El Tiempo "fuerte" de Pascua, comienza con la primera Misa del Domingo de Resurrección, que siempre es la de la Vigilia Pascual, y concluye cincuenta días después, con la solemnidad de Pentecostés. Por lo mismo, se llama también "Cincuentena pascual", pues es un solo "día de fiesta", un "gran domingo", que se despliega en ocho domingos como si se tratara de una "Octava" gigante.
El Misterio Pascual que la Iglesia hace presente en cada celebración y que se actualiza de manera incomparable en toda Misa, se despliega durante esos cincuenta días con toda riqueza doctrinal y nos ofrece sus frutos mucho más abundantemente que en el resto del Año litúrgico.
Los siete sacramentos de la vida cristiana son los que hacen presente para nosotros ese Misterio Pascual de Jesús; especialmente el bautismo, desde antiguo íntimamente ligado a la Pascua, sobre todo en la Vigilia Pascual; y también, por supuesto, la Eucaristía, que es el más excelso de los sacramentos, pues nos hace "contemporáneos" y "partícipes" de la misión salvadora del Señor.
Estructura
El Tiempo Pascual, como se lee más arriba, se organiza en ocho domingos, cada uno de los cuales tiene características litúrgicas peculiares. Para profundizar sobre este tema, hacer clic aquí.
La primera semana de este tiempo litúrgico es de suma importancia. Son ocho días (desde el Domingo de Resurrección hasta el siguiente, que es el de la Octava pascual o de la Divina Misericordia). Si de la "Cincuentena pascual" se dijo que es como un "gran domingo", con mucha más razón puede afirmarse ello de este "octavario". Tanto es así, que al igual que la Semana Santa que les precede, los días de la Octava no ceden su puesto a ninguna otra celebración litúrgica por importante que fuere. Para profundizar sobre la importancia de esta primera semana pascual, hacer clic aquí.
A partir del lunes de la II semana pascual (es decir el lunes que sigue al Domingo de la Divina Misericordia), la alegría pascual en la liturgia continúa y permanece hasta Pentecostés, aunque no con tanta intensidad como en la semana de la Octava.
En el día cuadragésimo después de Pascua (jueves), se celebra la solemnidad de la Ascensión del Señor, que posee una Misa vigiliar que la prepara (vespertina del miércoles). En muchos países se traslada al domingo siguiente, que es el VII de Pascua. en cuyo caso, como es de suponer, la Misa vigiliar se celebra el sábado contiguo.
En los días entre esta solemnidad de la Ascensión y la de Pentecostés, la Iglesia, con los textos bíblicos y eucológicos, tanto de la Misa como de la Liturgia de las Horas, nos invita a unirnos en oración para pedir a Dios la efusión del Espíritu Santo, Don perenne del Padre y del Hijo, en el aquí y ahora de nuestra vida. Imitamos así, a María y los apóstoles que antaño, en el Cenáculo de Jerusalén, y también ahora, en la Asamblea de los Bienaventurados del Cielo, glorifican a Dios y dan testimonio de la fidelidad del Señor a todas sus promesas, alimentando en nosotros la esperanza de un renovado Pentecostés para la Iglesia y para el mundo.
Textos bíblicos y eucológicos
Durante los días del Tiempo pascual, más en los de la Octava, en la Misa y en la Liturgia de las Horas, los textos escogidos de las Sagradas Escrituras (lecturas, salmodias, versículos, etc), nos ayudan a meditar concretamente sobre el triunfo pascual del Señor y sobre sus efectos en la historia mundial y personal.
El "Aleluya" se canta (o dice) especialmente en estos días, especialmente antes de la proclamación del Evangelio, y también en antífonas (de entrada y Comunión en la Misa), versículos y cánticos. Se duplica en las Bendiciones solemnes durante la primera semana de Pascua (desde la Vigilia hasta el Domingo de la Divina Misericordia), y el Domingo de Pentecostés.
Los textos eucológicos, con diferentes estilos literarios, favorecen nuestra reflexión sobre la Palabra de Dios y contribuyen a poner de relieve el gozo pascual. En la Misa: oraciones colecta, de ofrendas y de después de la Comunión; himno Gloria in excelsis; Secuencia (obligatoria en Pascua; optativa en los días de la Octava); Prefacio I de Pascua (obligatorio en la primera semana de Pascua y optativo frente a los demás Prefacios pascuales en el resto de este tiempo); elementos propios de las Plegarias Eucarísticas permitidas; Bendición solemne. En la Liturgia de las Horas: himnos, antífonas, preces, Te Deum, Regina Caeli y Bendición solemne.
En los días que van entre la Ascensión y Pentecostés, se puede emplear el Prefacio para después de la Ascensión, o uno de los de Pascua.
Para profundizar sobre el elenco y uso de los diferentes Prefacios del Misal, hacer clic aquí.
Ornato del templo y del altar
El Cirio Pascual es el signo más elocuente de este tiempo festivo. Representa a Jesús Resucitado, Luz del mundo, que nos hace partícipes de los frutos de su victoria sobre el pecado y la muerte. Permanece encendido cerca del ambón o en algún lugar central del presbiterio desde la Noche santa hasta la solemnidad de Pentecostés inclusive, que es el último domingo de Pascua.
En los días del Tiempo Pascual es aconsejable adornar el templo y el Altar con mayor profusión de flores que de costumbre, flores que han estado prohibidas durante la Cuaresma. Por la intensidad celebrativa, conviene que en las Misas del Domingo de Resurrección, (sobre todo en la santísima Noche de la Vigilia Pascual, que es la Eucaristía más solemne del Año litúrgico), los adornos florales contribuyan a poner de relieve la importancia de la más grande de las solemnidades.
La pastoral en Tiempo Pascual (Cf. Carta Circular Paschalis sollemnitatis, 103 ss).
A los neófitos, que recibieron el bautismo en la Vigilia Pascual, debe reservárseles un lugar especial en el templo entre los fieles durante los días de la Octava. Todos el Tiempo de Pascua se considera para ellos una etapa de "mistagogia", la cual deben aprovechar fructuosamente.
Es aconsejable que en los Domingos del Tiempo de Pascua, se celebren las Misas de Primeras Comuniones de los niños.
Se ha de recordar a los fieles que están en el tiempo propicio para cumplir con el precepto de la Iglesia de "confesar y comulgar por lo menos una vez al año".
En este tiempo, se hace necesario también llevar la Comunión a los enfermos, sobre todo en los días de la Octava.
La "bendición de las familias en sus propias casas" es otra costumbre que es oportuno realizar en este tiempo de gracia.
20-21 de abril de 2019, Santísima Noche de la Vigilia Pascual de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Entrada dedicada a Cristo Resucitado.
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