La Congregación de la Pasión posee el tesoro espiritual de un conjunto de Misas votivas sobre el Misterio del que recibe su nombre. Transcribo a continuación, el formulario completo de la Misa votiva II: "Jesús es coronado de espinas", precedido por una nota histórica, tal y como se halla en el Misal propio de los padres pasionistas:
Santa Misa: "Jesús es coronado de espinas"
El culto litúrgico de la Coronación de espinas se originó en Francia, cuando el rey san Luis mandó en 1241 el traslado de la santa Corona que se encontraba en Constantinopla. El Papa Clemente XIV, con rescripto del 15 de enero de 1773, en respuesta a la solicitud que le había hecho Pablo de la Cruz, concedió a nuestra Congregación la celebración de este Oficio. Escribe san Agustín: “Los soldados trenzaron una corona de espino y se la pusieron en la cabeza" (Jn 19, 2). Ocultando su gran poder, mostraba su triunfo sobre el mundo de los soberbios, no con sangrientas batallas, sino con paciencia y humildad; el grano que estaba llamado a multiplicarse, era sembrado en medio de ultrajes y ofensas, para producir en la gloria una mies extraordinaria” (cf.Jn 19, 1-7).
Antífona de entrada Cf. Jn 19, 2-3
Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y, acercándose a él, le decían: “¡Salve, rey de los judíos!”
O bien: Jn 19, 5
Salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: “¿A vuestro rey voy a crucificar?”
Oración colecta
Ilumina, Señor, nuestras mentes, para que meditando los ultrajes que padeció tu Hijo, Jesucristo, sepamos estimar lo que es verdaderamente útil para nuestra salvación y, en medio de las adversidades de la vida, cumplamos siempre tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo...
O bien:
Oh, Dios, que quisiste que tu Hijo querido fuera coronado de espinas y saturado de oprobios: concédenos a nosotros, tus fieles, reconocer la imagen de Cristo en los hermanos que sufren, y socorrerlos para crecer siempre más en tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo...
Liturgia de la Palabra: Lam. 3, 1-18 o bien: I Ped. 2, 20b-24; Sal. 54, 5-6. 13-15. 17-18a. 23. (R. La pasión de Cristo esté siempregrabada en nuestros corazones); (Aleluya: R. Salve, Rey nuestro, obediente al Padre; fuiste llevado a la crucifixión, como manso cordero, a la matanza); Mt. 27, 27-31.
Oración de los fieles
Reunidos (en este día de la Muerte del Señor) para celebrar los misterios de nuestra redención, oremos, hermanos, a Dios todopoderoso y pidámosle que llene el mundo entero con sus dones:
1. Para que los fieles, con la mirada fija en Cristo, autor y consumador de nuestra fe, no se gloríen sino en la Cruz de su Señor, roguemos al Señor.
2. Para que la Sangre derramada de Jesús, que habla más favorablemente que la de Abel, reconcilie con Dios a los pecadores que aún están lejos de Él, roguemos al Señor.
3. Para que Cristo, nuestra paz, destruya con su cuerpo el odio, muro de separación entre los pueblos, suprima toda enemistad entre los hombres y conceda al mundo entero la concordia y la paz, roguemos al Señor.
4. Para que los que se sienten tentados o tristes sean sostenidos por la gracia de Dios y ayudados por la oración constante de la Iglesia, roguemos al Señor.
5. Para que todos nosotros, justificados por la Sangre de Jesús y reconciliados con Dios por su muerte, seamos salvados de la ira, roguemos al Señor
Dios todopoderoso y eterno, acoge la oración de tu pueblo y, ya que hemos conocido el amor de tu Hijo, manifestado en su muerte gloriosa, haz que gocemos plenamente de sus dones. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
Acepta, Padre, este sacrificio de reconciliación y concede a cuantos hemos sido redimidos por la Pasión de Cristo, tu Hijo, que participemos en la gloria de su Resurrección. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Prefacio
Con su Sangre puso en paz todas las cosas
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
A quien hiciste fundamento de todo
y de cuya plenitud quisiste que participáramos todos.
Siendo él de condición divina, se despojó de su rango,
y por su sangre derramada en la cruz
puso en paz todas las cosas;
y así, constituido Señor del universo,
es fuente de salvación eterna para cuantos creen en él.
Por eso, con los ángeles y arcángeles
y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de comunión Hb 2, 9b
A Jesús lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte.
Oración después de la comunión
Dios misericordioso, purifica nuestro espíritu y renuévalo con este sacramento de salvación para que la plenitud del remedio celestial libre nuestras conciencias del yugo del pecado. Por Jesucristo nuestro Señor.
Entrada dedicada a Cristo entrando triunfante en Jerusalén y luego, siendo coronado de espinas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario