La Misa de la Inmaculada Concepción ha de celebrarse con la máxima solemnidad.
Cuando el 8 de diciembre ocurre en el Domingo II de Adviento, la festividad de la Virgen ha de trasladarse al 9 de diciembre por tener prioridad sobre ella dicho Domingo. Sin embargo, allí donde alguna Conferencia Episcopal lo solicite formalmente y la Santa Sede lo conceda explícitamente -ya lo ha hecho en algunas oportunidades- la solemnidad de la Inmaculada Concepción puede suplir a la celebración dominical, en contra de lo que estipulan las normas litúrgicas. Esta concesión no se ofrece a perpetuidad sino que debe solicitarse cada vez que sea necesario. Cuando esta solemnidad cae en sábado, la Misa vespertina es del Domingo II de Adviento. Cuando ocurre un lunes, la Misa vespertina del domingo 7, también. Esto debido a la Tabla de precedencias de días litúrgicos.
Cuando el 8 de diciembre ocurre en el Domingo II de Adviento, la festividad de la Virgen ha de trasladarse al 9 de diciembre por tener prioridad sobre ella dicho Domingo. Sin embargo, allí donde alguna Conferencia Episcopal lo solicite formalmente y la Santa Sede lo conceda explícitamente -ya lo ha hecho en algunas oportunidades- la solemnidad de la Inmaculada Concepción puede suplir a la celebración dominical, en contra de lo que estipulan las normas litúrgicas. Esta concesión no se ofrece a perpetuidad sino que debe solicitarse cada vez que sea necesario. Cuando esta solemnidad cae en sábado, la Misa vespertina es del Domingo II de Adviento. Cuando ocurre un lunes, la Misa vespertina del domingo 7, también. Esto debido a la Tabla de precedencias de días litúrgicos.
Es conveniente realizar una procesión de entrada según el esquema habitual propuesto por las normas litúrgicas.
En la procesión de entrada pueden entonarse las universalmente conocidas letanías lauretanas (insertando en el lugar correspondiente las tres invocaciones con las que el Papa Francisco quiso enriquecerlas). Otra sugerencia es optar por las letanías a la Realeza de María, (del "Ritual de la Coronación de una imagen de la Virgen", en el Pontifical Romano, n. 41).
Más opciones:
-"Letanías a la Madre de Dios", de santo Toribio de Mogrovejo
-"Letanías a la Virgen María" (Vida y misterios)
-"Letanías marianas irlandesas"
-"Letanías a la Virgen María" (Sagradas Escrituras)
-"Letanías marianas de la Orden de Predicadores"
-"Letanías a la Santísima Virgen en tiempos difíciles"
U otro cántico adecuado.
Introducción
“Hoy ha salido del tallo de Jesé una Rama sin defecto. Hoy el Salvador aplastó por su Madre la cabeza de la antigua Serpiente” (1).
“Hoy ha salido del tallo de Jesé una Rama sin defecto. Hoy el Salvador aplastó por su Madre la cabeza de la antigua Serpiente” (1).
Es la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.
De entre todas las criaturas, sólo ella, Aurora del Nuevo Sol, fue preservada de las tinieblas de la culpa. Adoremos a la Trinidad porque ha redimido a María de un modo verdaderamente singular y sólo digno de quien iba a ser Madre de Dios.
"En este día de fiesta, queremos dar gracias al Señor por el gran signo de su bondad que nos dio en María, su Madre y Madre de la Iglesia. Queremos implorarle que ponga a María en nuestro camino como luz que nos ayude a convertirnos también nosotros en luz y a llevar esta luz en las noches de la historia". (S.S. Benedicto XVI, homilía, 08/12/2005).
Se canta el Kyrie.
Para solemnizar más la celebración, puede preceder al Himno Gloria in excelsis la lectura del texto de la parte central del dogma, con la siguiente introducción:
En el año 1854, el Sumo Pontífice Pío IX promulga la definición del dogma de la Inmaculada Concepción con las siguientes palabras:
“…pronunciamos y definimos que la doctrina que afirma que la beatísima Virgen María, en el primer instante de su Concepción, fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original, por gracia y privilegio de Dios Omnipotente, y en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, es revelada por Dios…” (2).
Hermanos, Dios Padre ha edificado en la Tierra la verdadera Casa de su Hijo. La Virgen Santísima es el Palacio impecable del Verbo. Glorifiquemos a la Trinidad, que ha obrado en María grandes prodigios.
El coro canta el himno Gloria in excelsis.
"En este día de fiesta, queremos dar gracias al Señor por el gran signo de su bondad que nos dio en María, su Madre y Madre de la Iglesia. Queremos implorarle que ponga a María en nuestro camino como luz que nos ayude a convertirnos también nosotros en luz y a llevar esta luz en las noches de la historia". (S.S. Benedicto XVI, homilía, 08/12/2005).
Se canta el Kyrie.
Para solemnizar más la celebración, puede preceder al Himno Gloria in excelsis la lectura del texto de la parte central del dogma, con la siguiente introducción:
En el año 1854, el Sumo Pontífice Pío IX promulga la definición del dogma de la Inmaculada Concepción con las siguientes palabras:
“…pronunciamos y definimos que la doctrina que afirma que la beatísima Virgen María, en el primer instante de su Concepción, fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original, por gracia y privilegio de Dios Omnipotente, y en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, es revelada por Dios…” (2).
Hermanos, Dios Padre ha edificado en la Tierra la verdadera Casa de su Hijo. La Virgen Santísima es el Palacio impecable del Verbo. Glorifiquemos a la Trinidad, que ha obrado en María grandes prodigios.
El coro canta el himno Gloria in excelsis.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura: Gén. 3, 9-15. 20
María es la Nueva Eva que nos ofrece el Fruto bendito de su seno inmaculado.
Segunda lectura: Ef. 1, 3-6. 11-12
María fue predestinada “antes de la creación del mundo” para ser Madre de Dios (3).
Evangelio: Lc. 1, 26-38
Contemplando la humildad de la Llena de gracia, entendemos por qué Dios la ha enaltecido.
O bien:
La grandeza de María estriba en su conformidad con la Voluntad de Dios.
Oración de los fieles
R. Te lo pedimos por María, la Nueva Eva
O bien:
R. Mira a la Llena de gracia y escúchanos (4)
-Padre Santo, Tú preservaste a María de toda mancha en su Inmaculada Concepción. Protege a la Iglesia, y en especial al Papa N, de los ataques del Maligno. R.
-Padre Creador, Tú te complaciste en la humildad de tu servidora. Aparta de nuestros gobernantes todo dejo de soberbia, orgullo o autosuficiencia. R.
-Padre clementísimo, Tú hiciste de María “Refugio de los pecadores” (5). Ilumina, por los ruegos de su Inmaculado Corazón, a los que se obstinan en el mal camino. R.
-Padre Celestial, Tú quisiste que María Inmaculada fuera la “Puerta del Cielo” (6). Haz que las Almas del Purgatorio entren a través de ella en el Reino Eterno. R.
-Padre de todos los hombres, por Cristo somos hijos adoptivos tuyos y de Él recibimos como Madre a la Virgen María. Haz que nunca nos apartemos de ella, pues sólo así estaremos ciertamente cerca de Jesús. R.
Oración conclusiva
"Dios, Autor de portentos, mira el Corazón materno de la Virgen Inmaculada, en el que hemos depositado nuestras necesidades, y acógelas benignamente como súplica propia de esta misma Madre de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".
Ofertorio
En este momento de la presentación de los dones, imitemos la actitud de nuestra Madre Purísima, cuya vida entera fue una ofrenda agradable al Padre.
Se emplea el Prefacio propio: De mysterio Mariae et Ecclesiae.
Comunión
"Salve, Madre del Pan de Vida. Tú eres la Puerta santa del Cielo y la Mesa copiosa preparada por el Padre. Por ti accedemos a Cristo. De ti recibimos el Alimento imperecedero, Cristo, nuestro Dios".
Imitando la devoción de la Madre Purísima, recibamos a su Hijo en nuestro corazón. Él es el Pan verdadero.
Conviene impartir la Bendición Solemne de la Santísima Virgen María propia del Tiempo de Adviento.
Primera lectura: Gén. 3, 9-15. 20
María es la Nueva Eva que nos ofrece el Fruto bendito de su seno inmaculado.
Segunda lectura: Ef. 1, 3-6. 11-12
María fue predestinada “antes de la creación del mundo” para ser Madre de Dios (3).
Evangelio: Lc. 1, 26-38
Contemplando la humildad de la Llena de gracia, entendemos por qué Dios la ha enaltecido.
O bien:
La grandeza de María estriba en su conformidad con la Voluntad de Dios.
Oración de los fieles
R. Te lo pedimos por María, la Nueva Eva
O bien:
R. Mira a la Llena de gracia y escúchanos (4)
-Padre Santo, Tú preservaste a María de toda mancha en su Inmaculada Concepción. Protege a la Iglesia, y en especial al Papa N, de los ataques del Maligno. R.
-Padre Creador, Tú te complaciste en la humildad de tu servidora. Aparta de nuestros gobernantes todo dejo de soberbia, orgullo o autosuficiencia. R.
-Padre clementísimo, Tú hiciste de María “Refugio de los pecadores” (5). Ilumina, por los ruegos de su Inmaculado Corazón, a los que se obstinan en el mal camino. R.
-Padre Celestial, Tú quisiste que María Inmaculada fuera la “Puerta del Cielo” (6). Haz que las Almas del Purgatorio entren a través de ella en el Reino Eterno. R.
-Padre de todos los hombres, por Cristo somos hijos adoptivos tuyos y de Él recibimos como Madre a la Virgen María. Haz que nunca nos apartemos de ella, pues sólo así estaremos ciertamente cerca de Jesús. R.
Oración conclusiva
"Dios, Autor de portentos, mira el Corazón materno de la Virgen Inmaculada, en el que hemos depositado nuestras necesidades, y acógelas benignamente como súplica propia de esta misma Madre de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén".
Ofertorio
En este momento de la presentación de los dones, imitemos la actitud de nuestra Madre Purísima, cuya vida entera fue una ofrenda agradable al Padre.
Se emplea el Prefacio propio: De mysterio Mariae et Ecclesiae.
Comunión
"Salve, Madre del Pan de Vida. Tú eres la Puerta santa del Cielo y la Mesa copiosa preparada por el Padre. Por ti accedemos a Cristo. De ti recibimos el Alimento imperecedero, Cristo, nuestro Dios".
Imitando la devoción de la Madre Purísima, recibamos a su Hijo en nuestro corazón. Él es el Pan verdadero.
Conviene impartir la Bendición Solemne de la Santísima Virgen María propia del Tiempo de Adviento.
Despedida
Vivamos confiados en medio de las luchas. "Nuestra Hermana, Madre y Reina, Espejo nítido y sacro de infinita belleza, está con nosotros". (San Pablo VI, homilía, 08/12/65). Ante ella, yace derrotado el infernal Enemigo.
Notas
1. Alabanzas a nuestra Señora, de las Iglesias de Oriente y Occidente en el primer milenio. NARCEA S.A. DE EDICIONES. Madrid 1987, p. 110.
2. Heinrich Denzinger-Peter Hünermann. El Magisterio de la Iglesia. Enchiridion symbolorum definitionum et declarationum de rebus fidei et morum. Herder 1999. Barcelona. Bula Ineffabilis Deus, del 8 de diciembre de 1854, p. 733.
3. Cf. v. 4.
3. Cf. v. 4.
4. Liturgia de las Horas. Preces de las Segundas vísperas del Común de la Bienaventurada Virgen María.
5. Letanías lauretanas.
6. Id.
5 de diciembre de 2013, conmemoración de San Sabas.
5 de diciembre de 2013, conmemoración de San Sabas.
Inicio del triduo a la Inmaculada Concepción.
Fuente principal: Jesucristo y el Don de Sí mismo. Editorial Guadalupe.
(Última actualización de la entrada: 03/12/18).
Fuente principal: Jesucristo y el Don de Sí mismo. Editorial Guadalupe.
(Última actualización de la entrada: 03/12/18).
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