Misa vespertina
1. La Misa de la Cena del Señor se celebra por la tarde a la hora más oportuna, con la participación de la comunidad local y con la intervención de todos los sacerdotes y ministros que desempeñan su propio oficio.
2. Pueden concelebrar todos los sacerdotes, aunque hayan
concelebrado el mismo día en la Misa crismal o celebrado otra Misa vespertina
para utilidad de los fieles.
3. Donde lo exija alguna razón pastoral, el Ordinario del
lugar puede autorizar que se celebre otra Misa en las iglesias u oratorios en
horas de la tarde; y en caso de verdadera necesidad, aun por la mañana, pero
solamente para aquellos fieles que, de ninguna manera, pueden participar de la
Misa vespertina. Téngase cuidado, sin embargo, que estas celebraciones
excepcionales no se realicen en beneficio de personas particulares o en
perjuicio de la asistencia a la Misa vespertina principal.
4. La sagrada comunión se puede distribuir a los fieles
sólo dentro de la Misa; a los enfermos se les puede llevar a cualquier hora del
día.
5. Las flores para adornar el altar deben usarse con
moderación, respetando las características del día. El tabernáculo debe estar
completamente vacío. En la Misa deberán consagrarse suficientes hostias para el
clero y el pueblo que comulgarán hoy y mañana.
6. Antífona de entrada Cf. Gal 6, 14
Debemos gloriarnos en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo:
en él está nuestra salvación, nuestra vida y nuestra resurrección;
por él hemos sido salvados y redimidos.
7. Se canta o se dice el Gloria. Mientras se canta este
himno, se tocan las campanas. Terminado el canto, las campanas no vuelven a
tocarse hasta la Vigilia Pascual, a no ser que el Obispo diocesano juzgue
oportuno establecer otra cosa. Asimismo el órgano y los demás instrumentos
musicales deben usarse únicamente para acompañar el canto.
8. Oración colecta
Dios nuestro, reunidos para celebrar la santísima Cena
en la que tu Hijo unigénito, antes de entregarse a la muerte,
confió a la Iglesia el nuevo y eterno sacrificio,
banquete pascual de su amor,
concédenos que, de tan sublime misterio,
brote para nosotros la plenitud del amor y de la vida.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
9. Después de proclamar el Evangelio, el sacerdote pronuncia la homilía, en la cual se exponen los grandes misterios que se recuerdan en esta Misa, es decir, la institución de la sagrada Eucaristía y del Orden sacerdotal, y también el mandato del Señor sobre la caridad fraterna.
Lavatorio de los pies
10. Después de la homilía, si conviene
pastoralmente, se realiza el lavatorio de pies.
11. Las personas, acompañadas por los ministros,
van a ocupar los asientos preparados para ellas en un lugar adecuado. El
sacerdote, dejando la casulla si parece necesario, se acerca a cada una de las
personas designadas y, con la ayuda de los ministros, les lava los pies y se los
seca.
12. Mientras tanto, se canta alguna de las antífonas
siguientes u otro canto adecuado.
Antífona 1 Cf. Jn 13, 4.5.15
Después de levantarse de la mesa,
el Señor echó agua en un recipiente
y empezó a lavar los pies a los discípulos,
dejándoles este ejemplo.
Antífona 2 Jn 13, 12.13.15
Después de haberles lavado los pies,
se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo:
¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes?
Ustedes me llaman Maestro y Señor.
Les he dado el ejemplo,
para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.
Antífona 3 Cf. Jn 13, 6.7.8
Señor, ¿me vas a lavar los pies a mí?
Jesús le respondió: Si no te lavo los pies, no podrás compartir mi suerte.
V. Cuando se acercó a Simón Pedro, éste le dijo:
¡Señor!...
V. No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo,
pero después lo comprenderás.
¡Señor!...
Antífona 4 Jn 13, 14
Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies,
ustedes también deben lavarse los pies unos a otros.
Antífona 5 Cf. Jn 13, 35
Dijo Jesús a sus discípulos:
En esto reconocerán que son mis discípulos:
en el amor que se tengan los unos a los otros.
Antífona 6 Jn 13, 34
Dice el Señor: Les doy un mandamiento nuevo,
ámense los unos a los otros, así como yo los he amado.
Antífona 7 Cf. 1 Cor 13, 13
Permanezcan en ustedes la fe, la esperanza y la caridad,
pero de estas tres, la mayor es la caridad.
V. Ahora existen la fe, la esperanza y la caridad,
pero de estas tres, la mayor es la caridad.
Permanezcan en ustedes la fe, la esperanza y la caridad,
pero de estas tres, la mayor es la caridad.
13. Inmediatamente después del lavatorio de los pies, el sacerdote se lava y seca las manos, se coloca nuevamente la casulla y regresa a la sede. Se reza la oración de los fieles.
No se dice Credo.
Liturgia de la Eucaristía
14. Al comienzo de la liturgia eucarística puede organizarse una procesión de los fieles que acerca al altar, junto con el pan y el vino, las ofrendas para los pobres. Mientras tanto, se canta el siguiente himno u otro canto adecuado.
Ant. Ubi cáritas est vera, Deus ibi est.
V. Congregávit nos in unum Christi amor.
V. Exsultémus et in ipso iucundémur.
V. Timeámus et amémus Deum vivum.
V. Et ex corde diligámus nos sincéro.
Ant. Ubi cáritas est vera, Deus ibi est.
V. Simul ergo cum in unum congregámur:
V. Ne nos mente dividámur, caveámus.
V. Cessent iúrgia malígna, cessent lites.
V. Et in medio nostri sit Christus Deus.
Ant. Ubi cáritas est vera, Deus ibi est.
V. Simul quoque cum beátis videámus.
V. Gloriánter vultum tuum, Christe Deus:
V. Gáudium, quod est imménsum atque probum
V. Saécula per infiníta saeculórum. Amen.
Ant. Donde hay verdadero amor, allí está el Señor.
V. El amor de Cristo nos ha congregado y unido.
V. Alegrémonos y regocijémonos en él.
V. Temamos y amemos al Dios vivo.
V. Y con sinceridad amémonos los unos a los otros.
Ant. Donde hay verdadero amor, allí está el Señor.
V. Ya que estamos congregados en la unidad.
V. Guardémonos de vivir interiormente desunidos.
V. Que terminen nuestras contiendas y discordias.
V. Y que Cristo nuestro Dios viva en medio de
nosotros.
Ant. Donde hay verdadero amor, allí está el Señor.
V. Que veamos con todos los santos.
V. Tu rostro en la gloria, Cristo Dios.
V. Este será nuestro gozo incomparable.
V. Por los siglos de los siglos. Amén.
15. Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, participar dignamente de estos sagrados misterios,
pues cada vez que celebramos
el memorial del sacrificio de tu Hijo,
se realiza la obra de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor
16. Prefacio de la Santísima Eucarístia I.
17. En esta celebración es aconsejable utilizar el Canon
Romano o Plegaria Eucarística I * (Cf. OGMR, n. ). También se pueden
utilizar las otras tres Plegarias eucarísticas. En todas ellas se emplean las
partes propias indicadas en su lugar.
18. En el momento de la comunión, el sacerdote puede
entregar la Eucaristía de la mesa del altar al diácono o a un acólito instituido
o a un ministro extraordinario de la Comunión, para que sea llevada a los
enfermos que comulgan en su casa.
19. Antífona de comunión Cf. 1 Cor 11, 24-25
Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes.
Esta copa en la nueva alianza que se sella con mi Sangre.
Siempre que beban de ella, háganlo en memoria mía.
20. Terminada la distribución de la comunión, se pone
sobre el altar el copón con las hostias consagradas para la comunión del día
siguiente. El sacerdote de pie reza la oración después de la comunión.
21. Oración después de la comunión
Dios todopoderoso,
te pedimos que, así como somos alimentados en esta vida
con la Cena pascual de tu Hijo,
también merezcamos ser saciados en el banquete eterno.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Traslado del Santísimo Sacramento
22. Concluida la oración después de la
comunión, el sacerdote de pie ante el altar pone incienso en el turíbulo y, de
rodillas, inciensa tres veces el Santísimo Sacramento. Luego recibe el velo
humeral de color blanco, toma en sus manos el copón y lo cubre con las
extremidades del velo.
23. Se forma la procesión para llevar en Santísimo
Sacramento a través del templo hasta el lugar preparado para su reserva, que
puede ser una capilla convenientemente dispuesta y adornada. En la procesión,
precede el crucífero con dos ceroferarios; a continuación, otros ministros con
candelas en sus manos. Durante la procesión se canta el himno Pange
lingua (excepto las dos últimas estrofas), u otro canto
eucarístico.
24. Cuando la procesión ha llegado al lugar de la reserva,
el sacerdote deja el copón, pone incienso y, de rodillas, lo inciensa, mientras
se canta Tantum ergo sacramentum (ultimas dos
estrofas del Pange lingua) u otro canto
eucarístico. Después el diácono o el mismo sacerdote coloca el copón en el
tabernáculo y cierra la puerta.
25. Todos hacen unos momentos de oración en silencio y,
luego, el sacerdote y los ministros hacen genuflexión y regresan a la sacristía.
26. En el momento oportuno se despoja el altar y, si es
posible, se retiran las cruces de templo.
27. Quienes participaron de esta Misa vespertina no
celebran las Vísperas de la Liturgia de las horas.
28. Exhórtese a los fieles que, esta noche, según las
circunstancias y costumbres de lugar, permanezcan durante un tiempo en adoración
delante del Santísimo Sacramento. Después de la medianoche, la adoración se
realiza sin solemnidad alguna.
29. Si en alguna Iglesia no tiene lugar la celebración de
la Pasión del Señor el Viernes Santo, la Misa concluye como de costumbre y el
Santísimo Sacramento se repone en el tabernáculo.
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