloriosa la tuya, oh, Virgen María!

Con el honor de ser Virgen y Madre, 
toda pura, preparaste en tu seno sacratísimo 
un Sagrario para el Señor de los Cielos, 
donde nació Cristo, Dios hecho Hombre.

Al que adora toda la tierra, 
ante Quien el mundo entero dobla su rodilla, 
pídele, Madre, que, ahuyentando todo lo que sea tiniebla, 
nos otorgue el gozo de su Luz.

Concédenoslo así, oh, Padre de las luces, 
por medio de tu Hijo que con el Espíritu Santo, 
reina y nos gobierna por los siglos de los siglos. Amén.


Vísperas: Mole gravati

Abrumados por el peso de nuestros pecados, 
nos acogemos a tu refugio, y ahí, oh, Reina del Cielo, 
no desoigas nuestras preces.

Atiende a nuestro canto, tú que eres la Puerta del Cielo,
por la que se nos devuelve la esperanza 
que Eva, pecando robó.

Y ya que eres Reina nuestra 
y Madre del Rey llena de bondad y dulzura, 
consigue para tus siervos una vida santa 
y tiempo de reparar.

Cuando tú pides, pide también contigo 
el ejército de los Bienaventurados: 
atrae, así, para nosotros, oh, María Santísima, 
la clemencia del Señor.

Oh, Virgen, del mundo Soberana, 
no dejes incumplidos los deseos de los fieles, 
y tras esta vida —tan frágil—, 
condúcenos a la paz verdadera.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, 
que te embellecieron de gloria, 
por encima del Cielo. Amén.

B)

Oficio de lectura

Asidos de tu falda, con los ojos
agrandados de asombro, con las manos
apretadas de miedos y de enojos... 
¡Abres manos vacías de tus hijos!

Ojos que alzan del suelo su vergüenza
para quedar en tu mirada fijos;
ojos que te confían nuestros sueños,
manos que aprietan nuestras esperanzas:
-si somos, ante ti, niños pequeños-.

Con las manos así, con la mirada
llena de la alba virgen de tus ojos,
te llamamos: "dulcísima Abogada". Amén


Laudes

Vienes del trono de David profeta
y, radiante de luz, gloriosa brillas
y, en carro de querubes, te levantas,
Virgen María.

Recibes en tu seno inmaculado
al Hijo de Quien eres sierva e hija;
Dios en tu vientre virginal se humana,
Virgen María.

Tú misma adoras, en tu casto seno, 
a Quien el Cielo adora de rodillas
y a Quien pedimos la celeste gloria,
Virgen María.

Danos, Señor y Padre de las luces,
que vives en eternas alegrías,
habitar con la Reina de los Cielos,
Virgen María. Amén.


Vísperas

De hermosas contradicciones
te vemos, Reina, adornada,
muy mujer para divina,
muy celestial para humana.

Con admiración, en ella
se ve la ley derogada,
muy humilde para reina,
muy exenta para esclava.

Por su caudillo la tienen
las celestiales escuadras,
para combatir, muy tierna,
para niña, muy armada.

La dignidad de que goza
con su modesta batalla,
para mandar, muy pequeña,
para humillarse, muy alta.

Une en sus divinos ojos
al temor la confianza,
muy terrible para hermosa,
para espantar, muy amada.

Colocada en el empíreo,
en la celestial Morada,
corto solio a su grandeza,
a su humildad, mucho alcázar. Amén.


22 de agosto de 2018, memoria litúrgica de la Realeza de la Santísima Virgen María.
Entrada dedicada a ella.
 

sábado, 18 de agosto de 2018

Prefacio propio de san Alberto Hurtado


 


Cada 18 de agosto, la Compañía de Jesús y las Provincias Eclesiásticas de Chile celebran la "memoria obligatoria" de san Alberto Hurtado, presbítero. Este es el Prefacio propio de la Misa del santo:

 

PREFACIO

V. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu


V. Levantemos el corazón
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
bendecir tu Nombre, Padre Santo,
siempre y en todo lugar.


Porque tú nos concedes la alegría
de celebrar el recuerdo del bienaventurado
Alberto Hurtado,
fiel apóstol de Jesucristo, quien,
siempre atento a los signos de los tiempos,
fue admirable por la claridad de su enseñanza
y por la abnegación de su amor,
especialmente con los más desamparados.


Por eso, con los ángeles y lo santos,
y con cuantos te buscan con sincero corazón,
te cantamos el himno de alabanza,
diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo...



18 de agosto de 2018, para los jesuitas y para los chilenos, memoria litúrgica de san Alberto Hurtado, presbítero.
Entrada dedicada a él.

viernes, 17 de agosto de 2018

Santa Beatriz da Silva, virgen: himnos litúrgicos





Cada 17 de agosto, la Orden de la Inmaculada Concepción celebra la "solemnidad" ("fiesta" para la II Orden, "memoria obligatoria" para los Frailes Menores, y "libre" para la Familia Franciscana) de santa Beatriz da Silva, virgen. Estos son los himnos litúrgicos propios:


I Vísperas
: (sólo para las Concepcionistas). 

I

Beatriz, que abandonaste
tu familia, casa y tierra,
puro y libre el corazón,
para sólo Dios reservas.

Luchó y creció tu virtud
entre peligros, ilesa,
que el amor santo es victoria
y libertad la pureza.

En la Cruz de tu Señor
por siempre clavada quedas,
y en su Madre Inmaculada
halla razón tu existencia.

Te hizo Dios madre fecunda
y de vírgenes maestra,
fiel y experta en los caminos
donde el Espíritu alienta.


En tu morir, como el grano,
rico fruto dio tu siembra,
que nunca defrauda Dios
a quien todo de Él espera.

Al Padre, al Hijo, al Amor
sea la gloria perfecta,
que en María y en los santos
de su Cielo nos dan prenda. Amén.

II

Oh, Madre Beatriz, que desde el Cielo
invitas a tus hijas a la fiesta,
desciende entre nosotras sin recelo,
convierte en gozo la añoranza nuestra.

Oh, Madre Beatriz, flor de azucena,
cuando la luz del alba es dulce y tierna,
concédenos tu amor, tu paz serena,
radiante como el sol de tu pureza.

Oh Madre Beatriz, luz y hermosura,
trigal de Dios, viviente eucaristía,
concédenos el don de la ventura
de amar el Pan de Dios que es Pan de vida.

Cantemos al Señor, Padre amoroso,
y al Hijo que a su amor a todos llama;
pidamos con deseo fervoroso:
Espíritu de Dios, ven a mi alma. Amén.


Oficio de lectura

I

Dichosa, Beatriz, predestinada
para esposa del Rey de Tierra y Cielo.
No pudo el mundo vano retenerte,
ya eras de Dios desde tu nacimiento.

Clara su voz en tu alma resonaba
librándote de envidias y señuelos.
Sabia renuncia y elección la tuya,
que te ganaba un Reino y bien sin precio.

Para sellar contigo su alianza,
Dios, con presteza, te llevó al desierto;
para tu alta misión te preparaba
con años de sufrir y de silencio.

Largo esperar debiste aquel destino
que mostrado te fue en tu cautiverio.
Cuando tu vida consumó su entrega,
alcanzó su logrado cumplimiento.

De ti formó el Señor una familia
de vírgenes que ardiesen en tu fuego,
para honrar a su Madre pregonando
su Pura Concepción con santo celo.

Cristo, que de tu amor y tu pureza
a Beatriz hiciste fiel espejo,
por ella y por tu Madre Inmaculada,
haz que con puro corazón te amemos. Amén.

II

Palabra del Señor, manantial vivo
de luz, de ser, de amor, de vida eterna,
Palabra que al hablar nos estremece
de tanto que nos dice que nos quiere.

Palabra creadora de grandezas,
fecunda y poderosa en los humildes,
Palabra que Beatriz guardó en su alma,
de Cristo y de su Cruz enamorada.

Cantemos al Señor, pues dice y hace
proezas de su amor en quien Lo ama:
pidamos al Señor que el nuevo día
nos abra el corazón a nueva vida.

Oh, Padre bondadoso y bien amado,
de nuestra santa madre y de sus hijas,
por Cristo, Hijo tuyo y tu Amor santo
recibe el aleluya de este canto. Amén.


Laudes

I

Rómpete, aurora, y florezca
la dicha que llevas dentro,
deja que inunde tu centro,
deja que el gozo amanezca.

Hoy es el día feliz
que vio encenderse una rosa
de luz en la frente hermosa
de la virgen Beatriz.

Día de gracia cumplida
y camino terminado,
pues el encuentro ha llegado
con la Verdad y la Vida.

El invierno ya ha pasado,
ya da sus brotes la higuera,
y hay gloria de primavera
entre la amada y su Amado.

Grite el silencio, alertando
en la noche de la espera,
como si el Cielo estuviera
aquí con la luz llegando.

Que la enramada sonora,
y el aire de leves alas,
y las flores con sus galas
llenen de gozo esta hora.

Resuenen en este día,
de santa Beatriz memoria,
en el Cielo himnos de gloria,
y en la Tierra de alegría. Amén.

II

Sin tilde en fe y en amor:
así nos quiere el Señor.
Amor y fe de Abrahán,
fe y amor de Beatriz:
los hijos de tal raíz
amados de Dios serán.

Abrahán dejó su casa,
y Beatriz su palacio:
con Dios no andemos despacio,
entreguémonos sin tasa.

Abrahán y Beatriz
vivieron del sacrificio:
en ofrendarse está el quicio
de abrirse libre y feliz.

Hijos en la noche bella
a Abrahán promete Dios:
un cielo blanco va en pos
de Beatriz y su estrella.

A Dios, Padre Creador,
Palabra santificante,
Espíritu iluminante,
siempre gloria, honra, amor. Amén.


II Vísperas


De muchos corazones codiciada,
en la corte real era una perla:
mas ella, iluminada,
se fue tras otra Perla
y todo lo dejó por poseerla.

Dejó tras sí el fasto y la fatiga,
el falso gozo, el corazón turbado:
buscaba ser amiga
y esposa del Amado
que sacia el corazón enamorado.

Huyó por calles, pueblos y caminos,
buscándole a su amor lugar seguro:
que los goces divinos
de amor virginal puro
se dan mejor tras el bendito muro.

Amó, gozó, sufrió; y de esta suerte
fundó una nueva religión pujante;
cuando juntó la muerte
amada con Amante,
el amor se hizo luz en su semblante.

Al Padre, que nos colma de alegría,
al Hijo, que nos prenda con su encanto
hecho hombre en María,
y al Espíritu Santo,
honor y gloria y sempiterno canto. Amén.


17 de agosto de 2018, para las Concepcionistas, "solemnidad" ("fiesta" para la II Orden, "memoria obligatoria" para los Frailes Menores, y "libre" para la Familia Franciscana) de santa Beatriz da Silva, virgen. Entrada dedicada a la santa.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Letanías a la Virgen María (vida y misterios)






Un antiguo libro de oraciones, el Fasciculus Sacrarum Orationum et Litaniarum ad usum quotidianum Christiani hominis, ex sanctis Scripturis et Patribus collectus, de 1612, contiene el siguiente formulario de letanías a la Virgen María en su vida y misterios (pp. 180-196), que he querido transcribir, en un deseo de rescatar del olvido algunas piezas preciosas de la liturgia y de la piedad católicas:
 
 
LITANIAE AD B. V. MARIAM (de vita et mysteriis eius)

Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad

Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos

Dios Padre Celestial, (esta respuesta se repite a partir de ahora)
Dios Hijo Redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo,
Santa Trinidad, un solo Dios,

Santa María, ruega por nosotros
(esta respuesta se repite a partir de ahora
Santa María, Madre de Dios
Santa Virgen de las vírgenes,
Santa María, predestinada desde la eternidad,
Santa María, elegida entre todos,
Santa María, celestial promesa a nuestros Padres,
Santa María, prefigurada por místicos milagros,
Santa María, preanunciada por los oráculos de los profetas,
Santa María, concebida sin pecado, 
Santa María, lámpara inextinguible,
Santa María, inmaculado terrunio de los sacerdotes,
Santa María, engendrada por estirpe real,
Santa María, estrella de Jacob,
Santa María, presentada en el Templo,
Santa María, esclarecida entre todas las hijas,
Santa María, candelabro de oro,
Santa María, especia fragante entre todos los aromas,
Santa María, desposada con el justo José,
Santa María, monte preparado por Dios en la cima de todos los montes,
Santa María, humildemente saludada por el Arcángel,
Santa María, Llena de gracia,
Santa María, bendita entre todas las mujeres,
Santa María, cubierta por la sombra del Espíritu,
Santa María, Mujer que no conoció varón,
Santa María, celestial Vaso de oro que contiene el Maná,
Santa María, que visitaste a tu parienta Isabel,
Santa María, tierra que engendra al Salvador,
Santa María, vara florecida de Aarón,
Santa María, mesa del pan de proposición,
Santa María, monte del cual, sin mano humana, se desprendió la Piedra,
Santa María, encontrada con el Hijo por los pastores y los Magos,
Santa María, sometida voluntariamente a la ley de purificación,
Santa María, exiliada con tu Hijo en Egipto, 
Santa María, de regreso desde Egipto a Nazaret,
Santa María, de dulce conversación con tu Hijo,
Santa María, que buscaste tres días a tu Hijo,
Santa María, que encontraste a tu Hijo en el Templo,
Santa María, que rogaste a tu Hijo por el vino que faltaba en las bodas,
Santa María, que estabas junto a la Cruz de tu Hijo,
Santa María, encomendada a Juan, el apóstol virgen,
Santa María, atravesada por una espada de dolor,
Santa María, feliz por la Resurrección de tu Hijo,
Santa María, llena del Espíritu Santo en Pentecostés,
Santa María, afluente de delicias espirituales,
Santa María, que resplandeces entre los elegidos,
Santa María, exaltada entre los coros de los ángeles,
Santa María, coronada de doce estrellas,
Santa María, Reina sentada a la derecha de tu Hijo,
Santa María, engalanada con áureas vestiduras,
Santa María, cuya belleza admiran el sol y la luna,
Santa María, a cuyo rostro miran suplicantes los gobernantes de los pueblos,
Santa María, cuya santidad proclaman todas las generaciones,
Santa María, Abogada nuestra,
Santa María, Medianera entre Dios y los hombres,
Santa María, acueducto de gracias celestiales,
Santa María, arca de salvación de Noé,
Santa María, que sola destruyes las herejías,
Santa María, Señora de los Ángeles,
Santa María, guía de los Patriarcas,
Santa María, vaticinio de los Profetas,
Santa María, pregón de los Apóstoles,
Santa María, conforto de los Mártires, 
Santa María, ejemplo de los que viven su fe,
Santa María, luz de las vírgenes,
Santa María, Reina de todos los santos,

De todo peligro, líbranos, Virgen gloriosa y bendita
De todo mal,
De todo pecado,
De la muerte súbita e imprevista,
De las insidias del Diablo,
De la ira, el odio y la mala voluntad,
Del espíritu de fornicación,
De la muerte eterna,
Por tu eterna predestinación,
Por tu Inmaculada Concepción,
Por tu santa Natividad,
Por tu dulce Nombre,
Por tus celestiales conversaciones en la Tierra,
Por tu purísimo Desposorio,
Por la salvífica Anunciación del arcángel,
Por lo que te aconteció cuando el Espíritu Santo descendió sobre ti,
Por tu humilde Visitación a Isabel,
Por tu parto virginal,
Por tu perfecta virginidad,
Por tu sacratísima Purificación,
Por la espada de dolor que atravesó tu alma,
Por la alegría de la Resurrección de tu Hijo,
Por la plenitud de la gracia del día de Pentecostés,
Por tu admirable Asunción,
Por tu gloriosa Coronación,
Por tus entrañas de misericordia,

Nosotros, que somos pecadores, te rogamos, óyenos
Para que te dignes obtenernos la indulgencia y remisión de todos nuestros pecados,
Para que por ti la Iglesia santa abunde en dones y gracias celestiales,
Para que te dignes acrecentar y conservar las congregaciones que te profesan especial devoción,
Para que nuestra conciencia sea purificada de toda mancha de pecado,
Para que por ti, gloriosa, nuestra vida se vea libre de todo peligro,
Para que nos concedas librarnos de la muerte impenitente,
Para que nos concedas vernos libres de pensamientos impuros, tentaciones e ilusiones demoníacas y de la eterna condenación,
Para que conserves siempre nuestras almas y corazones en la santidad y pureza,
Para que a nosotros, nuestros padres, hermanos y benefactores, siempre nos obtengas la plenitud  en gracia,
Para que, como Virgen piadosa, impetres para nosotros, nuestros amigos y enemigos, humildad, paz y verdadera caridad,
Para que, como Virgen benigna, suscites en nosotros gracia y devoción,
Para que nos hagas servir a tu Hijo y a ti con el lirio de la castidad,
Para que, como Abogada nuestra, vuelvas a nosotros tus ojos misericordiosos,
Para que nos concedas saborear el Fruto de tu vientre,
Para que acojas nuestras súplicas y nos muestres al Hijo que por nosotros alimentaste con tu  pecho, 
Madre de Dios, Madre clementísima, míranos,

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros

Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos

Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad

Padrenuestro y Avemaría.

V. Concédeme alabarte, Virgen sagrada.
R. Dame poder contra mis enemigos.

V. Fue derramada la gracia en tus labios.
R. Por eso, Dios te ha bendecido eternamente.

V. Después del parto permaneciste virgen.
R. Madre de Dios, intercede por nosotros.

V. Señor, escucha mi oración.
R. Y llegue a Ti mi clamor.

Oraciones

Señor, te rogamos que la excelsa intercesión de la santa y gloriosa siempre Virgen María, nos proteja siempre y nos conduzca a la Vida eterna.

Dios, que muestras la luz de tu verdad a los errantes para que puedan volver al camino de la justicia, concede a los cristianos rechazar todo lo que no se condiga con ese nombre y esperar el fiel cumplimiento de tus promesas.

Dios, Autor y amante de la paz, conocerte es vivir y servirte es reinar, protege de todos sus enemigos a estos siervos tuyos, para que confiando en tu auxilio, no temamos la hostilidad de las armas. 

Dios, que no permites que ninguno de los que en Ti confían se vean defraudados y que escuchas las súplicas piadosas, aceptando también la acción de gracias que te dirigimos, te rogamos, piadosísimo Señor, que por tu misericordia, podamos vernos libres de toda adversidad.

Dios, que no desoyes el clamor de los arrepentidos ni eres indiferente ante los sentimientos de los que sufren, escucha con clemencia las súplicas que te dirigimos en nuestras tribulaciones, para que nada puedan contra nosotros ni las insidias del diablo ni las pruebas de esta vida; que siempre contemos con tu paternal consejo y podamos darte gracias en la Iglesia. Perdona nuestros pecados y ten misericordia de nosotros; danos humildad, desata nuetras cadenas, borra nuestros pecados, líbranos de la tribulación y la adversidad, y escucha generosamente nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

V. Que las almas de los fieles difuntos, por la Misericordia Divina, descansen en paz.
R. Amén.


15 de agosto de 2018, solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María.
Entrada dedicada a ella.

martes, 14 de agosto de 2018

Asunción de la Santísima Virgen: himnos litúrgicos






La Iglesia universal celebra cada 15 de agosto la "solemnidad" de la Asunción de la Santísima Virgen María. Los siguientes son los himnos litúrgicos propios de la versión latina de la Liturgia de las Horas, traducidos al español (A), seguidos de otros aprobados por algunas Conferencias hispanohablantes (B):


A)

I y II Vísperas: Gaudium mundi

Oh, Virgen María, alegría del mundo 
y Estrella nueva del Cielo, 
que engendraste al Sol,
de Quien tú misma eres creadora: 
no dejes de acercar tu mano
y auxiliar al caído. 
Y puesto que nadie ignora que tú eres la Escala tendida por Dios, 
por medio de la cual el Verbo descendió al mundo 
ayúdanos a escalar hasta la cumbre del Cielo.

El coro beatísimo de los Ángeles
y el de los Apóstoles y los Profetas, 
te admiran como la criatura 
más alta y noble, después de Dios.

Gloria a Ti, oh, excelsa y sempiterna Trinidad, 
que coronaste a la Virgen como Reina
y Madre solícita nuestra. Amén.


Oficio de lectura: Aurora velut fulgida

Como Aurora rebosante de luz, 
te encumbras en lo alto del Cielo, 
Sol resplandeciente y bellísima Luna, oh, María.

Hoy asciende al Trono de la gloria, 
la Reina del mundo, por gracia de su Hijo, 
que existe antes del lucero.

Elevada por encima de los Ángeles, 
y sobre los coros celestiales, 
es la única Mujer que transciende
los méritos de todos los Santos.

Al que había dado calor en su seno 
y colocado en un pesebre, lo contempla ahora, 
como Rey del Universo, desde la gloria del Padre.

Ruega por nosotros a tu Hijo, 
oh, Virgen de las vírgenes, 
para que, ya que tú le diste de lo nuestro, 
Él nos conceda de lo Suyo.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, 
que te embellecieron con su gloria, 
por encima del Cielo. Amén.


Laudes: Solis, o Virgo 

Oh, Virgen, vestida de sol, que ciñes
en tu sien una corona de doce estrellas 
y, teniendo la luna por escabel de tus pies, 
resplandeces de hermosura. 

Tú eres la Vencedora de la muerte 
y del castigo del Infierno, a quien 
el Cielo y la Tierra celebran como Reina poderosa, 
sentada junto a Cristo, para ser Protectora nuestra.

Defiende a los que profesamos la fe divina, 
conduce a los perdidos al ovil sagrado 
y atrae de todas partes a quienes llevan 
tiempo envueltos en las sombras de la muerte.

Y ya que resplandeces ante todos 
como Esperanza cierta de salvación 
en las adversidades de la vida, 
alcanza con tu benigna súplica 
el perdón para los pecadores y extiende 
tu amparo a los enfermos, indigentes y abatidos.

Gloria a Ti, oh, excelsa y sempiterna Trinidad, 
que coronaste a la Virgen 
como Reina y Madre solícita nuestra.

B)

I Vísperas

El Cielo se maravilla,
Virgen, viendo cómo a vos
junto a Sí os ha dado Dios
la más eminente silla.

Sobre los altos confines
del más levantado Cielo
subisteis, Virgen, del suelo
en hombros de serafines.

Y mucho se maravilla
el Cielo de ver que a vos
junto a Sí os ha dado Dios
la más eminente silla.

¡Oh, Dios, quién supiera ahora
significar la alegría
que todo el Cielo tendría
con su nueva emperadora!

Ángeles podrán decilla,
Virgen, y lo que con vos
hizo vuestro Hijo y Dios
cuando os dio tan alta silla. Amén.

O bien:


Albricias, Señora,
Reina soberana,
que ha llegado el logro
de vuestra esperanza.

Albricias, que tienen
término las ansias
que os causa la ausencia
del Hijo que os ama.

Albricias, que al Cielo
para siempre os llama
el que en Cielo y Tierra
os llenó de gracia.

¡Dichosa la muerte
que tal vida os causa!
¡Dichosa la suerte
final de quien ama!

¡Oh, quién os siguiera
con veloces alas!
¡Quién entre tus manos
la gloria alcanzara!

Para que seamos
dignos de tu casa,
hágase en nosotros
también su palabra. Amén.

 
Oficio de lectura

Todo es recuerdo en el amor, y el alma
mira lejanamente lo que sueña
y ve en suprema libertad el aire
que acompaña tu cuerpo y que lo eleva.

A través del amor, Virgen María,
mi corazón contempla,
con un suelo de alondras a tus plantas,
el diminuto mar de Galilea.

A través del amor, tu pie camina
y se va levantando de la tierra
sin esfuerzo mortal, Virgen del Céfiro,
Señora del Rocío, Madre nuestra.

Tú que surcas el aire y eres aire,
y eres gloriosamente transparencia,
vuelve hacia mí, Señora,
un poco tu hermosura, y que la vea
mi corazón silente
a través del amor con vista trémula.

Enlaza los sarmientos de mis brazos
en tu misericordia, y mi tiniebla
cubre con tu mirada,
y tenme en tu regazo la cabeza.

Todo es recuerdo en el amor, y ahora
estoy como mirándote de veras...

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.

O bien:


A alumbrar la misma luz,
alegrar la misma gloria,
enriquecer las riquezas
y a coronar las coronas,
hacer cielo al mismo cielo,
hacer la beldad hermosa,
ennoblecer la nobleza
y a honrar a las mismas honras,
sube la que es de los cielos
honra, riqueza, corona, luz,
hermosura y nobleza, cielo,
perfección y gloria.

Flamante ropa la viste,
a quien las estrellas bordan,
en cuya labor el sol
a ningún rayo perdona.

La luna a sus pies mendiga
todo el candor que atesora,
y ya, sin temer menguantes,
plenitud de luces goza.

A recibirla salieron
las Tres Divinas Personas
con los aplausos de quien es
Hija, Madre y Esposa. Amén.

 
Laudes

I

¿A dónde va, cuando se va, la llama?
¿A dónde va, cuando se va, la rosa?
¿Qué regazo, qué esfera deleitosa,
qué amor de Padre la alza y la reclama?

Esta vez como aquella, aunque distinto;
el Hijo ascendió al Padre en pura flecha.
Hoy va la Madre al Hijo, va derecha
al Uno y Trino, al trono en su recinto.

Por eso el aire, el cielo, rasga, horada,
profundiza en columna que no cesa,
se nos va, se nos pierde, pincelada
de espuma azul en el azul sorpresa.

No se nos pierde, no; se va y se queda.
Coronada de cielos, tierra añora
y baja en descensión de Mediadora,
rampa de amor, dulcísima vereda.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.

II

Hoy sube al cielo Maria,
que Cristo, en honra del suelo,
traslada la casa al cielo,
donde en la tierra vivía.

Levantad al cielo el vuelo,
de Dios lo fuisteis, y Dios,
por no estar en él sin vos,
traslada la casa al cielo.

Amor con divino modo
os trasplanta, bella flor,
y, porque prendáis mejor,
os llevan con tierra y todo.

A su Hija abraza el Padre,
a su Madre, el Redentor,
y a su Esposa coronada
el Espíritu de Amor. Amén.

O bien:


Sólo la Niña aquella,
la Niña Inmaculada,
la Madre que del Hijo
recibió su hermosura,
la Virgen que le dice
a su Creador criatura,
sólo esa Niña bella
al cielo fue elevada.

Los luceros formaron
innumerables filas,
tapizaron las nubes
el cielo en su grandeza;
y aquella Niña dulce
de sin igual belleza
llenaba todo el cielo
con sus claras pupilas.

Nuestro barro pequeño,
de nostalgia extasiado,
ardientemente quiere
subir un día cualquiera
al cielo, donde el barro
de nuestra Niña espera
purificar en gracia
nuestro barro manchado. Amén.


 
II vísperas

Al cielo vais, Señora,
allá os reciben con alegre canto;
¡oh, quién pudiera ahora
asirse a vuestro manto
para subir con vos al Monte santo!

De ángeles sois llevada,
de quien servida sois desde la cuna,
de estrellas coronada,
cual reina habrá ninguna,
pues os calza los pies la blanca luna.

Volved los linces ojos,
ave preciosa, sólo humilde y nueva,
al val de los abrojos
que tales flores lleva,
do suspirando están los hijos de Eva.

Que, si con clara vista
miráis las tristes almas de este suelo,
con propiedad no vista
las subiréis de vuelo,
como perfecta piedra imán al cielo. Amén.


14 de agosto de 2018, I Vísperas de la solemnidad de la Santísima Virgen María. 
Entrada dedicada a ella.


San Maximiliano Kolbe, presbítero y mártir: himnos litúrgicos




Cada 14 de agosto, la Iglesia universal, y de modo especial la Familia Franciscana, celebran la "memoria obligatoria" de san Maximiliano María Kolbe, presbítero y mártir. La Orden de los Frailes Menores Conventuales lo honra con el rango de "fiesta". Los siguientes son los himnos litúrgicos propios:


Oficio de lectura

Ambas coronas te ofrece
la Madre de tu Señor,
una blanca, otra roja,
que son tu coronación.

Blanca, toda Inmaculada,
del color de tu alma limpia,
roja, de sangre sagrada,
ofreciendo tú la vida.

Un valeroso intercambio
en las filas del terror,
hace que otro se salve
y tú mueres por amor.

El amor a la Señora
fue motivo de tu dicha
y ella hace que se extienda
por el mundo tu semilla.

Que en mí yo sepa cambiar
todo por amor sincero;
viendo tu forma de ser,
sepa yo morir primero.

A la Trinidad Sagrada
gloria por siglos eternos. Amén.


Laudes

Salve, apóstol mártir, con las dos coronas:
la corona roja, la corona blanca.
Heraldo incansable, de Oriente a Occidente
fuiste el Caballero de la lnmaculada.

Pregonero ardiente, por el orbe siembras
la palabra impresa con tinta y con alma,
millonaria siembra en alas del progreso,
para que germine la única Palabra.

Y te silenciaron. Les pusieron cárcel
a tus andariegos pies de propaganda.
Mas no encarcelaron tu amor, el incendio
del amor católico en que te abrasabas.

Y diste tu vida por uno, por todos,
entonando cantos de alegre esperanza;
y abrasado en hambre, voló a Dios tu espíritu,
una llama roja y una llama blanca.

¡Gloria siempre al Padre, al Hijo, al Espíritu:
al Dios Uno y Trino, honor y alabanza! Amén.


14 de agosto de 2018, memoria litúrgica (para los franciscanos conventuales, fiesta) de san Maximiliano María Kolbe, presbítero y mártir.
Entrada dedicada a él.