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domingo, 28 de octubre de 2018

Santos Simón y Judas Tadeo, apóstoles: himno litúrgico



 


Cada 28 de octubre, la Iglesia celebra la "fiesta" de los santos Simón y Judas Tadeo, apóstoles. El siguiente es el himno propio de la versión en latín de la Liturgia de las Horas, traducido al español:


Laudes: Commune vos 
 
Un mismo himno de júbilo 
celebra a ambos Apóstoles 
y una misma gloria corona 
a los que recibieron idéntica vocación.

Oh, Simón, que movido por un celo divino, 
sigues las huellas de Cristo 
y lo anuncias con un vigor infatigable:

Oh, Judas, por la sangre, hermano del Señor, 
pero discípulo y más hermano suyo aún por el espíritu, 
que predicas al Maestro e instruyes 
con tu Epístola a los cristianos:

Ninguno de los dos teme dar su sangre, 
como eminentes testigos y víctimas de la Verdad.

Oh, insignes luceros del firmamento, 
alcanzadnos que, permaneciendo fuertes 
en la integridad de la fe, 
discurramos por la senda angosta, 
hasta la Patria del Cielo.

Gloria al Padre, al Hijo y al Paráclito
por toda la eternidad, de cuyo gozo sobrenatural 
podamos gozar con Simón y Judas para siempre. Amén.



28 de octubre de 2018, domingo XXX del Tiempo Ordinario.
Entrada dedicada a los santos Simón y Judas, apóstoles.

lunes, 22 de octubre de 2018

El concepto litúrgico de "Prefacio": elenco y guía de uso





Lista exhaustiva de Prefacios del Misal Romano y de Misales particulares: aquí.


El Prefacio es el texto eucológico variable y de carácter teológico-literario que introduce la Plegaria Eucarística de la Misa, precede al Sanctus y se refiere al día o tiempo litúrgico. 

Desde la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, se ha incrementado notablemente el número de Prefacios del Misal Romano, los cuales se consideran como un apéndice de los que figuran en la edición madre en lengua latina, apéndice que las Conferencias Episcopales han incorporado en sus respectivos Misales. Si a esto le sumamos los Prefacios propios que cada Familia Religiosa o región eclesiástica han propuesto y visto felizmente aprobados por la Santa Sede, el repertorio es un tesoro inestimable de lirismo, teología, doctrina y espiritualidad.

Existen normas litúrgicas que rigen la selección y el empleo de los Prefacios. Esto da origen a diferentes "tipos" de Prefacios, a partir del criterio -entre otros- de cuándo estos pueden (porque es aconsejable o simplemente porque las normas lo permiten), o deben emplearse. 

La presente entrada se propone ofrecer al lector una distinción entre Prefacios a partir de sus temáticas y de las posibilidades de su pertinente utilización.

Nota importante:

Todos los Prefacios que se mencionan en esta entrada son los de la editio typica tertia del Misal Romano, aprobado por la Santa Sede para Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay, de acuerdo con la edición vigente para la Forma Ordinaria del Rito Romano. Esta monumental obra es de autoría argentina. 

Los enlaces de la presente entrada remiten, por lo general, a otras entradas de este mismo blog.

A los Prefacios de la edición original en latín, en este Misal se han añadido otros, de nueva factura, que enriquecen sobremanera la eucología multisecular de la Iglesia. He querido añadir en español el título de cada uno y no la numeración que comúnmente se les asigna en los Misales (aquella suele variar en las ediciones de algunas Conferencias Episcopales), a los efectos de que puedan ser fácilmente identificables por fieles de diferentes regiones de habla hispana e incluso, de otras lenguas.

En primer lugar, debemos tener en claro que un Prefacio, en sentido estricto, se considera "propio" (es decir, obligatorio) en los días en que se prescribe para una fiesta y/o para su Octava cuando la haya. Cf. aquí). Por otra parte, existen Prefacios "del tiempo", que en algunas ocasiones pueden ser considerados "propios". A continuación, profundizaremos en el tema:

A la luz de esto, podemos realizar una primera gran distinción: a) Prefacios del tiempo o temporales y b) Prefacios no temporales


a) Prefacios del tiempo

Son aquellos que ordinaria pero no obligatoriamente se emplean en los diferentes tiempos litúrgicos y que llevan sus nombres: de Adviento, de Navidad, de Cuaresma, de Pascua; Ordinario; o  de "subtiempos" es decir, periodos claramente identificables que se incluyen dentro de aquellos; para algunos, puede optarse o por el Prefacio del tiempo correspondiente, o por el del "subtiempo": por ejemplo, el de Epifanía, puede alternar con los Prefacios navideños; los de la Ascensión I y II y el de  "Después de la Ascensión", pueden alternar con los Prefacios pascuales.


Elenco y uso de los Prefacios del tiempo


Adviento 

Adviento I ("Las dos Venidas de Cristo") y II ("Cristo, Señor y Juez de la historia"): pueden decirse en las Misas desde las I Vísperas del Domingo I de Adviento hasta el 16 de diciembre inclusive, salvo que tengan Prefacio propio.

Adviento III ("La doble espera de Cristo"): puede decirse en las Misas desde el 17 hasta el 24 de diciembre, salvo que tengan Prefacio propio.

Adviento IV ("María, Nueva Eva"): puede decirse (en alternancia con el inmediatamente anterior), en las Misas del Domingo IV de Adviento y en las que se celebran desde el 17 hasta el 24 de diciembre, si carecen de Prefacio propio.

Adviento V ("La promesa del Salvador"): es el que goza de mayores posibilidades de uso; puede decirse en todas las Misas que se celebran durante el Tiempo de Adviento, si carecen de Prefacio propio.


Navidad - Epifanía

Navidad I ("Cristo, Luz del mundo"), II ("La restauración del universo en la Encarnación") y III ("El intercambio en la Encarnación del Verbo"): se pueden decir indistintamente en las Misas del Tiempo navideño, (excepto en las solemnidades de la Maternidad Divina de María y de la Epifanía del Señor), desde la Vigilia de Navidad hasta la fiesta del Bautismo del Señor, exclusive, "incluso en aquellas que, si se celebraran en otro tiempo, tendrían Prefacio propio*, pero no en aquellas que tienen Prefacio propio referido a las Divinas Personas o sus Misterios".
 
*Se refiere a las fiestas de la Infraoctava de Navidad: Sagrada Familia, san Esteban, san Juan Evangelista y santos Inocentes, las cuales, de celebrarse en otro tiempo, emplearían respectivamente: Prefacio propio la primera, de Mártires la segunda y cuarta, y de Apóstoles, la tercera.

Epifanía del Señor ("Cristo, Luz de los pueblos"): debe decirse en las Misas de la Vigilia y de la solemnidad de la Epifanía. Puede alternar con cualquiera de los de Navidad, y decirse, al igual que estos, en las Misas de los días entre la Epifanía y el Bautismo del Señor exclusive. Se considera "propio" para la homónima solemnidad (incluida su Vigilia), y "del tiempo" para los días posteriores, de acuerdo con un Responsum de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (p. 2).


Cuaresma - Pasión del Señor
 

Cuaresma I ("La significación espiritual de la Cuaresma") y II ("La penitencia cuaresmal"): pueden decirse indistintamente en las Misas cuaresmales, especialmente en los domingos, siempre que no corresponda un Prefacio "que sea más indicado".

Cuaresma III ("Los frutos de las privaciones voluntarias") y IV ("Los frutos del ayuno"): pueden decirse en las ferias cuaresmales y en cualesquiera días penitenciales, siempre que no corresponda otro Prefacio "que sea más indicado".

Cuaresma V ("El camino del éxodo en el desierto cuaresmal"): puede decirse en las ferias cuaresmales.

Los dos primeros Domingos de Cuaresma de los tres Ciclos litúrgicos y todos los demás del Ciclo A, tienen Prefacios propios, a saber: 

Domingo I: "Las tentaciones del Señor"
Domingo II: "La Transfiguración del Señor"
Domingo III: "La samaritana"
Domingo IV: "El ciego de nacimiento"
Domingo V: "La Resurrección de Lázaro"


Pasión I ("La fuerza de la Cruz"): debe decirse en la semana V de Cuaresma a partir del lunes y en las Misas de los Misterios relacionados con la Cruz y la Pasión del Señor que carezcan de Prefacio propio.

Pasión II ("La victoria de la Pasión"): debe decirse lunes, martes y miércoles santos. Nunca en otra oportunidad.



Pascua - Ascensión
 

Pascua I ("El Misterio pascual"): se considera "propio", y por lo tanto, debe decirse en la Misa de la Vigilia Pascual de la Noche santa, en las Misas del Día de Pascua y durante la Semana de la Octava. Este Prefacio de Pascua I puede decirse durante todo el Tiempo pascual, en que se considera "del tiempo".

Pascua II ("La nueva vida en Cristo"); III ("Cristo vive para interceder siempre por nosotros"); IV ("La restauración del universo por el Misterio pascual"); V ("Cristo, Sacerdote y Víctima"): se pueden emplear indistintamente durante el Tiempo pascual, salvo que corresponda un Prefacio propio o sea más aconsejable usar otro Prefacio.

Ascensión I ("El Misterio de la Ascensión I") y II ("El Misterio de la Ascensión II"): uno u otro deben decirse en las Misas de la Vigilia y de la solemnidad de la Ascensión del Señor; pueden decirse desde dicha solemnidad hasta el sábado antes de la Vigilia de Pentecostés, salvo que corresponda emplear un Prefacio propio.

Prefacio para después de la Ascensión ("La espera del Espíritu Santo"): puede decirse en los días después de la Ascensión hasta el sábado antes de la Vigilia de Pentecostés, salvo que corresponda emplear un Prefacio propio.



Prefacios de los domingos "durante el año": I ("El Misterio pascual nos hace Pueblo de Dios"); II ("El plan divino de la salvación"); III ("El hombre salvado por el hombre"); IV ("La historia de la salvación"); V ("La creación"); VI ("El anticipo de la Pascua eterna"); VII ("La salvación, fruto de la obediencia de Cristo"); VIII ("La Iglesia congregada a imagen de la Trinidad"); IX ("El día del Señor"); X o del Espíritu Santo II ("La acción del Espíritu Santo en la Iglesia"): todos estos Prefacios pueden decirse indistintamente durante los domingos del Tiempo Ordinario, salvo que ocurra en ellos alguna solemnidad o fiesta del Señor que tenga uno propio.



Prefacios comunes I ("El universo restaurado por Cristo"); II ("La salvación por Cristo"); III ("La alabanza a Dios por la creación y la redención del hombre"); IV ("La alabanza es don de Dios"); V ("La proclamación del misterio de Cristo"); VI -correspondiente a la Plegaria Eucarística II- ("El misterio de la salvación en Cristo"); VII ("Cristo, Huésped y Peregrino en medio de nosotros"), VIII ("Jesús, Buen Samaritano"); IX ("La gloria de Dios es el hombre viviente"): todos estos Prefacios pueden decirse indistintamente durante el Tiempo Ordinario cuando no corresponda emplear un Prefacio propio. El VIII, además, es oportuno decirlo en las Misas del domingo XV del Tiempo Ordinario del Ciclo C y el lunes de la semana XXVII del mismo tiempo.


b) Prefacios no temporales

Bajo esta denominación se incluyen todos los demás Prefacios -no mencionados en a)-, entre los cuales podemos realizar numerosas distinciones:

*Prefacios de las Plegarias Eucarísticas: (la I y la III carecen de Prefacio)

-De la Plegaria Eucarística II: puede decirse junto a esta misma Plegaria o con otra (que no sea la IV ni las de Reconciliación) en cualquier Misa que carezca de Prefacio propio.

-De la Plegaria Eucarística IV: debe decirse con esta misma Plegaria y jamás con otra. 

-De las Plegarias Eucarísticas "para diversas circunstancias", introducidos por el nombre de la misma Plegaria y por las siguientes notas, que orientan el uso de todas ellas y de sus Prefacios:

I ("La Iglesia en camino hacia la unidad"): puede decirse en las Misas por la Iglesia, por el Papa o por el Obispo (para la elección de ellos y para su aniversario), por el Concilio o Sínodo, por los sacerdotes o por un sacerdote, por los ministros de la Iglesia, y en ocasión de una reunión espiritual o pastoral.

II ("Dios guía a su Iglesia por el camino de salvación"): se puede emplear en las Misas por la Iglesia, por las vocaciones a las sagradas Órdenes, por los laicos, por las familias, por los religiosos, por las vocaciones a la vida religiosa, para pedir la caridad, por los familiares y amigos, y para dar gracias a Dios.

III ("Jesús, Camino hacia el Padre"): puede decirse en las Misas por la evangelización de los pueblos,  por los cristianos perseguidos, por la patria o por la ciudad, por los que gobiernan, en ocasión de la reunión de gobernantes, en los días iniciales del año civil (aunque no en la solemnidad de la Maternidad Divina de María).

IV ("Jesús, que pasó haciendo el bien"): puede decirse en las Misas por los prófugos y exiliados, en tiempos de hambre, por los que nos afligen, por los cautivos, por los encarcelados,  por los enfermos, por los moribundos, para pedir la gracia de una buena muerte, y en cualquier necesidad.

-De las Plegarias Eucarísticas de Reconciliación I y II: con ellas forman un todo pero, pueden alternar con otros Prefacios de temática penitencial como los cuaresmales. Pueden emplearse en Misas penitenciales dentro y fuera de la Cuaresma. 

-De las Plegarias Eucarísticas "para la Misa con niños" I, II y III: estos Prefacios forman un todo con ellas con las cuales siempre deben decirse. Se emplean en Misas para niños que aún no hayan llegado a la preadolescencia, en Misas de instituciones educativas o, contando con la autorización del obispo, en Misas en que la participación de niños, sin ser exclusiva, sea mayoritaria. Pueden emplearse en Misas de catequesis y de Primeras Comuniones.

*Prefacios no temporales estrictamente propios: se llama así a los Prefacios que deben emplearse sí o sí en una determinada Misa y solamente en ella, en su Vigilia y en los días de su Octava, cuando las hubiere, pero no en otra oportunidad, (con la salvedad de que los únicos misterios del Señor y de la Bienaventurada Virgen María de los que se puede celebrar Misa votiva son los de la Santísima Trinidad y de la Inmaculada Concepción, con sendos Prefacios):

Por ejemplo: Prefacio del Domingo de Ramos ("La Pasión del Señor"); y los de las siguientes solemnidades y fiestas: Pentecostés ("El misterio de Pentecostés"); Santísima Trinidad ("El misterio de la Santísima Trinidad"); Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María  ("El misterio de María y de la Iglesia"); Bautismo del Señor ("El Bautismo del Señor"); Presentación del Señor  ("El misterio de la Presentación del Señor"); Anunciación del Señor  ("El misterio de la Encarnación"); Transfiguración del Señor  ("El misterio de la Transfiguración"); Asunción de la Santísima Virgen María  ("La gloria de María elevada al Cielo"); Todos los Santos ("La gloria de la Iglesia, nuestra Madre"); Cristo Rey ("Jesucristo, Rey del universo").

El Prefacio propio de la fiesta de la Exaltación de la Cruz ("La victoria de la Cruz gloriosa") puede ser reemplazado por el de Pasión I, arriba mencionado.

*Prefacios rituales: son los correspondientes a las Misas en las cuales se administra alguno de los sacramentos o sacramentales, o a aquellas en las cuales una o varias de cuyas lecturas bíblicas aludan a ellos:

Bautismo ("El Bautismo, inicio de la vida nueva"): se dice en las Misas en que se celebran bautismos y cuando las circunstancias lo aconsejen y no corresponda un Prefacio más propio.

Confirmación I ("Marcados con el sello del Espíritu") y II ("La Confirmación, nuevo Pentecostés"): se dicen en las Misas en que se celebran Confirmaciones y cuando las circunstancias lo aconsejen y no corresponda un Prefacio más propio. (Pueden alternar, en este último caso, entre los Prefacios I y II del Espíritu Santo).

Eucaristía I ("El Sacrificio y el Sacramento de Cristo"): debe decirse en la Misa In Cena Domini. Puede decirse en la solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor y en las Misas votivas de la Santísima Eucaristía.

Eucaristía II ("Los frutos de la Santísima Eucaristía"): Puede decirse en la solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor y en las Misas votivas de la Santísima Eucaristía.

Eucaristía III ("La Eucaristía, Viático para la Vida eterna"): se dice en las Misas en que se distribuye la Eucaristía como Viático o cuando las circunstancias lo aconsejen y no corresponda un Prefacio más propio.

Estos Prefacios de la Eucaristía pueden usarse indistintamente en la Misa votiva de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. 

Penitencia ("El sacramento de la Reconciliación en el Espíritu"): debe decirse en las Misas de carácter penitencial fuera de la Cuaresma, y puede decirse también durante este tiempo litúrgico.

Enfermos ("El sufrimiento, participación en la Pascua de Cristo"): se puede decir en las Misas en que se administra la santa Unción y en las que se celebran por los enfermos.

Ordenaciones I ("El Sacerdocio de Cristo y el ministerio de los sacerdotes"): debe decirse en las Misas de Ordenaciones episcopales y presbiterales, salvo que se celebren en días en que corresponda un Prefacio propio, como cualquiera de las solemnidades del Señor, la Virgen o los santos, o las fiestas del Señor; debe decirse también en la Misa Crismal y, donde se celebre, en la de la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, (en cuya Misa votiva también puede usarse cualquiera de los de la Eucaristía). Además, puede emplearse en las Misas por los sacerdotes.

Ordenaciones II ("Cristo, origen de todo ministerio eclesial"): debe decirse en las Misas de Ordenaciones diaconales, salvo que se celebren en días en que corresponda un Prefacio propio, como cualquiera de las solemnidades del Señor, la Virgen o los santos, o las fiestas del Señor. Puede decirse cuando se celebra la Misa por los ministros.

Matrimonio I ("La dignidad de la alianza nupcial"), II ("El gran sacramento del matrimonio") y III ("El matrimonio, signo del amor divino"): estos Prefacios se dicen indistintamente en las Misas rituales de Matrimonio y pueden decirse cuando las circunstancias lo aconsejen y no corresponda un Prefacio más propio.

Vida religiosa ("La vida religiosa como servicio de Dios por la imitación de Cristo"): este Prefacio se dice en las Misas rituales de Profesión religiosa y en las de aniversario de Profesión o Renovación de votos. También en las Misas de Bendición de un abad o una abadesa o en las de Consagración de vírgenes.

Dedicación de una Iglesia I ("El misterio del Templo de Dios") y II ("De la Iglesia terrena a la Iglesia de Dios"): estos Prefacios deben decirse en la Misas rituales de la Dedicación de una Iglesia.

Dedicación de una Iglesia III ("El misterio del Templo de Dios, que es la Iglesia"): se dice en el aniversario de la Dedicación de una Iglesia, en la misma Iglesia dedicada.

Dedicación de una Iglesia IV ("El misterio de la Iglesia, que es Esposa de Cristo y templo del Espíritu"): se dice en el aniversario de la Dedicación de una Iglesia, fuera de la Iglesia dedicada.

Dedicación de un Altar ("El Altar es el mismo Cristo"): se dice en la Misa ritual de la Dedicación de un Altar.

*Prefacios de los diversos "Comunes":

También aquí se incluyen los de la Dedicación de una Iglesia III y IV arriba mencionados, pues toda Dedicación de un Templo, aparte de tratarse de un hecho ritual, cuenta con una festividad litúrgica de aniversario, a nivel universal y regional.

Espíritu Santo I ("El envío del Espíritu Santo a la Iglesia"): se dice en la Misa votiva del Espíritu Santo o cuando las circunstancias lo aconsejen  y no corresponda un Prefacio más propio. 

Espíritu Santo II (Ver supra, Prefacios temporales: Domingo "durante el año X").

Prefacios marianos: son numerosos y se utilizan en las festividades de la Santísima Virgen. Tanto el Misal de la Virgen como las diferentes Conferencias Episcopales han enriquecido la versión original latina con apéndices de preciada variedad:

Santísima Virgen María I ("La Maternidad de Santa María Virgen"): debe decirse en la Misa de la solemnidad de Santa María, Madre de Dios (1°/1). Se puede decir también en otras festividades marianas. Se inserta en el texto el rango litúrgico de la celebración o el misterio celebrado.

Santísima Virgen María II ("La Iglesia alaba a Dios con las palabras de María"), III ("María, signo de consuelo y esperanza"), IV ("María, imagen de la humanidad nueva"), V ("María, Modelo y Madre de la Iglesia"): estos Prefacios se dicen indistintamente en las Misas de la Santísima Virgen.

Tanto la memoria litúrgica de María, Madre de la Iglesia (fijada como "obligatoria" por decisión del Sumo Pontífice Francisco y celebrada el lunes que sigue a Pentecostés) como su Misa votiva cuentan con un Prefacio propio, que es el V recién mencionado.

A su vez, la Misa de Nuestra Señora de los Dolores (15/09) y la de Santa María junto a la Cruz (celebrada el viernes que precede inmediatamente a la Semana Santa), tienen el suyo propio: "María, asociada íntimamente a la Redención"

Prefacio de los Ángeles ("La gloria de Dios manifestada por los ángeles"): se emplea en las Misas de la fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael (29/09), de la memoria de los Ángeles Custodios (02/10) y en las Misas votivas de los santos Ángeles.

Apóstoles I ("Los apóstoles, pastores del Pueblo de Dios"): se emplea para cualquiera de las fiestas de los apóstoles, -de manera obligatoria para la Conversión de San Pablo (25/01) y la Cátedra de San Pedro (22/02), y en las Misas votivas de cada uno de estos apóstoles por separado-.

Apóstoles II ("El fundamento y el testimonio apostólico"): como el I, también puede emplearse para las fiestas de los apóstoles, menos las dos recién mencionadas, y se emplea obligatoriamente para las de los evangelistas y para las de un santo apóstol que, inscripto junto a otro en el Calendario General, se pretenda celebrar individualmente.

Cualquiera de los dos Prefacios de Apóstoles puede elegirse para la Misa votiva de los santos Apóstoles en general.

También se usan indistintamente en la fiesta del apóstol san Matías (que completó el número de los Doce luego de la traición de Judas), y para la memoria litúrgica de san Bernabé, a quien tradicionalmente se ha honrado con el título de "apóstol" aunque no se incluya entre los Doce.

Santos I ("La gloria de los santos"): se debe usar indistintamente en fiestas y solemnidades de santos titulares y patronos que no tengan Prefacio propio, y en la Misa votiva de Todos los Santos; y puede decirse en las memorias de los santos.

Santos II ("La acción de los santos"): se debe usar indistintamente en fiestas y solemnidades de santos titulares y patronos que no tengan Prefacio más apropiado, y en la Misa votiva de Todos los Santos en general; y puede decirse en las memorias de los santos.

Prefacios de Mártires I ("El martirio como signo y ejemplo"), II ("Las maravillas de Dios en la victoria de los mártires"); Pastores ("La presencia de los santos Pastores en la Iglesia"); Vírgenes y religiosos ("El signo de la vida consagrada a Dios"): todos estos Prefacios son obligatorios para las correspondientes fiestas y solemnidades que no posean uno propio; facultativos para las memorias.

Prefacios de Difuntos I ("La esperanza de la resurrección en Cristo"), II ("Cristo ha muerto para darnos la vida"), III ("Cristo, salvación y vida"), IV ("La vida terrena y la gloria celestial"), y V ("Nuestra resurrección es fruto de la victoria de Cristo"): se dicen en las Misas en sufragio de las Almas del Purgatorio en general, en grupos o individualmente.

 
Ahora bien, entre los Prefacios que hemos llamado "temporales" y los "no temporales", podemos distinguir interesantes "combinaciones", tales como:

+Prefacios temporales que deben (en algunos casos, pueden) emplearse como propios en una fiesta o solemnidad, o en otra celebración, como los Prefacios de Cuaresma III y IV, de los cuales uno u otro debe usarse el Miércoles de Ceniza; de Pascua I, que se ha establecido como obligatorio para las Misas desde la Vigilia Pascual en la Noche santa hasta el Domingo de la Divina Misericordia inclusive; o el Prefacio de Pasión I, que puede emplearse en la Exaltación de la Cruz en lugar del propio de esta fiesta, que también existe y que, a su vez, se usa para la Misa votiva de la Santa Cruz.

El Prefacio de Pasión I también se emplea para la Misa votiva de la Preciosísima Sangre de Cristo.

+Prefacios no temporales (de los "Comunes", rituales u otros) que deben emplearse en cierta celebración y que pueden serlo en otras que compartan el "tema litúrgico" de aquellas. Por ejemplo, como se especificó más arriba, el Prefacio de la Santísima Virgen María I, debe usarse como "propio" en la solemnidad de la Maternidad Divina de María (01/01) y puede alternar con otros en muchas festividades marianas. Y el Jueves Santo, en la Misa Crismal (u otro día en que ella se celebre), debe emplearse el Prefacio de Ordenaciones I; por su parte, en la Misa in Cena Domini, debe usarse el Prefacio de la Santísima Eucaristía I. El Prefacio del Sagrado Corazón de Jesús ("El inmenso amor de Cristo") se debe utilizar en la solemnidad y Misa votiva correspondientes. Por su parte, el Prefacio de la Santísima Trinidad ("El Misterio de la Santísima Trinidad") debe emplearse en la Misa de la solemnidad y en la eventual Misa votiva homónimas. El Prefacio de la Unidad de los cristianos ("La unidad del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia") se dice cuando se celebra la Misa "por la Unidad de los cristianos".

Los únicos santos que poseen Prefacio propio en el Misal Romano son san José ("La misión de san José"): se emplea en su solemnidad, el 19/03, en la memoria facultativa que lo honra con el título de "Obrero" o "Artesano", el 01/05 y en la Misa votiva en honor del Patriarca; san Juan Bautista ("La misión del Precursor"): se emplea en la solemnidad de su Nacimiento, el 24/06, en la memoria de su Martirio, el 29/08, y en la Misa votiva en honor del Profeta;  los santos apóstoles Pedro y Pablo ("La doble misión de Pedro y Pablo en la Iglesia"): se emplea en su solemnidad, el 29/06 o en la Misa votiva de ambos apóstoles; y el 22/07, santa María Magdalena ("Apóstol de apóstoles"). Este último Prefacio merece un párrafo aparte:

El nombre latino es Apostolorum apostola, y fue publicado con el Decreto del 3 de junio de 2016, que elevó a "fiesta" el rango litúrgico de la celebración (era "memoria obligatoria"), por decisión del Sumo Pontífice Francisco, dotándola de Prefacio propio. Esto fue algo inusitado, puesto que en el Calendario Romano universal, ninguna de las celebraciones marianas ni de los santos con el rango litúrgico de "fiesta", posee Prefacio propio (1). Ni siquiera las de los apóstoles y evangelistas.

Por su parte, las diferentes Familias Religiosas y Regiones Eclesiásticas, poseen Prefacios propios de sus titulares y patronos, que se consideran un apéndice del Misal Romano empleado por toda la Iglesia. En este blog hay una selección de dichos Prefacios, a la que puede accederse haciendo clic aquí.


22 de octubre de 2018, memoria litúrgica del Papa san Juan Pablo II, patrono de este blog. 
Entrada dedicada a él.




jueves, 18 de octubre de 2018

San Lucas, evangelista: himno litúrgico




Cada 18 de octubre, la Iglesia Universal celebra la "fiesta" de san Lucas, evangelista. El siguiente es el himno propio de la versión latina de la Liturgia de las Horas:


Laudes y Vísperas: Plausibus, Luca

Exultantes de gozo, celebramos tu triunfo, 
oh, Lucas, en el que resplandece la púrpura 
de tu sangre derramada y la corona que adquiriste 
por lo insigne de tus méritos.

Bajo la inspiración del Espíritu, 
te entregas con amor a transmitir al mundo, 
las maravillas que Cristo hizo y enseñó, 
como Pastor supremo y compasivo.

Cuidas de consignar en bellas páginas 
los Hechos de los Apóstoles, junto con el horizonte 
apenas abierto para los cristianos, 
en los siglos que se avecinan.

Oh, Lucas, acompañante de Pablo, 
que queriéndole imitar, 
ahondaste en los sentimientos de su corazón: 
haz que arda también en nuestro interior 
ese mismo amor a Cristo.

Sana, como médico, nuestros males, 
pero danos también el consuelo gozoso de la fe, 
para que, al fin, gocemos de Dios sin abandonar 
ya nunca la alabanza. Amén.


18 de octubre de 2018, fiesta de san Lucas, evangelista.
Entrada dedicada a él.

viernes, 12 de octubre de 2018

Nuestra Señora del Pilar: himnos litúrgicos




Cada 12 de octubre, la Provincias Eclesiásticas de España celebran la "fiesta" de Nuestra Señora del Pilar (es "memoria facultativa" en algunas diócesis hispanohablantes). Estos son los himnos litúrgicos propios:

 

Laudes

Santa María del Pilar, escucha
nuestra plegaria, al celebrar tu fiesta,
Madre de Dios y Madre de los hombres,
Reina y Señora.


Tú, la alegría y el honor del pueblo,
eres dulzura y esperanza nuestra:
desde tu trono, miras, guardas, velas,
Madre de España.


Árbol de vida, que nos diste a Cristo,
fruto bendito de tu seno virgen,
ven con nosotros hasta que lleguemos
contigo al puerto.

Gloria a Dios Padre, Creador del mundo,
gloria a Dios Hijo, Redentor de todos,
gloria al Espíritu que nos santifica:
al Trino y Uno. Amén.


 

Vísperas

Esa columna, sobre la que posa
leve sus plantas tu pequeña imagen,
sube hasta el Cielo: puente, escala, guía
de peregrinos.

Cantan tus glorias las generaciones,
todas te llaman bienaventurada,
la roca firme, junto al Ebro enhiesta,
gastan a besos.

Abre tus brazos virginales, Madre,
vuelve tus ojos misericordiosos,
tiende tu manto, que nos acogemos
bajo tu amparo.

Gloria a Dios Padre, Creador del mundo,
gloria a Dios Hijo, Redentor de todos,
gloria al Espíritu que nos santifica:
al Trino y Uno. Amén.



12 de octubre de 2018, en España, fiesta de la Virgen del Pilar.
Entrada dedicada a ella.

domingo, 7 de octubre de 2018

Prefacio propio de Nuestra Señora del Rosario del Milagro, patrona de la Arquidiócesis de Córdoba (Argentina)


 


Cada primer domingo de octubre (en relación con la "memoria obligatoria" de Nuestra Señora del Rosario, el 7/10), la Arquidiócesis de Córdoba, en Argentina, celebra la "solemnidad" de su patrona, la Virgen del Rosario del Milagro. Este es el Prefacio propio:


PREFACIO

La Madre del Señor, fiel protectora de su pueblo
   

V. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu


V. Levantemos el corazón
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad, es justo darte gracias;
es bueno cantar tu gloria, Padre Santo, 
Dios todopoderoso y eterno. 

Te alabamos por Jesucristo, tu Hijo, 
en esta solemnidad de la Santísima Virgen María. 
Ella siempre acompaña con su oración a la Iglesia;
fue aliento en el anuncio incipiente del Evangelio 
y causa de alegría para todos. 

Su intercesión fue auxilio 
en diversas etapas de nuestra historia;
mientras peregrinamos hacia Ti, 
nos sostiene con su amor de Madre. 

Por este don de tu amor, 
unidos a los ángeles y a los santos, 
te entonamos nuestro canto de alabanza: 

Santo, Santo, Santo…


6 de octubre de 2018, en la Arquidiócesis de Córdoba (Argentina), I vísperas de la solemnidad de su patrona, Nuestra Señora del Rosario del Milagro.
Entrada dedicada a ella.

martes, 2 de octubre de 2018

Santos Ángeles Custodios: himnos litúrgicos






Cada 2 de octubre, la Iglesia Universal celebra la "memoria obligatoria" de los santos Ángeles Custodios. Los siguientes son los himnos propios de la versión latina de la Liturgia de las Horas, traducidos al español:

 
Oficio de lectura: Aeterne rerum Conditor

Oh, Dios, Creador Eterno del universo, 
que gobiernas el Cielo, la Tierra y el mar, 
justo Juez que premias a cada uno según sus obras.

Que, a la vez que reprobabas al espíritu soberbio 
y a sus cómplices, confirmabas a los Ángeles fieles:

Llenos de confianza te rogamos 
que nos envíes estos Custodios y, por ellos, 
nos concedas benignamente los dones de tu gracia.

Que nos consuelen, enseñen, purifiquen
y enciendan, que contengan el embate de los demonios, 
sin dejar de incitarnos al bien.

Oh, Jesús, Gloria de los Ángeles, 
haznos caminar con paso seguro, bajo su custodia, 
hasta que lleguemos a contemplar tu Rostro.

Oh, Señor de la milicia celeste, que con designio admirable, 
premias con el Cielo a los Ángeles y a los hombres: 
acepta en tu honor nuestro canto de alabanza.

 
Laudes: Orbis Patrator

Oh, Dios, Autor, supremo del mundo, 
que con tu omnipotencia creas todos los seres 
y los gobiernas con tu providencia.

Dirige la mirada sobre tu pueblo suplicante 
y, puesto que se reconocen pecadores, concédeles, 
con la aurora matinal, una luz nueva para sus almas.

Haz que sintamos la protección del Ángel 
que asignaste para nuestra custodia, 
que nos proteja del contagio de las culpas.

Que destierre lejos de nosotros al Maligno 
y sus mentiras para que nuestros crédulos corazones
no queden enredados en los hilos de sus engaños.

Que ahuyente de nuestros confines el temor 
al asedio del Enemigo, fomente la paz fraterna 
y aleje de nosotros la peste.

Gloria a Dios Padre, que custodia mediante sus Ángeles 
a los que han sido redimidos por el Hijo 
y ungidos por el Espíritu Santo. Amén.

 
Vísperas: Custodes hominum

Bendigamos a los Ángeles, Custodios de los hombres, 
que el Padre Celestial dio como compañeros 
a nuestra frágil naturaleza humana, 
para que no sucumbiera ante las asechanzas del Enemigo.

Pues por haber caído el Ángel traidor, justamente despojado 
de las prerrogativas que se le habían concedido, 
se afana, arrastrado por la envidia, 
en apartar del Cielo, a los que Dios llama a Sí.

Vuela, pues, hacia aquí, oh, Custodio solícito, 
y aleja de esta región, que se te ha confiado,
tanto las enfermedades del alma, 
como lo que turbe la paz de sus habitantes.

Alabemos continua y devotamente a la Santísima Trinidad, 
cuyo poder dirige sin cesar la triple máquina del universo 
y cuya gloria permanece por los siglos de los siglos. Amén.


2 de octubre de 2018, memoria litúrgica de los santos Ángeles Custodios.
Entrada dedicada a ellos.