Cada 10 de febrero, la Iglesia Universal celebra la "memoria obligatoria" de santa Escolástica, virgen. Los siguientes son los himnos propios de la Liturgia de las Horas, que se cantan (en latín o en lengua vernácula) en los monasterios de Monjas bendictinas, en la solemnidad -para las ramas masculinas de la Orden, "fiesta"- de la santa:
Oficio de lecturas
Como una bella flor, tú brillas por la gracia
y la inocencia, oh, Escolástica. Por eso, con
alegría, cantamos tus alabanzas.
Te proclamamos noble imitadora del santo padre, (san Benito)
ya que compartes su espíritu, su tumba
y su gloria.
Desde tu juventud, Cristo te había unido a él
con un estrecho vínculo, a fin de que le dieses
incesantes muestras de amor.
Herida de amor ardiente, conoces íntimamente
al Esposo. Imitando la vida de tu hermano,
lo vences por tu amor más grande.
Paloma sin mancha, en raudo vuelo
te elevas hasta el Cielo que tu alma,
tu voz y tus sentidos deseaban ardientemente.
Oh, virgen, haz que recibamos con abundancia
el rocío del Espíritu, para participar de la gloria
del Cordero y poder cantar sus alabanzas. Amén.
Laudes
Ya se desvanecen las sombras
de la noche y surge el día deseado
en que la virgen Escolástica,
voló junto al Eterno Esposo.
Se retira ya el desagradable invierno,
se alejan las lluvias con las nubes,
los campos germinan con flores
como estrellas de eternidad.
El Autor del amor llama;
la amada asume alas;
cual paloma veloz vuela
para recibir el beso ardiente.
Oh, hija del Príncipe,
con qué gracia emprendes
la marcha; el abad oriundo de Nursia
lo contempla y da gracias a Dios.
Eres abrazada por la diestra del Esposo y
ceñida con la corona merecida;
sumergida en un río de gloria,
gozando de las delicias de Dios.
Que todo el universo
te adore por siempre,
oh, Cristo, Lirio de los valles,
junto con el Padre y el Consolador. Amén.
Vísperas
Dichosa esposa de Cristo, la multitud
de las vírgenes y toda la asamblea
de los santos te alaban. Oh, Escolástica,
a ellos se unen nuestros cantos y plegarias.
Siguiendo la enseñanza y la Regla de tu hermano,
aprendiste a posponer los bienes
pasajeros de este mundo
y guiada por la gracia, buscaste
los caminos del Cielo.
Ávida de las sublimes palabras
de tu hermano acerca de la Patria Celestial,
derramaste abundantes lágrimas
que atrajeron la lluvia,
pues el amor te hizo más poderosa.
Tú brillas en el Cielo por la anhelada Luz,
adornada por el ardor de la caridad y el
esplendor de la gracia. Unida a tu Esposo,
descansas en la magnificencia de la gloria.
Aparta benigna las nubes que se ciernen
en los corazones de los fieles, para que
brillando serenamente el Sol que no conoce
el ocaso, nos inunde el gozo de la Luz eterna. Amén.
10 de febrero de 2017, memoria litúrgica (en la rama femenina de las Órdenes que siguen la Regla de san Benito, solemnidad; y en las masculinas, fiesta) de santa Escolástica, virgen. Entrada dedicada a ella.
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