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domingo, 2 de agosto de 2020

Misas por diversas necesidades I: "Por la Iglesia"


                        


Los tres siguientes formularios de Misa "Por la Iglesia", están tomados de la versión castellana, que es traducción oficial de la Editio Typica Tertia Emendata del original en latín del Misal Romano (2008). Es la edición típica de Argentina, adoptada por las Conferencias Episcopales de Bolivia, Paraguay y Uruguay.

Tales formularios integran el conjunto de "Misas y oraciones por diversas necesidades", que se pueden emplear libremente en las ferias del Tiempo Ordinario o cuando ocurre una memoria facultativa. En caso de grave necesidad, y por mandato o con licencia del Ordinario del lugar, pueden emplearse cualquier día, menos en los Domingos de Adviento, Cuaresma y Pascua, en  el Miércoles de Ceniza, en los días de la Semana Santa, en los de la Octava de Pascua y en la Conmemoración de los Fieles Difuntos. Pero si alguna verdadera necesidad o utilidad pastoral lo requiere, a juicio del rector de la iglesia o del mismo sacerdote que preside la celebración, pueden emplearse cuando ocurre una memoria obligatoria; también en las ferias de Adviento, hasta el 16 de diciembre inclusive, de Navidad, a partir del 2 de enero, y en las de Pascua, después de la Octava (Cf. Misal Romano, 2).

A

Antífona de entrada     Cf. Ef 1, 9.10


Dios nos hizo conocer el misterio de su voluntad:
reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra,
bajo un solo jefe, que es Cristo.


Oración colecta


Dios nuestro, con admirable providencia has dispuesto
que el Reino de Cristo se extendiera por todo el mundo
y que todos los hombres participaran de la redención;
concede a tu Iglesia ser sacramento universal de salvación
y manifestar el Salvador a todos los hombres.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.


Oración sobre las ofrendas


Dios misericordioso, mira las ofrendas de tu pueblo santo,
y por la eficacia de este sacramento
concede a cuantos creen en ti
la gracia de ser una raza elegida,
un reino sacerdotal, una nación santa,
un pueblo de tu propiedad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio de los domingos «durante el año» VIII:


Este Prefacio se dice en los domingos del tiempo «durante el año».
 
V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
 
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
 
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
 
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
 
Tú has querido reunir de nuevo,
por la Sangre de tu Hijo
y la fuerza del Espíritu,
a los hijos dispersos por el pecado;
de este modo tu Iglesia, congregada por virtud
y a imagen de la Trinidad,
se muestra ante el mundo como Cuerpo de Cristo
y Templo del Espíritu,
para alabanza de tu infinita sabiduría.
 
Por eso, unidos a los coros de los ángeles,
te alabamos llenos de alegría:
 
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.


Antífona de comunión     Ap 22, 17.20


El Espíritu y la Esposa dicen: Ven.
Amén. Ven, Señor Jesús.

Oración después de la comunión


Padre, que alimentas y fortaleces a la Iglesia con tus sacramentos,
concede, a quienes nos has renovado en la mesa celestial,
que guardando el mandamiento del amor
seamos, entre los hombres,
fermento de vida e instrumento de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

B


Antífona de entrada     Ap. 7,9


Vi una enorme muchedumbre, imposible de contar,
formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas.

Oración colecta


Dios nuestro, que en la nueva alianza
convocas un pueblo congregado por tu Espíritu
de entre todas las naciones;
concede que tu Iglesia, cumpliendo fielmente su misión,
camine hacia ti junto con la familia de los hombres,
y sea como el fermento y el alma de la sociedad humana,
para renovarla en Cristo y transformarla en familia de Dios.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.


Oración sobre las ofrendas


Acepta las ofrendas que te presentamos, Señor,
y haz que tu Iglesia, nacida del costado de Cristo en la cruz,
encuentre siempre en este sagrado misterio
la santidad que la hace vivir
y sea digna de su Fundador, nuestro Señor Jesucristo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Prefacio de los domingos «durante el año» VIII: (ut supra)


Antífona de comunión     Jn 19, 3


Uno de los soldados atravesó con la lanza el costado de Jesús,
y enseguida brotó sangre y agua.

O bien     Ap. 7,12


Alabanza, gloria y sabiduría, acción de gracias,
honor, poder y fuerza a nuestro Dios para siempre. Amén.


Oración después de la comunión


Renovados por el sacramento de tu Hijo,
te pedimos, Padre, que fecundes a tu Iglesia,
en a la cual revelas
la plenitud del misterio de la salvación a los pobres,
para quienes reservas un lugar privilegiado en tu Reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

C


Antífona de entrada     Mt 18,20


Dice el Señor: Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre,
yo estoy presente en medio de ellos.

O bien:     Rm 12,5


Nosotros formamos un solo cuerpo en Cristo,
y en lo que respecta a cada uno, somos miembros los unos de los otros.


Oración colecta


Te pedimos, Dios todopoderoso,
que tu Iglesia sea siempre un pueblo santo
reunido en la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
para que manifieste
el misterio de tu santidad y de tu unidad al mundo
y lo lleve a la perfección de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.


Oración sobre las ofrendas


Señor Dios,
al celebrar el memorial del inmenso amor de tu Hijo,
te suplicamos que el fruto de su acción salvadora,
contribuya, por ministerio de tu Iglesia,
a la salvación del mundo entero.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio de la unidad de los cristianos:


La unidad del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia


V. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación,
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

Por él nos has guiado al conocimiento de tu verdad,
para hacernos miembros de su Cuerpo,
mediante el vínculo de una misma fe y un mismo bautismo.

Por él has derramado en todos los hombres tu Espíritu Santo,
admirable constructor de la unidad
en la diversidad de los dones,
que habita en tus hijos de adopción
y anima y conduce a toda la Iglesia.

Por eso, unidos a los coros de los ángeles,
te alabamos con alegría, diciendo:

Santo, Santo, Santo es el Señor
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.


Antífona de comunión     Cf. 1 Cor 10,17


Hay un solo pan, y nosotros, aunque somos muchos,
formamos un solo cuerpo,
porque participamos de ese único pan y del único cáliz.


Oración después de la comunión


Dios nuestro, que por este admirable sacramento
fortaleces y consuelas a la Iglesia,
concede a tu pueblo unirse más a Cristo,
para que, a través de las tareas temporales,
vaya construyendo, en libertad, tu Reino eterno.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

D


Antífona de entrada     Cf. Jn 17, 20-21


Dice el Señor: Te ruego, Padre, por aquellos que creerán en mí,
para que sean uno en nosotros,
y que el mundo crea que tú me enviaste.

Oración colecta


Dios todopoderoso y eterno,
que en Cristo revelaste tu gloria a los pueblos de la tierra,
custodia la obra de tu misericordia,
para que la Iglesia, extendida por todo el mundo,
persevere con fe inquebrantable en la confesión de tu Nombre.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.


Oración sobre las ofrendas


Dios nuestro, que santificas sin cesar a la Iglesia
con el mismo sacrificio con que la purificas;
concede que, unida a Cristo, su cabeza,
se ofrezca junto con él y cumpla siempre tu voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio de los domingos «durante el año» VIII (ut supra)


Antífona de comunión     Jn 15, 5


Dice el Señor: El que permanece en mí y yo en él,
da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer.


Oración después de la comunión


Te pedimos, Padre, que gobiernes con bondad a tu Iglesia,
alimentada en esta mesa santa,
para que, dirigida por tu mano poderosa,
crezca en libertad y persevere firme en la integridad de la fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

E


Por la Iglesia particular


Antífona de entrada     Ap 1, 5-6


A Jesucristo, que nos amó
y nos purificó de nuestros pecados por medio de su sangre,
e hizo de nosotros un reino sacerdotal para Dios, su Padre,
a él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.


Oración colecta


Dios nuestro,
que en cada una de las Iglesias diseminadas por el mundo
manifiestas a la Iglesia una, santa, católica y apostólica;
haz que tu familia permanezca unida a su pastor
y, por el Evangelio y la Eucaristía,
se congregue en el Espíritu Santo,
para que manifieste dignamente la universalidad de tu pueblo
y sea signo e instrumento de la presencia de Cristo en el mundo.
Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.


Oración sobre las ofrendas


Señor Dios,
al celebrar el memorial del inmenso amor de tu Hijo,
te suplicamos que el fruto de su acción salvadora
sirva, por el ministerio de tu Iglesia,
para la salvación del mundo entero.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio de los domingos «durante el año» VIII.


Antífona de comunión     Apoc 3, 20


Dice el Señor: Yo estoy junto a la puerta y llamo;
si alguien oye mi voz y me abre,
entraré en su casa y cenaremos juntos.


Oración después de la comunión


Padre de misericordia, acrecienta y conserva en esta Iglesia tuya
la integridad de la fe, la santidad de costumbres,
la caridad fraterna y la religión pura,
y, ya que no dejas de alimentarla
con la Palabra y el Cuerpo de tu Hijo,
guíala siempre bajo tu protección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.



2 de agosto de 2020, domingo XVIII del Tiempo Ordinario.
Entrada dedicada a Jesucristo, Divino Fundador y Místico Esposo de la Iglesia.


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